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21.02.12

A cualquier cosa llaman religión (2): el Copimismo

Después de analizar la autodenominada “religión Jedi”, pasamos al segundo caso de actualidad, que está protagonizado por la Iglesia Misionera del Copimismo (o Kopimismo, según las versiones más o menos castellanizadas). Con este término se designa el movimiento creado en el año 2010 por el joven sueco Isak Gerson, estudiante de Filosofía, con apariencia de confesión religiosa, pero que en el fondo no es más que un barniz espiritual para una actividad tan difundida hoy como es la piratería de productos informáticos y culturales, sobre todo a través de la tecnología P2P (redes peer-to-peer, es decir, el intercambio de archivos). Este fenómeno aislado ha pasado a ser noticia en los primeros días del año 2012, cuando Suecia lo ha reconocido oficialmente como religión tras un proceso de solicitud que ha dirigido el fundador.

En poco tiempo se han multiplicado las páginas de Internet de un supuesto culto religioso que precisamente ha nacido del ciberespacio y para el ciberespacio. No es posible saber cuántas personas lo integran, aunque las encuestas podrían encontrar unas cantidades nada despreciables, como pasaba en el caso del Jediísmo, ya que no se exige mucho que digamos. En la web mexicana del movimiento leemos lo siguiente: “Para pertenecer a la comunidad copimista, no es necesario ser miembro de ninguna organización. Es suficiente con que uno se sienta llamado a respetar y adorar a la más sagrada de las deidades: la información. El culto a través de la meditación es suficiente para ser considerado parte de la comunidad copimista. Una persona que se identifica con nuestra filosofía, esté o no registrada formalmente con la Iglesia de Copimismo, es considerada copimista”. Otra vez nos encontramos con un movimiento sin organización, con una espiritualidad sin estructura, con una clara desinstitucionalización que tanto gusta hoy. Las personas pueden considerarse miembros de una comunidad que no les exige compromiso real alguno.

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19.02.12

Sin clase de religión, más atracción por las sectas

El cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona, opina que los niños sin estudios de religión “padecen un analfabetismo de cultura religiosa que incide en su nivel cultural general, más bien bajo” y que al no darles una formación religiosa se fomenta su “atracción por las sectas y los fundamentalismos”.

En la carta pastoral que hoy, domingo 19 de febrero, publica la hoja Full Dominical de la archidiócesis de Barcelona, titulada “La clase de religión enriquece a los hijos", y que sintetiza así la agencia Efe, el cardenal arzobispo anima a todas las familias que estos días empezarán a matricular a sus hijos para el próximo curso para que “pidan la clase de religión católica para sus hijos”.

Para el arzobispo, esta enseñanza es “muy importante”, por lo que “al formalizar la matrícula de un hijo en la escuela, las familias católicas tienen que pedir la clase de religión”. “Hoy los niños y adolescentes padecen un analfabetismo de cultura religiosa y esto incide en su nivel cultural general, más bien bajo. La clase de religión contribuye a que los alumnos puedan comprender muchísimos contenidos de nuestra historia, de nuestra cultura que están tejidos de contenidos cristianos”, argumenta el prelado.

“Difícilmente -abunda el cardenal- se puede comprender nuestra historia, nuestro arte y nuestra cultura si no se tiene un conocimiento notable de la religión católica. Forma parte de nuestra identidad”. Según Martínez Sistach, las clases de religión y moral católica ofrece valores “serios y auténticos” frente a los que ofrece la sociedad actual a los adolescentes y los jóvenes.

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15.02.12

A cualquier cosa llaman religión (1): los Jedis

El fenómeno religioso es un elemento inevitable en la actualidad tal como ésta se muestra en los medios de comunicación. Y entre muchas otras informaciones, a veces tienen una trascendencia exagerada fenómenos como mínimo marginales, cuando no extraños, al ámbito de lo espiritual. Recientemente hemos asistido a la difusión de dos supuestas “nuevas religiones” que llaman la atención por lo estrafalario y lo actual de sus contenidos. Seguro que los lectores han podido conocer algún dato sobre la existencia del “jediísmo” y del “kopimismo”, colocados así por orden de aparición.

Antes de entrar en detalles acerca de estos dos movimientos tan peculiares, conviene dejar clara una cosa, ya que los medios generalistas pueden inducir a confusión cuando afirman que tal o cual grupo –en este caso, los que vamos a analizar ahora– se convierten en “religiones oficiales” de un país determinado. El lector debe darse cuenta de que no es la consideración de la agrupación concreta como religión oficial de la nación lo que intenta explicar en un mal titular el medio de comunicación, sino que la noticia cierta es la inclusión del movimiento en el registro oficial estatal de confesiones religiosas. Si hablamos con propiedad, el concepto de “religión oficial” alude a la situación de confesionalidad de algunos Estados, en los que un culto es asumido de forma pública como religión establecida que suele incluir su reflejo en la legislación.

