Ladrillazos

“El sufrimiento, el dolor, el disgusto, la humillación, la experiencia de desolación,… no son más que un beso de Jesús, un signo claro de que están tan sumamente cerca de Él, que ha podido besarlos.” Madre Teresa

Necesito su ayuda.Les cuento.

Hace unos días, un matrimonio joven con varios hijos nos invitaron a cenar. Se trasladaron a mi ciudad hace un par de años, única y exclusivamente porque alguien les habló de un centro que podía ayudarles a sacar adelante al segundo de sus hijos con una enfermedad desconocida y sin curación, que le provoca la discapacidad de por vida.

El amor paternal -sin límites- les llevó, con una valentía ejemplar y mucha esperanza, a abandonar todo lo que tenían. Su magnifica casa, su trabajo, la familia, los amigos. Nada de todo eso les importaba. Sólo vivían por y para la felicidad de su hijo.

Pues bien, al poco tiempo, tras superar el miedo inicial, un miedo legítimo, a lo que les depararía el futuro con un nuevo embarazo, nació su cuarto hijo. Un niño sano y alegre, que les devolvió la confianza, la serenidad y, sobretodo, la paz. Pero de repente su vida ha dado un vuelco. Parece ser - todavía quedan muchas, muchísimas pruebas por hacer- que su bebe sufre los mismos síntomas que su hermano.

¡Qué mazazo!, ¡Cuánta impotencia!, me decían con lagrimas en los ojos. ¿Por qué a nosotros otra vez?
¿Qué hemos hecho para tener que volver a pasar por esta experiencia nuevamente?
¿Qué pasará con nuestros hijos “sanos”, cuando ya no estemos nosotros para echarles una mano? ¿Podrán soportar la “carga” de dos hermanos, necesitados “constantemente” de una atención especial?
Y, sobretodo, ¿Cómo volver a confiar en un Dios que se dice Misericordioso y que permite el sufrimiento y la enfermedad?

Y me quedo sin saber qué responder. No, no me atrevo a utilizar frases hechas que intentan racionalizar algo tan duro de asumir para unos padres, como es la enfermedad de un hijo.

Ellos saben que sus amigos estaremos siempre dispuestos a poner nuestro hombro para que lloren, todas las horas del día para que descansen, todas nuestras palabras para animarles, todas nuestras oraciones para que les consuelen y fortalezcan. En una palabra, toda nuestra vida para que su sufrimiento no sea inútil.

Pero, ¿cómo hacerles comprender que Dios NO está jugando con ellos, sino que más bien les considera capacitados para transformar su amargura y desesperación por la esperanza del que se sabe Su estrecho colaborador? ¿Cómo explicarles el privilegio de estos “besos de Jesús”, como llamaba la Madre Teresa al sufrimiento, que nos da las cargas, la Cruz, que podemos llevar, porque Él SÍ confía y cree en nosotros?

Entonces recordé las palabras que Benedicto XVI dirigió a jóvenes discapacitados en Nueva York el pasado 19 de abril:

“A veces es un reto encontrar una razón para lo que aparece solamente como una dificultad que superar o un dolor que afrontar. No obstante, la fe nos ayuda a ampliar el horizonte más allá de nosotros mismos para ver la vida como Dios la ve. El amor incondicional de Dios, que alcanza a todo ser humano, otorga un significado y finalidad a cada vida humana. Por su Cruz, Jesús nos introduce realmente en su amor salvador (cf. Jn 12,32) y así nos muestra la dirección, el camino de la esperanza que nos transfigura, de modo que nosotros mismos lleguemos a ser para los demás transmisores de esperanza y amor.”

Que difícil resulta verlo de esta forma,aunque seguro que vale la pena intentarlo, ¿o no?

53 comentarios

  
CCR
Reme - Eso lo vivimos muchos en nuestra propia vida. Hermanos con problemas, peronas mayores con alzheimer, accidentes que cambian una vida en un minuto. La Cruz se manifiesta de tantas maneras. Lo bueno es saber que podemos cargarla porque Dios la carga con nosotros. Sobre nuestras espaldas la Cruz y nosotros sobre las espaldas de Jesús. Cada minuto, cada dolor es oro en el banco del cielo, donde los ladrones no pueden entrar. Como tú bien dices, nos transforma en algo más grande que nosotros mismos. Y es que la Cruz fructifica todo lo que toca.
05/05/08 7:11 PM
Un día me encontré con un santo y aprovechando la ocasión le plantee una cuestión parecida a la que expones en tu emotivo escrito y me contesto: “Poco se de sufrimiento, quizás sepa un poco de superación, pero mi efímera vanidad, me aleja de poder poner en cuestión lo que hace o deja de hacer quién me creo… ¡Fastidia! Si y mucho, pero tengo la suerte de sentir como Él me ayuda a ir superando cada dificultad”.
Lo curioso, es que después de hablar con él, pude ver como rezaba y tuve la sensación de que no estaba solo sino con Él. ¡Que suerte tienen algunos!.
05/05/08 9:51 PM
  
Roberto Esteban Duque
Cuando uno tiene pequeñas insatisfacciones, que agiganta el egoísmo, o padece desolación (esa de la que hablaba San Ignacio de Loyola), es una lección de humildad leer la vida que cuentas, comprender que el propio dolor es una gota en el inmenso oceano del dolor del mundo.
Quizá valga aquí aquello del rey Wenceslao, que, descalzo, llevaba limosna a los pobres. El paje que le seguía se quejaba de frío, y entonces el santo le dijo que metiera los pies en sus huellas. Ocurrió el milagro: los pies del paje se calentaron.
La conciencia de seguir a Cristo aligera el peso de las dificultades, incluso de los grandes sufrimientos.
06/05/08 12:22 AM
  
Juanjo Romero
Reme, me gusta lo que has dicho, y lo que apuntan Carlos y Jaume.

Ante una situación así no se puede racionalizar. A mí me viene a la cabeza el hágase en Mí según tu Palabra, Él que era Dios también sufrió, nosotros no seremos menos. Creo que sin una profunda visión sobrenatural es muy difícil, si el Señor no hace en este caso de Cireneo (o al revés, no sé) es humano venirse abajo, la Cruz pesa. Pero el Señor no abandona.

06/05/08 12:26 AM
  
CCR
Este tema breve y profundísimo es de lo mejor que he leído en ReL (vuestros comentarios incluídos). Gracias Reme por llamarnos a meditar en algo tan vital.
06/05/08 1:14 PM
  
RNA
"¿Cómo volver a confiar en un Dios que se dice Misericordioso y que permite el sufrimiento y la enfermedad?"

Un cristiano de verdad, nunca, ni ante la más dura prueba de dolor, debería hacerse esa pregunta, no en esos términos. "Volver a confiar..."

Pongamos el caso de una familia crsitiana. Cristiana y feliz, sin más problemas que los cotidianos y soportables. Ocasionalmente, un problema "más grave", pero de los que se afrontan con arrojo y/0 con ayuda. Esa familia sabe que hay otras personas (cristianas o no, buenas o malas) que sufren, que tienen problemas terribles, que padecen pruebas insoportables, que se enfrentan a una prueba sin solución humana. ¿Qué piensa la familia feliz de todas esas otras personas c sometidas a prueba?

No podemos pensar que las desgracias sólo ocurren a los demás: un accidente de un hijo, de uno mismo, un cáncer, una muerte repentina, la aparición de una grave enferemedad crónica y de por vida, un alzheimer.. Eso le puede ocurrir A CUALQUIERA.

