Genio femenino

Cuando me llamo Luis Fernando para participar en los blogs de Religión en Libertad debo confesar que me sentí halagada. ¡Yo, una madre de familia y sin especiales conocimientos teológicos, escribiendo de “estos temas” junto a colaboradores de tan alto nivel!

Por un momento me sentí fuera de lugar y me embargó el miedo y la responsabilidad del reto que se me presentaba, pero como decía Juan Pablo II, en la vida nada pasa por casualidad.

Espero que nadie pretenda encontrar en mis artículos grandes tratados filosóficos, ni debates teológicos de envergadura. Yo solo sé hablar de temas cotidianos que ocupan y preocupan al común de los mortales - la familia, el amor, la maternidad, los jóvenes, la amistad, el trabajo, el compromiso, la educación de los hijos, el dolor,… -. Eso sí, desde lo que creo debe ser la visión de una mujer católica que se sabe comprometida con Dios, con la Iglesia y con la sociedad. Una mujer normal y corriente que reconoce con orgullo su “genio femenino” y que asume la responsabilidad de “dar gratis, lo que ha recibido gratis”.

Una mujer, admiradora de otras mujeres intuitivas, serviciales, piadosas, valientes,… En una palabra, mujeres imprescindibles, que tienen mucho que enseñarme y que enseñarnos todavía, y por las que vale la pena escribir este blog.

Mujeres como María que supo ver con los ojos del corazón lo que Dios le pedía. Y que sabe comprender nuestras palabras y gestos para presentárselas al Señor con una sonrisa; o como la pecadora Magdalena que lloró por sus debilidades en público, sin ningún rubor, pero que - por amor y por fe- acompañó al maestro y a su madre al pie de la cruz, cuando todos le habían abandonado.

Mujeres como la Madre Teresa que supo ofrecer los consuelos necesarios a los pobres, marginados, abandonados, enfermos, con delicada ternura; o como Catalina que tuvo la destreza de trabajar incansablemente para servir con alegría y coraje, a la Iglesia y al Romano Pontífice, simplemente por Amor.

Mujeres como Sor Leonela que mientras se apagaba su vida después de ser acuchillada en Somalia por unos fanáticos seguidores de Mahoma, repetía a una de sus hermanas: ”Perdono, perdono, perdono”; o como Edith Stein, que supo poner su vida con alegría y pasión al servicio de la verdad.

Mujeres sencillas y anónimas que “expresan su talento femenino en el servicio de los demás en lo ordinario de cada día”.

A ellas espero no defraudarlas. A ustedes les prometo -lo voy a intentar y seguro que con su ayuda lo consigo- que “mis palabras… hablen de Ti”

Muchas gracias

Nota: Este blog se merece a mi juicio que esta imagen de María presida su cabecera. Tierna, cercana y sugerente, … Pues eso.
Genio femenino no sería nada sin Ella.

Remedios Falaguera Silla

36 comentarios

  
Luis Fernando
Remedios, bienvenida a Religión en Libertad. Estoy seguro de que aportarás muchas cosas buenas a este portal.

Que el Señor te acompañe en esta andadura.
30/04/08 7:08 PM
  
jara
Ya te has ganado una lectora¡ Muchas gracias por el tiempo que vas a dedicar.
Un fuerte abrazo.
30/04/08 8:32 PM
Enhorabuena Remedios, se que genio no te falta.
Leyendo tu presentación me ha hecho recordar aquellas palabras escritas por un tal Lucas: “Marta, Marta, tú te inquietas y te turbas por muchas cosas; pero pocas son necesarias, o más bien una sola. María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada”.
30/04/08 8:34 PM
  
Nacho
Qué alegría encontrar a una madre de familia por estos lares!!!! Y tanto que nos interesan también aquí sus aportaciones. Entresaco las palabras de un buen amigo que hace unos meses comentaba que en los últimos años parece que algunos piensen que la mujer, para ser “ella misma”, se ha de presentar como antagonista del hombre.

Más bien creo que la rivalidad entre los sexos no ayuda a un desarrollo armónico ni de la familia ni de la sociedad. Se han creado-inventado-exagerado tensiones; incluso se ha buscado el camino del medio: desdibujar las diferencias hombre-mujer, pasando a ser secundaria la diferencia sexual y primordial una visión cultural o de género.

Por favor, no cambiemos lo que es la naturaleza de las cosas, decía este buen amigo. Ya sabemos que los hombres nos interesamos más por lo que pasa, las mujeres por lo que es, van más a la raíz, a lo concreto, son más “conscientes”. ¡Pues genial, así nos complementamos también en un nivel afectivo y racional!

Creo que esa misma armonía en el equipo de vuestra web ayudará a que todos veamos lo trascendente como algo esencial, para la persona y para la vitalidad social.

En fin Reme, adelante con este rinconcito de ternura e intrepidez, que falta nos hace.
30/04/08 8:38 PM
Estimada Reme

Me alegro, con franqueza, de que empieces a editar, por así decirlo, tu Blog en este rincón de libertad que, en lo religioso, se abrió en Libertad Digital.

Como bien sabes hace tiempo que sigo lo que escribes en otros lugares de la red y estoy seguro, de forma absoluta, que sabrás, con tus escritos, dar una visión perfectamente femenina de la vida porque así lo vienes haciendo durante mucho tiempo (al menos desde que yo conozco lo que haces en Conoze, con Juanjo Romero, el ahora colega tuyo el la Blogosfera)

También me alegro mucho de que hayas elegido la imagen de María Madre que, amorosamente abraza a su Hijo con tanta ternura como sólo puede hacerlo una madre. Está claro que el beso que con amor le da y las manos que, fuertes, sujetan el pequeño cuerpo del amado fruto de su seno, no pueden pasar desapercibos para nadie.

!Cuánto me alegro de que también pueda encontrarte aquí!

!Ah y te recuerdo que tenemos pendiente un café cuando vengas a visitar a tu padre¡

Firmado: el torrentí
30/04/08 8:56 PM
  
Reme
Muchas gracias a todos por esta entrañable bienvenida.

