Cuando uno piensa sobre los escándalos que sacuden la Iglesia en nuestros días, puede ser tentado de pensar que el mundo se abajo, mejor dicho, la Iglesia misma. Que todo está acabado, que las tinieblas han vencido, que esta Iglesia ya no es la del Señor.
Sin embargo, ese pensar no concuerda con las palabras del Señor de que estará con nosotros hasta el fin del mundo. Pero uno puede pensar, ¿y concuerda con la vida de la Iglesia de antes, de los primeros años? Si pensamos un poco, vemos que la Iglesia tuvo sus enemigos más feroces dentro de ella misma desde sus comienzos. Recordemos las cartas apostólicas, pero sobre todo pensemos en el misterio de Judas de Keriot. ¿Por qué el Señor permitió que ese apóstol estuviera con él hasta el final? Es un misterio. No es fácil explicarlo. Pero precisamente eso debe darnos la tranquilidad, y en los momentos más difíciles doblegar nuestras oraciones por todos nosotros, no nos fiemos ni de nosotros mismos, ya que la Iglesia es de Cristo y sus promesas no fallan.
Si pensamos en las palabras de San Juan de la Cruz, “Cristo es la palabra definitiva del Padre, todo se nos ha dicho con Él”, podemos pensar que ya en la vida terrena de Cristo se cumplió todo. Todo está prefigurado en Él de alguna manera.
Según la obra de María Valtorta, en Judas de Keriot están prefiguradas las traiciones de las personas de la Iglesia. Era un apóstol, sí, era uno de los doce, y sin embargo era lujurioso y ambicioso. Tenia una sed indomable de dinero (recordemos las palabras de San Juan “porque era un ladrón”), pero también solía buscar mujeres de mala vida en los días en los que estaba apartado del Señor por algún encargo. Cuánto tenía que dominarse el Señor por tenerlo a su lado, es indescriptible. Y no solamente eso. Llegaba a ser un nigromante con tal de obtener un poder sobrenatural de milagros, ya que Dios le había retirado el poder de hacer milagros debido a su impureza.
Dejo el texto correspondiente a las últimas semanas antes de la Pascua. Se encuentran en Efraín, donde el Señor tuvo que huir porque “todavía no había llegado su hora”. Judas es sorprendido en el robo por el mismo Señor y Juan.
Leer más... »