Confirmada sentencia contra el libro del líder de la Bioneuroemoción

Con el título “El plagio del ‘gran magufo’: la justicia agita el millonario negocio de la bioneuroemoción”, El Confidencial ha publicado un interesante reportaje firmado por Rafael Méndez. Lo reproducimos a continuación.

Enric Corbera tiene su mérito. De llevar la tocinería de sus suegros en Rubí pasó a vender plantas medicinales, ya mayor se licenció en psicología y ahora llena auditorios en España y América Latina y hay cola para hacer sus cursos. Ha registrado la bioneuroemoción, que define como “un método basado en los conocimientos de disciplinas científicas, filosóficas y humanistas que estudian las emociones y su relación con las creencias, la percepción, el cuerpo y las relaciones interpersonales”.

Casi 3 millones de euros

Para sus críticos, entre los que está el Colegio de Psicólogos de Cataluña, es una práctica que “no está basada en ninguna evidencia científica” y que en ocasiones se ha adentrado en temas peligrosos para la salud de los pacientes.

Pero el negocio va viento en popa: en 2015, el Enric Corbera Institute facturó 2,97 millones de euros. Sin embargo, tiene encima nubarrones. No sólo cada vez más activistas científicos desmontan sus charlas —denuncian que usa conceptos pseudocientíficos como que el origen de la enfermedad es psicológico—, sino que la Audiencia Provincial de Barcelona acaba de ratificar una condena por plagio. Ésta es su historia.

Enric Corbera viste una camisa negra y espeta a sus alumnos: Venís aquí a hacer un lavado de cerebro, que os quede claro. Esto es un curso de desprogramación. Llegará un momento en que te mires al espejo y dirás: ¿esta o este quién es? Y no sabrás dónde ir. Y solo entonces sabrás que eres libre”.

Así comienza una de las charlas sobre lo que él llama la bioneuroemoción y que define como un “nuevo enfoque en la gestión del bienestar que permite trabajar sobre todos los aspectos que condicionan nuestra calidad de vida y ofrecer a las personas una actitud de desaprendizaje para superar las limitaciones”.

Su departamento de comunicación insiste en que Corbera no habla de terapias ni de medicina: “La bioneuroemoción no es ni una terapia ni un tratamiento, porque su objetivo nunca ha sido curar o aliviar una enfermedad o sintomatología”. Ese es un terreno resbaladizo.

Declaraciones en vídeos que han sido borrados

Pero lo cierto es que a lo largo de sus charlas Corbera usa —o usaba— conceptos relacionados con la salud. En los vídeos que durante años fueron subidos a YouTube se le podía escuchar decir cosas como esta: “Siempre se mueren los buenos, y yo digo: ‘No, los gilipollas”. “Una cuarentena es muy dura. Los primeros 20 días es como si fueras un drogadicto. Hubo un señor que se me curó de un cáncer de próstata que estuvo los primeros 21 días llorando, superceloso. ¿Y sabéis cómo se curó? Le dijo a su mujer: ‘Me voy de cuarentena, te doy todo el permiso para que vayas con otros hombres si quieres’. Y eso le curó.

“Tener un campo magnético del corazón fuerte hace que influya en el campo magnético de la tierra”. “Si me permiten, fume si quiere pero cuando fume siéntase que está respirando a Dios y ya verá. Porque la comida más maravillosa se puede convertir en un veneno y el veneno se puede convertir en la comida más maravillosa solamente por el estado emocional con el que te lo comas. Tenemos el poder de transformar la materia porque la materia no existe, es energía”. “Una de las mayores violencias que existen es la sobreprotección. Cuando tenemos mamás con hijos que tienen leucemia, ya sabemos que allí puede haber violencias silenciosas que el niño somatiza en forma de una enfermedad tan grave como es la leucemia”.