Luis Fernando:Por lo menos lo intentaré

Jaume: Espero que no se me olvide lo importante, aunque ya sabes aquello de "A Dios rogando pero con el mazo dando"

jara, jara...por lo que te he leido "genio" a ti tampoco te falta.

Nacho: Cuanta razón tienes! Todos necesitamos asumir que un nuevo feminismo es posible. Estoy segura que aprovechare esta columna para hablar de ello.
30/04/08 9:02 PM
  
Reme
Eleuterio: Eso está hecho!!!
Una imagen vale más que mil palabras y esta ...lo dice TODO.
30/04/08 9:04 PM
  
Beatriz
Felicidades por tu estreno en el blog!! Temas cotidianos...nada pasa por casualidad....responsabilidad...., me da a mí que este blog va a engancharnos !!! Olé, hablando claro, y en femenino.
30/04/08 9:42 PM
  
Berenice
Reme: desde el blog Berenice te damos la bienvenida. Tenemos en común contigo que hay varias madres de familia como tú y con las mismas preocupaciones e ilusiones.
30/04/08 10:03 PM
  
Unitas
¡Bien hallada!
Tú no te preocupes, que como no hables bien de la Madre y del Hijo, ya te recordaremos. Lo del genio femenino que creo fue cosa del bendito Juan Pablo II ¿o fue el CVII? siempre me hace gracia, no sé en otros idiomas cómo se dice, pero el "genio-genio" femenino más asusta que otra cosa. A ver cómo le redimimos con la fortaleza y la piedad, o cómo. ¡Muchos ánimos y muchas gracias!
01/05/08 12:47 AM
  
azahar
Reme: ¿de dónde sacas el tiempo? Es una curiosidad porque mi familia me dice que dejo de hacer las tareas de casa por estar en el ordenador y veo que muchos de vosotros hasta tenéis blogs. No lo comprendo. ¿tu actividad en internet te roba tiempo para tu familia? ¿o éste es tu trabajo de ocho horas?
01/05/08 2:07 AM
  
azahar
La imagen me parece fabuloda. Mujer y madre abrazando a su hijo. La representacion de la ternura. No comparto contigo la idealizacion de la mujer. la mujer no es más ni menos que el hombre pero cuando es madre, es Madre.
01/05/08 2:12 AM
  
Reme
Beatriz, Berenice: Muchas gracias
Unitas: Creo que fue Juan Pablo II en la Mulieris dignitatem ,o por lo menos yo fue alli donde por primera vez lo lei.
Azahar: Hace unos meses si era este mi trabajo de 8 horas. Ahora lo tengo que compartir con un trabajo de media jornada . Gracias a Dios , todo en la vida tiene su tiempo y escribir desde casa , mientras controlas los deberes de los niños( los mios ya son mayores), los llevas y recoges de las actividades extraescolares,...da para mucho. Eso si, tengo que confesarte que me levanto muy pronto y eso me facilita poder escribir.

¿Me podrías explicar mejor esta frase de tu post: la mujer no es más ni menos que el hombre pero cuando es madre, es Madre? Uff!
01/05/08 5:12 AM
  
VK
El mayor progreso moral del s. XX ha sido empezar a reconocer a la mujer; queda ahora valorar a la mujer real distinguiéndola nítidamente de la imagen mutilada de ella que han construido las teóricas feministas. Esto, me parece, implica que también reconozcamos en la vida real la dignidad y la utilidad de la madre de familia: ¿hay una tarea más beneficiosa para la sociedad?
01/05/08 10:20 AM
  
RNA
VK:

Dices "queda ahora valorar a la mujer real distinguiéndola nítidamente de la imagen mutilada de ella que han construido las teóricas feminista"

Dos cuestioncillas (y créeme, por favor, que sin ironía en absoluto sino con inmensa curiosidad):

1-¿podrías precisar a qué llamas "mujer real"?

2-ni en las más "mutilantes" feministas he visto negar la dignidad de la maternidad en familia como condición elegida. Ya sabes de qué pie cojeo y nunca he visto que nadie niegue mi utilidad como madre ni mi dignidad en el desempeño de ese aspecto de mi vida.
01/05/08 11:11 AM
  
Juanjo Romero
Reme, ¿qué hace una chica como tú en un lugar como este?, je, je.

Bienvenida, ya se ve que he llegado tarde, otros entraron en harina.

No me queda más que suscribir lo dicho por LF, ya estás aportando cosas buenas; por Unitas, "genio-genio" femenino más asusta que otra cosa; y por Eleuterio, que se ha dado cuenta que has sido la única que ha puesto una imagen de la Virgen, bien bonita, por cierto.

Ya conoces que soy parco en palabras, estoy seguro de que tal como has hecho en otros lugares engancharás a mucha gente con tu modo de ver y decir las cosas.

01/05/08 11:58 AM
  
PEPA
REME, LEO TODOS TUS ARTÍCULOS EN DEBATE21 Y ME PARECE QUE ESTÁS MÁS QUE PREPARADA PARA COLABORAR EN ESTE ESTUPENDO PERIÓDICO DIGITAL. ÁNIMO.PEPA
01/05/08 8:37 PM
  
Reme
Pepa: MUCHAS GRACIAS.Espero no defraudarte.
Juanjo: Ya ves, ya ves ...eso me pasa por "bocazas" , jeje. GRACIAS
01/05/08 9:09 PM
  
VK
RNA

A la “mujer real” esa a la que me refiero es, por poner un caso, a mi madre. Lo dio todo por sus hijos y su marido. Ni mis hermanos ni yo habríamos llegado a ninguna parte sin ella, pero siempre tuvo complejo de ser inculta y anticuada. Como sabe, hay bastantes mujeres como mi madre. Y, en general, nuestra sociedad está muy lejos de valorar las vidas y los quehaceres de las madres de familia. Otra mujer real es la que, en una cultura que presume de respetar la dignidad de la mujer, presta su cuerpo como reclamo para vender cualquier tipo de mercancías: pasta de dientes, revistas, coches, desodorantes,... No sé, eche un vistazo a cualquier quiosco y pregúntese qué tipo de mujer estamos promocionando. Me temo que está muy lejos de ser la mujer real.

