Dos sofismas sobre los Evangelios por el precio de uno

Sofisma Como quizá recuerden los lectores, el día de la solemnidad de Santiago Apóstol, el pasado mes de julio, se leyó en misa la lectura en la que Santiago y Juan le piden al Señor sentarse a su derecha y a su izquierda y los demás apóstoles se enfadan con ellos. Después, Jesús los reprende a todos y les explica cómo es la autoridad para un cristiano.

En la parroquia a la que fui, predicó sobre ese texto evangélico un venerable sacerdote de blancos cabellos, mirada bondadosa y quizás medio siglo de sacerdocio a sus espaldas. Revestido con las vestiduras rojas de los mártires y hablando con la autoridad de Cristo, este buen sacerdote comenzó a hablar… y no paró de decir barbaridades (cito de memoria, claro):

Este pasaje es uno de los más verdaderos de los Evangelios, uno de los que sabemos que son auténticos. Otros pasajes son expresión de la fe de las comunidades primitivas, pero este sabemos que es algo que pasó de verdad. Lo sabemos porque no tiene sentido que los primeros cristianos se inventaran una escena en la que quedaban tan mal dos de los apóstoles, que eran sus dirigentes, así que esto tuvo que ser auténtico. Es de las lecturas más verdaderas”.

Mientras lo escuchaba, casi podía oír a mi alrededor los pensamientos de los demás fieles, mientras sacaban la conclusión lógica de lo que se había dicho: “Si esta lectura es de las ‘más verdaderas’, eso significa que otras son ‘menos verdaderas’. Es decir, que no son verdaderas. ¿Y cuáles serán esas lecturas que no son verdaderas? ¿Las que hablan de la resurrección, de la encarnación, de los milagros, de la fundación de la Iglesia…?”

Por suerte, es probable que la mayoría no pensara eso. El pueblo cristiano tiende a desarrollar una habilidad, necesaria para su supervivencia, que hace que no presten atención a las tonterías que puedan decir algunos curas. Instintivamente, las borran de su mente y se centran en lo bueno que haya en sus charlas u homilías. Es una especie de sistema inmunitario espiritual, también conocido como sensus fidei, que constituye una prenda de la presencia permanente del Espíritu Santo en su Iglesia.

En cualquier caso, las barbaridades de la homilía me parecieron especialmente significativas por tratarse de un sacerdote mayor y piadoso, que siempre reza el ángelus antes de empezar la misa y luego canta un avemaría al final, aunque tiene las ideas bastante confusas. Lo cierto es, sin embargo, que no es un hecho aislado, sino que se trata de unas afirmaciones que ya he oído en muchas ocasiones, en homilías y también en clases de supuestos expertos bíblicos. Creo que conviene, pues, analizar los dos sofismas contenidos en ese breve párrafo homilético.

El primer sofisma es la idea de que hay algunos pasajes de los evangelios sobre cuya veracidad podemos estar “más seguros” gracias a las ciencias históricas. El origen de esta idea del buen sacerdote está en un argumento escriturístico-apologético muy conocido, de tipo puramente racional: cuando las características concretas de una escena de los Evangelios contradicen o resultan escandalosos para la mentalidad de los primeros cristianos, no resulta creíble que esos mismos cristianos los inventaran.

En ese sentido, con respecto al Evangelio de la solemnidad de Santiago, es completamente implausible que la comunidad cristiana primitiva inventase un pasaje en el que quedaran fatal dos de sus miembros más importantes, los apóstoles Santiago y Juan, los “hijos del trueno”,  uno de los cuales ya había sido martirizado por el nombre de Cristo cuando se escribieron los evangelios. Si se hubieran inventado una historia que en realidad no ocurrió, nunca habrían mostrado a sus héroes más importantes traicionando con su comportamiento valores fundamentales de los seguidores de Jesús. Esto es un poderoso argumento histórico que demuestra su historicidad. Algo similar se podría decir de otros pasajes, como las negaciones de Pedro, la oración del huerto, el “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, el “apártate de mí Satanás” y otros muchos relatos evangélicos.

Esos y otros argumentos históricos o racionales son útiles, ante todo, desde el punto de vista apologético. Es decir, resultan muy apropiados para los que no tienen fe, como muestra para ellos de que lo que enseña la Iglesia es verdadero y no una invención, utilizando tan solo la razón. C. S. Lewis, en su autobiografía, cuenta la impresión que le hizo ver a un ateo que había quedado convencido de la historicidad básica de los evangelios por esos argumentos (aunque eso no le había llevado a hacerse cristiano).

Lo que no había entendido bien el sacerdote (ni los muchos que repiten este primer sofisma) es que no es en absoluto “más verdadero”, ni más seguro, ni más auténtico lo que se puede probar por métodos meramente históricos. Esos argumentos históricos o histórico-críticos no hacen que los católicos estemos más seguros de su veracidad, porque los argumentos históricos nunca son concluyentes. La historia nos dice, por ejemplo, que Julio César dijo alea iacta est al cruzar el Rubicón, pero mañana se podrían descubrir nuevas pruebas de que eso, en realidad, lo dijo Pompeyo en una noche de juerga en el Trastévere. Y no pasaría nada. Por su propia naturaleza, los conocimientos históricos son provisionales.

Quien se basa en criterios humanos para decidir qué partes de la Escritura son más auténticas, fiables o verdaderas, está destinado a crearse una religión a su imagen y semejanza, una “religión de cafetería”, como hicieron Renán, Loisy, Lutero, Marción y tantos otros. A todos ellos, casualmente, les parecía más “histórico” o más “espiritual” o más “evangélico” lo que cuadraba con su ideología sobre lo que debería ser el cristianismo, mientras que lo que contradecía sus posturas debía ser “no histórico”, “no espiritual” o propio de la ley y no del Evangelio.

En cambio, nuestra confianza en los Evangelios no está basada en meros argumentos racionales, sino en algo mucho más sólido: la fe en la Iglesia que los reconoce y los ha reconocido desde el principio como verdaderos. El fundamento de nuestra fe es la promesa de Cristo, “quien a vosotros os escucha, me escucha a mí”, que es una roca mucho más firme que cualquier conclusión meramente humana. La argumentación histórica o racional sobre los Evangelios está muy bien, sobre todo ad extra, porque lo que creemos es lo que realmente sucedió, pero nunca hay que olvidar que esos argumentos no son la base de nuestra fe y, en cualquier caso, no pueden contradecirla, porque la verdad no se contradice a sí misma. Así pues, los argumentos históricos son previos a la fe o están subsumidos en ella, pero no se añaden a la misma, como si la completaran o la mejoraran. De otro modo, seríamos como un capitán que pretendiese mover su portaviones a remo o como un astrónomo que pensase que colocar unas gafas encima del telescopio Hubble iba a hacer que se vieran mejor las estrellas.

El segundo sofisma está aún más extendido y es aún más peligroso: la idea de que hay partes del Evangelio que se remontan a Jesús y otros que son meramente reflejo de la “experiencia de la comunidad primitiva”. Usando otros términos, este sofisma se manifiesta a veces como la diferenciación entre el “Jesús histórico” y el “Cristo de la fe”: una cosa sería el personaje histórico de Jesús y otra muy diferente el Cristo descrito en los Evangelios, que están basados en las experiencias subjetivas de fe en la resurrección de Jesús después de su muerte.