Buena parte de esos vídeos fueron borrados de YouTube, pero Emilio Molina Cazorla, un informático que colabora con RedUNE, un grupo que alerta de las sectas, los recuperó: Se basa en la llamada nueva medicina germánica, que defendía que el cáncer tenía un origen psicológico, por un conflicto no resuelto, nunca fisiológico, y decían a los pacientes que no se sometieran a quimioterapia. De ahí en Francia se creó la biodescodificación, que ampliaba eso a todas las enfermedades, y Corbera lo ha llevado a cualquier cosa mala que te suceda. Según él, si crees que estás enfermo lo estás y para curarte tienes que separarte de la familia. Todo es psicológico. Además, usa el libro ‘Un curso de milagros’, que promulga que uno puede crear su realidad y que las enfermedades son imaginarias (y, por tanto, curables independientemente de lo que la medicina tradicional tenga que decir al respecto). Eso lo mezcla con conceptos de física cuántica distorsionados y psicología de Jung y lo empaqueta”.

Molina Cazorla cuenta que ha visto horas y horas de vídeos de Corbera —alguno en YouTube supera el millón de vistas—. “Me lo pongo para trabajar y cuando escucho algo raro alzo la vista. Ya me he acostumbrado”, se ríe en la cantina de una biblioteca pública de Madrid. Explica que “la bioneuroemoción intenta darse una pátina de apariencia científica y lo consigue ante alguien que no entienda, pero si lo analizas, hay bochornosas incorrecciones y a menudo falacias y mentiras.

Una peligrosa incursión en el campo de la salud

Hamer, ideólogo de la nueva medicina germánica, fue condenado en Alemania por medicina ilegal y está en Noruega. Pasó por España en los noventa, donde llegó a salir en un polémico programa en TVE e hizo algunos adeptos, como el doctor Fermín Moriano (años después, y siguiendo su teoría, murió de cáncer sin someterse a tratamiento).

El periodista Gaspar Hernández siguió durante dos años a Corbera y escribió el libro No soy de este mundo. En un momento, cuenta una escena en una charla en Sant Cugat: “Mira a una mujer sentada en primera fila, una mujer de expresión ausente, e informa al público de que está enferma. Igual que creamos buenas y malas rachas, dice Enric, ella también ha creado su enfermedad. El cuerpo no puede ponerse enfermo, la materia no tiene capacidad de enfermar. Es la mente, asegura, la que enferma el cuerpo.

En otro pasaje describe otra escena: “La mujer de la primera fila sufre un tumor cerebral. ¿Por qué? Es demasiado controladora, y aunque ella sabe lo que tendría que hacer con su vida, no lo hace. ‘Cuando lo hagas, te curarás’, le dice, señalándola con dos brazos perentorios”. El libro también cuenta cómo Enric ha pedido en ocasiones el premio Nobel para Hamer.

Su trayectoria biográfica

Corbera nació en 1954 en Olesa de Montserrat. Lo hizo en el seno de una familia muy religiosa. Fue un mal estudiante, aunque luego se centró y llegó a ser director de calidad de una fábrica de circuitos impresos de Rubí. A los 35 años, siempre según el libro de Hernández, “aprendió a hacer viajes astrales, descubrió que podía salir del cuerpo”.

Comenzó a llevar el negocio de sus suegros, una tocinería con más de siglo y medio de historia, y allí abrió su primera empresa, NaturalEnric. “Allí Enric se daría a conocer como naturópata, practicando reiki, imposición de manos, y recetando esencias florales que mezclaba por intuición. […] Pero la gente acudía a Enric, más que por una terapia u otra, porque le consideraban un sanador. ‘Vamos a ver al sanador’, decían sus clientes, que fueron aumentando y ya provenían de toda la comarca. ‘Y se curaban’, afirma Enric. Incluso llegó a practicar un exorcismo.

En 1982 leyó Un curso de milagros y después descubrió a Hamer. Ya adulto, estudió psicología. Hace unos años comenzó a organizar los cursos en España de Cristian Flèche, un enfermero francés que “se adhirió a las tesis de Hamer, relacionando la causa de todas las enfermedades a un componente emocional directo. Fue el creador del sistema DBO [descodificación biológica original, del francés ‘décodage biologique originel’]”, según un informe de RedUNE sobre la bioneuroemoción.