En cuanto a las feministas que respetan la maternidad como opción, sin duda las hay. Pero no ignorará que también hay corrientes teóricas del feminismo que desde luego que no contribuyen a prestigiar esa opción: consideran que el propio cuerpo de la mujer es una prisión; que la misma mujer es un producto de nuestra cultura patriarcal, machista, falocéntrica y opresora; que la familia es una institución represiva; que el aborto es un derecho básico de la mujer... En fin, yo creo que, con las idas y venidas de feminismos muy influyentes, todavía nos queda camino por recorrer para valorar a la mujer.



01/05/08 9:33 PM
  
azahar
Reme: Te explico lo que he querido con mi comentario. Me da la impresión que en tus escritos realzas en exceso a la mujer por encima del hombre. Yo no comparto esa opinión, creo que cada unos de los sexos tiene un cometido y debe entender sus limitaciones. Soy universitaria, trabajo, tengo hijos y hago las tareas de mi casa. Mi marido me ayuda en todo y no me siento ni más ni menos que él cuando él se pone a ver el futbol y yo me encargo de la cena. La mujer tiene sin embargo una cualidad y un don dado por Dios: Ser madre y es ésta la diferencia más hermosa que podemos tener y lo pongo en mayúscula porque ser madre es lo mejor, lo máximo para la mujer. Yo quiero con locura a mis hijos y la experiencia de ser madre es incomparable con cualquier defensa que se pueda realizar de la mujer. La mujer ya es superior por eso. Así lo quiso Dios.

gracias y ánimo en tu nuevo cometido.
01/05/08 10:29 PM
  
Reme
azahar:Estoy muy de acuerdo contigo.Además, yo tambien he sido universitaria con hijos y se muy bien de qué hablas.
Pero, por ejemplo, la necesidad de conciliar trabajo y familia que afecta a hombres y mujeres por igual, dada la trascendencia del tema y el proceso histórico-sociológico, este desafío personal atañe principalmente a la mujer. Quizás sea por esto que realzo más a la mujer, su maternidad, su capacidad de adaptarse a las circunstancias, e incluso su heroica respuesta a muchas situaciones complicadas ¿XQ no valorar estas cualidades en voz alta? Muchas mujeres , VK las llama "mujeres reales" todavia no creen lo que valen.
01/05/08 10:53 PM
  
RNA
Ya, VK, pero el tipo de mujer que es tu madre (y, como tú dices, con un cierto complejo) debe recibir todo el reconocimiento del mundo, porque han sido mujeres que quizá no tuvieron oportunidades. Y a las que debemos mucho los que ahora somos cuarentones y más. Pero una cosa es el reconocimiento y otra cosa es reivindicar el regreso de ese tipo de mujer.

Por alguna razón, la mayoría de las mujeres quiere estudiar tanto como pueda y tener una profesión.

Además, entre el tipo de mujer que es tu madre y el tipo de mujer que vende su cuerpo, creo que estamos la inmensa mayoría en la actualidad, que no somos de ninguno de esos dos tipos. Y creo que no hay que promocionar ningún tipo de los dos, ni tampoco el del feminismo radical. No hay que promocionar nada. Basta una igualdad de oportunidades, sin discriminaciones negativas ni positivas y que cada mujer se pueda desenvolver a su gusto. Lo cierto es que cuantas más oportunidades se tienen, menos mujeres se quedan en casa al estilo de antaño.
02/05/08 12:17 AM
  
azahar
La mujer vale siempre, aunque sea a la sombra de un hombre, de su hogar, de sus hijos. La huella de la mujer se deja sentir cuando no está, mientras funcione todo va bien. Ese valor ya está consagrado. ¿de qué vale el dicho, detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer? No hace falta salir a la palestra. Yo me conformo con ser ese granito que si falta no hace un montón de arena y si está hace montaña, aunque no se note, aunque sea uno de muchos. Pero para los míos, que son lo más importante, seré lo más importante.
02/05/08 9:37 PM
  
azahar
las pequeñas unidades hacen fuerza. una gran fuerza decae. La mujer hace un trabajo valiosísimo en su casa, lo que no puede hacee un hombre: aconseja a sus hijos, administra, organiza la ropa, percibe una tristeza de cualquier miembro de la familia con sólo mirar a los ojos y si trabaja fuera de casa y aporta un dinero para un mayor bienestar, mucho mejor pero ¿es necesario? No, no es necesario. Yo no puede quedarme en mi casa a cuidar a mis hijos cuando eran pequeños o ¿no quise? no lo sé. Pero me perdí, me perdí muchas cosas. Me realicé como mujer trabajadora, decidí, ejecuté pero cuando llegaba a casa, mis niños estaban cenados y bañados. Si volviera a nacer no lo volvería a hacer.
02/05/08 9:44 PM
  
Galsuinda
Gracias, Reme, por escribir aquí.
02/05/08 10:03 PM
  
RNA
Azahar, dices:

"La mujer hace un trabajo valiosísimo en su casa, lo que no puede hacer un hombre: aconseja a sus hijos, administra, organiza la ropa, percibe una tristeza de cualquier miembro de la familia con sólo mirar a los ojos y si trabaja fuera de casa y aporta un dinero para un mayor bienestar, mucho mejor pero ¿es necesario? No, no es necesario"

Azahar, esto no se sostiene:

1º: ¿de dónde sacas que lo que enumeras no lo puede hacer un hombre? No los minusvaloremos. Gracias a Dios, entonces, tengo un hombre excepcional.

2º: si sale a trabajar la mujer, ¿es por dinero y por bienestar (se entiende que económico? Pues no, y mil veces no. No es así. Y no porque no sea mi caso, sino porque a mi alrededor no es eso lo que veo. Mis compañeras, como yo, trabajamos no tanto por dinero como por desarrollarnos profesionalmente y, en mi caso, sobre todo, porque no podría soportar quedarme en cas solamente.

