8.04.23

Y en Él no hay tiniebla alguna

Y desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena.

«¿Sabes que has matado a un guardia civil?», le preguntaron a Yago Troncoso Labrador en la Comandancia de Oviedo, tras haber arrollado al agente Dámaso Guillén cuando huía con un vehículo robado por la carretera AS-236, entre Grado y Las Regueras. La respuesta del detenido es tan inaudita como los hechos que se le imputan:

«Estaba haciendo mi trabajo». 

El demonio hace bien su trabajo: mata, asesina, destroza, miente, engaña, degenera, deprava, pervierte… Convierte al hombre en un animal, en una bestia, en un demonio. Para que mate, viole, asesine, abuse, robe; para que se drogue, para que se destroce a sí mismo y a cuantos le rodean.

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4.04.23

Entre Tinieblas

Yo me refugio en Ti, Señor, 
¡que nunca tenga que avergonzarme! 
Por tu justicia, líbrame y rescátame, 
inclina tu oído hacia mí, y sálvame. 

Está todo muy oscuro. ¡Cuánta soledad! Ni tus amigos te acompañan. Te has quedado solo. Ni los más cercanos te entienden. Nadie entiende nada. ¡Cuánta angustia! Hay tanto pecado alrededor… Las sombras de muerte te rodean.

Padre, ojalá no tuviera que pasar este mal trago. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Si mi Padre quiere que pase por la cruz, pasaré. Pero dame fuerzas, Papaíto mío. Me duele el corazón con tanta angustia…

Soledad, tristeza, agonía… Una ansiedad mortal. Una agonía atroz. La espera se hace interminable. Vendrán y me prenderán. Sé que me golpearán, que me escupirán, que me desfigurarán, que me molerán a golpes, que me flagelarán. Sé que se burlarán de mí, que me humillarán. Se reirán de mí. Me despreciarán. Y nadie me entiende. Nadie se da cuenta de que, para acabar con el pecado, tengo que morir en la cruz. Como cordero llevado al matadero… Como el cordero pascual que se sacrifica para recordar la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, así debo morir yo para liberar a la humanidad de la esclavitud del pecado. El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo…

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31.03.23

Gestación Subrogada

«Cada uno puede hacer con su cuerpo lo que le dé la gana». Todo el mundo es libre y quien quiera vender su cuerpo, que lo haga. Es la doctrina liberal clásica. Mi cuerpo me pertenece y puedo venderlo como una mercancía a cambio de dinero, puedo alquilar el vientre para concebir un hijo para otra mujer o para otro hombre.

Y lo mismo se puede predicar de la pornografía. O de la eutanasia o del suicidio o del tráfico de órganos para trasplantes. «¿Qué tiene de malo el dinero?», se preguntaba Federico Jiménez Losantos esta mañana en la radio refiriéndose al caso Ana Obregón y su bebé concebido en un vientre de alquiler. Y el comunicador llega a la conclusión de que pagar a una señora para que sirva de gestante de un bebé para otra o para otro no tiene nada de malo.

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27.03.23

La Ventana de Overton

¿Cómo puede transformarse la opinión pública para que una idea que, inicialmente resulta inaceptable, pueda finalmente y de manera progresiva ser introducida en la sociedad?

Somos víctimas del cuento de la rana hervida. Si echas una rana a un recipiente con agua hirviendo, el animal defenderá su vida, se resistirá y escapará de la olla de un salto. Pero si metes la rana en la olla con agua templada y se va calentando poco a poco, la rana acabará hervida sin ninguna resistencia por su parte. A nosotros nos están hirviendo a fuego lento. O espabiláis o perecéis vosotros y vuestros hijos. Vosotros veréis.

La ventana de Overton es una teoría política que describe cómo se puede cambiar la percepción de la opinión pública para que las ideas que antes se consideraban descabelladas sean aceptadas a largo plazo. Las ideas no se pueden cambiar de golpe y porrazo. Hay que iniciar procesos, asumir el conflicto que esas nuevas ideas van a provocar y tener paciencia para que lo que hoy parece inconcebible, mañana sea aceptado por la mayoría; de tal manera que quienes se resistan a aceptar los cambios sean considerados intolerantes, fachas, retrógrados, indietristas, rígidos, etc.