Condenado por plagio

Entre 2008 y 2010, Flèche dio cursos sobre la biodescodificación en la empresa de Corbera. Cuentan que hubo un enfrentamiento entre ambos. Un seguidor de Flèche en España afirma que este se negó a otorgar el título de ‘terapeuta’ a Corbera y que este llegó a expulsarle de una sala.

Sea como fuere, según una sentencia posterior, Corbera usó material de esas charlas para publicar a finales de 2010 dos libros: Tratado de biodescodificación y Tratado sobre biodescodificación. Las bases de la biodescodificación. El francés le demandó por plagio y pidió “cesar de forma inmediata en la actividad ilícita, procediendo a la retirada del comercio y la destrucción de todos los ejemplares”.

El 9 de abril de 2015, un juez de lo mercantil le dio la razón. Consideró que en un libro había 72 páginas y en otro 77 que “suponen una copia sistematizada y carente de originalidad por lo que generan una infracción de los derechos de propiedad intelectual” de Flèche. La grabación de las conferencias, añade, sólo era para “proporcionar apuntes” a los asistentes al seminario.

El juez fijó en 72.450 euros la indemnización (a 10 euros por ejemplar). Corbera recurrió y el pasado 1 de diciembre la Audiencia Provincial de Barcelona volvió a fallar que había plagio. Sí redujo sustancialmente la condena, que quedó fijada en 11.867 euros (1,5 euros por libro y no 10). Además, mantiene la obligación de publicar el fallo en la web del instituto de Corbera, que ha recurrido en casación al Supremo.

Emilio Molina, el informático que ha analizado las horas de vídeos de Corbera y que colabora con la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, se lleva las manos a la cabeza al comentar la condena por plagio: “Es tristemente irónico que solo le haya denunciado otro sectario como Flèche”.

Así defienden al gurú

En un correo, una portavoz de Corbera destaca que la Audiencia también reduce “las supuestas páginas plagiadas” y destaca que han recurrido en casación al Supremo, donde esperan que “las pretensiones de la parte contraria aún se pueden ver más disminuidas”. Añade que el libro Tratado de biodescodificación fue retirado de la venta en abril de 2014, “debido a la evolución de las bases teóricas de la bioneuroemoción”.

La portavoz de Corbera resalta que no tiene ninguna denuncia de ningún paciente. “Las acusaciones forman parte de un pasado que ahora no tiene nada que ver. Ha cambiado el contexto y la gente evoluciona”. Esa evolución es clave en su argumentación. Paralelamente al pleito con Flèche por plagio, la figura de Corbera crecía.

Abandonó el concepto biodescodificación —coincidía que estaba pendiente de sentencia por plagio— y registró la bioneuroemoción. Además, rebajó el tono en lo referente a la salud. Para entonces, grupos de científicos ya habían conseguido frenar actos suyos en universidades (el último, hace un mes en la Universidad de Zaragoza). La lupa sobre él crecía a la par que el negocio.

Además, la muerte, en diciembre de 2015, de Maribel Candelas, una paciente con cáncer que había dado charlas con Corbera como ejemplo de sanación y que renunció a la quimioterapia, le dio aún más relevancia. En charlas recientes, Corbera afirma que ha evolucionado mucho desde sus primeros vídeos, de 2010, entre otras cosas porque “cuando se vive con la conciencia cuántica, el 2010 está tremendamente lejos”.

Un negocio redondo

El precio de los cursos van desde los 2.900 euros el ‘posgrado online’ anual a los 1.100 euros por un módulo de una semana. Hay cursos en América Latina —Uruguay, Chile, México, Panamá…— y España. En 2015, último año del que hay cuentas, el Enric Corbera Institute facturó 2,9 millones, de los que 728.766 euros fueron beneficios. La otra empresa de Corbera, NaturalEnric, facturó 200.000 euros.

Esta portavoz insiste en desligarse de cualquier relación con la medicina. “La bioneuroemoción no es una psicoterapia, ya que no efectúa ningún diagnóstico, por lo tanto no se deriva ningún tratamiento relacionado con dicho diagnóstico ni tampoco un seguimiento ni evaluación del resultado”.