De nuevo, la fuerza de este sofisma proviene de que se basa en algo cierto: los textos evangélicos reflejan la experiencia de la Iglesia primitiva, porque se escribieron en su seno. Así pues, nada hay de extraño en que las huellas de la Iglesia se puedan descubrir por todas partes en los Evangelios. San Mateo claramente pensaba en hebreo y escribió para cristianos que procedían del judaísmo, de modo que en su Evangelio abundan más que en ningún otro los semitismos. San Lucas estaba fascinado por la misericordia de Cristo y prestaba mayor atención a ese tema que los demás evangelistas; por ejemplo, es el único que recogió la parábola del Hijo Pródigo. San Juan había meditado mucho sobre el cumplimiento en Cristo de las antiguas promesas y enmarca la vida de Jesús en las diversas festividades hebreas que encuentran en él su plenitud. Y así podrían decirse miles de cosas.

Si es cierto que los Evangelios reflejan la experiencia de las primeras comunidades, ¿dónde está el fallo del sofisma entonces? En un hecho muy sencillo: que un relato exprese la experiencia de las comunidades primitivas no significa en absoluto que no ocurriera de verdad. El Cristo de la fe y el Jesús histórico no tienen por qué ser diferentes.

Más bien, lo que sucede es lo contrario. Si los Evangelios cuentan la experiencia de la comunidad primitiva, se debe precisamente a que los primeros cristianos experimentaron las cosas que realmente ocurrieron. La fe católica nos muestra al Cristo de la fe precisamente porque es el Cristo histórico. Los primeros cristianos fueron capaces de dar la vida por su fe porque podían decir: “nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección” o también “lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que han visto nuestros ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca de la Palabra que es la vida, porque la vida se manifestó, nosotros la vimos, damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, que estaba en el Padre y se nos manifestó”.

Pongamos un ejemplo, para entender mejor esto. Mis conocimientos de la tabla de multiplicar son fruto, ciertamente, de mi experiencia en el colegio y de canturrear miles de veces “cinco por uno es cinco, cinco por dos son diez, cinco por tres quince…” Sin embargo, cuando hago una multiplicación para ver cuánto le debo para pagarle al frutero, sería absurdo que el buen señor me dijera que tengo que pagarle el doble y que mi resultado no es real, porque mis cálculos sólo son expresión de mi experiencia infantil. Si el frutero creía que mis cálculos eran erróneos, debía demostrarlo, pero alegar que esos cálculos eran fruto de mi experiencia infantil no era en modo alguno un argumento contra ellos. De hecho, lo correcto es lo contrario: mi experiencia infantil de memorizar que cinco por dos son diez en clase de la Señorita Elisa se debió precisamente a que cinco por dos son diez. La realidad y la experiencia, lejos de ser opuestas, eran fiel reflejo la una de la otra.  

En cambio, la idea injustificada de que la experiencia de la comunidad primitiva es algo de lo que hay que prescindir para llegar al verdadero Jesús obedece en realidad a los prejuicios de una serie de supuestos expertos sin fe o con una fe aguada y deformada, como Renan, Kähler, Strauss o Rudolf Bultmann. Estos estudiosos cometían una petitio principii, como decían los filósofos clásicos, begging the question, como dicen los ingleses, o, en román paladino, suponían lo que tenían que demostrar. Como no creían en los milagros, o en la Resurrección, o en la filiación divina de Cristo, daban por supuesto que todo lo que estuviera relacionado con esas cosas era una invención de la comunidad primitiva. Y, como lo daban por supuesto, no consideraban que hubiera que demostrarlo: era simplemente un dogma de su fe positivista, cientifista o escéptica. Una fe que nunca se expresaba abiertamente, pero que determinaba por completo sus conclusiones.

Los católicos creemos en los dogmas de la Iglesia, pero esos dogmas son públicos y no están ocultos, como los de los autores mencionados y tantos otros. Tenemos fe, pero es una fe sobrenatural que viene de Dios y estamos orgullosos de ella, en lugar de ser una fe inconsciente y basada en meros prejuicios como la de esos supuestos expertos. Otros pueden creer otras cosas si quieren, pero no tiene ningún sentido que un cristiano se sienta acomplejado por los que dicen basarse en la razón, cuando en realidad se basan en una serie de prejuicios, ideologías y dogmas inconfesados que esperan que todos aceptemos “porque ellos lo dicen”. Sobre ellos, tenemos dos ventajas: la Iglesia habla con la autoridad de Cristo y, además, estaba allí cuando sucedió lo que cuentan los Evangelios y ellos no. No nos dejemos engañar. Hemos conocido a Aquel que es la Verdad, no lo abandonemos por ideologías que pretenden cubrir su irracionalidad con hipócritas apelaciones a la razón, a la historia o a la modernidad.

Curiosamente, algunas semanas después, el buen sacerdote nos explicó que preparaba sus homilías utilizando el “gran libro de Pagola” sobre los Evangelios. Sí, eso es, el mismo libro sobre el que la Congregación para la Doctrina de la Fe dictaminó: “Su enfoque metodológico ha de considerarse erróneo, por cuanto, separando al llamado ‘Jesús histórico’, del ‘Cristo de la fe’, en su reconstrucción histórica elimina preconcebidamente todo cuanto excede de una presentación de Jesús como ‘profeta del Reino’”. Y todavía hay algunos que no entienden que la Congregación para la Doctrina de la Fe está para defender a los sencillos.

48 comentarios

  
Falstaff
Desgraciadamente, aquí lo que falla es el sensus fidei, que ya no se puede limitar a hacer oídos sordos a las tonterías que diga el cura de turno. Antaño, el pueblo ponía firme al cura que decía barbaridades. Curiosamente, se le dejaba pasar la vagancia o imperfecciones varias, pero no que tergiversara la Palabra de Dios.

A lo mejor es hora de plantearse que no podemos esperar simplemente que la Autoridad actúe, más cuando está como está, sino que la Iglesia es una red y los fieles siempre han alzado la voz ante las manipulaciones de la Fe. No podemos deponer a tal Obispo, ni quitarle la parroquia a cual cura, pero sí protestar. De hecho, en casos flagrantes creo que es un deber.
02/12/14 3:57 AM
  
Juan Argento
Este caso refleja un tema sobre el que acabo de comentar bajo el ultimo artículo del profesor Forment: la diferencia entre los motivos de credibilidad para abrazar la fe y el motivo para profesar las verdades propias de la fe, como la historicidad de los Evangelios.

El hecho de que los Evangelios consistentemente hacen quedar mal a los Apóstoles es un motivo de credibilidad más de la veracidad del testimonio de esos textos, y en consecuencia de la divinidad de Jesus atestiguada por ellos.

Pero eso es relevante para los que todavia no han abrazado/recibido la fe (destaco la doble dimension de la fe como gracia y como acto humano, ver Catecismo #153-155). Para los que hemos abrazado/recibido la fe, el motivo de creer en la historicidad de los Evangelios no radica en el hecho de que esa historicidad aparezca como verdadera a la luz (de hecho no muy confiable a veces) del análisis histórico-crítico. Creemos en esa historicidad, al igual que en todas las otras verdades de fe, «a causa de la autoridad de Dios mismo que revela y que no puede engañarse ni engañarnos» (Catecismo #156) y que ha conferido esa autoridad al Magisterio de la Iglesia Católica.
02/12/14 5:40 AM
  
Juan Argento
Benedicto XVI trató el tema del método histórico crítico en su intervencion al sínodo de obispos de 2008.

www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2008/october/documents/hf_ben-xvi_spe_20081014_sinodo_sp.html

Cito dos párrafos:

Existe también una segunda consecuencia aún más grave: donde desaparece la hermenéutica de la fe indicada por la Dei Verbum, aparece necesariamente otro tipo de hermenéutica, una hermenéutica secularizada, positivista, cuya clave fundamental es la convicción de que lo divino no aparece en la historia humana. Según esta hermenéutica, cuando parece que hay un elemento divino, se debe explicar de dónde viene esa impresión y reducir todo al elemento humano. Por consiguiente, se proponen interpretaciones que niegan la historicidad de los elementos divinos.