Igual que Dios hace llover sobre justos e injustos, Dios permite a la Naturaleza Creada seguir su curso y... un día nos toca a nosostros mismos. ¿Nos creíamos a salvo de las desgracoias que hemos visto padecer a otros?

Si teníamos fe y confianza en Dios cuando todo nos sonreía y cuando la vida parecía tan maravillosa, no dejaremos de confiar en Dios porque un accidente nos arrebate a un hijo, un cáncer se lleve a nuestro marido en plena juventud, un alzheimer deteriore a nuestro padre durante décadas, una enfermedad nos postre en una silla de ruedas de por vida...

Si les ocurre a otros, buenos o malos, inocentes o no, ¿por qué no a mí? ¿Era Dios un Dioiso verdadero antes y ahora no?

Las más terribles pruebas forman parte de la vida de algunas personas. No suelen estar equitativamente repartidas. Dios lo quiere así pñor razones que sus criaturas no podemos "prevenir y curar". Son ocasiones para demostrar que éramos creyentes DE VERDAD. Con nuedstras crisis, llantos de impotencia y de tristeza, con nuestras rabietas incluso alguna vez, pero es en las pruebas, en las grandes pruebas cuando podemos decir (y quizá sólo entonces) que somos cristianos, porque pèrseveramos.

Puedes contáselo así a tus amigos. No lo dice alguien que hable sólo de oídas.
06/05/08 2:34 PM
  
eva
RNA: se nota que no has pasado por graves sufrimientos que te hacen zozobrar en la fe.
06/05/08 2:58 PM
  
lidia alcolea
Es muy dificil. Creo que en estos casos no se puede decir nada, solo abrazar y amar a los demas. Transmitir todo el Amor de Dios para que El pueda obrar en sus corazones y hacerles llegar "su voluntad".
Cr
06/05/08 3:28 PM
  
Reme
RNA

Dice un proverbio árabe que “quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación”.

Pues eso.
06/05/08 3:56 PM
  
RNA
Me tenéis tanta ojeriza (por motivos que nada tienen que ver con ESTE post ni con el tema del que habla) que no os habéis enterado de lo que digo. Precisamente porque SÍ SÉ DE QUÉ HABLO, es por lo que dejo este testimonio.

Si lo releyerais sin prejuicios os enteraríais de los que pone. Pero no, claro, no os habéis enterado de nada.

Y tú, EVA:
¿qué es lo que dices que se nota? No te voy a contar mi vida, ni cuál es EL CALVARIO QUE ESTOY PASANDO PRECISAMENTE AHORA. ¿Graves sufrimientos, dices?

Lo que se ve es que tú, Eva, no entiendes de sufriminetos, ni graves ni leves. No, a ti no te lo voy a contar, a quien sólo piensa, habla y siente desde los prejuicios no se le puede confiar el dolor más intenso, ni un "grave sufrimiento".

Lidia, sí se puede decir algo a los demás, además de abrazarlos, etc. Puede hablarles quién haya pasado o esté pasando por un grave sufrimiento también.

Ese era el sentido de mi intervención. Siento mucho que no se haya entendido, por puro prejuicio contra mí. Y que hay incluso quien sea tan lista de aventurarse a decir la temeraria frasecita de Eva. Que no tenga que pasar ella por mi "grave sufrimiento". Y si le pasa, que no v enga adecirle nadie lo que ella ha dicho a proposito de mi comentario.
06/05/08 4:28 PM
  
Ana
Una vez en un velatorio de dos atropelladas de una misma familia la abuela de la niña muerta repetía ¿Porque a nosotros? y recuerdo que el tio de la niña decia ¿Porque no a nosotros? y el santo Job decía que si se aceptan los bienes también hay que aceptar los males. Esto quizá sea muy fácil de decir pero es lo que hay y aferrarse a Dios y a las personas queridas. creo que no se ha entendido bien aR.N.A. A mi me ha parecido un testimonio de fe y abandono en el Señor
06/05/08 5:35 PM
  
RNA
Lidia:

"Mi abuelo me enseñó a no juzgar, sino a escuchar. Y a la hora de dar un consejo, para bien o para mal, a tener en cuenta al prójimo. Los consejos no se dan para herir, sino para servir"

¿Te suena?

Para servir, PARA SERVIR, sí, conté cómo vivimos mi marido, mis hijos y yo la gran tragedia que estamos vivinendo. Creí que no era necesario detallar en qué consiste (precisamente por no dar priootagonismo a mi historia, porque corresponde en estos momentos hablar al dolor de esa otra familia a la que se refiere el post, y porque no viene a cuento MI historia personal ahora).

¿Los consejos no se dan para herir?

¿Y qué monumental prejuicio es ése que os hace ver esa intención en mi experiencia vivida de cómo en mi familia vivimos la tragedia sin dudas de fe?

¿Quién crees que puede ahora sentirse herido?

Buen consejo el de tu abuelo. Lástima que no le entendieras. Como tampoco me habéis entendido a mí. En este caso, es que preferíais entender otrá cosa y jalea´ros unas a otras contra mí.
06/05/08 5:37 PM
  
RNA
Ana: en efecto.

eso es justo lo que quería decri.

Nosotros nos lo planteamos así: ¿Por qué sí a los demás y no a nosotros?

Y la misma fe que tuvimos en las alegrias y en la salud, la mantenemos en la tristeza y en la enfermedad. Y nuestra intención es mantenerla así, nosotros y nuestros dos hijos, en lo que se nos avecina, que es lo peor.

Pero aquí NO ES COSTUMBRE LEER SIN PREJUICIOS a quien ya se tiene proscrito porque disiente en ideas, como dice Lidia, que mezclan hasta la política con la fe. Yo sólo hablaba de fe, de nuestra experiencia en cómo afrontar lo peor con fe.

Justo lo que tú dices, Ana: abandono en el Señor. Desde que afrontamos nuestra situación, hemos adoptado un "casi lema" que rezamos a diario: "In manus tuas, Pater, commendo spiritum meum". Si a Jesús le valió, ¿cómo no a nosostros? Y no hemos flaqueado ni un instante. No porque seamos mejore, ni especiales, sino porque nos hemos hecho la refelxión que yo intentaba aportar más arriba, y que ciertas personas pagadas de su propia autosuficiencia de saberse que pertenecen al selecto club de "los justos", no quieren entender, ni se molestan en intentarlo.

¿Quién creerán Eva, Lidia, Reme que ahora está herido?
06/05/08 6:08 PM
Estimada Reme, autora, y RNA y demás comentaristas.

Qué razón tiene RNA cuando dice eso de que las ocasiones de sufrimiento son, precisamente, las que nos muestran, a nosotros mismos, la realidad espiritual de nuestro corazón.

Es cierto que los discípulos de Cristo tuvieron miedo y, en cierto sentido zozobró su fe, cuando se encontraron en aquella tormente en la barca. Sin embargo, Jesús los calmó a ellos y a la tormenta, devolviendo a aquellas personas miedosas, la tranquilidad que habían perdido

Cuanto más terrible es que la pérdida de una persona querida o una enfermedad que se ha pegado, como una lapa, en la vida de algún miembro de la familia, nos puede hacer "zozobrar" en nuestra fe. Sin embargo, es en tal momento difícil (pués en los fáciles no se hace necesario esto) cuando damos muestras de hasta dónde arraiga la fe en Dios y entendemos, en nosotros, que Jesucristo está con nosotros.