Y señala que “no excluye ningún método estándar de conocimiento científico que pueda promover el bienestar físico, psíquico o social de la persona que va a consulta. Todo lo contrario. Es una metodología complementaria a cualquier tratamiento o terapia que el cliente esté realizando cuando esta se aplica al ámbito de la salud”.

Además, manda fragmentos recientes de charlas de Corbera en que aparentemente ya no habla de la futilidad de los tratamientos convencionales. “Soy el primero que dice que cuando te encuentras mal, vete al médico y que te haga un buen diagnóstico, y tómate lo que te tengas que tomar, y hazte el tratamiento que te quieras hacer”, dijo en una conferencia en 2016.

Los que acuden a su ‘consulta’, afirma, tienen que firmar ahora un documento según el cual asumen que “la bioneuroemoción no es un método científico y la sanación del cuerpo no es, en ningún caso, un objetivo de la misma”. Sara Maristany, una ‘coach’ que terminó el curso de bioneuroemoción en diciembre, repite el discurso de que la enfermedad es solo mental: “El origen solo puede ser psicológico. El cuerpo no puede enfermar porque es solo materia”.

¿Qué dicen los psicólogos?

Eso no le evita las críticas del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña, que en enero del año pasado hizo público un escrito contra la bioneuroemoción. Ricard Cayuela, vicedecano primero del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, se distancia de Corbera y los suyos: “Hace tiempo que dijimos que no está basada en la evidencia y que toca aspectos delicados como enfermedades graves.

Y añade: “Nos tememos que a cualquier enfermo en situación grave que vea ahí una tabla de salvación se le pueda estar engañando. No hay rigor científico y pone en riesgo emotivo e incluso físico al posible paciente. No tengo datos de que indiquen dejar la medicación, pero si lo hicieran, sería grave”. Cayuela encuentra un símil para explicar la fe que mueve Corbera: “Lo comparo, salvando las distancias, con Ruiz-Mateos, que ha enredado dos o tres veces a inversores”.

Otro psicólogo, Miguel Perlado, ha analizado el fenómeno: “Él solo es licenciado en psicología, pero habla de la medicina germánica, los milagros, es un pastiche indigesto, a saber qué ha entendido de Jung”. Perlado ha observado la evolución en el discurso de Corbera: “Ya no emplea tanto el término terapia porque puede tener problemas”.

Este experto lo define como “una propuesta de terapia muy loca que además vale para todo el mundo. Es demencial. Son terapias locas o desviadas, con una causa única para todos los problemas”. Perlado es muy duro: “Es un charlatán de la salud. Sus terapias son locas, desviadas”, llegando a calificar su método como “terapia sectaria” porque, dice, “tiene puntos para acabar siendo una secta”.

El predicamento de Corbera crece entre los suyos. El libro de Hernández muestra escenas propias de una estrella del rock en América Latina, con seguidores por todas partes y reconocimiento institucional. Cuando imagina su futuro, pinta un avión privado para viajar más cómodo.

3 comentarios

  
Marisa
Me alegra que todo vaya saliendo a la luz.
"Se puede mentir a pocos, mucho tiempo; se puede mentir a muchos, poco tiempo; pero no se puede mentir a todos, todo el tiempo." (Abraham Lincoln)
21/02/17 2:49 AM
  
xandro
Es una vergüenza que toda la condena que les puede caer a estos peligrosísimos vendehumos es... por plagio. Si el tipo le hubiese dedicado un poco más de esfuerzo y hubiese re-escrito las partes plagiadas con palabras distintas para que no le pudieran denunciar, ni eso le caería.
26/02/17 10:25 PM
  
LIZETH PAYAN
Quisiera hacer una pregunta, me pueden por favor dar el e-mail donde pueda hacer consultas sobre unos cursos y enviarles parte de ellos para que me indiquen si son pseudociencia o no?
___

Para las consultas y envío de materiales a la RIES, se puede hacer siempre a: [email protected]
20/02/18 10:30 PM

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