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10.02.17

Su último Testamento (I)

Su último Testamento

(Escritos del Siervo de Dios Frank Duff sobre el Apostolado -Parte I-[1])

Las almas necesitan a Cristo. ¿Qué esperamos para misionar?Las almas necesitan a Cristo. ¿Qué esperamos para misionar?

Las palabras de la última despedida, aun pronunciadas con la debilidad natural, adquieren siempre cierta solemnidad. ¿Qué diremos entonces de este precepto con que se despidió nuestro Señor de sus apóstoles: Id por todo el mundo; y predicad el Evangelio a todas las criaturas (Mc 16, 15)? Terminaba su vida de Legislador en la tierra, y estaba a punto de subir a los cielos. Ocasión más imponente que la del Sinaí. Bien puede decirse que este mandato es su última voluntad, su testamento. Y estas palabras las pronunció Jesucristo estando ya revestido de la gloria de la Santísima Trinidad.

Estas palabras destacan la nota más alta de la fe cristiana. Es una fe que debe esforzarse con inextinguible ardor por llegar a todos los hombres. Pero, desgraciadamente, a muchos les falta esa nota esencial. No se va en busca de los otros, ni

El Señor nos manda a misionar a todos los pueblos, hasta "a la tribu ignorada"El Señor nos manda a misionar a todos los pueblos, hasta “a la tribu ignorada”

dentro del redil ni fuera de él. Se ignora el mandamiento de nuestro Señor en el momento de su Ascensión. ¡Y a qué precio!: al precio de la pérdida de la gracia, de la disminución, el decaimiento y aun la extinción de la fe. Basta dar una ojeada en derredor nuestro, para ver los muchos lugares que han pagado ya ese terrible precio.

Cuando Cristo dijo “a todas las criaturas”, quiso decir a TODAS. Tenía delante de Sí, a cada hombre particular; por él, para redimirlo, vivió y murió.

Antes de la Ascensión, el Señor nos dejó Su último Testamento: el Mandato MisioneroAntes de la Ascensión, el Señor nos dejó Su último Testamento: el Mandato Misionero

“Llevó corona y cetro,
rey de dolor y mofa;
pedía el populacho
su muerte ignominiosa;
cargó su propia cruz;
apurando la copa
de penas mil, angustias,
desmayos, sed agónica,
al fin, abandonado,dio su vida en el Gólgota.”

Ésta es la misión cristiana, que nos impulsa poderosamente a acercarnos a todos los hombres, en todas partesÉsta es la misión cristiana, que nos impulsa poderosamente a acercarnos a todos los hombres, en todas partes

¡Que no se pierda una labor tan grande! ¡Que esa Sangre preciosa llegue a tocar a todos y a cada uno por los que se derramó tan pródigamente! Ésta es la misión cristiana, que nos impulsa poderosamente a acercarnos a todos los hombres, en todas partes: a los más pequeños, a los más notables, a los cercanos, a los alejados, a la gente sencilla, a los hombres más malvados, a la choza remota, a todos los afligidos, a los de entraña diabólica, al faro más solitario, a la “Magdalena”, al leproso, a los olvidados, a las victimas del vicio y de la bebida, a los delincuentes,

"a los que viven en cuevas o en caravanas"

“a los que viven en cuevas o en caravanas”,

a los empeñados en contiendas militares, a los que se esconden, a sitios no frecuentados, a los despojos de la humanidad, al tugurio más oculto, al desierto quemado por el sol, a la selva más espesa, a la tenebrosa marisma, a la isla desconocida, a la tribu ignorada, hasta lo más recóndito,para ver si alguien existe allí, hasta los confines del mundo se apoya por el arco iris… ¡Nadie se escape a nuestra búsqueda, para que no veamos severo al bondadoso Jesús!

El Señor nos manda hasta los confines de la Tierra

El Señor nos manda hasta los confines de la Tierra

[1] Frank Duff es el Fundador de la Legión de María. Los textos transcriptos están en el Cap. XL del clásico Manual de la Legión.