Es, sin duda, difícil, pasar tragos como los que se pasan muchas veces sin decir eso de "¿es que Dios no me quiere? o ¿es que Dios puede permitir el daño que estoy o estamos sufriendo?

Yo creo, francamente lo digo, que pensar de tal forma es no entender ni a Dios ni a la libertad en la que nos deja no, sobre todo, que cada cual vivimos nuestra vida (y los demás, la suya) como se nos ha dado.

No creo yo que Juan Pablo II Magno, en su enfermedad, pudiera pensar que Dios lo había abandonado.

Está claro que la zozobra de la fe supone, sobre todo, que es necesario cimentarla mejor.

Y esto no es crítica (pues yo también me incluyo) sino, simplemente, decir lo que pienso
06/05/08 6:09 PM
  
Reme
RNA
Quien no comprende una mirada… no es ni mucho menos un malentendido a tus palabras. O por lo menos no ha sido esa mi intención.
Compartir ese proverbio con vosotros era simplemente una “denuncia” a la triste actitud que muchos de nosotros tenemos ante la historia trágica - gozosa pero dolorosa - que hay detrás de cada una de esas personas.
Es más, muchos preferimos mirar hacia otro lado porque mirarles a los ojos y mantener su mirada tan sólo unos segundos nos llena de preguntas que teóricamente sabemos responder pero que nos resultan muy difíciles de vivir.
06/05/08 6:34 PM
  
asun
RNA,
Me sigo acordando de rezar por ese 90%. Ánimo. Un abrazo.
06/05/08 6:35 PM
  
ciudadano
Está claro que uno de los sentimientos más fuertes es de la impotencia que puede sentir una persona viendo sufrir a aguien querido. Tal vez nos gustaría pedir al Señor que nos cambie por esa persona, tal vez nos gustaría poder sufrir esos padecimientos en vez de quien los sufre.
En los últimos tiempos he conocido a unos grupos de personas con hijos y/o familiares aquejados de deficiencias síquicas, unas leves otras graves, pero que precisamente en la unión cristiana han encontrado, no la solución, pero si la fraternidad de quienes padecen similares situaciones y la forma de llevar con amor a Dios y, si me permiten, hasta con alegria, la situación particular de cada familia y la general de quienes tienen alguna persona en su familia aquejada de alguna de esas deficiencias.
Me refiero a las comunidades de Fe y Luz. Si no las conocen creo que merece la pena que se acerquen y vean como viven, como sienten, como trasmiten cada familia su situación en un ambiente de fraternidad, de alegria, cristiano.
06/05/08 6:40 PM
  
Reme
Perdón, se me ha cortado el post anterior.

Creo que hemos llegado a un punto en el debate en el que es importante añadir que no pasa un solo día en que Dios no nos conceda algún favor particular. Incluso en los días de pruebas duras, si buscamos bien, siempre vienen acompañadas de alguna alegría, algún don. Caricias recibidas sin haber hecho nada de nuestra parte que tenemos que agradecer , de palbra y obras, a Dios.
Ciudadano: Lo que cuentas me recuerda a aquello que se dice:
“Dolor compartido, mitad del dolor. Alegría compartida, doble alegría.”
Aunque yo más que alegría le llamaría gozo, paz interior, aceptación de la voluntad de Dios,…..
06/05/08 7:04 PM
  
Reme
Lo que daría por estar ahi.

Zenit.El Instituto John Henry Newman, de la Universidad Francisco de Vitoria, ha organizado este miércoles 7 de mayo un encuentro-coloquio bajo el título "¿Le importa a Dios nuestro sufrimiento?", en el que el Rabino Moshé Bendahan y el P. Florencio Sánchez L.C. presentarán las respuestas al misterio del dolor humano desde el judaísmo y el cristianismo respectivamente.

06/05/08 8:09 PM
  
asun
Eva y Reme,
Creo que lo menos que podíais hacer es reconocer que no habéis sabido escuchar. Es frecuente que se le pongan etiquetas a las personas y los prejuicios hacen que se interprete mal lo que dicen.
Sin embargo estaba claro como el agua, y nadie lo ha expresado mejor que RNA, y me temo que con mucho conocimiento de causa.
Las defensas más apasionadas del no al aborto o los pensamientos más bonitos sobre el amor para toda la vida, los he leido en comentarios de "RNA". Pero claro, se coloca la etiqueta "progre" y no se escucha lo que las personas realmente están diciendo.
Lo digo, porque sé que no es crueldad, sino hábitos equivocados de pensamiento, que hacen que se suponga en vez de escuchar lo que te están diciendo, cuando has decidido de antemano que las opiniones de esa persona no pueden tener ningún valor. Es algo que tiene arreglo. Por eso lo digo.
Saludos cordiales.
06/05/08 9:07 PM
  
RNA
Asun:

Muchísimas gracias.
Está muy complicado.
Pero los cuatro estamos unidos en la idea de que estamos en manos de Dios como siempre hemos estado: antes, cuando todo iba bien y ahora que está todo mal.

Y que, incluso cuando todo haya acabado, habremos tenido el privilegio de haber sido una familia durante el tiempo que Dios nos concedió estar juntos. Hay quien lo disfruta 50 años, quien 10, quien 6 meses, quien 100 años. El tiempo que nos haya sido concedido habrá sido un privilegio.

Pero es muy duro. Son demasiados detalles duros.

Creo que no debería volver por ReL ni por RD. A veces me ha servido de catarsis. Pero ya veo que predomina la mezquindad de defender un palabro, un dogma, un "aquí estoy yo que soy de los buenos" por encima de la fe y del Evangelio. Y al finaal, ya ves.

Ah, Eleuterio Fernández Guzmán : gracias por entender lo que quería decir sin prejuicios.



06/05/08 9:27 PM
  
Reme
asun:
Creo que se te ha pasado leer mi post de las 18:34 .
Yo no etiqueto a nadie, ni decido de antemano que las opiniones de nadie no pueden tener valor Faltaria más.Todos vuestros comentarios son de lo más enriquecedor que me he encontrado en la web. Eso no quiere decir que tengamos que estar de acuerdo con todo, ¿no crees?
06/05/08 9:29 PM
  
Reme
RNA

"predomina la mezquindad de defender un palabro, un dogma, un "aquí estoy yo que soy de los buenos" por encima de la fe y del Evangelio. Y al finaal, ya ves."

No vayas por el camino victimista, hombre , que ya somos mayorcitos. Por supuesto que eres libre de pensar y hacer lo que quieras, pero lo de mezquindad ...me parece muy fuerte.
06/05/08 9:33 PM
  
RNA
Ah, ASUN!:

Gracias por
"Las defensas más apasionadas del no al aborto o los pensamientos más bonitos sobre el amor para toda la vida, los he leido en comentarios de "RNA". "

Aún recuerdo una "quaestio" de Bruno titulada algo así como "¿hasta que la muerte nos separe?" y otro del padre Guillermo Juan Morado sobre algo relacionado con la muerte. Y también los del aborto.

(pues fíjate que aquí, un día, hablando del aborto, y estando clarísima mi postura como ya conoces, una persona de esas "que leen con prejuicios" me soltó una como para antología del disparate)

Y algunas "peleas" tuyas con Bruno, qué tiempos, y no hace tanto de aquello...

Pero ya ves, siempre habrá quien no entienda nada. Y quien sí. Tú siempre estás entre los segundos, ¡¡¡hasta cuando me tiras de las orejas, y con razón!

