29.04.23

La "Iglesia del futuro" se muere

En el desastre y la desbandada posconciliares, los religiosos fueron de los primeros en apuntarse a la moda secularizadora y modernista que sacudió la Iglesia y que, supuestamente, iba a crear la “Iglesia del futuro”. Los resultados están a la vista de todos: la mayor pérdida de religiosos y vocaciones de la historia; la heterodoxia generalizada en universidades, editoriales y colegios religiosos, y la desaparición progresiva de decenas y decenas de congregaciones. Una terrible tragedia para la Iglesia, que siempre ha encontrado en los consagrados un signo sensible de lo que es la vida celeste que todos esperamos alcanzar.

Cualquier persona racional se da cuenta inmediatamente de que detrás de todo esto hay un problema gravísimo que debe solucionarse: la sal se ha vuelto sosa y ya no vale más que para tirarla al suelo y que la pisen las gentes. La mayoría de las congregaciones y órdenes, sin embargo, han optado por sostenerla y no enmendarla. Es decir, continuar por el mismo camino que les ha llevado a esta caída en picado y secularizarse aún más hasta extremos ridículos.

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20.04.23

Bendición embotellada

No es necesario reinventar la rueda a cada momento, basta mirar un poco alrededor y aprender de otros. En la Iglesia hay infinidad de parroquias donde se hacen cosas estupendas que pueden simplemente copiarse, porque, como decían los antiguos, bonum diffusivum sui, el bien tiende a difundirse.

Por ejemplo, cópiese lo que se hace en la parroquia de la foto. No hay nada más fácil que llenar pequeñas botellitas con el agua bendita de la pila bautismal de la vigilia de Pascua y repartirlas el domingo siguiente entre los fieles a la salida de la Misa. Es un signo precioso de la Resurrección de Cristo celebrada en la vigilia, del bautismo de los catecúmenos y de la alegría pascual después del desierto de la Cuaresma.

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9.04.23

Las puertas del paraíso

La muerte y resurrección de Cristo han abierto lo que estaba cerrado. Las puertas del paraíso, custodiadas por un querubín con una espada de fuego para que ningún ser humano las traspasara desde el pecado de Adán, están ahora abiertas de par en par para los que siguen fielmente a su Señor.

¿Cómo no alegrarnos? Los barrotes se han quebrado, el cerrojo está roto y la prisión de la muerte ya no puede encerrarnos. Cristo ha resucitado, aleluya, aleluya. Verdaderamente ha resucitado, aleluya, aleluya.

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7.04.23

25.03.23

Poemas a la Anunciación

La Anunciación es uno de esos misterios colosales de los que se puede decir poco y uno siente que lo más apropiado es el silencio, la contemplación y la adoración. Donde la prosa no alcanza, sin embargo, quizá la poesía pueda balbucir unos versos que agraden a nuestra Señora en este día (tratándose de nosotros, sus hijos torpes, se contenta con poco, como buena Madre).

Traigo al blog dos poemas. Uno breve y delicado, como un suspiro de nostalgia hecho letra, escrito por un conocido comentarista del blog, el capitán Haddock. El segundo, más modesto, lo escribí yo en recuerdo del día dichoso en que visité la basílica de la Anunciación en Nazaret.

Animo a los lectores a que, en honor de Santa María y de la Encarnación de nuestro Señor, escriban otros poemas sobre la Anunciación en los comentarios, ya sean de cosecha propia o ajena.

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