InfoCatólica / Espada de doble filo / Archivos para: Junio 2014

19.06.14

De discursos y discursos

Brooks-HambyEl discurso de S.M. Felipe VI, nuevo rey de España, me ha recordado a algo ocurrido hace unos días en Estados Unidos. Como saben los lectores, por allá es costumbre que, en la ceremonia de graduación del instituto, el mejor alumno haga un discurso ante los demás. En un instituto de Brawley (California), le tocó hacer el discurso a un chico llamado Brooks Hamby, seleccionado para continuar sus estudios en la Universidad de Stanford, una de las más prestigiosas del país. La administración del instituto le pidió que les presentara el día de antes el discurso de graduación para asegurarse de que era apropiado. Cuando Brooks presentó su borrador de discurso, empezaron los problemas.

El discurso de este chico, que es protestante, estaba redactado en forma de oración: “Padre celestial, haz que en todo momento seamos amables y misericordiosos, perdonándonos unos a otros como Dios nos perdonó en Cristo”. Por lo visto, los responsables del colegio consideraron que las referencias a Jesucristo y la forma de oración del discurso eran “inapropiadas” y contrarias a los “estándares legales en vigor”.

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5.06.14

Caravana de bicicletas

imageCon su generosidad característica, SS. MM. los Reyes Magos trajeron este año sendas bicicletas para mis tres hijos. Esos mismos Reyes Magos, sin embargo, desoyeron mi propia petición de un robot inteligente, indestructible e infatigable que pudiera cuidar a los niños mientras usaban las bicicletas. Así pues, a quien le toca acompañarlos por las tardes es a mí, que por desgracia no soy indestructible, ni infatigable ni, aparentemente, demasiado inteligente.

Como los Reyes llevan más de dos milenios en el negocio de los regalos y son bastante sabios, se preocupan poco de los dictados de lo políticamente correcto. En consecuencia, las bicicletas no son unisex, sino que se adaptan a los gustos de sus respectivos propietarios, aunque esos gustos sean sexistas y discriminatorio-cavernícolas.

Así pues, la bici de mi hijo mediano es amarilla y negra, con aspecto de bicicleta de montaña para deportes extremos, aunque los ruedines estropean un poco el efecto. Por supuesto, en las bicicletas de las dos niñas abundan los ponis, las hadas y las cintas brillantes, pero lo más llamativo es que son de color rosa. Cuando digo rosa, no me estoy refiriendo a una simple tonalidad. Se trata más bien de una cualidad indescriptible utilizando meras palabras humanas y cercana a la roseidad absoluta: un rosa tan intenso que sólo se puede contemplar con gafas de sol si uno no quiere perder la vista para siempre. Tengo la sospecha fundada de que, para asegurar el equilibrio cósmico del universo, en alguna lejana galaxia hay planetas enteros en los que el color rosa es desconocido, como una forma de compensar el exceso de densidad rosística de las bicicletas de mis hijas.

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