Gracias por todo, Asun.
:-)


06/05/08 9:47 PM
  
Reme
De todas formas les recuerdo que en el artículo pedia ayuda para responder a preguntas como estas: ¿cómo hacerles comprender que Dios NO está jugando con ellos, sino que más bien les considera capacitados para transformar su amargura y desesperación por la esperanza del que se sabe Su estrecho colaborador? ¿Cómo explicarles el privilegio de estos “besos de Jesús”, como llamaba la Madre Teresa al sufrimiento, que nos da las cargas, la Cruz, que podemos llevar, porque Él SÍ confía y cree en nosotros?

Ese es el debate y no otro.
06/05/08 9:48 PM
  
RNA
Reme: no te des por aludida y ya está.

Sólo quise aportar algo que estoy segura que a esa familia le hará bien. Y creo que les hará mucho bien, mucho.

Si lo de Eva (y otras barbaridades que se me van diciendo cada vez que participo aun antes de leerme el comentario entero) no se llama mezquindad, vale, lo siento, ponle tú el nombre
06/05/08 9:51 PM
  
RNA
Mi respuesta justo iba al tema del hilo, directa al tema. Volved a mi primera intervención: derecha al grano.
06/05/08 9:52 PM
  
asun
Reme,
Perdona, pero no conozco a RNA más que como comentarista, pero sé de sus problemas y comprendo que estuviera dolida cuando después de aportar su experiencia sobre el tema del post algunas personas la han interpretado mal.
No me había fijado en que después habías aclarado un poco -aunque no lo suficiente- que te ponías en su lugar.
A mí me ha gustado mucho tu post y estoy de acuerdo en todo lo que dices. Pero el comentario de RNA me ha gustado aún más. Porque en este caso, por temas tratados anteriormente en otros blogs, sé de lo que habla.
Me ha gustado lo que he visto de tu blog, echaré otro vistazo. Gracias por cedernos tu espacio.
RNA,
Os tendré presentes a los cuatro en mis oraciones.
Un abrazo.
06/05/08 10:15 PM
  
Ana
RNA: espero que no tengais uno de vosotros una enfermedad muy grave. Rezaré para que tengais una vida familiar muy intensa el tiempoo que toque y que sigais dando testimonio de confianza en Dios y espero que rodeados del cariño de la familia y amigos
06/05/08 11:24 PM
  
lidia alcolea
No he leido los comentarios hasta esta mañana, porque tenia que atender a mis Hijos.
Pero lo que no entiendo es porque RNA me mete a mi en todo este jaleo.
Y de su parte, lo mismo que ella a pedido , creo que me merezco una disculpa.
Ha sido muy mezquino el poner parte de mi post en el blog de Berenice para ¿intentar atacarme?.
Mi conciencia está muy tranquila. Por suerte, y sí, lo digo muy alto y muy claro, he tenido muchas enfermedades y muy duras en mi familia, y lo único que he hecho es trasmitir a los enfermos ese AMOR de Dios que nos infunde calor y fé.
Respecto a mi abuelo solo espero que nunca jamas RNA se digne a mencionarlo, porque no le llega ni a la suela de sus zapatos.
Lo siento mucho pero cuando alguien me busca me encuenttra, por las buenas o por las malas.
07/05/08 9:18 AM
  
RNA
Ya lo veo, Lidia. Creo que, en efecto, que tu conciencia estará tranquilísima, eso no lo dudo. No he dicho nada ofensivo de tu abuelo. Ni de nadie ni nada tuyo. Tú has ido a ridiculizar una y otra vez cualquier cosa que yo diga, iuncluso sin entenderla. Lo sabes además. Bueno, da igual, basta que se lea y ya está. Tu conciencia, eso sí, tranquilísima. Seguro, no tienes que insistir en ello. Tú das mucho amor a los enfermos, padeces mucho en silencio, ya, ya lo has dicho. Los demás, como no lees lo que decimos, se ve que supones que no lo hacemos. Ni tenemos enfermedades ni desgracias. Pero tú, tranquilita en tu conciencia, eh. Qué suerte saberse así, tan "la elegida entre los justos".

Sigues sin entender nada. Bueno, creo que tampoco quieres entender.

No voy a estar en tres días, así que, si te entran ganas de volver a burlarte con "iracundia" de mis desgracias familiares y de nuestra manera de afrontarlas, y de cómo sinceramente quería aportar, de corazón, un experiencia que ayudara a esa familia, no te molestes mucho porque no las voy a leer.

Claro que, a lo mejor, eso es suficiente motivo para que te explayes, sabiendo que en tres días no te puedo responder.

Paz a Ana, Asun y a todos.

Hasta el sábado.
07/05/08 11:09 AM
  
Luis Fernando
¿Cuándo se ha burlado Lidia de tus desgracias familiares?

¿Cuándo ha dicho que los demás no dan amor a los enfermos?

¿Por qué tanta mala leche?
07/05/08 11:59 AM
  
lidia alcolea
Creo que lo que deberiamos hacer es pedir perdon a reme por usar su blog para rencillas que ni son ni seran, porque dos no pelean si uno no quiere.
Reme, es muy facil decir todo saldra bien, no te preocupes... lo dificil es estar allí cuando nos necesitan. Las palabras se las lleva el viento, los actos no. Cuando das un abrazo, en un momento así, lo estas dando de corazón , lo estas dando con Dios, cuando sin necesidad de que te llamen tu acudes, es cosa de Dios, cuando tu pones este post, tambien es cosa de Dios. Porque Dios está en cada uno de nosotros, seamos cojos, ciegos, mancos, inteligentes o no inteligentes. No somos solo carne sino tambien alma, y por mucho que queramos negarlo, ese "alma" es un trocito de Dios.
07/05/08 12:11 PM
  
asun
Reme,
Tu artículo es magnífico. Algunos comentarios también. Lo interesante sería que lo demostrásemos en la práctica. Estoy segura de que comprendes lo que ha pasado. Tu silencio me parece que es solidario. Unas palabras tampoco vendrían mal.
Cada vez creo más en que las personas son más importantes que las ideas. Hay un momento para cada cosa, y a veces, como tú dices, sólo se puede callar. Otras veces es mejor hablar. El amor al prójimo nos ayudará a decidir intuitivamente lo que debemos hacer.
Saludos cordiales.
07/05/08 4:32 PM
  
Reme
Asun
Muchas gracias .
¿A qué te refieres cuando dices "estoy segura que comprendes lo que ha pasado"?
No quiero "malinterpretar" tus palabras antes de contestarte.
07/05/08 5:29 PM
  
asun
¿"Malinterpretar"? Intento imaginar alguna mala interpretación pero no se me ocurre.
Quiero decir que comprendes lo que ha pasado literalmente: Los malentendidos, el dolor de las personas, lo que hay detrás de nuestras palabras...
Y creo que, como dices, a veces no se sabe qué decir para no herir más a los que ya están sufriendo. Transmitir nuestra solidaridad y nuestra comprensión a veces es difícil.
Saludos cordiales.
07/05/08 5:56 PM
  
Reme
asun
¿Qué tal si dejamos ya este asunto?
Me resulta escandaloso que quien entre a leer los comentarios de este y otros blogs se encuentre con este guirigall que no conduce a nada bueno.
07/05/08 6:53 PM
  
Manolico
Bueno os aclarais ya o que, haber quien habla ya del tema en cuestión.
Que falta de paz en el Señor.
Rezaré por vosotros.
07/05/08 7:39 PM
  
asun
Reme,
Yo estaba hablando del tema del post. De eso hablo. De que no nos resulta fácil ponernos en la piel de otro y saber qué decirle. En teoría, sabemos que eso es lo que tenemos que hacer: empatizar. Pero en la práctica, no sabemos hacerlo. Es un problema de comunicación y de empatía. Por eso es mejor no decir nada, pero intentando transmitir que pueden contar con nuestro apoyo y nuestra solidaridad.
Paz y bien.
07/05/08 8:14 PM
  
Nacho
Sinceramente, me gusta la idea que nos transmite Reme.

