InfoCatólica / Ite, inflammate omnia / Archivos para: Agosto 2018

25.08.18

Queridos papá y mamá

PONIENDO PALABRAS A LO QUE LEO EN MUCHAS MIRADAS
 
“Queridos papá y mamá:
Después de dar algunas vueltas, decidí escribirles, a pesar de que apenas garabateo mis primeras letras y palabras.
 
Hubiera preferido decirles todo esto en un momento tranquilo: pero como ya hace un tiempo que esos momentos no se dan en casa, no quería demorar más.
 
Cuando yo era más chiquito -creo que mientras estuve en el Jardín- yo pensaba que los adultos eran más inteligentes que los niños… y que aunque a mí algunas cosas no me gustaran, debían ser así, como ustedes decían.
 
Pero poco a poco descubrí que otros compañeritos míos piensan y sienten lo mismo que yo: nuestros papás están confundidos, están equivocados. 
 
O quizá es verdad lo que dijo uno de mis amigos: nuestros papás están locos.
 
Y es que no logramos entender por qué y para qué viven cómo viven. Por qué andan siempre corriendo, siempre enojados, siempre de mal humor, siempre irritables. Por qué no disfrutan de las cosas.
 
Cuando me animé a decírselos, me contestaron: “¿es que no te das cuenta que vivimos trabajando?".
 
Y cuando les pregunté “¿y por qué viven trabajando?", me respondieron: “Para que a vos no te falte nada. Para poder darte todo".
 
Sonaba convincente. Pero sé que en el fondo ustedes tampoco estaban convencidos.
 
Por eso me tomo el atrevimiento de decirles, aunque tenga sólo 6 años: ¡están equivocados! 
Porque yo no dudo de su buena intención, pero sí dudo de su memoria. 
¿En qué momento se olvidaron de su infancia? ¿Cuándo fue el día en que dejaron de recordar cuáles son las cosas verdaderamente importantes, las que no deben faltar a un niño, para que crezca feliz?
 
Y no quiero pedirles cosas difíciles o irrealizables. 
 
Sólo voy a enumerar cinco, muy sencillas, con las cuales yo comenzaría a sentirme mucho mejor:
 
-   Que cuando vayan a buscarme a algún lugar, lleguen a tiempo. No se imaginan qué feo es para mí quedarme siempre entre los últimos o último, porque no llegan… a veces pienso que se olvidaron de mí, que no les importo demasiado.
 
-  Que cuando quiera contarles algo -especialmente vos, papá- dejes el celular, o bajes el volumen del televisor. Y me mires a los ojos. No sé si te acordás de cuando eras chico, pero en tu mirada yo me encuentro a mí mismo… me transmite fuerza, seguridad…
 
-  Que cada mañana, en el momento en que me ven, me saluden como si fuera el primer día, como cuando en la clínica me tuvieron por primera vez en brazos, y todo era maravilloso. O quizá estoy pidiendo demasiado… me conformo con que no me grites, y al menos me preguntes: “¿dormiste bien?". Esa es ya una manera de decirme “te quiero".
 
- Y que cada noche, aunque estés cansado, y aunque yo también lo esté, no dejes de pasar por mi habitación, a charlar un poco conmigo. ¡Me encantan esos momentos! Y me encanta que recemos juntos: casi nunca me siento tan unido a ustedes como allí.
 
- Por último, quiero que sepan algo. En la escuela me enseñó la maestra que 1 + 1 es 2. Pero yo les puedo asegurar que, para mí, cuando ustedes están unidos, cuando se quieren y se lo dicen y lo expresan… 1 + 1 es infinito. Nada me hace sentir tan feliz cuando los veo contentos entre ustedes, cuando conversan y se ríen, cuando se toman de la mano, cuando me cuentan cosas de cuando eran novios o recién estaban casados y yo no existía o era chico… Y nada me entristece tanto como cuando se dicen malas palabras o se miran con esa mirada que ni quiero recordar.
 
Nunca hubiera pensado que era capaz de escribir tanto. 
 
Espero no haberlos aburrido. 
Los quiero mucho. 
Gracias por todo! 
Gracias por darme tanto! 
Pero no se olviden: ¡aún podemos ser mucho más felices!”

21.08.18

Catequista, en tu día

Bendito seas, catequista…

Porque AMAS al Dios Uno y Trino, y sacrificas horas de descanso o de familia para acercarlo a los hombres y acercar a los hombres a Él…

Porque AMAS a tus hermanos, y habiendo encontrado el tesoro escondido y la perla más preciosa, no te guardas la alegría para vos mismo ni la encierras en tu pecho: la compartes con generosidad.

Porque AMAS tu misión, y aunque sabes que los hombres no siempre la reconocen, la vives con pasión: “ay de mí si no anuncio el Evangelio…”

Bendito seas, catequista…

Porque en tus ojos, en tu sonrisa, en el tono de tu voz y en los gestos de tus manos, resplandecen los rasgos del Buen Pastor, que da su vida por las ovejas, y de María, que educa con ternura al Niño en Nazareth…

Porque aceptas con humildad y valentía la noble misión de formar los rasgos de Jesús en el barro tierno –o a veces duro- del corazón de los niños, jóvenes y adultos que te son confiados…

Porque no tienes miedo de decir al hombre de hoy, prisionero del tiempo y cerrado a la Trascendencia: “¡Dios existe y te ama… hay un Cielo eterno, una Vida perfecta, al final del camino!”
Porque no dudas en señalar el camino de la Verdad y del Bien, el camino por el Desierto, estrecho y exigente pero feliz, que conduce al Banquete de las Bodas del Cordero, ayudando a los otros a descubrir y saciarse cada domingo con el Maná verdadero, pan de los peregrinos.