Ya mencioné que cuando nació mi primer hijo me pedí una excedencia y estuve sin trabajar 16 meses. Me arrepentí desde el prmer día, hubiera disfrutado mil veces más la maternidad acogiendo al niño con gusto al regreso del mi trabajo. Me sentía fatal en casa. Afortunadamente con el segundo me tomé estrictamente las semanas de maternidad y ya está. En mi vida he estado más deprimida que esos 16 meses, a pesar de que por la maternidad eran los mejores y adoro a mis hijos. Puede que sea mi caso personal y muy particular. Pero no lo veo tan raro en mi entorno.

Ni lo que dices que hacen las mujeres no lo pueden hacer los hombres, ni trabajamos sólo por dinero.
03/05/08 9:59 AM
  
azahar
RNA: Cuando me refiero a que un hombre no puede hacerlo, se debe a que la intuición de la mujer, ese llamado sexto sentido, no lo tiene el hombre. El hombre tiene otras cualidades que la mujer no tiene, de ahí viene la complementariedad. Si fuéramos iguales, no haría falta la distinción de sexos. La mujer es mejor estudiante que el hombre, no por su inteligencia superior, sino por su mejor organización del tiempo, por su constancia, etc. y estos son datos que aparecen en todos los medios.

Si en tu caso supuso un problema quedarte en casa con tu hijo, es respetable, pero yo creo que lo que le falta a la familia hoy día es la presencia de la mujer-madre en casa. Para realizarse profesionalmente siempre hay tiempo. La mejor profesión es ser madre, ya difícil de por sí y meritoria como ninguna.
04/05/08 12:10 AM
  
Ana
Debería haber medidas conciliatorias de la vida laboral y faamiliar para los dos el padre y la madre de menores.Hace veinte meses no había baja paterna :daban tres dias aunque hubiese cesárea y ahora ya son quince días vamos progresando. La sociedad necesita a la mujer porque sino está tuerta y la familia , los niños a los dos. de ahi la necesidad de compatibilizar
04/05/08 12:29 AM
  
RNA
¿De verdad crees eso de "la intuición de la mujer, ese llamado sexto sentido" y encima que esa cualidad no la tiene el hombre?

¿Y que la mujer se organiza mejor en los estudios? (no lo dicen "todos los medios" pero aunque así fuera, no por eso habría que creerlo). No es veradad, así de sencillo. Y en lo que pueda tener de próximo a la realidad, no es algo innato y ligado al sexo.

Ser madre puede ser difícil (creo que sí lo es) y meritorio (en muchos casos sí, también) pero ¡una profesión! Ser madre puede ser maravilloso, pero ¿una profesión? ¿Lo es ser padre?

Y para realizarse profesionalmente NO siempre hay tiempo. ¿Le dirías a un varón que postpusiera su profesión, que ya habrá tiempo?

Es respetable, claro, que a ti no te parezca importante, pero ser madre no es la mejor profesión porque no es una profesión. ¿Lo es ser padre?, insisto.

Si somos complementarios hombres y mujeres no es ni por intuiciones, sextos sentidos o capacidad para organizar el tiempo, sino porque somos eso: varones y mujeres, el macho y la hembra de la misma especie, complementarios y compañeros.
04/05/08 1:17 AM
  
azahar
Soy vasca, de San Sebastían. Aquí siempre ha habido una diferencia extrema entre hombre y mujer, de hecho, aún existen sociedades en las que no entran mujeres, son lugares de reunión de hombres. Y las mujeres no reivindicamos nada porque son tradiciones que no nos insultan. Aunque, de hecho, el matriarcado siempre haya determinado la sociedad vasca. La mujer y madre en la casa siempre ha tenido su punto más fuerte.

No voy a entrar en discusiones si ser padre es igual que ser madre. Pero te diré que no, no lo es. El hilo conductor que une a la madre con el hijo no desaparece nunca. Y en cuanto al trabajo y el desarrollo profesional de a mujer o del hombre, sólo expreso mi opinión. Me parece muy bien que tú prefieras trabajar, si no te digo nada, pero yo hubiera preferido haberme quedado con mis hijos cuando eran pequeños. Y no tomes al pie de la letra lo de profesión de madre, estaba claro que era peyorativamente. Yo soy arquitecto de porfesión y madre de devoción.

Saludos y no te enfades.
04/05/08 12:13 PM
  
RNA
no me enfado ;-)
04/05/08 1:01 PM
  
Reme
Señoras, señores…..”genio femenino” no pretende enfrentar al hombre y a la mujer, que como muy bien dice azahara son necesarios puesto que son distintos y complementarios.
Al contrario, “genio femenino” solo pretende hacer hincapié de las cualidades especificas de la mujer . ¿Por qué? Sencillamente, por que considero que son –hoy más que nunca- muy, muy necesarias para mejorar todos los rincones de la tierra. Cada una sabrá dónde es más necesaria y cada una sabrá cómo hacer fructificar mejor sus talentos.
Como dice la teóloga Jutta Burggraf :
El "genio de la mujer" se puede traducir en una delicada sensibilidad frente a las necesidades y requerimientos de los demás, en la capacidad de darse cuenta de sus posibles conflictos interiores y de comprenderlos. Se la puede identificar, cuidadosamente, con una especial capacidad de mostrar el amor de un modo concreto. Consiste en el talento de descubrir a cada uno dentro de la masa, en medio del ajetreo del trabajo profesional; de no olvidar que las personas son más importantes que las cosas. Significa romper el anonimato, escuchar a los demás, tomar en serio sus preocupaciones, mostrarse solidaria y buscar caminos con ellos.»
05/05/08 4:19 AM
  
RNA
El caso, Reme, es que las "cualidades especificas de la mujer" no sé cuáles son. Las que enumera la teóloga Jutta Burggraf no me parecen específicamente femeninas. Hay mujeres que carecen de esas cualidades, varones que gozan de esas mismas cualidades y hacen mucho bien con ellas, practicándolas... NO veo nada específico de un genio femenino que no se dé de hecho en varones y viceversa. Y así, no sólo no hay enfrentamiento entre varones y mujeres sino que la complementariedad es más perfecta. Como limitemos genios masculinos y femeninos a supuestas cualidades que les son propias a uno u otros, cuando en una pareja no se den de esa manera (y de hecho no se dan los tópicos femeninos ymasculinos en la realidad) mal se complementará la pareja.
06/05/08 12:03 PM
  
Reme
RNA

Te parecerá una tontería pero te recomiendo leer este par de libros . después seguro que entenderás. Son divertidos, llenos de tópicos pero dan , por lo menos, para un buen debate sobre lo que pensamos y sentimos tanto los hombres como las mujeres.