Hoy, el llamado mainstream de la exégesis en Alemania niega, por ejemplo, que el Señor haya instituido la sagrada Eucaristía y dice que el cuerpo de Jesús permaneció en la tumba. La Resurrección no sería un hecho histórico, sino una visión teológica. Esto sucede porque falta una hermenéutica de la fe: se consolida entonces una hermenéutica filosófica profana, que niega la posibilidad de la entrada y de la presencia real de lo Divino en la historia.
02/12/14 6:16 AM
  
Luis López
Yo creo que si los Evangelistas introdujeron en el los Evangelios estas escenas tan contrarias a una presentación triunfal del Evangelio -dudas, negaciones, mezquindades de los apóstoles, angustias del Señor durante su pasión y muerte o incluso versículos que podrían hacer dudar de la divinidad del Señor- fue sencillamente porque fueron absolutamente honestos. Lo fueron con ellos mismos, lo fueron con su Señor y su mensaje, y lo fueron con unos hechos que les desbordaban como hombres pero que con absoluta sencillez -véase la descripción de los milagros, ajenos a cualquier elemento espectacular- y con sinceridad quisieron reflejar.

De hecho, esa honestidad en la redacción está testiguada por Papias de Hierápolis, que conoció a la generación que directamente trató con los apóstoles y que por ejemplo, sobre el Evangelio de Marcos dice con claridad que:

"Marcos, habiendo pasado a ser el intérprete de Pedro, escribió exactamente todo lo que recordaba, sin embargo no registrándolo en el orden que había sido hecho por Cristo. Porque él ni oyó al Señor ni le siguió; pero después, como he dicho, (ayudó) a Pedro, el cual adaptó sus instrucciones a las necesidades (de sus oyentes), pero no tenía intención de dar un relato conexo de las palabras del Señor. Así que Marcos no hizo distinción cuando escribió algunas cosas tal como las recordaba; porque en lo que tenía interés, era en no omitir nada de lo que había oído, y en no consignar ninguna afirmación falsa en ello."
02/12/14 10:11 AM
  
jj
Menos mal que la gente está en babia durante las homilías.
02/12/14 10:12 AM
  
Miguel Antonio Barriola
Podría ilustrar la no repugnancia entre los enfoques comunitarios sobre Jesucristo y la realidad misma del Salvador, la descripción de Miguel de Unamuno, que cito de memoria.
Tenemos a la encina. En ella se fija el carpintero, apreciando su buena madera para confeccionar una silla o una mesa. El criador de cerdos se fija en las bellotas, que podrán alimentar a sus cochinos. El pintor se detiene en los juegos de color verde, sombras y clarores. El viajero cansado busca su sombra reparadora.
Cada uno lleva consigo su propia preocupación. Lo cual no quiere decir que el especial aspecto, en el que incide su apreciación, NO SE ENCUENTRE EN LA ENCINA. Es que nadie puede abarcar el objeto material en todos sus detalles, lo cual, sin embargo, no quiere decir que los conceptos, que nos formamos de las cosas (siempre que se adecúen con las mismas, por parciales que sean) corresponden a su realidad.
En sana filosofía se dice: "Quidquid recipitur ad modum repicientis recipitur" (= lo que se recibe, se recibe según el modo del que recibe).
Así, si vuelco leche en un vaso anguloso, adquirirá la forma angular, si la pongo en otro redondo, tomará la dispocisión circular. Pero siempre será "leche" y no "whisky".
De manera que los argumentos del Sr. Pagola no son más que "bultmannismo" recalentado, muy alejados de la más sana comprensión de sentido común y provenientes más bien del "kantismo", que, entre el "noumenon" , o "la cosa en sí", interponía los "fenómenos" o irradiaciones de la cosa, que, según aquella torcida filosofía, deformaban la raíz de donde provenían.
02/12/14 11:34 AM
  
Eduardo Chafer
Efectivamentente, hay que insistir en el caracter inspirado de la Escritura, que tiene al Espiritu Santo como autor principal y al mismo tiempo como principal intérprete por medio de la Iglesia.
El ataque que se acerca no es sólo contra la historicidad de los hechos sobrenaturales descritos en los Evangelios, sino que se excluye tanto la divinidad del Señor como la realidad de sus palabras reseñadas en el Evangelio. Se prentende un cristianismo absolutamente inmanente en que ni la divinidad , ni al resurrección del Señor están demostradas, la fe es compartir el autoengaño voluntarista de los apóstoles que creen -no saben, no han visto- en el Señor resucitado. El contendio de los evangelios no recogería las enseñanzas del Señor-y menos su propias palabras- sino la concreción literaria o popular que los primeros crisitianos hicieron de anuncio evangélico y así nosotros podríamos interpretar el Evangelio prescindiendo del sentido propio de su palabras que no serían las de Cristo. Sin embargo San Pablo recuerda "si alguno os anuncia un Evangelio distinto...
02/12/14 11:55 AM
  
vicente
los cuatro evangelios nos transmiten la palabra que Dios que la Iglesia interpreta....
02/12/14 12:13 PM
  
Antonio1

Los peligros a los que aludes son muy ciertos y lo expresa muy buen Ratzinger, como señalan los comentaristas anteriores. Y muy bueno el apunte Monseñor Barriola, que algo sabe de esto.

Ya sé que yo soy pesado, pero tampoco podemos caer en el peligro opuesto. Como señala la Pontificia Comisión Bíblica (Sobre este texto me gustaría conocer la opinión de Monseñor Barriola) en los siguientes párrafos:

"La lectura fundamentalista parte del principio de que, siendo la Biblia palabra de Dios inspirada y exenta de error, debe ser leída e interpretada literalmente en todos sus detalles. Por “interpretación literal” entiende una interpretación primaria, literalista, es decir, que excluye todo esfuerzo de comprensión de la Biblia que tenga en cuenta su crecimiento histórico y su desarrollo. Se opone, pues, al empleo del método histórico-crítico, así como de todo otro método científico para la interpretación de la Escritura.

El problema de base de esta lectura fundamentalista es que, rechazando tener en cuenta el carácter histórico de la revelación bíblica, se vuelve incapaz de aceptar plenamente la verdad de la encarnación misma. El fundamentalismo rehuye la relación estrecha de lo divino y de lo humano en las relaciones con Dios. Rechaza admitir que la palabra de Dios inspirada se ha expresado en lenguaje humano, y que ha sido escrita, bajo la inspiración divina, por autores humanos, cuyas capacidades y posibilidades eran limitadas.

Por esto, tiende a tratar el texto bíblico como si hubiera sido dictado palabra por palabra por el Espíritu, y no llega a reconocer que la palabra de Dios ha sido formulada en un lenguaje y en una fraseología condicionadas por tal o cual época. No concede ninguna atención a las formas literarias, y a los modos humanos de pensar presentes en los textos bíblicos, muchos de los cuales son el fruto de una elaboración que se ha extendido por largos períodos de tiempo, y lleva la marca de situaciones históricas bastante diversas.

El fundamentalismo insiste también, de un modo indebido, sobre la inerrancia de los detalles en los textos bíblicos, especialmente en materia de hechos históricos, o de pretendidas verdades científicas. Frecuentemente considera como histórico lo que no tenía pretensión de historicidad, porque incluye en tal categoría cuanto es referido o narrado con verbos en pretérito, sin la atención necesaria a la posibilidad de un sentido simbólico o figurativo.

