Muertes papales (IV): Los que murieron por declinación senil o vejez
ESTE MODO PACIFICO DE MORIR HA CARACTERIZADO SOBRE TODO A LOS PAPAS DE LOS ÚLTIMOS SIGLOS
RODOLFO VARGAS RUBIO
Dice la Sagrada Escritura: «Summa annorum nostrorum sunt septuaginta anni et si validi sumus octoginta» (la cima de nuestra edad son setenta años y, si gozamos de salud robusta, ochenta) (Salmo LXXXIX, 10, versión del cardenal Bea). Estos son los limites que se asignan tradicionalmente a la duración de la vida humana. Dante comparte esta convicción, puesto que empieza su Commedia diciendo que, hallándose «a metá del cammin di nostra vita» (a mitad del camino de la vida), se vio extraviado en aquella selva oscura de donde le sacó el espectro de Virgilio para emprender su viaje sobrenatural. Ahora bien, como el poeta (n. 1265) supone la acción en el año jubilar de 1300, tenía entonces 35 años, lo cual quiere decir que, según el, el hombre llega normalmente al fin de su existencia a los 70. En los últimos tiempos, la esperanza de vida se ha elevado de manera considerable y no es raro llegar a los 80 años y superarlos, a veces ampliamente, sobre todo si se han tenido costumbres saludables.
En los últimos siglos, dada la edad mas bien provecta y la morigeración de las costumbres de los hombres que se han sentado en la silla de Pedro, esta forma de morir ha sido más habitual que en otros tiempos. De hecho, la estadística muestra que en los últimos dos siglos el promedio de edad alcanzada por los quince Papas que han ocupado el solio pontificio en ese lapso es de 78 años, habiendo nueve de ellos superado los 80. La duración media de sus reinados es de catorce años, mayor a la de periodos similares precedentes. Ocho de estos pontificados superaron los quince años y entre ellos hay que contar el de Pío IX (1846-1878), el más largo de la historia con sus casi treinta y dos. Hay que advertir, no obstante, que no siempre una edad avanzada es serial de muerte por declinación senil. Clemente X, por ejemplo, tenía 86 años cuando murió de fiebre violenta; Clemente XII era un anciano valetudinario de mas de 87 años a cuya vida puso fin una trabajosa agonía, y Juan XXIII falleció a consecuencia de un cáncer habiendo ya superado los 81; el mismo Juan Pablo II, octogenario, murió sin embargo de las consecuencias respiratorias del mal de Parkinson.
Papas que murieron, como suele decirse, «de viejos» fueron:
- San Agatón (678-681). Elegido en la mas extrema ancianidad, moría tranquilamente a la increíble edad de 107 años, después de haber aprobado el Concilio III de Constantinopla (VI de los ecuménicos), que venció definitivamente la herejía monoteleta.
- Celestino III (1191-1198). En la Navidad de 1197, sintiendo aproximarse su fin (pues contaba a la sazón 92 años), intentó abdicar con la condición de que el Sacro Colegio le eligiese sucesor en la persona del cardenal Juan de Santa Prisca, lo que fue naturalmente rechazado, expirando el Papa el 8 de enero siguiente.
- Gregorio IX (1227-1241). A punto de cumplir los 100 años, no resistió las apreturas de un verano particularmente caliginoso no solo por el clima sino por el enfrentamiento con Federico II de Suabia, que ya daba mucho hilo a torcer al Papado.