El reto es facilitar que todos lo veamos más claro. Nunca pensemos estar solos en esta labor o en esa "pasión" (doble significado).

Estemos muy unidos, defendamos la dignidad de la persona, el bien común, la verdad. Eso es siempre atractivo!!!

Saludos cordialísimos a todos y gracias por estos blogs estupendos de Religión en libertad.
07/05/08 8:54 PM
  
Esther
RNA:
No creo que las afirmaciones de Lidia sean motivo para ensañarte así con ella, ¿no?. En cambio, tus comentarios me transmiten un reparto de justicia bastante desmedido.
Todos sufrimos, unos más que otros, y no lo utilizamos como arma arrojadiza contra nadie, tampoco con los que aparentemente pensamos que sufren menos que nosotros.
07/05/08 9:03 PM
  
asun
Esther,
Por favor, Reme tiene razón en que hay que dejar ese asunto. Ha habido varios malentendidos a partir del comentario de Eva (que no comprendió lo que decía RNA) Es normal que se haya sentido herida, porque había intentado ayudar desde su propia experiencia dolorosa. También es normal que Lidia se sienta dolida de que RNA se dirigiera a ella pensando que su comentario estaba apoyando la línea del de Eva (más malentendidos)
Por eso insisto en que tenemos que hacer un esfuerzo por empatizar. Sobre todo en casos como estos. Lo mejor es olvidar ya el asunto, como ha dicho Reme. O si acaso, reflexionar sobre lo difícil que nos resulta reconocer el dolor ajeno, y decir las palabras adecuadas.
PAZ y bien.
07/05/08 10:17 PM
  
lidia alcolea
Creo que el problema radica en que RNA cree que sabemos algo de su familia o que se yo...
Yo es la primera vez que participo en algo asi.
No me ha interesado nunca por esto mismo que estamos viendo.
No soy rencorosa, ni vengativa.
Pero si soy muy dada a luchar por "mi casa" y a todos aquellos que entran.
Soy una persona que te puedo dar un beso, porque lo has hecho bien, peri si te tengo que dar un cachete porque lo has hecho mal, lo hare. Eso no quita que al dia siguiente te pida disculpas, no tengo ningun problema.
Pero lo mismo que espero de mi, espero de los demas: yo nunca me meteria con alguien que no se puede defender, nunca llevaria dires y diretes de uno a otros para provocar, y jamás osaria el que una persona no estubiera para jactarme de ella. Dice el refran " El ladrón se cree que todos son de su misma condción". No...
Os ha quedado claro. Yo no se quienes sois, ni vuestras condiciones familiares, lo mismo que vosotras no sabeis de mi. Pero me tratais como si yo supiera vestras circunstancias, y yo no me he metido con vosotras.
Pero ya veo que si no es conmigo será con otro.
Lo único que puedo decir es que ¡Ojala Dios os de esa paz que buscais! Porque sólo en El la vais a encontrar.
07/05/08 10:23 PM
  
lidia alcolea
Asun, acabo de leer tu post y deseo pedir disculpas. No lo he hecho bien, pero tampoco sabia nada. De repente me ví metida en algo que ni habia comido ni habia bebido. En mi Post de Berenice tambien me he disculpado.
Solo espero que esto que de "AGUA DE BORRAJAS" como dicen en mi pueblo.
Si necesitais algo de mi no dudeis en pedirlo. Creo que para eso estamos.
Aunque pueda parecer a veces muy "árida" eso dice mi padre, no lo soy (eso decia mi abuelo).
Si hablas con RNA dile que si ella quiere en mi tendra una amiga para lo que desee. Y tu tambien
Bendiciones
07/05/08 10:37 PM
  
asun
Lidia,
Yo conozco a RNA como comentarista nada más. Pero sé que atraviesa unas circunstancias muy difíciles, porque hubo un momento en el que todos pedimos por su familia en un blog.
LF, si sabrá de lo que se trata. Yo, lejos de querer liar las cosas sólo quería arreglarlas. Creo que precisamente tenemos la ocasión de practicar lo que dice el post de Reme, por encima de los malentendidos que haya habido. Es el problema que tiene este medio, que es muy fácil interpretar mal a los demás.
Nos necesitamos unos a otros. Ojalá al leernos alquien pudiera decir "mirad como se aman".
Un saludo cordial
07/05/08 10:42 PM
  
asun
Gracias.
07/05/08 10:43 PM
  
lidia alcolea
Asun:
Creo que nosotras ahora mismo lo hemos hecho.
A Dios sean dadas las gracias
07/05/08 11:16 PM
  
Esther
Asun:
Llevas razón.
08/05/08 11:51 AM
  
Luis Fernando
Yo sí conozco las circunstancias personales de RNA, pero como ella no las ha contado acá (ni digo que lo haga), el resto no tiene forma de saberlo.

Creo que deberíamos intentar rebajar el tono de los enfrentamientos, sobre todo cuando se implican cosas emocionales. No hay forma de reparar el daño que se hace una vez que una palabra mal dicha sale de nuestra boca o del teclado de nuestro ordenador.
08/05/08 12:37 PM
  
Reme
Mensaje recibido de un amigoque merece ser compartido, o eso creo yo.
Dice así: Eso es lo real... pero a cada uno Dios le pone en sus hombros lo que pueda llevar. A veces el dolor es tan grande que es más difícil de asimilar. Pero la experiencia lleva a ver que "siempre" hay algo así para que Dios nos pueda llevar al Cielo saltando el purgatorio.

Un abrazo y rezaré por tus amigos.



08/05/08 5:53 PM
  
Hay licenciaturas de 3 años?
Remedios Falaguera, ¿cómo es eso de Licenciada en Magisterio? ¿Magisterio no son 3 años de carrera? entonces,, si son 3 años, corresponderá a una Diplomatura,,, ¿ o no?
Las Licenciaturas, creo que son de 5 años, y jamás he oído lo de Licenciado en Magisterio.
Saludos.
21/07/09 5:38 PM
  
Reme
Las cosas de la vida cambian que es una barbaridada!!!! siento que en mi diploma de hace treinta años conste como licenciatura.Un saludo y buen verano
07/08/09 9:47 AM
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Creo que es interesante la lectura de la carta que sigue, publicada en

http://www.statveritas.com.ar/Varios/CARTA_DE_UN_PADRE_QUE_PERDIO_A_SU_HIJO.pdf


Carta de un Padre que Perdió a su Hijo

Publicamos este testimonio de un padre católico, a raíz de la muerte de su hijo. Es el fruto de una fe profundamente vivida por él y por toda su familia.


Carta de un Padre que Perdió a su HijoAnte un mundo ateo, descreído y sin esperanza, que hace alardes de una presunta seguridad en sí mismo pero que, ante hechos como éste, el de enfrentar la muerte de un ser querido, no ve más que un callejón oscuro y sin salida, imagen de su desesperación.
Es un testimonio diametralmente opuesto de quiénes hoy promueven la cultura de la muerte.

