Serenidad
Con especial atención he seguido las reacciones a las declaraciones del Obispo de Alcalá de Henares para Semana Santa. Afortunadamente existe acceso a información suficientes como para que cada uno se forme su opinión al respecto, pero considero necesario destacar una parte de las declaraciones del arzobispo de Oviedo, mons. Jesús Sanz Montes, difundidas en Infocatólica:
Señala el señor arzobispo:
Igualmente manifiesto mi respeto solidario a las personas homosexuales que no quieren vivir en ningún infierno de escarnio y reprobación, ni en ningún infierno de falsedad. Son muchos los que piden ayuda –como hacemos los demás– para vivir serenamente la circunstancia en la que nos jugamos nuestra verdad, nuestra libertad, nuestra conciencia, y nuestra respuesta a Dios que nos ama de veras, como nadie, tal y como somos cada cual
En un diálogo muchas veces difícil por la importancia de las cuestiones involucradas, uno no espera menos de un sucesor de los apóstoles que palabras cargadas de cariño y comprensión, y en ese ámbito, es esencial recordar el valor de la serenidad, tanto en la vida personal como política.
A nuestros hermanos que deben vivir con la homosexualidad, debemos siempre recordarles que la Iglesia no es el enemigo a vencer, y que, al contrario, lo que deseamos para ellos es la tranquilidad de no temer nunca una discriminación, un trato injusto, un desprecio o una reprobación. La Iglesia también es madre de todos, y especialmente de los que sufren, sea por una injusticia, sea por una tentación, y como tal proclama el amor de Dios por todos.
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