En lo que concierne a los evangelios, el fundamentalismo no tiene en cuenta el crecimiento de la tradición evangélica, sino que confunde ingenuamente el estadio final de esta tradición (lo que los evangelistas han escrito) con el estadio inicial (las acciones y las palabras de Jesús en la historia).

Descuida por eso mismo un dato importante: el modo como las primeras comunidades cristianas han comprendido el impacto producido por Jesús de Nazaret y su mensaje. Ahora bien, éste es un testimonio de origen apostólico de la fe cristiana y su expresión directa. El fundamentalismo desnaturaliza así la llamada lanzada por el evangelio mismo. "
02/12/14 12:50 PM
  
Damián
- La Iglesia Católica dice que Yavé es el único Dios verdadero.
- La Iglesia Católica dice que Jesús es hijo de Dios.
- La Iglesia Católica dice que Jesús dijo que su Iglesia es la única verdadera.
- Entonces la única iglesia verdadera es la Iglesia Católica.

(sofisma autorreferencial)
02/12/14 12:53 PM
  
Damián
- Aprendí matemática de niño.
- La matemática no cambió cuando fui adulto.
- Entonces los evangelios antiguos son verdad.

(sofisma)
02/12/14 12:55 PM
  
Bruno
Damián:

Esas dos deducciones que ha puesto, en efecto, son sofismas. Lo único que sucede es que son sofismas que usted se ha inventado y que no se encuentran en el texto.

Ánimo, si se esfuerza un poco seguro que puede comprender bien lo que está escrito en el artículo.
02/12/14 12:57 PM
  
alucinante
Yo también escuché hace años que, a la muerte de San José, la Virgen fue tirando con el oro que habían traído los Reyes Magos. Yo no lo sé si será el sensusfidéi o lo que sea, lo cierto es que los que vamos a misa vamos a seguir yendo a pesar de esas y otras cosas (a pesar de esta propia web, sin ir más lejos), y los que no quieren saber de Iglesia van a evitar la Iglesia porque... no todo el mundo tiene iguales tragaderas.

Y de nuevo en esta propia web, y ya que hablamos del Apóstol Santiago, tampoco hace mucho que se ha declarado (poco menos que ex cathedra) que España es la tierra que visitaron Santiago, San Pablo y la Virgen del Pilar (en carne mortal, no lo olvidemos, y con el niño chico). Pues nada, pues muy bien.
02/12/14 1:04 PM
  
Bruno
Antonio1:

Conviene recordar, una vez más, que la Pontificia Comisión Bíblica, a pesar de su nombre poco afortunado, no es un órgano magisterial, sino meramente consultivo. Por lo tanto, sus escritos son, básicamente, una opinión más sobre los temas.

Dicho eso, si no recuerdo mal, he empezado explicando precisamente que el Nuevo Testamento se escribió en el seno de la Iglesia y por lo tanto refleja la experiencia de la Iglesia, incluidas sus características humanas de interés por un tema u otro de cada evangelista, lenguaje, etc. Nada hay de extraño en eso y la Iglesia siempre lo ha sabido y enseñado. De hecho, es un tema interesantísimo que manifiesta clarísimamente en innumerables casos la historicidad de los evangelios desde un punto de vista meramente racional. Ya he recomendado alguna vez el magnífico libro "Los evangelios y la crítica histórica" de Mariano Herranz, que trata sobre este tema, y todo lo escrito por el autor y sus discípulos, como José Miguel García, César Franco, etc.

Lo único que veo que alguien podría imaginar que se opone en algo a lo que he dicho es lo del fundamentalismo y la inerrancia, pero creo que enseguida uno ve que habla de los "detalles" que, a mi entender, a nadie le preocupan (al menos a nadie que yo haya conocido nunca). Parece evidente que, por ejemplo, si Mateo cuenta primero el milagro A y luego el milagro B eso no implica necesariamente que el milagro A haya sucedido antes que el B, porque el evangelista puede haberlos ordenado como los ordenó por razón temática y no cronológica, por ejemplo, y otro evangelista los puede ordenar de otra forma. Lo mismo con otros muchos detalles. Sin embargo, la veracidad sustancial de lo que se cuenta no se puede poner en duda.

Veamos, por ejemplo, lo que enseña magisterialmente la Dei Verbum sobre el tema:

"19. La Santa Madre Iglesia firme y constantemente ha creído y cree que los cuatro referidos Evangelios, cuya historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de ellos, hasta el día que fue levantado al cielo. Los Apóstoles, ciertamente, después de la ascensión del Señor, predicaron a sus oyentes lo que El había dicho y obrado, con aquella crecida inteligencia de que ellos gozaban, amaestrados por los acontecimientos gloriosos de Cristo y por la luz del Espíritu de verdad. Los autores sagrados escribieron los cuatro Evangelios escogiendo algunas cosas de las muchas que ya se trasmitían de palabra o por escrito, sintetizando otras, o explicándolas atendiendo a la condición de las Iglesias, reteniendo por fin la forma de proclamación de manera que siempre nos comunicaban la verdad sincera acerca de Jesús. Escribieron, pues, sacándolo ya de su memoria o recuerdos, ya del testimonio de quienes "desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra" para que conozcamos "la verdad" de las palabras que nos enseñan (cf. Lc., 1,2-4)".
02/12/14 1:11 PM
  
Luis López
Alucinante, yo alucino con que vd. se indigne por esas historias pías que no constan en los Evangelios, y sí -algunas- en Apócrifos. Y más todavía que esas historias puedan influir en su decisión de asistir o no al Santo Sacrificio de la Misa.

Que se sepa No es dogma de fe que San Pablo, Santiago o la Santísima Virgen María estuvieran en España, ni que ésta viviera tras la muerte de su esposo a costa del oro de los Reyes Magos.

Que se defiendan antiguas leyendas, o que se las quiera dar más o menos veracidad (según las pruebas aportadas o los criterios de cada uno) no tiene nada que ver con la base de nuestra fe, que consta en la Escritura y en la Sagrada Tradición. A ello debemos atenernos los católicos.
02/12/14 1:36 PM
  
Eduardo Chafer
De acuerdo con Bruno:
Cuando Dios quiere revelarse se hace entender por sus destinatarios-la Iglesia- no lanza acertijos.
Lo que pasa es que la mentalidad relativista no soporta una Revelación, objetiva, piensa que no existe nada fuera de la propia inmanencia.
02/12/14 1:38 PM
  
Daniel Riquelme
Damián.

Todo errado.

- La Iglesia Católica dice que Yavé es el único Dios verdadero.

No, lo atestiguan el Judaísmo y el Islamismo también.

- La Iglesia Católica dice que Jesús es hijo de Dios.

No, lo atestiguan todas las iglesias cristianas, o por lo menos la mayoría, sobre todo las históricas. Antes de los grandes cismas (y también de los micro-cismas, je), la Iglesia ya lo atestiguaba.

- La Iglesia Católica dice que Jesús dijo que su Iglesia es la única verdadera.

Lo mismo que lo anterior. El problema de los cismáticos es 'solo' (por decirlo de algún modo, je), que se han separado de ESA verdadera Iglesia, pero antes de separarse (y aún después, aunque ya equivocados pensando que la suya era la verdadera) lo atestiguaban.

- Entonces la única iglesia verdadera es la Iglesia Católica.

