Joseph Aloisius Ratzinger

El domingo 16 de abril, Benedicto XVI cumplirá 90 años. Llevará 66 años como sacerdote, 40 como obispo y 12 como Papa (emérito desde 2013). Una vida plena dedicada a nosotros, a la Iglesia, a Cristo. Para mí, que nací bajo el pontificado de Pablo VI, pero que no tengo recuerdo de los anteriores a Juan Pablo II, es Benedicto “mi” Papa. Sus formas, su carácter, su imagen y su mente responden plenamente al ideal del papado que pueda concebir. Un papado el suyo que contiene varios errores, pero que está completamente cargado de su personalidad y sus buenas intenciones. Un hombre tan sabio como “santo".

Es Joseph un erudito, un teólogo reputado desde muy joven. Profesor universitario desde su ordenación prácticamente, ya trataba con teólogos de importancia como Henri de Lubac o Karl Barth o incluso con alguien tan alejado posteriormente de él como Hans Küng. El cardenal Frings se apoyó en él durante el Concilio Vaticano II. Concilio en el que estuvo presente y del que puede hablar en primera persona con propiedad. De aquella época es su bestseller “introducción al cristianismo” libro que sigue siendo recomendado hoy en día con toda razón.

Arzobispo de Munich y Frisinga, pronto fue llamado a Roma por Juan Pablo II como prefecto de la doctrina de la Fe. ¡Cuánto bien ha producido a la Iglesia desde de tan ingrato puesto! Küng o Boff entre otros tuvieron que ver cómo sus textos, fuera de la catolicidad eran certificados como heterodoxos. Gracias al cardenal Ratzinger declaraciones como la “Dominus Iesus” que trataba de responder a la cuestión de que si Cristo es un profeta más, y todas las religiones son iguales, entonces, ¿qué sentido tienen el Evangelio y la Iglesia? que resultaron tan polémicas en su día o encíclicas como “Fides et ratio” sobre las relaciones entre la Fe y la Razón, firmadas por el Papa Juan Pablo II, pudieron ver la luz y dar tanta luz.

Al poco de llegar a Roma se convirtió en la mano derecha del Papa Juan Pablo II. Resultaba un binomio como pocos ha habido en la historia del papado por lo diferentes que eran y por lo unidos que estaban. Quizá en eso pueda recordar a San Pío X y al cardenal Secretario de Estado Merry del Val. Se entiende mal uno sin el otro. Pero en el caso del cardenal Ratzinger, su elección como el Papa 265 acrecentó (quizá incluso haya agigantado) su figura. 8 años de pontificado. Con decisiones como la de integrar en una prelatura a los anglicanos que quisieran integrarse en la Iglesia o con la liberalización del rito extraordinario; con encíclicas como “Deus caritas est” o con sus libros sobre Jesús escritos siendo Papa y con el paso dado con su renuncia, se ha convertido en un Papa que pasará a la Historia.

De muchas de estas cosas que aquí he señalado, habla Benedicto XVI tras su renuncia con el periodista Peter Seewald y la editorial Mensajero lo publica en España. Un libro extraordinario de un Papa maravilloso.

BENEDICTO XVI y SEEWALD, P.

“Últimas conversaciones“

Mensajero, 2016