14.02.13

Las comparaciones son odiosas y, a veces, imposibles

Juan Pablo II y Benedicto XVIEstos días, he leído con cierta impaciencia multitud de comentarios y artículos en la Red que comparaban la renuncia de Benedicto XVI con la decisión de Juan Pablo II de permanecer en su puesto hasta el final. Curiosamente, unas veces la comparación se hacía a favor de Juan Pablo II, por dar testimonio con su sufrimiento y con su humillación, dejándose en las manos de Dios, y otras veces se elogiaba a Benedicto XVI, por ser realista y no permitir que llegue un momento en el que no pueda dirigir adecuadamente la Iglesia.

A mi entender, la comparación entre la forma de actuar de los dos últimos papas no es simplemente una comparación odiosa, sino que se trata de una comparación imposible, pues compara dos cosas que nadie en este mundo puede comparar.

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11.02.13

La renuncia del Papa es una llamada

Benedicto xviEn cuanto se ha hecho pública la noticia de la renuncia de Benedicto XVI, se han disparado los análisis sobre las causas y, sobre todo, sobre las consecuencias de su decisión. A mi entender, la renuncia del Papa es, ante todo, una llamada.

Una llamada a la conversión. Porque hoy, como todos los demás días, la conversión es el asunto más importante para cada uno de nosotros. En ese sentido, es una bendición que esto suceda cuando va a llegar la Cuaresma. Si vemos algo tan llamativo como el abajamiento de un Papa que renuncia a su cargo y pide perdón públicamente por sus defectos, quizá sea un signo de Dios para que nosotros, por fin, nos convirtamos.

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9.02.13

Besar el anillo de casados

RaúlHablábamos el otro día del anillo de casados, como un magnífico signo visible de realidades invisibles. Un shemá que nos recuerda que Dios es Dios en nuestro matrimonio, que nuestros cuerpos son templo del Espíritu Santo y que hemos contraído una Alianza santa que nadie puede romper.

Un amable lector me ha enviado el texto de un decreto de 1959 concedido por Juan XXIII, en el que se promovía una costumbre con respecto a los anillos de los esposos que me ha parecido preciosa y que quiero contar a los lectores. A fin de cuentas, para eso es el blog: para que autor y lectores podamos hablar y disfrutar juntos de las cosas de Dios.

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6.02.13

Bien por Protestante Digital y por Pablo de Felipe

Pablo de FelipeQuizá los lectores recuerden que, en este blog, se criticó con merecida dureza la intención de César Vidal de republicar su serie de artículos anticatólicos en Protestante Digital. Una vez que dichos artículos habían sido rebatidos hasta la saciedad públicamente, volverlos a publicar sin corregirlos sólo podía rebajar el prestigio que pudiera tener ese portal digital. También he criticado en alguna ocasión que el protestantismo de Protestante Digital a menudo parezca consistir más en anticatolicismo que en otra cosa.

Hoy, en cambio, quiero felicitar a Protestante Digital por la valentía que ha tenido uno de sus articulistas en salir al paso de las falacias de César Vidal. Pablo de Felipe, bioquímico y profesor en un seminario protestante, critica la postura de César Vidal en el artículo de este último relacionado con la ciencia, afirmando que le produjo “una sensación agridulce”. Con gran sensatez, reconoce que “identificar a la ciencia sólo con el protestantismo, y al catolicismo sólo con el oscurantismo y la persecución de la ciencia […] es falso”.

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4.02.13

Los anillos de los esposos

beautiful wedding ringsCuando uno se casa, nota el anillo de casado en la mano como algo que llama su atención constantemente. Nos pasa sobre todo a los hombres, que no estamos acostumbrados a los anillos. Conforme va pasando el tiempo, sin embargo, se olvida uno del anillo, como si no fuera más que otra prenda que lleva puesta y en la que no piensa nunca, más que para quitárselo cuando va a usar herramientas o para dormir.

Ese olvido, creo yo, es un triste olvido, porque el anillo es un signo maravilloso ante nuestros ojos de los milagros que ha hecho Dios en nuestras vidas. Es una pequeña arca de la alianza que hemos sellado con nuestra esposa y con Dios, un eslabón de la cadena de amor y libertad que nos une, destello de oro que recuerda la presencia de Dios en nuestras vidas, serpiente de bronce que nos libra de la picadura del pecado, ancla de fidelidad y defensa contra el mal, símbolo y huella del compromiso sacramental de Dios con nosotros, bendición hecha metal, la mejor herencia de nuestros hijos, bandera que desafía a las puertas del Infierno, un Credo sin palabras… ¿Cómo olvidar algo así?

Para ayudar a los lectores casados a recordar sus anillos, he traducido para el blog la oración que tiene la liturgia bizantina de bendición de los anillos. En Oriente, los anillos se entregan antes del matrimonio, en la ceremonia de los esponsales, cuando los novios se prometen el uno al otro y como signo de esa promesa.

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