Hoy, 1 de mayo, la liturgia celebra a San José en cuanto obrero, faber, trabajador.
El origen de la fiesta es conocido. En la Revolución Industrial del s. XIX muchas personas se vieron compelidas por el nuevo sistema económico a abandonar el medio rural y el modo de vida que habían heredado desde tiempo inmemorial, para establecerse en los suburbios de las ciudades en unas condiciones terribles de pobreza y abuso por parte de quienes a partir de entonces eran los dueños de su sustento. Leer más... »]]>
Al igual que en la pasada Navidad, comparto con los lectores unos pequeños vídeos que hemos elaborado en la parroquia de El Salvador de Pamplona. La Hermandad de la Pasión de esta ciudad pidió a diversas parroquias el apadrinamiento de un paso de los que normalmente suelen sacarse en la procesión del Viernes Santo, que este año tampoco podrá celebrarse por causa del virus.Leer más... »]]>
La primera venida de nuestro Señor, la que tuvo lugar en la carne, según la cual Él nació en Belén, tuvo lugar ocho días antes de las calendas de Enero (1 de enero), el miércoles, el año 42 del reino de Augusto (Comentario al Libro del profeta Daniel, IV, 23, 3)
Y en esta víspera de la Octava de Navidad deseo compartir con los lectores unos vídeos musicales que hemos elaborado en la parroquia de El Salvador de Pamplona, donde un servidor ejerce como organista desde hace ya unos cuantos años. Son parte de un acto navideño que veníamos repitiendo año tras año para el pubĺico presencial, pero que en esta ocasión, a causa del virus conocido, ha debido ser vertido al formato virtual. Falta el valor de lo directo, real e inmediato, pero a cambio permanece a disposición de un número mucho mayor de personas, incluso alejadas geográficamente.
Este acto navideño combina la poesía, la pintura y la música. La serie completa de vídeos está accesible en Youtube. En esta ocasión me limitaré a comentar los de temática musical, y más específicamente las piezas de órgano. Leer más... »]]>
Como en todas partes, también en España el siglo XIX recibe la tradición ininterrumpida del canto llano. Estas antiquísimas melodías, naturalmente, habían experimentado modificaciones con el curso del tiempo, tanto en el modo de su interpretación como en la propia materialidad de su representación gráfica en los cantorales. Esta tradición “viva” tuvo una de sus últimas manifestaciones impresas en 1868, con la publicación del Método de canto llano y figurado de Román Jimeno1.
A causa del problema de salud pública que tiene trastocados nuestros hábitos, las retransmisiones de celebraciones litúrgicas han adquirido una importancia sin precedentes. Este recurso, disponible ordinariamente para las personas impedidas de salir de sus casas, se ha constituido como necesario para la generalidad de los fieles. Quien escribe estas líneas se ha visto confrontado estos días con un fenómeno añejo sobre que el cual quisiera elevar un ruego, confiando en representar a otras personas.
Después de haber abordado en los artículos anteriores los aspectos generales del movimiento de restauración de la música religiosa, nos acercaremos ahora al que sin duda fue uno de sus capítulos esenciales: el deseo de restaurar el canto gregoriano conforme a los códices más antiguos conservados.
Retomando un criterio constante que se había repetido en documentos eclesiásticos de diversas épocas, el canto gregoriano volvió a ser valorado en el s. XIX como expresión musical propia y principal de la Iglesia Católica en su rito romano. Ahora bien, el modo en que tal renovada atención hacia el gregoriano se manifestó en este momento histórico fue diferente de lo que había ocurrido en etapas anteriores, como por ejemplo tras el concilio tridentino. En esta ocasión existía la protomusicología positivista del romanticismo avanzado, que mostraba una fuerte inclinación hacia el estudio del pasado.
El movimiento de reforma de la música religiosa en España, sobre todo en los años anteriores al motu proprio, tuvo unas coordenadas sociales derivadas del lugar y del momento. Entre los múltiples factores operantes pueden destacarse el nacionalismo musical -común a diversos países europeos-, el movimiento regeneracionista y las consecuencias musicales que tuvo la cuestión social y la actitud de la Iglesia ante ella.
En España la primera mitad del siglo XIX es especialmente convulsa por la invasión napoleónica y la prolongada serie de conflictos políticos que la siguieron. El sesgo antieclesiástico de las medidas desamortizadoras decretadas por Mendizábal y otros políticos del nuevo régimen16 viene a complicar todavía más las condiciones materiales en que se desenvolvía la música sacra.