Y sí, pues lo demuestra la historia, no tu silogismo.

saludos.
02/12/14 1:40 PM
  
luis
A mí me parece que es al revés, que los detalles justamente revelan la autenticidad del texto. C.S. Lewis decía que la acotación de Juan sobre el milagro de la multiplicación ("había mucho pasto en ese lugar") es el mejor sello del testigo presencial.
Hay otros: los leprosos que se quedan a distancia para no transgredir la ley, la ingenuidad catastrófica de los Reyes Magos revelando a Herodes el lugar de nacimiento del Mesías, la acotación de la hermana de Lázaro ("Ya hiede"), la escritura en la arena que nadie pudo leer ante la mujer adúltera, etcetera etcetera. No se había inventado todavía la novela realista.
02/12/14 1:42 PM
  
Bruno
Luis:

Ciertamente. Es conocido el caso de la piscina de Betesda, que según San Juan tenía cinco porticos. Los autores racionalistas desestimaban ese dato como otro "simbolismo" de San Juan, hasta que a finales del siglo XIX unas excavaciones encontraron la piscina, con su quinto portico cortándola en dos.

No ha estado afortunada mi frase de que "a nadie le preocupan" los detalles. Debería más bien haber dicho que la forma de contar algo y su veracidad son cosas diferentes. En ese sentido, la infalibilidad, en principio, no tiene por qué proteger los detalles del relato, que pertenecen a la forma de contarlo, por lo que la autenticidad de esos detalles es un indicio histórico de que lo que dicen los Evangelios ocurrió así.

Los autores que he mencionado antes, se han dedicado a estudiar el sustrato semítico del griego del NT y sus conclusions son interesantísimas y arrojan mucha luz sobre multitud de textos.
02/12/14 1:56 PM
  
Bruno
Falstaff:

Un par de veces en que las barbaridades eran muy grandes lo he hecho, pero los resultados no han sido muy buenos, la verdad.
02/12/14 2:42 PM
  
Rafa
Quisiera añadir algo para todos aquellos que van en la onda de Pagola y también (¿por qué no?) para los que dudan y que me parece oportuno: uno de los episodios que "contradicen o resultan escandalosos para la mentalidad de los primeros cristianos" es precisamente el de la Resurrección. Primero porque fue testificada por un grupo de mujeres, cuyo testimonio no tenía el mismo valor que el de un varón, y, segundo, porque los primeros cristianos, siendo como eran provenientes del judaísmo en su inmensa mayoría, celebraban sus ritos en domingo y no el sábado. Me parece un ejemplo muy válido para aplicar el método histórico-analítico a los textos.
02/12/14 2:44 PM
  
Fray Nelson
Estimado Bruno, una vez más pones el dedo en la llaga. Tu denuncia es tanto más válida cuanto más se extiende esa idea, tan propia del protestantismo liberal y del protestantismo sin más, de que hay que buscar seguridad "extra" para convencerse y para convencer de la verdad de la Escritura, Es la lógica consecuencia de apartarse de la voz del Sucesor de Pedro, y del Magisterio en general: sin ese soporte, el trípode firme (Biblia, Tradición, Magisterio) no se sostiene, y entonces hay que buscar remiendos: la ciencia, la historia, la racionalidad, la abundancia de bendiciones (evangelio de la prosperidad). Un días e escribirá la historia del protestantismo en gruesos volúmenes y se verá que todo ello fue una larga y triste peregrinación por buscar--en vano--algo que reemplace lo que no puede ser reemplazado: la autoridad de Cristo EN la Iglesia, a la que Él libremente ha querido unirse con amor indescriptible, y en la que habita la fuerza incomparable de su propia voz.

Dicho todo ello, hay un punto que quiero pedirte que comentes. En el discurso del Papa Benedicto XVI en la XIV Congregación de los Obispos (Martes 14 de Octubre de 2008), escribió nuestro hoy Papa Emérito: "Sólo donde se aplican los dos niveles metodológicos, el histórico-crítico y el teológico, se puede hablar de una exégesis teológica, de una exégesis adecuada a este Libro. Mientras que con respecto al primer nivel la actual exégesis académica trabaja a un altísimo nivel y nos ayuda realmente, no se puede decir lo mismo del otro nivel..." De ese pasaje quiero destacar la primera frase, que afirma la necesidad de la dimensión histórico.crítica. Me da la impresión de que en tu artículo esa dimensión aparece criticada por su hipertrofia pero también parece que no dejas espacio claro para que se realice y desarrolle. Si no en respuesta a este comentario mío, en otra parte te pido que escribas cuáles serían, según tu juicio, las líneas de ese trabajo racional e histórico que Benedicto consideró indispensable para la teología actual.

¡Saludos y bendiciones!
02/12/14 4:02 PM
  
MH
"La lectura fundamentalista parte del principio de que, siendo la Biblia palabra de Dios inspirada y exenta de error, debe ser leída e interpretada literalmente en todos sus detalles. Por “interpretación literal” entiende una interpretación primaria, literalista, es decir, que excluye todo esfuerzo de comprensión de la Biblia que tenga en cuenta su crecimiento histórico y su desarrollo. Se opone, pues, al empleo del método histórico-crítico, así como de todo otro método científico para la interpretación de la Escritura".

No soy un experto, pero creo que se referiere a quienes libreinterpretan la Biblia y es uno de los errores que se pueden dar. Y se me ocurre que otro puede ser centrarse sólo en la experiencia de la fe vivida separándola de una Verdad inicial como si se considerase innecesario y la vivencia de la por sí misma fuese suficiente.

Creo que el tipo de fundamentalismo que describe el texto que ha puesto Antonio 1 se ha dado poco dentro del catolicismo, porque en general no se libreinterpreta la Biblia y tenemos una guía, la Iglesia (al crearla creo que Jesús demostró conocimiento de la naturaleza humana y cómo de fácil se podría desviar su mensaje sin una guía).

Y un teórico fundamentalista católico va a defender la guía de la Iglesia, en contra de los que quisieran que la fe no tuviera una tutela que le impide adaptarse a los cambios sociales si éstos están contra las Verdades cristianas, sino por ejemplo ya habríamos aceptado en parte la mentalidad dominante en las sociedades actuales como les ocurre a algunos protestantes.

Creo que se trata de una tensión entre adaptar la Verdad a los tiempos históricos y procurar que no se desvíe influida con lo que pueda haber de malo en la mentalidad de cada época. Por eso creo que los Papas se han escrito encíclicas y documentos referidos a temas concretos. Y como se trata de algo complejo y amplio de abarcar por lo innumerable de las situaciones, etc, hay que tener en cuenta la tradición, porque es una sabiduría que se acumula.
02/12/14 4:29 PM
  
MH
Creo que por ejemplo los que tienen reticencias con los que quieren que se tenga en presente la doctrina, a veces no se dan cuenta que lo que ellos piensan sobre muchas cosas es porque otros han procurado que esas verdades se tengan presentes. Por ejemplo ahora los católicos sabemos que debemos estar en contra del aborto, a pesar de lo que nos dice el ambiente dominante, es porque ha habido Papas que nos lo han dicho y repetido es sus escritos y discursos.
02/12/14 4:55 PM
  
Bruno
Fray Nelson:

Es muy buena pregunta. Aunque no soy un experto, una respuesta en profundidad sería muy extensa, así que intentaré ir a lo esencial.

La Escritura tiene una dimensión humana y una dimension divina, tiene un autor humano y un Autor divino, es Palabra de Dios escrita por hombres. En ese sentido, para estudiarla adecuadamente es necesario estudiar ambas dimensiones, cada una de ellas con las herramientas correspondientes.

La dimensión divina de la Escritura como parte de la Revelación de Dios requiere el conocimiento de su interpretación por el Magisterio a lo largo de la historia, el examen de su recepción por los Padres de la Iglesia, la articulación de su interrelación con la Tradición, su comprensión en conjunto desde Cristo como Palabra eterna del Padre, la fe, la oración, los dones del Espíritu Santo que permiten entrar en contacto con la Palabra de Dios viva y no con mera letra muerta, etc.

