InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Iglesia en el mundo

13.06.23

El enemigo de la familia

“Conviene repetir a tiempo y a destiempo que quien ha destruido la familia en el mundo moderno ha sido el capitalismo. Sin duda, podría haberlo hecho el comunismo, si hubiera tenido la oportunidad de hacerlo, fuera del desierto cuasimongol en el que florece actualmente. No obstante, en lo que nos concierne a nosotros, quien ha quebrado los hogares, fomenta los divorcios y trata las viejas virtudes domésticas cada vez con más desprecio es la época y el poder del capitalismo. Ha sido el capitalismo quien ha impuesto una lucha moral y una competencia comercial entre los sexos, quien ha arrancado a los hombres de sus hogares para que busquen trabajo, quien les ha obligado a vivir cerca de sus fábricas o empresas en vez de cerca de sus familias,  y, sobre todo, quien ha fomentado, por motivos comerciales, un desfile de publicidad y de estridentes novedades que, por su propia naturaleza, acarrean la muerte de todo lo que componía la dignidad y la modestia de nuestras madres y nuestros padres. No ha sido el bolchevique, sino el jefe, el publicista, el vendedor y el anunciante quienes, como una horda desenfrenada de bárbaros, han derribado y pisoteado la antigua estatua romana de Verecundia [es decir, de la modestia]”.

G. K. Chesterton, The Well and the Shallows, 1935

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El enemigo está dentro. Tirad sobre nosotros”, transmitieron por radio desde el cuartel de Simancas, en Gijón, al comienzo de la guerra civil. Algo similar deberíamos retransmitir nosotros desde nuestras casas, porque, como señalaba Chesterton con su habitual clarividencia, el enemigo está en ellas. Ni siquiera hemos opuesto una resistencia numantina, como los valientes defensores del cuartel, sino que hemos dejado entrar al enemigo por nuestra propia voluntad.

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8.06.23

El placebo ecológico

Hace muchos años, viajando con un amigo por Europa con las mochilas al hombro, por casualidad vimos una iglesia anglicana. Llevábamos varias horas caminando por una ciudad belga u holandesa, ya no me acuerdo cuál, cuando me fijé en que, según el mapa, había una iglesia anglicana en un parque cercano. Decidimos acercarnos a echar un vistazo, intrigados por aquella herencia de Enrique VIII tan fuera de lugar en un parque de Flandes. Además, las iglesias anglicanas suelen ser bonitas.

Aquella iglesia anglicana en particular era fea con ganas y además estaba cerrada, así que el paseo fue en vano, pero allí vi algo que no he olvidado en todos estos años. Junto a la puerta había un panel de corcho informativo y en él lo único que ponía, el único mensaje que aquellos anglicanos se habían asegurado de transmitir incluso cuando el templo estaba cerrado, era una serie de consideraciones sobre lo importante que era reducir la huella de carbono y sobre las medidas que estaban tomando en ese sentido.

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17.05.23

¿De cura a papa?

El otro día, comentando la novela Yo fui secretario de León XIV, un lector preguntaba si se había dado alguna vez el caso de que un simple párroco o sacerdote fuera elegido papa, como el protagonista de la novela. No es extraño que se lo preguntase e incluso podría haberse preguntado si un mero obispo podría ser elegido papa, porque lo cierto es que ha pasado medio milenio desde la última vez que se eligió papa a alguien que no fuera cardenal.

En la historia de la Iglesia hay prácticamente de todo, como corresponde a una institución con unos dos mil años de vida y que ha tenido a miles de millones de personas por hijos. Los sacerdotes que han pasado directamente a ser papas, sin embargo, no son un caso extraordinario, sino en cierto modo lo normal. De hecho, esa era la práctica habitual en los primeros siglos, en los que el papa era elegido de entre el clero de Roma.

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15.05.23

Las galletas y el pecado original

Mi hija menor, que es una magnífica repostera, horneó galletas caseras hace unos días. Esas galletas en particular se preparaban en dos fases, así que tuvo que dejarlas reposar varias horas en la encimera de la cocina mientras se enfriaban, antes de poder aplicar el recubrimiento de naranja. Para que nadie se “equivocase” sin querer queriendo y se comiese las galletas inacabadas durante esas horas en que estarían desvalidas y sin protección, mi hija puso junto a ellas un papel que decía “NO TOCAR”.  

Hasta ahí, una escena cotidiana y repetida muchas veces en nuestro hogar y en innumerables otros, pero, al pasar junto a las galletas, me di cuenta de un detalle especial, que hizo que me riera con ganas. En una esquina del papel, había escrito también, escuetamente, “22”. Conocedora por amargas experiencias de lo que suele suceder en estos casos, la repostera se había asegurado de dejar claro que sabía exactamente cuántas galletas había en el plato, de modo que (esto se sobreentendía), su justa ira caería como arcángel vengador sobre cualquier miembro de la familia que pensara que, si se comía solo una o dos, nadie lo iba a notar.

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10.05.23

Nueva novela: Yo fui secretario de León XIV

Últimamente, me encuentro cada dos por tres con las mismas preguntas de los lectores: ¿y si las cosas siguieran igual de mal en la Iglesia en lugar de arreglarse? ¿Y si se pusieran aún peor? Son preguntas más que comprensibles en estos tiempos de crisis eclesial, sobre todo cuando uno va viendo que pasan los años y no parece que se vislumbre una solución en el horizonte.

Esas preguntas me preocupan tanto como a los lectores, así que he escrito una novela para hablar de ellas: Yo fui secretario de León XIV. Memorias de un futuro próximo.

En un futuro más o menos cercano, a cuatro o cinco desastrosos pontificados del presente, la Iglesia no solo no ha mejorado sino que ha ido cayendo más y más bajo, hasta el punto de que humanamente está agonizante, el Vaticano se encuentra en bancarrota y el papado está completamente desprestigiado. Claro que el mundo no está mucho mejor. El estancamiento del progreso, la desorientación moral y la crisis demográfica han hecho que Occidente pierda el liderazgo mundial y vegete en la irrelevancia, la desunión y el paganismo. Mientras tanto, en Oriente y África, tres grandes bloques guerrean entre sí de forma casi permanente.

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