Porque sabes que conocer al “Único Dios verdadero, y a su enviado Jesucristo”, y “amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas y con todo el espíritu”, vale más que todas las ciencias y que todos los tesoros materiales del mundo.

Bendito seas, catequista…

Jesús y la Iglesia, el mundo entero, te debe mucho más de lo que imaginas.

Que en este día puedas –al menos por unos instantes- “entrar en el gozo de tu Señor”.

13.08.18

Apostasía colectiva en Argentina: Una carta

Amigo:

Me contaron que decidiste hacer tu apostasía de la Iglesia católica.

Que ya sacaste tu turno, y que esperás ansioso el día en que por fin puedas sacar de tu vida la pertenencia a esta terrible institución.

No pretendo hacerte cambiar de decisión ni mucho menos presionarte. Sólo me mueve el deseo de que lo que hagas, lo hagas sobre la verdad, y no sobre el error y la mentira.

Calculo que te dijeron, como leí por ahí, que al hacer la apostasía “le estás sacando poder a la Iglesia, la cual cobra dinero por cada bautizado, como si fuera un afiliado".

Cuando leo frases comos esas, te juro que se me aparece en mi imaginación la musiquita que oía antes de los dibujitos cuando era niño, que acompañaba la frase: “fantasías animadas de ayer y de hoy, presenta…". No es verdad. Te están engañando. Eso no existe en nuestro país. En otros lugares del mundo las personas eligen libremente dar parte de sus impuestos a una religión, iglesia o institución, pero ese sistema no está en la Argentina.

Tal vez no te mueve esa primera motivación, sino que te convenciste de que es un horror pertenecer a una institución que es la suma de todos los males de la historia. Una institución compuesta en su totalidad de manipuladores, asesinos, mafiosos y pedófilos.

Obviamente, si eso fuera verdadero, yo también pediría la apostasía.

Y claro que en la Iglesia han existido y tal vez existen miembros que son manipuladores, asesinos, mafiosos y pedófilos. Pero no es justo optar por la parte y olvidar el todo.

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10.08.18

CARTA DE UN CURA ARGENTINO A UN ADOLESCENTE CON PAÑUELO NARANJA.

¿Cómo estás?

Mi nombre es Leandro. Soy sacerdote católico, y me gustaría contarte mi historia, porque noto que algunas personas te han dicho mentiras sobre la Iglesia, sobre los curas…

Por eso escribí este relato con parte de mi vida, que es muy parecida a la de otros cientos y miles de curas de Argentina y el mundo. Espero que te pueda servir.

Yo nací en un pequeño pueblo de Entre Ríos, Argentina. Cuando tenía 4 años, mi familia optó por trasladarse de lunes a viernes a una ciudad más grande, para asegurar la educación secundaria de mis hermanas. Tanto en mi pequeño pueblo como en esa ciudad, conocí y formé parte desde siempre de la Iglesia Católica. Conocí a varios sacerdotes, a monjitas y a laicos comprometidos.

En todos mis años de infancia y adolescencia, sólo recibí de ellos buenos ejemplos, buenos consejos. Y si algo malo hubo, es tan grande la proporción de bien que lo otro ya se ha desdibujado…

Pero ahora voy “al grano". Mi papá tenía una empresa, pequeña, pero bastante pujante. Vi a mi viejo madrugar durante años, sin tomarse vacaciones, sólo deteniendo su actividad casi excesiva los domingos. Así aprendí la cultura del trabajo, y desde los 6 años, empecé a ir a trabajar con sus empleados. Cada fin de semana, al volver a mi pueblo, y en las vacaciones de verano e invierno, pasaba mis tardes y a veces las mañanas en los galpones de pollos, con el objetivo de tener mi plata… para mis gastos. Además, hacíamos pequeños trabajitos, como cortar el pasto, lavar el auto, ordenar el depósito, atendiendo el bazar de mi mamá… siempre trabajando.

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9.08.18

NO FUE LEY. LA ARGENTINA PROVIDA EXISTE Y ESTÁ DE PIE.

Bendito sea Dios, porque esta batalla tremenda, desgastante, desproporcionada, nos deja cansados pero fortalecidos.

Bendito sea Dios por tanta gente linda y buena, tanta gente pensante, tanta gente con mucho amor en el corazón y en las manos, que salió del anonimato para dar luz.

Bendito sea Dios que nos regaló la oportunidad de dar testimonio con la palabra y las actitudes.

Ahora viene lo más difícil, lo más desafiante y lo más hermoso.

Ahora debemos comprometernos, cada uno desde su lugar, en salvar las vidas en riesgo.

Las de los niños sin amor, la de los jóvenes sin razones para vivir, la de las mujeres madres sin dignidad, la de los niños por nacer, la de los adultos sin trabajo, de los ancianos sin amor. Las de quienes viven sin Dios.

Gracias, Jesús, por vivir en este tiempo!!!!

Gracias, gracias, gracias!

El camino es el AMOR!