La dimensión humana de la Escritura implica el estudio de los géneros literarios, de las lenguas y su evolución, de la mezcla de lenguas (por ejemplo, los casos clarísimos en el NT de alguien que está pensando en hebreo/arameo pero escribe en griego), de las técnicas mnemonéticas utilizadas, del contexto histórico, social y cultural de cada libro, de lo que se sabe sobre su autor, de los procesos de tradición oral antes de su puesta por escrito (muy claros, por ejemplo, en el Pentateuco), de la historia de Israel en la que se encuadra, de la personalidad de cada autor con sus propios intereses y formas de expresarse y un larguísimo etcetera.

Hay que tener cuidado para no entender ambas dimensiones como aspectos separados cuya mera suma crearía el total. Ambos aspectos están completamente entrelazados de la misma forma en que la gracia y la libertad humana están unidas en las acciones del Cristiano, hasta el punto de que no son separables.

Así pues, la idea no es estudiar por un lado la parte divina y por otro la parte humana y ya está, sino que para conocer la parte divina de la Escritura es necesario conocer la parte humana, porque la primera se revela, manifiesta y plasma en la segunda. Si no conocemos el género literario de un libro, no entenderemos bien lo que Dios está revelando en él. Si no comprendemos las formas semíticas de hablar como el pasivo divino o el sentido que tiene la justicia en el AT, nuestra exegesis de las bienaventuranzas sera, más bien, eiségesis.

Y viceversa, un católico no puede prescindir de la parte divina de la Escritura y tratarla como si fuera un texto más (como hace Pagola en su libro), porque no hay dos verdades sobre la Escritura, una histórica y otra teológica, sino una única verdad, y si eliminamos el elemento sobrenatural de la Escritura no estamos entendiendo nada de ella. La consecuencia de no tener esto en cuenta, una vez más y como muestra muy bien el propio Pagola, será la eiségesis.

No sé si me he explicado bien (más o menos), porque es un tema que daría para escribir un libro.
02/12/14 4:56 PM
  
antonio
""""sistema inmunitario espiritual"""", buenísimo, com debe trabajar!!!!!!
02/12/14 5:01 PM
  
Enrique G. B. A.
La tentación es considerar menos verdadero a los Evangelios, allí donde queremos justificar nuestra incredulidad.
Algo así como decirle a Jesús, que creemos en el, pero de ciertos hechos o dichos a el atribuidos en el NT, pasamos. Como que para ser mejores amigos de Nuestro Señor, cuanto más distancia tomemos de lo narrado en los Evangelios, mejor iríamos.
¿Que has resucitado? Pero amigo Jesús, que es una mera alegoría de tus amigos los evangelistas. Y cuánto más extraviados más contentos.
02/12/14 7:11 PM
  
Luiscar73
"Cuando oyo que Juan estaba en la carcel,se retiro a Galilea. Dejo Nazaret y se fue a vivir a Cafarnaum,en la ribera del lago,en los terminos de Zabulon y Neftali,para que se cumpliese lo que habia anunciado el profeta Isaias;
Tierra de Zabulon y de Neftali,
camino del mar,
al otro lado del Jordan,
Galilea de los paganos;
el pueblo que yace en las tinieblas
ha visto gran Luz,
y para los que yacen
en la region tenebrosa de la muerte
ha brillado una Luz"(Mateo;4;12;16).
Curiosamente,estaba volviendo a memorizar este capitulo ,y a proposito del post,este fragmento es tremendamente elocuente. Aqui tenemos al Jesus historico y al Cristo vivo de la Fe, yendo a vivir con ellos en la carne y encarnandose en nosotros por el Espiritu. Se relata que EL mismo,que es la Luz,en aquella epoca, fue a vivir a un pueblo; a un lugar concocido como Galilea de los paganos, que estaba en tinieblas. De la misma manera,en el plano sobrenatural de la Fe viva,ha venido mas tarde a nuestro corazon de paganos,que andaba en tinieblas y sombras de muerte,viviendo alejado de Jerusalem(tierra santa-de paz-interior),muerto en delitos y pecados , a iluminarnos al conocimiento de la gloria de Dios en la Faz de Jesucristo.(2ª de Corintios;4;6).
Porque; " YO,la Luz,he venido al mundo,para que todo el que crea en MI,no permanezca en tinbieblas"(Juan;12;46).

Alabado y glorificado seas por siempre,¡Señor mio y Dios mio!.
La Paz de Cristo.

pd; Ciertamente,tuvo que venir al otro lado del Jordan a rescatarnos de la esclavitud,para,haciendonos pasar por el Mar Rojo,dejar atras el mundo caido.
02/12/14 7:55 PM
  
Yolanda
El sistema inmunitario espiritual, que bautiza Bruno así, es muy fuerte, como se ve. La Iglesia se mantiene a pesar de todos los embates externos e internos, y no hay otra institución que permanezca tan largamente.

Pero ha habido rachas inmunodeprimidas o en las que el sistema inmunitario espiritual no ha dado abasto a tanta infección. Es el caso reciente de la gravísima enfermedad auntoinmune de los progres intraeclesiales que en los 60-80 se llevaron por delante a una generación. Pero la Iglesia, incluso a ese casi fatal ataque, ha sobrevivido y sobrevivirá.

Dicho esto, qué interesante post. El artículo y los comentarios. Incluidos los incisos humorísticos de Damián y de Alucinante. Sobre todo este último, ay, qué gracioso. Quizá sobreactuado, porque no hay nadie (nadie alfabetizado, y aun sin alfabetizar quizá) que se crea que si la Virgen sobrevivió y a la viudedad con el oro de los Reyes Magos o de otra manera, pertenece al depósito de la fe. Ni que se haya declarado "poco menos que es cathedra" (qué será "poco menos que es cathedra"?) no recuerdo qué, pero era mal ejemplo. Quitando ese exceso, muy gracioso, Alucinante.

Si seguimos yendo a misa no es, Alucinante, " a pesar" de algunas frases de algunos curas que algunos fieles puedan encontrar algo ingenuas. Sino A PESAR DE la fe adulta, adultísima, oye, de curas que a base de "desmitificar", pierden ellos mismos la fe quebya han hecho perder a otros, pero, eso sí: no dejan el ministerio, con lo bien que se vive escribiendo libros, viajando para dar conferencias (a las que no te invitarían si no fueras cura conocidillo), escribiendo artículos, viajando más, por tus hobbies, para hacer fotos, asistir a saraos, dejarte ver aquí y allá... Y siguen viviendo bajo el techo de la Iglesia en la que no creen -y a la que vituperan constantemente porque eso sigue dándoles dinero- pero de la que han vivido y siguen viviendo.

Si eso no nos ha hecho perder la fe, no la vamos a perder por la piadosa leyenda de si la Virgen guardó para su viudedad el oro de los Reyes Magos.
02/12/14 7:58 PM
  
Luiscar73
¿Que pasa cuando alguien es alcanzado por la Luz y se convierte? (Mateo;4;17)....
Pues ya lo dicen los versos siguientes (18-22) ; "Venid conmigo y os hare pescadores de hombres".
En efecto,porque Cristo ViVe,SU Espiritu ViVifica la Palabra ,dandonos una Fe ViVa .

Porque la letra sin el Espiritu mata,pero con EL,se hacce ViVa.(2ª de Corintios;3;6). Porque hemos sido hechos ministros de un nuevo pacto,no de figuras,sino de realidades.