Los Hombres son de Marte las Mujeres son de Venus - John Gray
Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas -Allan y Barbara Pease
06/05/08 3:50 PM
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Yo también voy a realizar una recomendación:

leeros esta carta, que ha sido publicada en la siguiente dirección:

http://es.catholic.net/familiayvida/154/126/articulo.php?id=46860


Carta de un Padre que Perdió a su Hijo

Publicamos este testimonio de un padre católico, a raíz de la muerte de su hijo. Es el fruto de una fe profundamente vivida por él y por toda su familia.


Carta de un Padre que Perdió a su HijoAnte un mundo ateo, descreído y sin esperanza, que hace alardes de una presunta seguridad en sí mismo pero que, ante hechos como éste, el de enfrentar la muerte de un ser querido, no ve más que un callejón oscuro y sin salida, imagen de su desesperación.
Es un testimonio diametralmente opuesto de quiénes hoy promueven la cultura de la muerte.

"LA GRACIA DE PABLITO"

En los cursos de la universidad, es común que los alumnos me planteen sus cuestionamientos acerca de la cantidad de hijos que uno tiene. Sus reacciones van desde la mirada escéptica hasta la admiración cuando se enteran del número de hijos que integran mi familia. ¡Ocho! exclaman con una expresión mezcla de incredulidad y asombro. Siempre se plantea esto, especialmente cuando se da ese diálogo personal, tan necesario en las materias formativas de la Universidad, para entrar en un clima de confianza imprescindible. Son temas muy “calientes”, “existenciales”, “comprometidos” que requieren respuestas de idéntico tenor. Y una de esas respuestas que hace ya años he esbozado respecto al tema de los hijos empezó siendo una “ocurrencia”, es decir, algo que se me ocurrió de repente y que ahora no sería temerario atribuir a algo superior. La inspiración del Espíritu Santo no es ningún mito para la fe católica. En las miles de horas de clase que he dictado varias veces me he encontrado diciendo cosas que jamás las había pensado y que siempre me pregunto de dónde salieron. Una de esas “ocurrencias” la planteaba más o menos así: “Dice el lugar común que „se traen hijos al mundo‟. Pues bien, eso en realidad no es tan así. El mundo es algo pasajero, transitorio, no es el lugar definitivo de nuestros hijos (tampoco el nuestro). En realidad traemos hijos para la eternidad. Tenemos hijos con destino de eternidad, no con destino mundano. Esto no es lo definitivo. No están destinados a la muerte. Lo definitivo es lo eterno, el mundo de lo sobrenatural, lo que no es de este mundo (ni tampoco extraterrestre o extraplanetario). Cada hijo es un destinado a lo eterno. Para decirlo de una vez: cada hijo está destinado a Dios. Todo padre católico tendría que tener esto absolutamente claro. Especialmente para entender la insistencia de la Iglesia Católica sobre la generosidad que deben tener los esposos en la transmisión de la vida. Esto era uno de los aspectos de la “ocurrencia” de la que hablo. Era algo que “me salió” un día, así, en una clase y no me olvidé más de decirlo. ¿Por qué lo decía? No lo tenía tan claro. Y encima, había otra cosa que decía que sonaba más raro todavía. Hablaba de una póliza de seguro que nadie, absolutamente nadie, se atrevería a firmar: nadie puede asegurar que va a morir antes que sus hijos. Nadie puede asegurar que, como dice la ley de la naturaleza, los hijos van a enterrar a sus padres, porque eso es lo natural, lo que debe ser, lo que está en la naturaleza de las cosas, en definitiva, lo que está bien (aunque la muerte de cualquier ser querido siempre nos duela). ¿Por qué decía esto último? Nunca lo supe con certeza… hasta ahora.

Lo extraño de todo esto es que tenía una rara sensación al decirlo, nunca lo expresé, nunca dije nada, pero esa sensación me acompañaba al terminar de decir estas cosas en las clases. Y esa sensación me decía en lo más profundo que “Alguien” me iba a cobrar esa extraña e infirmable póliza. Alguien me iba a pedir vivir la terrible posibilidad de lo que decía. Vivir lo que decía… Vivir-lo-que-decía. Claro, ¡qué fácil es decir las cosas sin el compromiso de vivirlas! ¡Qué fácil es hablar, qué fácil salen a veces las palabras! ¡Qué fácil! Incluso lo escribí. No esto. No así. Pero sí escribí sobre el dolor, escribí sobre la Cruz, lo que todo esto significa para el cristiano y para la esencialidad de lo cristiano, de lo católico. Está en mis libros de teología. Está escrito. Está impreso. Sin la Cruz, sin el dolor, y sin la resurrección, el cristianismo es ininteligible. No se entiende nada. Nada de nada. En el mejor de los casos, reducimos a Cristo a una especie de filósofo moral. Y ya se sabe que reducir a Cristo a eso es la muerte del cristianismo. No necesitamos más filósofos (de “filósofos” estamos hasta acá), necesitamos un Redentor, un Salvador. Y Cristo dio vuelta el dolor, porque de una manera revolucionaria nos muestra un dolor que no es solamente como dijeron los paganos (y hasta ahí llegaron) una ocasión para aprender. Ya no se trata de ser solo algo que nos hace madurar. Se trata de que ahora el dolor no solo enseña sino que encima salva, y salva eternamente. Y también ¡qué fácil suena esto! ¡Qué fácil es escribirlo, no solo decirlo, también escribirlo! ¿Qué “arriesgaba” al decirlo? ¿Qué “arriesgaba” al escribirlo? ¿Qué ponía en juego? En definitiva, ¿qué vivía de lo que estaba diciendo? Siempre un profesor, especialmente cuando se trata de materias como estas, sufre la sensación de la enorme desproporción entre la propia miseria personal y la grandeza de lo que está enseñando. Me ha pasado siempre. Continuamente. Todo el tiempo. La verdad católica es algo tan inmenso, tan desproporcionado enfrentada a la sabiduría meramente humana, que siempre nos pasamos repitiendo aquello de San Pablo: “…Llevamos este tesoro en vasos de barro para que se vea que el poder extraordinario viene de Dios y no de nosotros” (II Cor 4, 7). O eso otro de Messori en su “Apostar por la muerte”: “Escribo, pues, a disgusto, angustiado por el terror al moralismo, máscara hipócrita e inhumana del moderado, que se permite pontificar acerca del dolor del prójimo mientras se fuma un buen habano en la sobremesa de una buena comida” (p. 56).