"LA GRACIA DE PABLITO"

En los cursos de la universidad, es común que los alumnos me planteen sus cuestionamientos acerca de la cantidad de hijos que uno tiene. Sus reacciones van desde la mirada escéptica hasta la admiración cuando se enteran del número de hijos que integran mi familia. ¡Ocho! exclaman con una expresión mezcla de incredulidad y asombro. Siempre se plantea esto, especialmente cuando se da ese diálogo personal, tan necesario en las materias formativas de la Universidad, para entrar en un clima de confianza imprescindible. Son temas muy “calientes”, “existenciales”, “comprometidos” que requieren respuestas de idéntico tenor. Y una de esas respuestas que hace ya años he esbozado respecto al tema de los hijos empezó siendo una “ocurrencia”, es decir, algo que se me ocurrió de repente y que ahora no sería temerario atribuir a algo superior. La inspiración del Espíritu Santo no es ningún mito para la fe católica. En las miles de horas de clase que he dictado varias veces me he encontrado diciendo cosas que jamás las había pensado y que siempre me pregunto de dónde salieron. Una de esas “ocurrencias” la planteaba más o menos así: “Dice el lugar común que „se traen hijos al mundo‟. Pues bien, eso en realidad no es tan así. El mundo es algo pasajero, transitorio, no es el lugar definitivo de nuestros hijos (tampoco el nuestro). En realidad traemos hijos para la eternidad. Tenemos hijos con destino de eternidad, no con destino mundano. Esto no es lo definitivo. No están destinados a la muerte. Lo definitivo es lo eterno, el mundo de lo sobrenatural, lo que no es de este mundo (ni tampoco extraterrestre o extraplanetario). Cada hijo es un destinado a lo eterno. Para decirlo de una vez: cada hijo está destinado a Dios. Todo padre católico tendría que tener esto absolutamente claro. Especialmente para entender la insistencia de la Iglesia Católica sobre la generosidad que deben tener los esposos en la transmisión de la vida. Esto era uno de los aspectos de la “ocurrencia” de la que hablo. Era algo que “me salió” un día, así, en una clase y no me olvidé más de decirlo. ¿Por qué lo decía? No lo tenía tan claro. Y encima, había otra cosa que decía que sonaba más raro todavía. Hablaba de una póliza de seguro que nadie, absolutamente nadie, se atrevería a firmar: nadie puede asegurar que va a morir antes que sus hijos. Nadie puede asegurar que, como dice la ley de la naturaleza, los hijos van a enterrar a sus padres, porque eso es lo natural, lo que debe ser, lo que está en la naturaleza de las cosas, en definitiva, lo que está bien (aunque la muerte de cualquier ser querido siempre nos duela). ¿Por qué decía esto último? Nunca lo supe con certeza… hasta ahora.

Lo extraño de todo esto es que tenía una rara sensación al decirlo, nunca lo expresé, nunca dije nada, pero esa sensación me acompañaba al terminar de decir estas cosas en las clases. Y esa sensación me decía en lo más profundo que “Alguien” me iba a cobrar esa extraña e infirmable póliza. Alguien me iba a pedir vivir la terrible posibilidad de lo que decía. Vivir lo que decía… Vivir-lo-que-decía. Claro, ¡qué fácil es decir las cosas sin el compromiso de vivirlas! ¡Qué fácil es hablar, qué fácil salen a veces las palabras! ¡Qué fácil! Incluso lo escribí. No esto. No así. Pero sí escribí sobre el dolor, escribí sobre la Cruz, lo que todo esto significa para el cristiano y para la esencialidad de lo cristiano, de lo católico. Está en mis libros de teología. Está escrito. Está impreso. Sin la Cruz, sin el dolor, y sin la resurrección, el cristianismo es ininteligible. No se entiende nada. Nada de nada. En el mejor de los casos, reducimos a Cristo a una especie de filósofo moral. Y ya se sabe que reducir a Cristo a eso es la muerte del cristianismo. No necesitamos más filósofos (de “filósofos” estamos hasta acá), necesitamos un Redentor, un Salvador. Y Cristo dio vuelta el dolor, porque de una manera revolucionaria nos muestra un dolor que no es solamente como dijeron los paganos (y hasta ahí llegaron) una ocasión para aprender. Ya no se trata de ser solo algo que nos hace madurar. Se trata de que ahora el dolor no solo enseña sino que encima salva, y salva eternamente. Y también ¡qué fácil suena esto! ¡Qué fácil es escribirlo, no solo decirlo, también escribirlo! ¿Qué “arriesgaba” al decirlo? ¿Qué “arriesgaba” al escribirlo? ¿Qué ponía en juego? En definitiva, ¿qué vivía de lo que estaba diciendo? Siempre un profesor, especialmente cuando se trata de materias como estas, sufre la sensación de la enorme desproporción entre la propia miseria personal y la grandeza de lo que está enseñando. Me ha pasado siempre. Continuamente. Todo el tiempo. La verdad católica es algo tan inmenso, tan desproporcionado enfrentada a la sabiduría meramente humana, que siempre nos pasamos repitiendo aquello de San Pablo: “…Llevamos este tesoro en vasos de barro para que se vea que el poder extraordinario viene de Dios y no de nosotros” (II Cor 4, 7). O eso otro de Messori en su “Apostar por la muerte”: “Escribo, pues, a disgusto, angustiado por el terror al moralismo, máscara hipócrita e inhumana del moderado, que se permite pontificar acerca del dolor del prójimo mientras se fuma un buen habano en la sobremesa de una buena comida” (p. 56).

Pues bien, unos ya lo saben pero aquellos que no me conocen quizás ya hayan adivinado que ese Alguien se cobró la póliza, que lo que yo escribí o dije un día en las clases de la universidad ya no son palabras en el viento, no son “flatus vocis” como diría un rabioso nominalista, ya no se trata de tinta o toner impreso en un papel. Se trata de un hecho. Ya no soy el moderado del que habla Messori que discurre acerca de “teoremas teológicos” sobre el dolor. YA NO PUEDO SERLO. En esa extraña letanía repetía: “Yo traigo hijos para la eternidad”. Pues eso, queridos amigos, es para mí ya un hecho, un hecho tremendo, algo cuya premonición pareciera haber estado enquistada en las oscuridades (¿o luminosidades?) de mi alma, algo que apareció de una manera brutal, inesperada, para golpearnos con la fuerza de una maza en lo más profundo del corazón. Hace ya más de un año, todo esta extraña letanía se me ha hecho carne, se ha hecho vida, se ha hecho existencia, se ha hecho ser. Hace ya más de un año mi hijo Pablito, de 15 años, murió en un accidente en el campo de sus abuelos. Hace ya más de un año una inmensa mole de hormigón se le cayó encima y lo mató. Decía André Malraux: “El hombre nace cuando, por vez primera, susurra ante un cadáver: ¿por qué? ”. ¿Habré, entonces, nacido un martes 13 de enero del 2004?

No es natural que un padre entierre a su hijo. No, no es natural. Pero los cristianos sabemos que no todo se termina en lo natural. Sabemos que hay una dimensión sobrenatural que lo cambia todo. Esto es así. Lo sobrenatural lo cambia todo, todo, absolutamente todo. Lo humano ya no es “solo” humano. Nada es igual visto con los ojos de lo eterno.