Shalom.
02/12/14 8:18 PM
  
Pacote
Muy bueno, Bruno. Los creyentes tienen o tenemos un grave problema y es la falta de fe. Se nos ha enseñado, en los seminarios y en las homilías y en catequesis, etc. etc., que la fe debe ser razonable y estoy de acuerdo; pero esto se entiende mal, porque lo que la gente entiende es que lo que no entra en la cabeza no es creíble o no se debe o no se puede creer. Este hombre moderno quiere medirlo todo de modo que lo que no se puede medir, es decir comprobar, no debe ser tenido por verdadero. Esta manera de pensar hace que muchos, incluidos muchos sacerdotes y obispos, no crean en la encarnación, o en la resurrección, o en los milagros y todo eso lo explican a su manera como el sacerdote al que se refiere usted. Ya dijo Benedicto XVI aquello de, cito de memoria: "es un milagro que a pesar de las homilías tan malas que se escuchan en muchas misas, la gente siga creyendo".
02/12/14 8:19 PM
  
mals
Como complemento a lo señalado por distintos comentaristas, tal vez tenga interés este texto que "escribió" Benedicto XVI, en su Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini, de 2010, sobre la interpretación fundamentalista de las Escrituras:

"44. La atención que hemos querido prestar hasta ahora al tema de la hermenéutica bíblica en sus diferentes aspectos nos permite abordar la cuestión, surgida más de una vez en los debates del Sínodo, de la interpretación fundamentalista de la Sagrada Escritura. Sobre este argumento, la Pontificia Comisión Bíblica, en el documento La interpretación de la Biblia en la Iglesia, ha formulado directrices importantes. En este contexto, quisiera llamar la atención particularmente sobre aquellas lecturas que no respetan el texto sagrado en su verdadera naturaleza, promoviendo interpretaciones subjetivas y arbitrarias. En efecto, el «literalismo» propugnado por la lectura fundamentalista, representa en realidad una traición, tanto del sentido literal como espiritual, abriendo el camino a instrumentalizaciones de diversa índole, como, por ejemplo, la difusión de interpretaciones antieclesiales de las mismas Escrituras. El aspecto problemático de esta lectura es que, «rechazando tener en cuenta el carácter histórico de la revelación bíblica, se vuelve incapaz de aceptar plenamente la verdad de la Encarnación misma. El fundamentalismo rehúye la estrecha relación de lo divino y de lo humano en las relaciones con Dios... Por esta razón, tiende a tratar el texto bíblico como si hubiera sido dictado palabra por palabra por el Espíritu, y no llega a reconocer que la Palabra de Dios ha sido formulada en un lenguaje y en una fraseología condicionadas por una u otra época determinada». El cristianismo, por el contrario, percibe en las palabras, la Palabra, el Logos mismo, que extiende su misterio a través de dicha multiplicidad y de la realidad de una historia humana. La verdadera respuesta a una lectura fundamentalista es la «lectura creyente de la Sagrada Escritura». Esta lectura, «practicada desde la antigüedad en la Tradición de la Iglesia, busca la verdad que salva para la vida de todo fiel y para la Iglesia. Esta lectura reconoce el valor histórico de la tradición bíblica. Y es justamente por este valor de testimonio histórico por lo que quiere redescubrir el significado vivo de las Sagradas Escrituras destinadas también a la vida del creyente de hoy», sin ignorar por tanto, la mediación humana del texto inspirado y sus géneros literarios."
02/12/14 9:25 PM
  
jose 2 catolico
Querido Bruno:
Es Ud, tal vez, muy joven y tal vez no habia nacido al acabar el Vaticano II.
El cura venerable saco con cariño uno de los argumentos que teniamos a finales de los sesenta frente a los que negaban la verdad del Nuevo Testamento.
Entonces los curas no tenian 2 doctorados y no eran tan-tan listos y sabian tan-tanto de dogmas como los laicos ahora en 2014.
Otro era que los enemigos de Jesus reconocian sus milagros.
Otro es que se quedo solo con Juan y habiamos llegado hasta 1965.
Por cierto yo tengo 4 carreras superiores universitarias, soy laico y NUNCA he criticado, ni criticare, a un cura; solo encomendar, rezar y desagraviar.
In Domino.
02/12/14 10:22 PM
  
Pacote
Jose 2 catolico, pues para tener usted 4 carreras no se le da bien interpretar textos, porque lo que escribe Bruno no es una crítica a la homilía del sacerdote ni mucho menos a su persona. Lo que hace Bruno es utilizar la homilía del sacerdote como pretexto para criticar la interpretación de la Sagrada Escritura en ciertos sectores modernistas de la Iglesia que crean confusión en los fieles.
02/12/14 10:51 PM
  
jose 2 catolico
A Pacote:
¿¿¿Cuales son los ciertos sectores modernistas de la Iglesia que crean confusion???
Ya esta bien de rollos iniciaticos tipo Codigo da Vinci y de usar ademas el lenguaje de los marxistas ateos al hablar de temas de la Iglesia Catolica de Roma.
Puede Ud por favor, explicar los sectores para iluminar a los laicos del monton. Como el ciego yo tambien le pido: Ut videam.
También se debe saber que no se debe mezclar la iglesia diocesana con lo que sucede en el interior de la vida de determinados carismas aunque esten aprobados por la Iglesia catolica.
Lo que pasa dentro del convento queda en el convento y lo que pasa en la parroquia es de todos los parroquianos.
In Domino. Omnia possum in eo qui me comforta!
02/12/14 11:04 PM
  
jose 2 catolico
Otra ves para Pacote:
Pues menos mal que el querido Bruno no critica la homilia: "El pueblo cristiano tiende a desarrollar una habilidad, necesaria para su supervivencia, que hace que no presten atención a las tonterías que puedan decir algunos curas. Instintivamente, las borran de su mente y se centran en lo bueno que haya en sus charlas u homilías. Es una especie de sistema inmunitario espiritual, también conocido como sensus fidei, que constituye una prenda de la presencia permanente del Espíritu Santo en su Iglesia." (Sic). Lo de tonterias debe ser una alabanza en ciertos sectores modernistas laicales, pero para los infelices como yo, es una ofensa.
In Domino.
02/12/14 11:12 PM
  
Bruno
José 2:

Me temo que no se ha enterado usted bien o quizá no se ha leído todo el artículo.

"El cura venerable saco con cariño uno de los argumentos que teníamos a finales de los sesenta frente a los que negaban la verdad del Nuevo Testamento."

Si se fija bien, verá que ya explicó en el artículo que "Esos y otros argumentos históricos o racionales son útiles, ante todo, desde el punto de vista apologético". El problema no está en el argumento en sí, sino en pensar que ese tipo de argumentos nos permiten decir que unos pasajes evangélicos son "más verdaderos" que otros o hacen que estemos "más seguros" de unos pasajes que de otros.

"los curas no tenían 2 doctorados y no eran tan-tan listos y sabían tan-tanto de dogmas como los laicos ahora en 2014"

Las ironías no añaden nada al argumento. Y lo que he señalado era tan disparatado en 1950 como ahora. Y entonces había doctores igual que los hay ahora.

"Por cierto yo tengo 4 carreras superiores universitarias, soy laico y NUNCA he criticado, ni criticare, a un cura; solo encomendar, rezar y desagraviar."

Me parece muy bien que usted personalmente haya decidido actuar así, pero si lo que quiere decir con ello es que los demás debemos hacer lo mismo, está usted hablando en contra de lo que enseña la Iglesia, por ejemplo Santo Tomás:

“en el caso de que amenazare un peligro para la fe, los superiores deberían ser reprendidos incluso públicamente por sus súbditos” (S. Th., II-II, 33, 4).