Pues bien, unos ya lo saben pero aquellos que no me conocen quizás ya hayan adivinado que ese Alguien se cobró la póliza, que lo que yo escribí o dije un día en las clases de la universidad ya no son palabras en el viento, no son “flatus vocis” como diría un rabioso nominalista, ya no se trata de tinta o toner impreso en un papel. Se trata de un hecho. Ya no soy el moderado del que habla Messori que discurre acerca de “teoremas teológicos” sobre el dolor. YA NO PUEDO SERLO. En esa extraña letanía repetía: “Yo traigo hijos para la eternidad”. Pues eso, queridos amigos, es para mí ya un hecho, un hecho tremendo, algo cuya premonición pareciera haber estado enquistada en las oscuridades (¿o luminosidades?) de mi alma, algo que apareció de una manera brutal, inesperada, para golpearnos con la fuerza de una maza en lo más profundo del corazón. Hace ya más de un año, todo esta extraña letanía se me ha hecho carne, se ha hecho vida, se ha hecho existencia, se ha hecho ser. Hace ya más de un año mi hijo Pablito, de 15 años, murió en un accidente en el campo de sus abuelos. Hace ya más de un año una inmensa mole de hormigón se le cayó encima y lo mató. Decía André Malraux: “El hombre nace cuando, por vez primera, susurra ante un cadáver: ¿por qué? ”. ¿Habré, entonces, nacido un martes 13 de enero del 2004?

No es natural que un padre entierre a su hijo. No, no es natural. Pero los cristianos sabemos que no todo se termina en lo natural. Sabemos que hay una dimensión sobrenatural que lo cambia todo. Esto es así. Lo sobrenatural lo cambia todo, todo, absolutamente todo. Lo humano ya no es “solo” humano. Nada es igual visto con los ojos de lo eterno.

Y en medio de todo este dolor uno se va dando cuenta de que esto es un regalo inmenso, sí, es cierto, un regalo que duele como si te arrancaran un pedazo de corazón, (en realidad, esa es la sensación “física” que uno siente, que te arrancan un pedazo de tu corazón, esto lo he hablado con otras personas que han perdido a sus hijos) pero –a la luz de Cristo– es un DON, una GRACIA. La gracia no te ahorra ningún dolor, es lacerante, pero como también lo fue el dolor redentor de Cristo y el dolor corredentor de la Virgen.

Y todo esto ha sido una lluvia de gracias sobre todos nosotros. Cristo no vino a eliminar el dolor (por lo menos en esta etapa peregrinante). No vino a dar una explicación sobre el dolor. No vino a destruir la Cruz sino a extenderse sobre ella (Claudel). No destruyó el dolor sino que vino a transformarlo. Y yo soy testigo de eso. Tengo toda la sensación de que mi familia y yo HEMOS SIDO CONSIDERADOS DIGNOS DE SUFRIR ESTE DOLOR. Todos los días doy gracias por tener fe, pero pido también todos los días ser sostenido en ella. Vivo todo esto como una gracia, como un don y…también como expiación.

Y para aquél que piense que todo esto que digo es una especie de “chicana” psicológica para zafar puedo contarles que todos los días que recuerdo a mi hijo siento que se me clava un dardo en el corazón. Para los que tengan la tentación de apelar a explicaciones sobre “delirios místicos” y cosas por el estilo, simplemente sepan que tengo muy presente todo lo que viví en esas horas terribles. Como cuando iba por los pasillos del hospital municipal de Necochea diciéndoles a las dos personas que tenía a mi lado (y que estaban ahí porque creían que me iba a caer a pedazos): “Voy caminando hacia el momento más terrible de mi vida”. Sí, lo dije con una conciencia tan clara que aún hoy me sorprende: “Voy caminando hacia el momento más terrible de mi vida”, de toda mi vida. Lo que vi allí no podré sacármelo nunca más de mi cabeza. Dicen que la memoria es selectiva. Yo no creo demasiado en eso. ¡Maldita memoria! A veces desearía que ciertas imágenes, ciertos datos se me perdieran para siempre. Pero Dios sabe por qué los recuerdo. Lo que vi ahí estará en mi memoria para siempre y cada vez que lo traiga, cada vez que lo recuerde, cada vez, me dolerá casi como la primera vez, partiéndome el corazón como la primera vez. ¡Y cómo me duele, casi más que haberlo visto así, el no haberlo besado, el no haberle dado la bendición, como hice casi todos los días de su vida! ¡Cómo me duele, Dios mío! No fui lo suficientemente fuerte como para saber qué tenía que hacer. Sí, es cierto, le pasé la mano por su cabeza mientras le decía “¡Pablito, Dios mío, Pablito”! Pero “me olvidé” de besarlo y bendecirlo. Siempre me acuerdo dolorosamente de ese momento de debilidad. Pero sé que a Pablito eso no le importó. Seguramente, como dijo Agnes, “Pablito ya sabe…”, “Pablito ya entiende…”.

