El sacramento de la penitencia: Sistach vs Novell

La semana pasada hacía referencia a los abusos litúrgicos cometidos por el Rvdo. Enric Canet en el entierro del padre del presidente de la Generalitat. ¿Alguien en la Iglesia oficial barcelonesa ha dicho algo, ante una situación tan escandalosa y en un caso tan público?. La respuesta es la habitual, es decir el SILENCIO, (con contadísimas excepciones) en n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach, que estaba demasiado ocupado en su viaje a Cuba (a Su Eminencia le ha cogido gusto por el Caribe, después de su otro viaje a la República Dominicana). Nuestro arzobispo esperará que este hecho pase al olvido y sólo si se le vuelve contra él como un boomerang (como sucedió en el Caso Pousa) moverá ficha, siempre de una forma calculadísima.

Lo mismo sucede en el caso que ayer nos contaba mi buen amigo Oriolt, el Rvdo. Joan Cabot y sus compinches dejan sin la Santa Misa a todo un barrio de Barcelona por sumarse a la Huelga General y aquí no pasa nada. ¿Como va a llamarle la atención Su Eminencia, si es uno de sus protegidos al que ha colocado en una de las más altas responsabilidades dicoesanas como es el Colegio de Consultores?. Algo muy parecido acontece con la degradación del Sacramento de la Penitencia en nuestra diócesis, el cual se administra de forma claramente contraria a la doctrina de la Iglesia, es decir con absoluciones colectivas o peticiones de perdón sin confesión de los pecados, en montones de parroquias de nuestra diócesis.

Jamás nuestro cardenal llamará la atención a un sacerdote de nuestra diócesis por aplicar incorrectamente el sacramento de la Penitencia, él sabe perfectamente todas las parroquias que lo hacen (en nuestro blog originario, "De bello pallico" aparecieron), incluídas las de algunos de sus principales colaboradores, pero sabe que ese es un tema tabú, un tema que no entra en la agenda cardenalícia, que forma parte de ese pacto de silencio no escrito entre el progresismo eclesial barcelonés y su arzobispo.

Pero como es habitual en nuestro pastor, tiene que jugar las dos cartas a la vez, por una parte tener contento al progresismo y por la otra mirar de tener contenta (y engañada) a Roma. ¿Como se hace eso? Pues muy sencillo, como hacen algunos de nuestros obispos con los hospitales abortistas: "En nuestros hospitales se cometen abortos pero nosotros estamos totalmente en contra de ello… aunque no hagamos nada para evitarlo". Traducido al caso de las Confesiones, sería: "En mi diócesis se hacen absoluciones ilegítimas, pero yo dejo claro que estoy en contra de ello… aunque no haga nada para evitarlas".

Y ciertamente nuestro cardenal deja claro que quiere que se celebre la confesión de forma "correcta", esa es la palabra que utiliza en su mensaje cuaresmal, pero es una palabra tan genérica que nadie se da por aludido. Para rematar su fidelidad a Roma, el mismo arzobispo preside una celebración de la Penitencia Comunitaria del arciprestazgo de la Catedral, uno que sabe seguro que no le va a salir "respondón", con confesión y absolución individual. No hacía lo mismo nuestro pastor cuando era un simple sacerdote y celebraba en la parroquia Nuestra Señora de Montserrat de Barcelona.

Me explica un sacerdote amigo que el Sr. Cardenal se hizo presente en una reunión arciprestal y que recordó a los sacerdotes que celebraran "correctamente" el sacramento del Perdón. Este amigo y buen sacerdote le comentó a uno de los párrocos habitiuales de la Confesión ilegítima lo que había dicho el arzobispo y éste ni corto ni perezoso le contestó con un lacónico: "Yo ya lo hago "correctamente".

Esa es la diferencia de nuestro cardenal con el joven y hasta ahora brillante obispo de Solsona Don Xavier Novell. Nuestro cardenal utiliza ese genérico "correctamente" para referirse al sacramento penitencial, porque sabe que no incomodorá al progresismo eclesial. Con la excusa de que no se dan por aludidos, continuarán haciéndolo mientras siga Don Lluís en la sede barcelonesa.

Completamente distinto es el caso de Don Xavier Novell, en el que no habla de celebrar "correctamente" el sacramento sino que explicita de una forma clara, directa y concreta lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer, para que no haya excusas o interpretaciones interesadas.

Una buena confesión pide: examen de conciencia, contrición, propósito de enmienda, acusación de los pecados, absolución y cumplimiento de la penitencia. Todos sabemos que el elemento mas dificil es la confesión de los pecados: la manifestación verbal e integra de los pecados cometidos. Esta es la principal dificultad que provoca el descenso de la celebración individual del sacramento de la penitencia y el nacimiento y la proliferación de las celebraciones comunitarias del perdón, en las que no había que manifestar los pecados al confesor.

Desde hace unos años, gracias a Dios, un buen grupo de parroquias organizan las celebraciones comunitarias de la reconciliación en que los fieles pueden acusarse brevemente pero íntegramente de los pecados. Con todo, persisten parroquias en las que estas celebraciones se desarrollan de tal forma que no facilitan tal acusación. Así, en el momento de la confesión y la absolución individual, el que preside invita a los fieles a acercarse «en fila», verbalizar una acusación genérica - «Padre, perdóname que he pecado», «Me acuso de egoísmo o de orgullo »- y recibir la absolución individualmente.

Puedo entender que algunos párrocos optasen por esta fórmula con vistas a ayudar a una comunidad que, acostumbrada a la absolución general, había de hacer el paso hacia la absolución individual con acusación íntegra de los pecados. Creo sin embargo que, como sucedió en algunas parroquias, no era estrictamente necesaria esta “fórmula intermedia o de tránsito". En todo caso, he pedido a los párrocos que dejen esta fórmula “de la fila” y organicen celebraciones en las que haya confesores suficientes distribuidos por la iglesia que permitan y ayuden a los fieles a confesar íntegramente sus pecados y recibir fructuosamente el perdón.

Pido a todos los fieles que no tengáis miedo de confesar vuestros pecados. La semana que viene miraré de explicaros la gran diferencia que hay entre acusarse o no de los propios pecados en el marco del sacramento del perdón.

Antes he dicho que jamás nuestro cardenal cambiará su estrategia, pero me gustaría equivocarme. Me gustaría que antes de que la inminente renuncia de nuestro cardenal sea aceptada, le de tiempo a hacer un escrito como el de Don Xavier Novell, o como anteriormente lo ha hecho Don Agustín Cortés u otros obispos catalanes. Y me gustaría que antes de su retiro estirara de las orejas a algunos de sus principales colaboradores (con altos cargos en el obispado) por no cumplir con las normas de este sacramento. Y ya de paso que le diga cuatro palabritas al Rvdo. Enric Canet, al Rvdo. Joan Cabot y a tantos otros que hacen lo mismo con el Sagrado sacramento de la Eucaristía. Por pedir, que no quede.

Antoninus Pius