"Ya esta bien de rollos iniciáticos tipo Código da Vinci y de usar además el lenguaje de los marxistas ateos al hablar de temas de la Iglesia Católica de Roma"

Claramente no ha entendido usted nada, me temo.

"Puede Ud por favor, explicar los sectores para iluminar a los laicos del montón"

No hace falta, porque el modernismo lo explicó ya muy bien San Pío X, en su encíclica Pascendi y en su decreto Lamentabili.

"También se debe saber que no se debe mezclar la iglesia diocesana con lo que sucede en el interior de la vida de determinados carismas aunque estén aprobados por la Iglesia católica"

¿De qué está usted hablando? ¿Seguro que no se ha equivocado de blog?

"Pues menos mal que el querido Bruno no critica la homilía [...] Lo de tonterías debe ser una alabanza en ciertos sectores modernistas laicales, pero para los infelices como yo, es una ofensa."

Como ya le han explicado, no estoy hablando de personas en concreto, sino de tendencias y abusos que hay en la Iglesia y que todo el mundo conoce. ¿O me dirá que no ha oído nunca una homilía en que se hayan dicho tonterías? Y claro que critico esas homilías. Eso no es una ofensa, es señalar un hecho y además un hecho evidente. Por no hablar de que, como enseñó Santo Tomás, es mi deber hacerlo.

Saludos.
02/12/14 11:52 PM
  
Bruno
Mons. Miguel Antonio Barriola:

Muchas gracias por el ejemplo. Es buenísimo.
03/12/14 12:09 AM
  
Bruno
Pacote:

"Los creyentes tienen o tenemos un grave problema y es la falta de fe"

Sí. La crisis de nuestra época es, ante todo, una crisis de fe. Todas las medidas que se tomen serán infructuosas si no se tiene en cuenta el diagnóstico de la auténtica enfermedad.
03/12/14 12:14 AM
  
Bruno
Por cierto, para los que no lo sepan, Mons. Barriola es miembro de la Pontificia Comisión Bíblica.
03/12/14 12:18 AM
  
RafaelC
Una vez más, te saliste Bruno. Gracias. Que Dios continúe bendiciendo tu trabajo.
03/12/14 3:55 AM
  
Roblete
"Y todavía hay algunos que no entienden que la Congregación para la Doctrina de la Fe está para defender a los sencillos."
Qué gran verdad y cómo se busca hoy corromper a los sencillos. A cuántos
les importa más que nos le critiquen y quedar bien ante el mundo que velar por los sencillos.
03/12/14 7:26 AM
  
rastri
Los dos personajes para quienes el Padre tiene reservado el estar a la derecha e izquierda del reino de Jesús son:

Elías y el otro profeta que con éste viene a preparar la segunda venida del Jesús.

¿Y porqué son estos profetas los que tendrán este derecho de parte del Padre?

Pues porque estos dos profetas serán los primeros en resucitar de entre todos los muertos. (ved Ap.11,1-14)

Atención a lo que dice el Santo, el Verdadero sobre uno de estos dos profetas. Y entiéndase mejor que Jesús, en verdad de tiempo y lugar, vive hoy, más y mejor para los que hoy vivimos; y somos responsables de nuestra vida.

"Él respondió: Elías, en verdad, (de tiempo y lugar) esta para llegar, y restablecerá todo. Sin embargo, yo os digo: Elías ha venido ya, y no le reconocieron, antes hicieron con él lo que quisieron, de la misma manera el Hijo del hombre tiene que padecer de la parte de ellos" (Mt.17,11-12)


"Él les dijo: Cierto que Elías, viniendo primero, restablecerá todas las cosas; pero cómo está escrito del Hijo del hombre que padecerá mucho y será despreciado? Yo os digo que Elías ha venido ya y que hicieron con él lo que quisieron, como de él está escrito" (Mc.9,12-13)

Y aquí el que pueda y quiera leer que lea. Porque Elías y el otro profeta, ciertamente, han venido ya.






03/12/14 11:01 AM
  
rastri
Bruno:

"Por cierto yo tengo 4 carreras superiores universitarias, soy laico y NUNCA he criticado, ni criticare, a un cura; solo encomendar, rezar y desagraviar."
___________________

Bruno: Puestos a decir; por no menos cierto: yo digo que no tengo ninguna carrera universitaria.

Esto no quita que en su día el Espíritu Santo mostrándoseme tal cual era y es, dentro y fuera de su templo, humano cuerpo universo. Me alegró el alma al decirme de la siguiente manera:

-"He aquí que te hago sabio entre todos los sabios, Mas serás un sabio incógnito pues nadie te comprenderá: No especularás con el conocimiento; no comerciará con él pues no es tuyo: yo te lo doy. De cualquier forma no podrás pues nadie te comprenderá"-

Y a lo que yo hinchado de alegría le respondí:

-Señor, ¿Qué me importa a mi que nadie me comprenda si con esto consigo yo despejar las incógnitas de mi vida. Qué me importa que nadie me comprenda si con esto consigo yo no engañarme a mi mismo?
03/12/14 11:20 AM
  
Franco
Bruno

Espero no molestarte si me tomo el atrevimiento de preguntar: el mes que viene, ¿Va a haber una promoción como en enero pasado?
03/12/14 11:43 PM
Lúcido artículo que sirve de vacuna contra el enorme daño que siguen haciendo las obras de autores como José Antonio Pagola, o Torres Queiruga entre tantos otros distribuidas a mansalva por librerías católicas irresponsable que han perdido todo cuidado en lo que distrbuyen. Librerías San Pablo incluida.
04/12/14 1:10 AM
  
Luis Fernando
1ª Juan 1,1-3
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos tocando al Verbo de vida, -porque la vida se ha manifestado y nosotros hemos visto y testificamos y os anunciamos la vida eterna, que estaba en el Padre y se nos manifestó-, lo que hemos visto y oído os lo anunciamos a vosotros, a fin de que viváis también en comunión con nosotros. Y esta comunión nuestra es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.


El cristiano cree lo que dice San Juan. El que no lo cree, no es cristiano por mucho que escriba libros, esté sentado en cátedras universitarias, sea obispo o cardenal.
05/12/14 12:43 PM
  
Carlos Porras
El artículo toca, de pasada, un tema sobre el que hay que reflexionar.
¿Cuándo llega el momento en que un sacerdote no deba predicar ni celebrar?
En mi país, Costa Rica, había un sacerdote ya bastante anciano, que en las homilías desvariaba sin ton ni son y durante toda la Santa Misa interrumpía las oraciones, las lecturas y hasta los cantos con observaciones totalmente inapropiadas que más parecían que su propósito era que los fieles perdieran o al menos dudaran de su fe.
El final de la historia fue triste en todo sentido. Este sacerdote celebró un funeral y soltó, como era usual en él, abundantes salidas de tono. Los familiares del difunto, muy sensibles ante su falta de delicadeza, publicaron protestas en sus redes sociales que tuvieron eco y abundantes respuestas, no solamente de quienes habían asistido a otros funerales celebrados por él, sino también de los feligreses que asistían a la misa dominical que él celebraba.
Ante la avalancha de quejas, su superior (el sacerdote es religioso) pidió que lo disculparan por su avanzada edad y anunció que ya había hablado con él y habían acordado que no celebrara más.
Cuando van a misa, los fieles se percatan de que algo no está bien, pero con frecuencia el superior de los curas religiosos o el obispo de los curas diocesanos, no se enteran de la situación a menos que los fieles alcen la voz.
16/09/22 1:55 AM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.