No se trata de quién es Jesús para mí
Al igual que los espejos retrovisores de los coches, cada época tiene sus puntos ciegos. Son cuestiones, circunstancias o situaciones que, simplemente, esa época es incapaz de percibir. No se trata de que las discuta, las niegue o las rebata. Simplemente, no las ve, como si no existieran.
Los cristianos, incluidos sacerdotes, religiosos y obispos, somos hombres de nuestro tiempo y esos puntos ciegos nos afectan también, sobre todo si nos alejamos de la Tradición y la enseñanza de la Iglesia, que son anclas seguras para no apartarse de la realidad en toda su riqueza y complejidad.
A mi juicio, la lectura del evangelio de este domingo es un ejemplo muy claro de esos puntos ciegos de nuestra época.