Son más listos que nosotros

Faltan cuatro semanas para Navidad, pero hace más de un mes que están listos los adornos y luces navideñas del centro comercial cercano a mi casa. Cada año, esos preparativos se realizan antes y duran más tiempo. La razón es evidente: los vendedores han observado que sus ingresos suben mucho cuando el ambiente es “navideño” y hay luces por las calles. Basta ver cómo los centros comerciales están a rebosar estos días.

Pensar en estas cosas, me ha hecho recordar las palabras de Cristo: “los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz. Es una frase algo enigmática, que siempre sorprende al leerla.

Los grandes centros comerciales son, creo yo, un buen ejemplo de “hijos de este mundo”, en el sentido de que sus objetivos y sus criterios no son los de Dios. No se trata, en principio, de un término acusador, sino esencialmente descriptivo, los hijos de este mundo (o de las tinieblas, como los llama San Pablo) son aquellos que no han recibido la luz de Cristo. No saben lo que de verdad es valioso, no han conocido lo único que merece la pena conocer en este mundo, que es a Cristo encarnado, muerto y resucitado por nosotros.

¿Por qué dice Cristo que los hijos de este mundo son más listos que nosotros? Porque saben perfectamente lo que tienen que hacer para conseguir lo que desean, que es aumentar sus beneficios. Y lo hacen, porque no son tontos. Sin duda alguna, los responsables del centro comercial cercano a mi casa habrán hecho multitud de estudios de marketing para saber lo que tiene que hacer para conseguir el máximo de beneficios y harán planes de preparación para el periodo navideño con seis meses de antelación. Ni se les ocurriría decir, “dejemos pasar la Navidad de este año, ya aprovecharemos la del año que viene”.

En cambio, los cristianos somos hijos de la luz porque hemos recibido la luz de Cristo. Sin embargo, desperdiciamos tontamente las oportunidades que recibimos de conseguir lo que queremos, que es la vida eterna. El otro día, escuché a D. Fidel Herráez, obispo auxiliar de Madrid, describir el Año Litúrgico como la forma que tenemos los cristianos de dedicar el año entero a Cristo, pero cuántos Advientos se nos pasan sin que los aprovechemos en lo más mínimo. Cuántos tesoros de gracia nos ofrece la Iglesia para vivir el Adviento con su liturgia, sus oraciones, sus cantos, la Palabra de Dios, los ejemplos de los santos, los sacramentos… y se pierden porque no los aprovechamos. Cuántas veces dejamos para mañana el negocio más importante de nuestra vida: nuestra conversión. Como en los versos de Lope de Vega, no queremos abrir la puerta a Cristo que viene:

“Mañana le abriremos”, respondía,
para lo mismo responder mañana.

Creo que ya es hora de que los hijos de este mundo dejen de ser más astutos que nosotros. Este año no podemos permitir que el Adviento y la Navidad pasen como si nada. Como no es mi oficio el de predicar, me voy a limitar a proponer una serie de posibilidades concretas para ayudar a hacer que este Adviento sea una buena preparación para la Navidad, a las que quizá los lectores puedan añadir otras:

1) Rogar a Dios para que venga a nosotros su Hijo. Todos los días de este Adviento, sin que falte ni uno. Ésta es la oración de la Iglesia desde sus comienzos: Ven, Señor Jesús. Marana tha. Todo lo que podamos hacer en Adviento no servirá de nada sin la gracia de Dios.

2) Rezar la liturgia de las horas, sobre todo las Vísperas, que tienen las bellísimas antífonas de la “O”, que dieron nombre a una advocación de la Virgen. Un aspecto esencial del Adviento es permanecer en vela, esperando al Salvador, deseando que venga a nuestra vida. Si no existe ese deseo, estaremos cerrados a la gracia de Dios y la Navidad pasará por nosotros como si nada. La Liturgia de las Horas, que no se cansa de pedir la venida del Señor, puede despertar en nosotros ese deseo de recibir a Cristo, de abrir el corazón a su Palabra, de convertirnos de una vez.