¿Qué clase de religión es la católica? ¿Acaso una religión que nos sirve simplemente para enterrar bien a nuestros muertos? ¿En qué creemos realmente cuando enterramos a alguien amado? ¿Acaso nuestra fe es una muleta que al mejor estilo de los toxicómanos utilizamos para soportar lo insoportable de esta vida? ¿Y cuando el tiempo va curando heridas, vamos dejando esa fe de lado a la manera que un inválido que se restablece va dejando las muletas? Si las palabras de Cristo a la hermana de Lázaro no son reales pues entonces todo el cristianismo no es más que la mentira más grande de la historia (Nietzsche). Y, entonces, mi hijo está más muerto que nunca. Pero Cristo le dijo a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida; quien cree en Mí, aunque muera, vivirá. Y todo viviente y creyente en Mí, no morirá jamás. ¿Lo crees tú?” (Jn XI, 25-26). ¿Lo crees tú, cristiano? ¿Lo crees tú que entierras a tus muertos? ¿Rezas por tus muertos?

¿Puedes ofrecer por ellos para que ellos puedan purificarse más rápidamente en aquello que los católicos llamamos purgatorio? ¿O tus muertos ya están bien muertos para siempre? ¿Lo creo yo, cristiano? Y entonces aparece el cristianismo como ese orden milagroso sobrenatural que nos permite respirar el aire puro fuera de la “cárcel” de la naturaleza, fuera de ese mundo pagano que cree que todo se termina ya aquí, o que en el mejor de los casos nos hace creer que nos disolvemos en el polvo cósmico panteísta. Cristo no es un fundador de religión más. No es simplemente “el predicador de Dios”. Es Dios mismo conduciendo a los hombres a la realidad más profunda. A diferencia de cualquier otra “construcción religiosa” (y por lo tanto, mera invención humana) el cristianismo tiene un carácter específicamente sobrenatural, gracioso y anormal. No es la normalidad del hombre en busca de lo divino como pasa en todas las religiones falsas inventadas por el hombre. En el cristianismo es lo divino lo que se mete en la historia humana de manera definitiva y total, para hacernos partícipes de lo divino. “Dios que se hace hombre para que el hombre se haga Dios”.

Cristo nos está simplemente diciendo “ESPEREN”, “NO PIERDAN LA ESPERANZA PORQUE YO SOY LA ESPERANZA Y PORQUE UDS. VAN A VOLVER A VERLOS, A ELLOS, A LOS QUE LLORAN”. “ESTO NO ES LO DEFINITIVO”, “EL DOLOR NO TIENE LA ULTIMA PALABRA”. “LO HE TRANSFORMADO DE TAL MANERA QUE VUESTRO DOLOR ES ESA ESCALERA PARA LA FELICIDAD”

Y también escucho que él me dice al oído, despacito: “Os di un muchacho que, en su breve tiempo terreno, siempre demostró tener más signos de vivir para el Cielo que para la Tierra. A quien le quito le devuelvo; no importa si en la Tierra o en la eternidad, pero Yo restituyo todo. Y os devolveré cada criatura, todas las que os tomé para llevarlas a lugar seguro y porque necesitaba de esa criatura en lo alto; del mismo modo que necesito de todos vosotros en la Tierra para que llevéis el amor, para que seáis la sal, la luz, para que seáis la salvación de un alma, por lo menos. En las oscuras horas del dolor mirad más allá y seréis consolados. Trazad un puente desde la Tierra al Cielo. Mirad al Cielo y pensad en cuándo lo alcanzaréis, cuándo volveréis a ver a vuestros amados, que parecen perdidos. “PARECEN” perdidos. Pero no es así. Están vivos en Mí, vivos, invisibles, amorosos, presentes en vosotros. Os sonríen y os aman con un amor perfecto: os esperan y os estrecharán con el corazón”. (La Palabra continúa en el Signo de los tiempos –palabras de Nuestro Señor a un alma escondida–, diciembre de 1977).

Cuando empezaron a llegar todos aquellos que nos quieren, y nos quieren bien, en esos días inolvidables del velorio en el campo, en nuestra casa en el Tigre y finalmente en el cementerio, en ese “lugar de dormición”, (eufemismo que no tiene nada que ver con la negación de la muerte de la sociedad moderna sino con la esperanza de que nuestros muertos no están definitivamente muertos), todos nos acompañaron con su presencia, algunos con sus palabras; otros, imposibilitados de decir algo, lo hicieron simplemente con sus miradas que lo decían todo. Muy pocas frases “de circunstancia”, pocas, muy pocas… La gente se portó diez puntos… pude ver muchos cristianos, gente con fe católica. Y decir: “Gracias, Dios mío, por este dolor inmenso, enorme, desgarrante. Gracias porque este dolor me permitió descubrir el amor en muchos rostros” ¡Ni qué decir el de aquella que me ha acompañado siempre hace ya casi veinte años! ¡Pude sentir toda su fuerza de madre dolorosa!

Y entre aquellos “lugares comunes” que a uno le dicen en esos momentos, (pocos, muy pocos, como dije) hubo uno ante el cual mi interior se rebelaba. Uno ante el cual sentía un indescriptible malestar. Algo no estaba bien. “¡Qué desgracia!” “¡Qué desgracia, Pablo!”, me decían. ¡Pobre! En realidad quien me lo decía, lo hacía de todo corazón y con la mejor de las intenciones, pero yo no podía evitar sentir un sordo rechazo en mi alma.

Para mí las palabras tienen su “peso”. Y si a la palabra “desgracia” la buscamos en el diccionario nos daremos cuenta de que en realidad no existen las desgracias, los que existen son los des-graciados. Si el tsunami del Indico hubiera ocurrido hace millones de años, ¿qué habría pasado? Pues, simplemente,…nada. Ningún muerto, ningún drama, ninguna tragedia, ningún “milagro”… Bueno, en realidad, sí, algo habría pasado: la isla de Sumatra se habría corrido treinta centímetros de su lugar. Y eso ¿a quién le importa? Pero, es que es lógico, la isla no es “alguien”, es algo.