Dicho esto, la primera corriente, llamada jediísmo o jedismo, ha cristalizado en varios grupos entre los que destaca el Templo de la Orden Jedi. La cuestión parece una broma, y parece que nació así, como una burla a gran escala, en torno al año 2001. Algunas muy extendidas cadenas de correos electrónicos promovieron el responder a los censos de los países respectivos, en el apartado del culto profesado, con una nueva confesión: religión jedi o “Caballero Jedi”. Para los no iniciados, baste recordar aquí que se trata de una terminología cuyo origen es la célebre saga cinematográfica La guerra de las galaxias (Star Wars), del director George Lucas.

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9.02.12

Sobre Francia y la lucha contra las sectas

Después de la noticia que hemos publicado esta semana en el blog de la RIES en InfoCatólica, llega el turno del análisis, a cargo de uno de los expertos de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), Vicente Jara Vera.
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A raíz de MIVILUDES: una serie de cuestiones y dificultades

A partir de una organización concreta, la francesa MIVILUDES, que ahora trataremos más en detalle, haremos relato de una serie de cuestiones que van más allá de esta asociación o agencia en concreto, más allá de un país o un Estado determinado, cuestiones fundamentales al hablar de sectarismo, de ciudadanía, de eclesialidad, de libertad, de persona.

MIVILUDES (Mission interministérielle de vigilance et de lutte contre les dérives sectaires / Misión Interministerial para la Vigilancia y la Lucha contra las Derivas Sectarias) es una agencia del gobierno francés. Este organismo se creó en el año 2002, y en su misión tiene las siguientes acciones:

- “Observación y análisis del fenómeno sectario mediante todos aquellos actos que supongan un detrimento de los derechos humanos, las libertades fundamentales y otras conductas indebidas.
- Coordinación de la acción del gobierno francés en la prevención y represión contra el sectarismo, y contribución a formar e informar a los agentes del gobierno.
- Información al ciudadano sobre los riesgos o peligros que suponen las derivas sectarias, y facilitación de la realización de acciones para ayudar a las víctimas de aberraciones sectarias”.

MIVILUDES en su propio nombre, así como en sus estatutos, hace referencia a “derivas sectarias”, a las que monitoriza, vigila y combate. MIVILUDES fue precedida por la anterior MILS (Mission Interministérielle de Lutte contre les Sectes), que se refería más concreta y directamente a combatir a las sectas. Sin entrar en la difícil restructuración histórica, que no fue fácil y supuso multitud de debates internos y externos, la atención ha de ponerse en el cambio de enfoque, desde “sectas” hasta “derivas sectarias”.

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7.02.12

¿El Papa ha muerto?

Si al leer el título han pensado –como es natural, por otra parte– que me refiero a Benedicto XVI, no se preocupen, porque no voy a hablar de él. El mes pasado recibí por correo electrónico una noticia que me sorprendió porque hablaba de la muerte del Papa. Leyendo la información descubrí que sí hablaba de un fallecimiento reciente, pero de lo que en la Historia de la Iglesia se ha llamado, técnicamente, un “antipapa”. El Diccionario de la RAE nos resume así el concepto: se trata de un “hombre que no está canónicamente elegido Papa y pretende ser reconocido como tal”. Y una de dos: o nos referimos a épocas pasadas en las que algunos disputaban al obispo legítimo de Roma su potestad (como nuestro Pedro Martínez de Luna allá a finales de la Edad Media, que se mantenía “en sus trece” ya fuera en Aviñón o en Peñíscola), o hablamos de ciertos personajes contemporáneos que de forma más o menos estrafalaria montan su propio “vaticano” autodeclarándose sumos pontífices (y por seguir con los ejemplos del solar patrio, pensamos en el cisma del Palmar de Troya y el solio ocupado por el célebre “Papa Clemente” y su línea sucesoria).

El último antipapa que el pasado 31 de diciembre de 2011 ha sido devuelto a la tierra de la que fue formado se llamaba Jean-Gaston Tremblay de toda la vida (en el siglo, como dicen los religiosos), aunque ha sido conocido después como Juan Gregorio de la Trinidad y, con la tiara puesta, Gregorio XVII. Un nombre papal, por cierto, utilizado también por Clemente Domínguez en el Palmar de Troya, pero que curiosamente no han coincidido en usurpar otros integrantes de la docena larga de antipapas que campan por el mundo a día de hoy. Pero para evitar malentendidos con el español, Jean-Gaston cambió su nombre y se autodenominó Juan Gregorio XVII. Tremblay nació en Quebec en 1928 y en su juventud fue hermano de San Juan de Dios, orden que dejó cuando empezó a planear la fundación de una nueva congregación, aunque más tarde, en 1961 abandonó también la Iglesia católica para hacerse seguidor de un grupo cismático peculiar, la Iglesia Renovada de Cristo.

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