3) Aprender a vivir el Adviento de quien lo “inventó”, la Virgen, que esperó durante nueve meses el nacimiento del Señor. Meditar con ella los misterios del Rosario, imaginándolos, metiéndonos dentro de ellos para contemplarlos como niños. Así nacerá en nosotros la esperanza, que es la virtud propia del Adviento.

4) Imitar a la Virgen, que, durante el primer adviento, viajó hasta casa de su prima Isabel para ayudarla en su necesidad. Este mes podría ser una buena ocasión de reconciliarnos con ese familiar o ese vecino con los que estamos enemistados (sin importar quién tenga razón), para llamar o visitar a los parientes o conocidos ancianos, enfermos o solos a los que no visita nunca nadie, para ser generosos de forma concreta con nuestro tiempo o nuestro dinero…

5) Utilizar signos que nos sirvan como recordatorio de este tiempo. Por ejemplo, la corona de adviento, encendiendo una vela cada domingo de adviento para recordarnos que se acerca la Navidad. Si Dios quiere, dentro de un par de días ofreceré en el blog un modelo de bendición para esa corona de Adviento que pueda ayudar a rezar en familia. Otra posibilidad, para los niños, son esos calendarios de adviento en los que se abre cada día una puertecita y se encuentra un pequeño regalo, para marcar así el camino hasta el gran Regalo, que es el nacimiento de Jesús.

6) Leer algún libro que nos ayude a entrar en disposición y a irnos preparando para la Navidad, deseando la venida de Cristo. Todos perdemos mucho tiempo leyendo tonterías que no nos aprovechan nada, cuando podríamos leer algo que nos ayude en nuestra vida cristiana. Por ejemplo (quizá los lectores puedan recomendar otros):

- Los misterios de cristo en la vida de la iglesia. El misterio de navidad. P. Raniero Cantalamessa, Ed. Edicep.
- La bendición de la Navidad, Joseph Ratzinger, Ed. Herder
- Spe salvi, Benedicto XVI
- Isaías 40-55. El desierto florecerá, Julio Alonso Ampuero, Ed. Gratis Date
- Teología de la esperanza, Antonio Royo Marín, Ed. BAC

No seamos tontos. Es hora de prepararse y de aprovechar este Adviento. La noche está avanzada, el día se echa encima, dejemos pues las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. El Señor viene. Ven Señor Jesús.

2 comentarios

  
Ana
Una vez más el capitalismo nos va a secuestrar la Navidad, del adviento ni hablo porque lo hemos perdido, así que están muy bien estas reflexiones a ver si recuperamos este tiempo fuerte.
Feliz año litúrgico
01/12/08 6:46 PM
  
M
Maravillosa meditación para el Adviento. Me gustó mucho el artículo.

La Virgen de la O, o de la Expectativa del parto, patrona de mujeres embarazadas y llamada también Nuestra Señora de la Esperanza es la patrona de mi hija y un modelo para todos de la esperanza en situaciones buenas y en las difíciles (como durante el Sábado Santo), anclada en Dios Nuestro Señor y la Fuente de toda Esperanza y Salvación.

El domingo 30 de noviembre fue la primera vez que mis dos hijos tuvieron una corona de adviento en casa y les encantó rezar juntos con ella para "dar gracias al Señor Dios y esperar el cumpleaños de Jesús" como dice el mayor (aunque creo que les gustó aún más soplar la vela). Tienen sólo casi 3 años y un año y medio, pero aún así sacan mucho de esa actividad.

Una sugerencia para el Adviento es la tradición de aprovechar el simbolismo de los adornos del árbol de Navidad. Leí esto en "es.catholic.net": Se pueden colocar adornos sobre el árbol durante el Adviento según las acciones que ofrecemos al Señor: 1) Las bolas - las oraciones de Adviento (azules – arrepentimiento, rojas – petición, plateadas – agradecimiento, doradas –alabanza). 2) La estrella – la fe que debe guiar nuestras vidas y la estrella de los Reyes Magos. 3) El ángel – la paz o el Arcángel Gabriel de la Anunciación o los ángeles que se aparecieron a los pastores. 4) Otras Figuras – los sacrificios y las buenas acciones que ofrecemos al Divino Niño Jesús.

02/12/08 7:01 AM

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