Y en medio de todo este dolor uno se va dando cuenta de que esto es un regalo inmenso, sí, es cierto, un regalo que duele como si te arrancaran un pedazo de corazón, (en realidad, esa es la sensación “física” que uno siente, que te arrancan un pedazo de tu corazón, esto lo he hablado con otras personas que han perdido a sus hijos) pero –a la luz de Cristo– es un DON, una GRACIA. La gracia no te ahorra ningún dolor, es lacerante, pero como también lo fue el dolor redentor de Cristo y el dolor corredentor de la Virgen.

Y todo esto ha sido una lluvia de gracias sobre todos nosotros. Cristo no vino a eliminar el dolor (por lo menos en esta etapa peregrinante). No vino a dar una explicación sobre el dolor. No vino a destruir la Cruz sino a extenderse sobre ella (Claudel). No destruyó el dolor sino que vino a transformarlo. Y yo soy testigo de eso. Tengo toda la sensación de que mi familia y yo HEMOS SIDO CONSIDERADOS DIGNOS DE SUFRIR ESTE DOLOR. Todos los días doy gracias por tener fe, pero pido también todos los días ser sostenido en ella. Vivo todo esto como una gracia, como un don y…también como expiación.

Y para aquél que piense que todo esto que digo es una especie de “chicana” psicológica para zafar puedo contarles que todos los días que recuerdo a mi hijo siento que se me clava un dardo en el corazón. Para los que tengan la tentación de apelar a explicaciones sobre “delirios místicos” y cosas por el estilo, simplemente sepan que tengo muy presente todo lo que viví en esas horas terribles. Como cuando iba por los pasillos del hospital municipal de Necochea diciéndoles a las dos personas que tenía a mi lado (y que estaban ahí porque creían que me iba a caer a pedazos): “Voy caminando hacia el momento más terrible de mi vida”. Sí, lo dije con una conciencia tan clara que aún hoy me sorprende: “Voy caminando hacia el momento más terrible de mi vida”, de toda mi vida. Lo que vi allí no podré sacármelo nunca más de mi cabeza. Dicen que la memoria es selectiva. Yo no creo demasiado en eso. ¡Maldita memoria! A veces desearía que ciertas imágenes, ciertos datos se me perdieran para siempre. Pero Dios sabe por qué los recuerdo. Lo que vi ahí estará en mi memoria para siempre y cada vez que lo traiga, cada vez que lo recuerde, cada vez, me dolerá casi como la primera vez, partiéndome el corazón como la primera vez. ¡Y cómo me duele, casi más que haberlo visto así, el no haberlo besado, el no haberle dado la bendición, como hice casi todos los días de su vida! ¡Cómo me duele, Dios mío! No fui lo suficientemente fuerte como para saber qué tenía que hacer. Sí, es cierto, le pasé la mano por su cabeza mientras le decía “¡Pablito, Dios mío, Pablito”! Pero “me olvidé” de besarlo y bendecirlo. Siempre me acuerdo dolorosamente de ese momento de debilidad. Pero sé que a Pablito eso no le importó. Seguramente, como dijo Agnes, “Pablito ya sabe…”, “Pablito ya entiende…”.

¿Qué clase de religión es la católica? ¿Acaso una religión que nos sirve simplemente para enterrar bien a nuestros muertos? ¿En qué creemos realmente cuando enterramos a alguien amado? ¿Acaso nuestra fe es una muleta que al mejor estilo de los toxicómanos utilizamos para soportar lo insoportable de esta vida? ¿Y cuando el tiempo va curando heridas, vamos dejando esa fe de lado a la manera que un inválido que se restablece va dejando las muletas? Si las palabras de Cristo a la hermana de Lázaro no son reales pues entonces todo el cristianismo no es más que la mentira más grande de la historia (Nietzsche). Y, entonces, mi hijo está más muerto que nunca. Pero Cristo le dijo a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida; quien cree en Mí, aunque muera, vivirá. Y todo viviente y creyente en Mí, no morirá jamás. ¿Lo crees tú?” (Jn XI, 25-26). ¿Lo crees tú, cristiano? ¿Lo crees tú que entierras a tus muertos? ¿Rezas por tus muertos?

¿Puedes ofrecer por ellos para que ellos puedan purificarse más rápidamente en aquello que los católicos llamamos purgatorio? ¿O tus muertos ya están bien muertos para siempre? ¿Lo creo yo, cristiano? Y entonces aparece el cristianismo como ese orden milagroso sobrenatural que nos permite respirar el aire puro fuera de la “cárcel” de la naturaleza, fuera de ese mundo pagano que cree que todo se termina ya aquí, o que en el mejor de los casos nos hace creer que nos disolvemos en el polvo cósmico panteísta. Cristo no es un fundador de religión más. No es simplemente “el predicador de Dios”. Es Dios mismo conduciendo a los hombres a la realidad más profunda. A diferencia de cualquier otra “construcción religiosa” (y por lo tanto, mera invención humana) el cristianismo tiene un carácter específicamente sobrenatural, gracioso y anormal. No es la normalidad del hombre en busca de lo divino como pasa en todas las religiones falsas inventadas por el hombre. En el cristianismo es lo divino lo que se mete en la historia humana de manera definitiva y total, para hacernos partícipes de lo divino. “Dios que se hace hombre para que el hombre se haga Dios”.

Cristo nos está simplemente diciendo “ESPEREN”, “NO PIERDAN LA ESPERANZA PORQUE YO SOY LA ESPERANZA Y PORQUE UDS. VAN A VOLVER A VERLOS, A ELLOS, A LOS QUE LLORAN”. “ESTO NO ES LO DEFINITIVO”, “EL DOLOR NO TIENE LA ULTIMA PALABRA”. “LO HE TRANSFORMADO DE TAL MANERA QUE VUESTRO DOLOR ES ESA ESCALERA PARA LA FELICIDAD”

Y también escucho que él me dice al oído, despacito: “Os di un muchacho que, en su breve tiempo terreno, siempre demostró tener más signos de vivir para el Cielo que para la Tierra. A quien le quito le devuelvo; no importa si en la Tierra o en la eternidad, pero Yo restituyo todo. Y os devolveré cada criatura, todas las que os tomé para llevarlas a lugar seguro y porque necesitaba de esa criatura en lo alto; del mismo modo que necesito de todos vosotros en la Tierra para que llevéis el amor, para que seáis la sal, la luz, para que seáis la salvación de un alma, por lo menos. En las oscuras horas del dolor mirad más allá y seréis consolados. Trazad un puente desde la Tierra al Cielo. Mirad al Cielo y pensad en cuándo lo alcanzaréis, cuándo volveréis a ver a vuestros amados, que parecen perdidos. “PARECEN” perdidos. Pero no es así. Están vivos en Mí, vivos, invisibles, amorosos, presentes en vosotros. Os sonríen y os aman con un amor perfecto: os esperan y os estrecharán con el corazón”. (La Palabra continúa en el Signo de los tiempos –palabras de Nuestro Señor a un alma escondida–, diciembre de 1977).