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24.03.23

Contra los herejes

 

El cardenal Roche justifica las restricciones a la Misa tridentina: «la teología de la Iglesia ha cambiado»

El obispo de Essen considera teológicamente responsable bendecir parejas homosexuales y de divorciados vueltos a casar

Mons. Johan Bonny asegura que el Papa dio el visto bueno a la bendición de parejas homosexuales en Bélgica

Y así un día tras otro, un escándalo tras otro… Esto es un no parar.


Pero vamos al fondo de la cuestión:

¿Qué es un hereje?

La herejía es la negación pertinaz de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica. El canon 750 § 1 define qué se debe creer con fe divina y católica:

Canon 750 § 1: Se ha de creer con fe divina y católica todo aquello que se contiene en la palabra de Dios escrita o transmitida por tradición, es decir, en el único depósito de la fe encomendado a la Iglesia, y que además es propuesto como revelado por Dios, ya sea por el magisterio solemne de la Iglesia, ya por su magisterio ordinario y universal, que se manifiesta en la común adhesión de los fieles bajo la guía del sagrado magisterio; por tanto, todos están obligados a evitar cualquier doctrina contraria.

¿Qué castigo tiene el hereje?

1364  § 1.    El apóstata de la fe, el hereje o el cismático incurren en excomunión latae sententiae, quedando firme lo prescrito en el c. 194 § 1, 2; el clérigo puede ser castigado además con las penas enumeradas en el c. 1336 § 1, 1, 2  y 3.

 § 2.    Si lo requiere la contumacia prolongada o la gravedad del escándalo, se pueden añadir otras penas, sin exceptuar la expulsión del estado clerical.

¿Qué significa excomunión latae sententiae?

La excomunión es una de las penas previstas en el derecho de la Iglesia. Por excomunión se entiende la censura o pena medicinal por la que se excluye al reo de delito de la comunión con la Iglesia Católica.

La pena de excomunión se aplica latae sententiae, no es necesaria la declaración de la legítima autoridad para estar obligado a cumplir la pena (cfr. canon 1314). Se suele decir que el juicio lo hace el delincuente con su acto delictivo.

Los efectos de la excomunión quedan claros en el canon 1331:

Canon 1331 § 1: Se prohíbe al excomulgado:

1. tener cualquier participación ministerial en la celebración del Sacrificio Eucarístico o en cualesquiera otras ceremonias de culto;

2. celebrar los sacramentos o sacramentales y recibir los sacramentos;

3. desempeñar oficios, ministerios o cargos eclesiásticos, o realizar actos de régimen.

La salvación de las almas debe ser siempre la ley suprema en la Iglesia, porque el fin último y supremo al que se ordena toda la vida humana es la visión beatífica de Dios una vez finalice nuestra existencia temporal. Esa es la misión de sacerdotes, obispos, cardenales o del mismísimo Papa: llevar almas al cielo.  Ese es el mayor acto de caridad, que es la plenitud de la ley. La fe vale más que la propia vida.

Y la herejía es el pecado más grave y pestilente de todos. Se trata de un error manifiestamente contrario a la fe, afirmado por un cristiano. Y la herejía es especialmente peligrosa cuando la comete un sacerdote, un obispo o un cardenal.

¿Por qué? Pues porque las herejías de un pastor conducen al rebaño de sus fieles al infierno, a la perdición. Por eso, cuando un pastor comete herejía, automáticamente debería ser excomulgado y perder su oficio, su ministerio y su autoridad: el juicio lo hace el delincuente con su acto delictivo. Un obispo hereje puede seguir siendo obispo, si la autoridad competente no convierte la excomunión latae sententiae en ferendae sententiae o latae senentiae declarada. Pero carece de autoridad. Dios le dio su autoridad para llevar almas al cielo, no para despeñarlas por un precipicio. Dios no autoriza el pecado y la herejía es uno de los pecados mortales más graves.


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