InfoCatólica / Fides et Ratio / Categoría: Teología

15.11.10

¿Se puede reprender a los Obispos?

Uno de los últimos post de nuestro Director, en el que se criticaba el silencio del Cardenal Rouco ante la prohibición de la celebración de la Santa Misa, ha suscitado una gran polémica.

Artículos como ese, donde se critica la actuación de un prelado en un asunto grave, como puede ser lo ocurrido en el Valle de los Caídos, no son situaciones agradables realmente. Tanto por quien hace la crítica, un seglar, como por el criticado, en este caso un príncipe de la Iglesia.

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28.10.10

Beato Newman

Leyendo todo lo que se ha escrito de Newman a raíz de su beatificación y comparándolo con sus escritos, me pregunto, ¿de verdad han leído a Newman?

Que las cuestiones en religión no son cuestiones indiferentes, sino que influyen en la posición de los que detentan a los ojos de Dios, es un principio sobre el que la fe evangélica se ha desarrollado desde el principio, y sobre el que dicha fe ha sido la primera en desarrollarse. Supongo que en la etapa de la Ley apenas hubo ningún ejercicio de desarrollo, a causa de que la obediencia y el celo del antiguo pueblo se empleó en el mantenimiento del culto divino y el derrocamiento de la idolatría, y no en el trabajo intelectual. La fe es en éste, como en otros aspectos, característica del Evangelio, excepto en lo que se viera anticipada según se acercaba el tiempo. Elías y los profetas hasta Esdras resistieron ante Baal o restauraron el servicio del Templo, los tres jóvenes rehusaron doblegarse ante la imagen de oro, Daniel quería volver su cabeza hasta Jerusalén y los Macabeos rechazaron el paganismo griego. Por otra parte, los filósofos griegos, en efecto, ejercieron autoridad en su enseñanza, reforzando el «Ipse dixit», y exigiendo la fe de sus discípulos, pero, comúnmente, no concedía santidad o realidad a las opiniones, ni las veían desde un punto de vista religioso. Nuestro Salvador fue el primero en «dar testimonio de la verdad» (Jn 18,37) y en morir por ella, cuando «ante Poncio Pilato rindió tan solemne testimonio» (1 Tim 6,13). San Juan y San Pablo, ambos, siguiendo su ejemplo, pronuncian anatema sobre los que negaban «la verdad» o anunciaban otro evangelio» (Gál 1,8). La Tradición nos cuenta que el Apóstol del amor secundó su palabra con la acción, y en una ocasión dejó los baños precipitadamente porque un heresiarca de la época había entrado en ellos. San Ignacio, su contemporáneo, compara los maestros falsos con los perros rabiosos, y san Policarpo, su discípulo, actuó sobre Marción con la misma severidad que la que san Juan había mostrado con Cerinto.

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22.10.10

Herejes antiguos, exégetas modernos

Parece que la escuela antioquena surgió a medidados del siglo III, pero no existen datos para determinar si fue una institución local, o, como es probable, una disciplina o método general o característico de la enseñanza siria. Doroteo es una de sus lumbreras más tempranas y se le conoce tanto como especialista en hebreo como por ser comentarista del texto sagrado, y fue el maestro de Eusebio de Cesarea. Luciano, el amigo del notorio Pablo de Samosata, y separado de la Iglesia durante ters episcopados tras él, aunque después mártir en ella, fue el autro de una nueva edición de la versión de los Setenta y mentor de los principales maestros originales del arrianismo, Eusebio de Cesarea, Asterio, llamado el Sofista y Eusebio de Emesa, arrianos del periodo niceno, y Diodoro, un celoso adversario del arrianismo, pero maestro de Teodoro de Mopsuestia, tienen cabida en la escuela exegética. San Juan Crisóstomo y Teodoreto, ambos sirios, y el primero discípulo de Diodoro, adoptaron el método de interpretación literal, aunque guardándose de abusar de él. Sin embargo, el mentor principal de la escuela fue aquel Teodoro, maestro de Nestoria que acaba de ser mencionado más arriba, y el cual, con sus escritos de Teodoreto contra san Cirilo y la carta escrita por Ibas de Edesa a Maris fue condenado por el V Concilio ecuménico. Ibas fue el traductor al siríaco y Maris al persa de los libros de Teodoro y Diodoro, y así se convirtieron en instrumentos inmediatos para la formación de la gran escuela nestoriana en la lejana Asia.