Por lo tanto, toda desgracia le sucede a alguien. Alguien es desgraciado, no algo. Incluso en el campo tenemos un verbo para esto. Decimos que alguien “se desgració”. Siempre en carácter reflexivo. Sobre alguien cae la desgracia. Y cuando me decían “¡qué desgracia!”, había algo dentro mío que decía: “¡No, no es así! ¿De qué me está hablando? ¿De qué soy un desgraciado?, ¿de que mi familia es desgraciada?, ¿de que Pablito era un desgraciado?”. Y la pregunta se me vino una y otra vez: ¿Era Pablito un desgraciado? ¿ERA PABLITO UN DES-GRACIADO? El hombre moderno, el hombre “natural”, habría contestado sin dudar: “¡Sí, por supuesto!, ¿o querés negar lo evidente? ¿No lo ves? ¿No ves que se „malogró‟? ¿No ves que tenía toda una vida por delante?”. Para nosotros que miramos la existencia desde nuestra pequeña y estrecha “ventanita” temporal parecería que lo único que tendríamos que hacer es darle la razón a estas personas tan “lógicas”. Pero los católicos sabemos que para Dios no hay “vida por delante” ni “vida por atrás”. No hay
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tiempo, sino un eterno presente. Y a mí me venía una y otra vez aquello de lo natural y lo sobrenatural y cómo lo sobrenatural lo cambia todo. Y para Dios cada uno tiene su tiempo. Para Dios cada uno tiene un propósito. El dogma católico de la providencia de Dios es fundamental para entender esto. Pablito ya había cumplido acá todo lo que tenía que hacer. Dejemos que los incrédulos y ateos dibujen en sus rostros sonrisas irónicas y cínicas. Dejemos que nos tachen de “místicos”. No importa. De esos ya dijo Nuestro Señor: “No se dejarán persuadir, ni aún cuando alguno resucite de entre los muertos” (Lc 16, 31). Por lo tanto, ¿de qué desgracia estamos hablando? Y yo estaba pensando en la única des-gracia que nos debe importar, aquella que no depende de criterios meramente humanos, sino de aquella que habla de la ausencia de lo divino sobrenatural en nosotros. La única y verdadera desgracia importante es la que expulsa a Dios de nuestra alma. “Porque el que se salva sabe y el que no, no sabe nada”. Y todo el tiempo también me venía lo de Fray Pedro de los Reyes:

Yo, ¿para qué nací? Para salvarme.
Que tengo que morir es infalible.
Dejar de ver a Dios y condenarme
Triste cosa será, pero posible.
¡Posible! ¿Y río, y duermo, y quiero holgarme?
¡Posible! ¿Y tengo amor a lo visible?
¿Qué hago? ¿En qué me ocupo? ¿En qué me encanto?
¡Loco debo de ser, pues no soy santo!

En ese sentido, la respuesta a la pregunta era relativamente fácil. ¿Era Pablito un desgraciado?

Dejemos de lado la cantidad de cosas que me contaron en esos días sobre Pablito (muchas de ellas ni las sabía). Cosas especiales de un chico especial. Solo recordemos dos que nos pueden servir para contestar a la pregunta. Aquella de unos meses antes del accidente, cuando Pablito le dice a Agnes: “¿Sabés una cosa? No dejé de comulgar ningún domingo desde que hice la Primera Comunión”. Y esa otra, cuando estábamos en la mesa de casa, comiendo, y alguien preguntó qué era un pecado mortal. Y Dolores, además de la definición de rigor, dio algunos ejemplos. Pablito se quedó pensativo unos segundos, y después largó aquello de: “¡Pero, mamá, entonces eso es muy difícil que se dé!”. Y uno que se queda mirándolo medio turulato y pensando: “Quince años y esa inocencia. ¡Ojalá yo la hubiera tenido y conservado a esa edad!”. Y volvemos a ver esas sonrisas irónicas diciéndonos: “¡Claro! Eso pasa cuando no conocen de la vida y viven en una campana de cristal”. Pero Pablito sabía perfectamente de qué estaba hablando. Conviviendo con sus compañeros del Nacional de Vicente López, Pablito no necesitaba precisamente lecciones de “realidad”. Y ya que hablamos del Vicente López, no dejó de llamar la atención el silencio impresionante que hizo todo el patio con 800 alumnos el primer día de clase, cuando anunciaron públicamente su muerte. Un silencio que ni siquiera San Martín o Belgrano con todos sus oropeles o los esfuerzos de los celadores pudieron lograr en las fechas patrias. Ese fue otro de los “milagros” de Pablito.

Así que lo de Pablito está claro. Pero, enseguida viene la otra: ¿y nosotros? ¿Acaso nuestra familia no es desgraciada? No pienso meterme en la conciencia de cada uno. No corresponde. Cada uno sabe en qué anda. Pero sí sé algunas cosas. Sí sé lo que son unos verdaderos desgraciados y sí sé lo que son los verdaderos agraciados. Y no dudo en poner a mí y a mi familia entre estos últimos. ¿Cómo podemos sentirnos desgraciados si tenemos la Fe verdadera? ¿Cómo podemos ser desgraciados si tenemos una Patria como ésta? ¿Cómo podremos decir que la desgracia ha caído sobre esta casa, si podemos vivir en nuestra familia un dolor tan grande como éste y verlo como una gracia transformante, como un don? Ni qué decir de la manera en que Dios, de manera misteriosa, nos ha hecho llegar algunos “regalitos” que nos han conmovido hasta las lágrimas. ¿Cómo podemos decir que somos desgraciados si tenemos una familia como ésta en la que se nos ha enseñado la potencia del amor gratuito? No solo no somos desgraciados, sino que somos AGRACIADOS, y porque somos agraciados debemos ser profundamente AGRADECIDOS.

P.M.
03/07/10 7:00 AM
  
Carlos Sampedro
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Me ha llamado mucho la atención "genio femenino". ¿De donde proviene ese término? Gracias
05/11/12 12:51 PM

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