Cuando empezaron a llegar todos aquellos que nos quieren, y nos quieren bien, en esos días inolvidables del velorio en el campo, en nuestra casa en el Tigre y finalmente en el cementerio, en ese “lugar de dormición”, (eufemismo que no tiene nada que ver con la negación de la muerte de la sociedad moderna sino con la esperanza de que nuestros muertos no están definitivamente muertos), todos nos acompañaron con su presencia, algunos con sus palabras; otros, imposibilitados de decir algo, lo hicieron simplemente con sus miradas que lo decían todo. Muy pocas frases “de circunstancia”, pocas, muy pocas… La gente se portó diez puntos… pude ver muchos cristianos, gente con fe católica. Y decir: “Gracias, Dios mío, por este dolor inmenso, enorme, desgarrante. Gracias porque este dolor me permitió descubrir el amor en muchos rostros” ¡Ni qué decir el de aquella que me ha acompañado siempre hace ya casi veinte años! ¡Pude sentir toda su fuerza de madre dolorosa!

Y entre aquellos “lugares comunes” que a uno le dicen en esos momentos, (pocos, muy pocos, como dije) hubo uno ante el cual mi interior se rebelaba. Uno ante el cual sentía un indescriptible malestar. Algo no estaba bien. “¡Qué desgracia!” “¡Qué desgracia, Pablo!”, me decían. ¡Pobre! En realidad quien me lo decía, lo hacía de todo corazón y con la mejor de las intenciones, pero yo no podía evitar sentir un sordo rechazo en mi alma.

Para mí las palabras tienen su “peso”. Y si a la palabra “desgracia” la buscamos en el diccionario nos daremos cuenta de que en realidad no existen las desgracias, los que existen son los des-graciados. Si el tsunami del Indico hubiera ocurrido hace millones de años, ¿qué habría pasado? Pues, simplemente,…nada. Ningún muerto, ningún drama, ninguna tragedia, ningún “milagro”… Bueno, en realidad, sí, algo habría pasado: la isla de Sumatra se habría corrido treinta centímetros de su lugar. Y eso ¿a quién le importa? Pero, es que es lógico, la isla no es “alguien”, es algo.

Por lo tanto, toda desgracia le sucede a alguien. Alguien es desgraciado, no algo. Incluso en el campo tenemos un verbo para esto. Decimos que alguien “se desgració”. Siempre en carácter reflexivo. Sobre alguien cae la desgracia. Y cuando me decían “¡qué desgracia!”, había algo dentro mío que decía: “¡No, no es así! ¿De qué me está hablando? ¿De qué soy un desgraciado?, ¿de que mi familia es desgraciada?, ¿de que Pablito era un desgraciado?”. Y la pregunta se me vino una y otra vez: ¿Era Pablito un desgraciado? ¿ERA PABLITO UN DES-GRACIADO? El hombre moderno, el hombre “natural”, habría contestado sin dudar: “¡Sí, por supuesto!, ¿o querés negar lo evidente? ¿No lo ves? ¿No ves que se „malogró‟? ¿No ves que tenía toda una vida por delante?”. Para nosotros que miramos la existencia desde nuestra pequeña y estrecha “ventanita” temporal parecería que lo único que tendríamos que hacer es darle la razón a estas personas tan “lógicas”. Pero los católicos sabemos que para Dios no hay “vida por delante” ni “vida por atrás”. No hay
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tiempo, sino un eterno presente. Y a mí me venía una y otra vez aquello de lo natural y lo sobrenatural y cómo lo sobrenatural lo cambia todo. Y para Dios cada uno tiene su tiempo. Para Dios cada uno tiene un propósito. El dogma católico de la providencia de Dios es fundamental para entender esto. Pablito ya había cumplido acá todo lo que tenía que hacer. Dejemos que los incrédulos y ateos dibujen en sus rostros sonrisas irónicas y cínicas. Dejemos que nos tachen de “místicos”. No importa. De esos ya dijo Nuestro Señor: “No se dejarán persuadir, ni aún cuando alguno resucite de entre los muertos” (Lc 16, 31). Por lo tanto, ¿de qué desgracia estamos hablando? Y yo estaba pensando en la única des-gracia que nos debe importar, aquella que no depende de criterios meramente humanos, sino de aquella que habla de la ausencia de lo divino sobrenatural en nosotros. La única y verdadera desgracia importante es la que expulsa a Dios de nuestra alma. “Porque el que se salva sabe y el que no, no sabe nada”. Y todo el tiempo también me venía lo de Fray Pedro de los Reyes:

Yo, ¿para qué nací? Para salvarme.
Que tengo que morir es infalible.
Dejar de ver a Dios y condenarme
Triste cosa será, pero posible.
¡Posible! ¿Y río, y duermo, y quiero holgarme?
¡Posible! ¿Y tengo amor a lo visible?
¿Qué hago? ¿En qué me ocupo? ¿En qué me encanto?
¡Loco debo de ser, pues no soy santo!

En ese sentido, la respuesta a la pregunta era relativamente fácil. ¿Era Pablito un desgraciado?

Dejemos de lado la cantidad de cosas que me contaron en esos días sobre Pablito (muchas de ellas ni las sabía). Cosas especiales de un chico especial. Solo recordemos dos que nos pueden servir para contestar a la pregunta. Aquella de unos meses antes del accidente, cuando Pablito le dice a Agnes: “¿Sabés una cosa? No dejé de comulgar ningún domingo desde que hice la Primera Comunión”. Y esa otra, cuando estábamos en la mesa de casa, comiendo, y alguien preguntó qué era un pecado mortal. Y Dolores, además de la definición de rigor, dio algunos ejemplos. Pablito se quedó pensativo unos segundos, y después largó aquello de: “¡Pero, mamá, entonces eso es muy difícil que se dé!”. Y uno que se queda mirándolo medio turulato y pensando: “Quince años y esa inocencia. ¡Ojalá yo la hubiera tenido y conservado a esa edad!”. Y volvemos a ver esas sonrisas irónicas diciéndonos: “¡Claro! Eso pasa cuando no conocen de la vida y viven en una campana de cristal”. Pero Pablito sabía perfectamente de qué estaba hablando. Conviviendo con sus compañeros del Nacional de Vicente López, Pablito no necesitaba precisamente lecciones de “realidad”. Y ya que hablamos del Vicente López, no dejó de llamar la atención el silencio impresionante que hizo todo el patio con 800 alumnos el primer día de clase, cuando anunciaron públicamente su muerte. Un silencio que ni siquiera San Martín o Belgrano con todos sus oropeles o los esfuerzos de los celadores pudieron lograr en las fechas patrias. Ese fue otro de los “milagros” de Pablito.

Así que lo de Pablito está claro. Pero, enseguida viene la otra: ¿y nosotros? ¿Acaso nuestra familia no es desgraciada? No pienso meterme en la conciencia de cada uno. No corresponde. Cada uno sabe en qué anda. Pero sí sé algunas cosas. Sí sé lo que son unos verdaderos desgraciados y sí sé lo que son los verdaderos agraciados. Y no dudo en poner a mí y a mi familia entre estos últimos. ¿Cómo podemos sentirnos desgraciados si tenemos la Fe verdadera? ¿Cómo podemos ser desgraciados si tenemos una Patria como ésta? ¿Cómo podremos decir que la desgracia ha caído sobre esta casa, si podemos vivir en nuestra familia un dolor tan grande como éste y verlo como una gracia transformante, como un don? Ni qué decir de la manera en que Dios, de manera misteriosa, nos ha hecho llegar algunos “regalitos” que nos han conmovido hasta las lágrimas. ¿Cómo podemos decir que somos desgraciados si tenemos una familia como ésta en la que se nos ha enseñado la potencia del amor gratuito? No solo no somos desgraciados, sino que somos AGRACIADOS, y porque somos agraciados debemos ser profundamente AGRADECIDOS.

P.M.
03/07/10 7:11 AM

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