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14.10.10

Monseñor Koch sobre la hermenéutica de la continuidad y la reforma de la reforma


El blog amigo Secretum meum mihi, recoge una entrevista aparecida en Gaudium Press a Monseñor Kurt Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y quien actuó como relator principal del Schülerkreis (Círculo de los Estudiantes de Ratzinger), el pasado mes de Septiembre.

El Cardenal Koch realiza unas interesantes reflexiones referentes a la comprensión de la hermenéutica de la continuidad y la reforma de la reforma, en Liturgia. En cuanto a la primera, señala lo que estaba en la mente del Beato Juan XXIII: actualización y renovación de la doctrina en el nuevo contexto, pero no crear una nueva doctrina, una refundación de la Iglesia por llamarlo de alguna manera. La hermenéutica de la continuidad hay que relacionarlo con la reforma de la Iglesia en continuidad con la Tradición - el libro del padre Louis Bouyer, La descomposición del catolicismo, muestra es esclarecedor en este asunto -.

Igualmente interesante es la periclitación del sentido de adoración por parte de los fieles. La participación activa de los fieles en la Liturgia se ha entendido de manera racionalista, olvidando la esencia del Sacrificio Eucarístico, la irrupción de lo Trascendente en nuestro mundo y la participación de la Iglesia completa (militante, purgante y triunfante), en la Misa, uniéndonos en un solo canto de alabanza al Dios Uno, Trino y Verdadero.

Espero que disfruten de la entrevista.

Ciudad del Vaticano (Lunes, 11-10-2011, Gaudium Press) En entrevista con el Arzobispo Kurt Koch, el pasado 4 de septiembre en Roma, el Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, habló con Gaudium Press sobre la hermenéutica del Concilio Vaticano II.

Gaudium Press - Excelencia, en su primer discurso usted presenta tres hermenéuticas diversas. ¿Cuáles son sus diferencias y sus consecuencias para la Iglesia Católica en la realización del Concilio Vaticano II?

Cada Concilio es la misma cosa: por un lado, está arraigado en la tradición, pero por otro, su mirada está dirigida al futuro, porque es allí que se encuentran los nuevos desafíos y compromisos. Así fue también para el Concilio Vaticano II, es más, talvez más evidente aún, visto que el Santo Padre Juan XXIII había hablado de una actualización para renovar la doctrina de la Iglesia en el nuevo contexto, y aclaró desde el inicio que no quería una nueva doctrina. Ahora tenemos dos hermenéuticas opuestas: la hermenéutica de la continuidad absoluta, que quiere decir que el Vaticanum II no debe decir cosas nuevas, sino solamente confirmar, porque todo ya estaba en la tradición, y la hermenéutica de la discontinuidad y la ruptura, que quiere decir que con el Vaticanum II debe tener inicio otra Iglesia… El Santo Padre dijo en su primer discurso en la Curia Romana, en la Navidad de 2005, que es necesaria una nueva hermenéutica, aquella de la reforma, que significa que se debe renovar, sin embargo, dentro de la gran tradición y la gran continuidad.

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26.09.10

Juan Pablo II: La Eucaristía

Del misterio pascual nace la Iglesia. Precisamente por eso la Eucaristía, que es el sacramento por excelencia del misterio pascual, está en el centro de la vida eclesial. Se puede observar esto ya desde las primeras imágenes de la Iglesia que nos ofrecen los Hechos de los Apóstoles: « Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones » (2, 42).La « fracción del pan » evoca la Eucaristía. Después de dos mil años seguimos reproduciendo aquella imagen primigenia de la Iglesia. Y, mientras lo hacemos en la celebración eucarística, los ojos del alma se dirigen al Triduo pascual: a lo que ocurrió la tarde del Jueves Santo, durante la Última Cena y después de ella. La institución de la Eucaristía, en efecto, anticipaba sacramentalmente los acontecimientos que tendrían lugar poco más tarde, a partir de la agonía en Getsemaní. Vemos a Jesús que sale del Cenáculo, baja con los discípulos, atraviesa el arroyo Cedrón y llega al Huerto de los Olivos.

Juan Pablo II: Ecclesia de Eucharistia