21.01.23

Las oraciones de la Misa

Misal Romano, Cathopic

La Misa tiene tres oraciones: la oración colecta (que cierra el rito de entrada), la oración sobre las ofrendas (concluyendo el ofertorio) y la oración de postcomunión para terminar el rito de comunión. Además, el centro y corazón de todo, la gran plegaria eucarística, con el prefacio y el Santo, consagración, memorial e intercesiones y el Por Cristo final.

“Entre las cosas que se asignan al sacerdote, ocupa el primer lugar la Plegaria Eucarística, que es la cumbre de toda la celebración. Vienen en seguida las oraciones, es decir, la colecta, la oración sobre las ofrendas y la oración después de la Comunión. El sacerdote que preside la asamblea en representación de Cristo, dirige estas oraciones a Dios en nombre de todo el pueblo santo y de todos los circunstantes. Con razón, pues, se denominan «oraciones presidenciales»” (IGMR 30).

Estas tres oraciones y la plegaria eucarística las pronuncia sólo el sacerdote en nombre de todos –mejor aún si son cantadas las oraciones, el Prefacio y el Por Cristo en la Misa dominical-, las reza en nombre de la Iglesia. Son oraciones y por tanto están dirigidas a Dios como interlocutor, delante de todos.

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14.01.23

Lo «católico» y «mi» comunidad: ¡la liturgia!

Celebración en San Pedro

Las dimensiones de la Iglesia son universales: es católica porque está difundida por todo el orbe, por todas las naciones, y es católica cualitativamente, integrando a todos, hombres y naciones, de diferentes culturas, razas y lenguas. “En la celebración litúrgica la Iglesia expresa su catolicidad, ya que en ella el Espíritu del Señor congrega a los hombres de todas las lenguas en la profesión de la misma fe, y desde Oriente a Occidente ella presenta a Dios Padre el sacrificio de Cristo y se ofrece a si misma junto con él” (Juan Pablo II, Vicesimus quintus annus, n. 9).

Es Católica desde su mismo nacimiento –así la llaman los Padres, así la califica S. Ignacio de Antioquía el primero-, nada amiga de barreras, divisiones, separaciones o grupúsculos aislados y autosatisfechos de sí mismos, que se considerasen “perfectos cristianos” -¿no fue eso lo que ocurrió con cátaros y valdenses despreciando a los demás?-.

Es Católica, y no sectaria, porque es la Iglesia del Señor; es Católica, y no la suma de comunidades, siendo Una desde su origen. La comprensión correcta de su catolicidad repercutirá en el modelo pastoral, en la vida cotidiana y en la celebración misma de la liturgia.

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7.01.23

Recordemos qué es el Aleluya antes del Evangelio

cln Antes del Evangelio, como canto procesional con el Evangeliario, y estando todos de pie, se entona el canto “Aleluya”.

Consiste en que el coro y fieles entonan “Aleluya”, repitiendo varias veces sólo esa bendita palabra: “Aleluya”. Luego todo el coro, o un cantor, entonan el versículo breve que propone el Leccionario, normalmente tomado del Evangelio que se va a leer, y todos cantan y responden alegres “Aleluya”, repetido también varias veces, es decir, la palabra “Aleluya” sin más, cantada varias veces con gozo del alma.

No se trata de entonar cualquier canto con letras y estribillo, ni paráfrasis del Aleluya, ni un “canto antes del Evangelio” que mencione la palabra “Aleluya”.

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1.01.23

Durante la consagración, no suena ninguna música de fondo

catedral de sevilla

Las rúbricas no dan lugar a margen de duda. Los documentos son claros. Cualquiera que los lea es capaz de darse cuenta. Y es que durante la consagración, no debe sonar el órgano ni ninguna otra música, ni sonar guitarra suavemente o melodías a boca cerrada. El silencio envuelve todo, mientras el sacerdote, lleno del Espíritu Santo, actuando in persona Christi va diciendo: “tomó pan, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: “Tomad y comed…””

Absoluto silencio en la consagración. Sólo la voz del sacerdote, Cristo mismo, se oye, y todos de rodillas asisten al Misterio de la consagración.

Enmudece el órgano, no hay sones suaves que quebranten ese silencio. Tampoco, ¡mucho menos!, guitarras que rasgadas suenan sus acordes para intentar hacer más emotiva la consagración y la mostración del Cuerpo y Sangre del Señor. No. Silencio absoluto. Ningún instrumento suena durante la consagración, ninguno.

Además, en la liturgia… ¡no existe el hilo musical, la música de fondo, mientras se reza en común o mientras el sacerdote pronuncia una oración o plegaria!

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28.12.22

Anotaciones para celebrar mejor la Plegaria eucarística (y V)

Plegaria Eucarística: epiclesis

Sabiendo qué es la liturgia, y cómo Cristo es el centro absoluto de todo, el sacerdote será un humilde servidor de los misterios para bien de los fieles presentes, de la comunidad celebrante. El sacerdote es un ministro, es decir, un servidor: “Cuando celebra la Eucaristía, debe servir a Dios y al pueblo con dignidad y humildad, y en el modo de comportarse y de proclamar las divinas palabras, dar a conocer a los fieles la presencia viva de Cristo” (IGMR 93).

El sacerdote, con espíritu de fe y de obediencia, sigue el Misal, la liturgia que la Iglesia le entrega, y evita ser el centro de la celebración para que brille sólo Jesucristo. Sin duda, hay que evitar los protagonismos, así como la manipulación de la liturgia y la arbitrariedad. Han sido constantes y reiteradas las llamadas del Magisterio para frenar estos excesos “por un malentendido sentido de creatividad y de adaptación”, considerando “como no obligatorias las ‘formas’ adoptadas por la gran tradición litúrgica de la Iglesia y su Magisterio” (Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, n. 52).

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