InfoCatólica / La Esfera y la Cruz / Categoría: Historia

6.08.15

¿Copió la Biblia el relato del diluvio?

ZuisudraLa historia de Noé y el diluvio (Gn 6) es el ejemplo clásico que se usa para acusar a la Biblia de copiar de los mitos de otros pueblos de la antigüedad. Se suele decir que sería un plagio del mito sumerio, a veces de Zuisudra y otras de Utnapishtim. Sin embargo, un examen detallado nos muestra que las similitudes no van más allá de un tema común. Ni siquiera se puede sostener que la Biblia haya adaptado un relato mítico, mucho menos hablar de un plagio.

En las leyendas del mundo, es común encontrar relatos sobre una gran destrucción producto de las aguas[1]. Es evidente que todos esos mitos, que provienen de pueblos separados por grandes barreras geográficas, lingüísticas y culturales, no podrían simplemente haberse copiado unos de otros. La explicación de esta coincidencia temática debe encontrarse en otra parte.

Tratándose del diluvio, no es difícil ver cómo llegó a convertirse en un tema recurrente. Los desastres debido a la fuerza de las aguas, son enormes, imprevisibles, imposibles de resistir y parecen provenir de los cielos. Estas características explican que los hombres de diferentes partes del mundo, sin importar su cultura y sin estar en contacto entre sí, pensaran que un diluvio era un castigo de los dioses.

A su vez, los factores que definen este arquetipo, la destrucción por las aguas de origen divino, bastan para explicar los elementos que se repiten entre todos los mitos (la molestia de los dioses, la advertencia previa, escapar usando algún tipo de navío). Más allá de esos elementos, los relatos del diluvio alrededor del mundo presentan notables diferencias (motivo del diluvio, su duración, tipo de embarcación, número de humanos salvados).

Leer más... »

29.06.15

La parábola del buen samaritano en clave histórica

BuenSamaritanoSupongo que todos conocemos famosa parábola del buen samaritano, uno de los pasajes más hermosos y revolucionarios del Nuevo Testamento. Es notable que, a pesar de ser tan conocida y fundamental al mensaje evangélico, solo aparezca en el evangelio de San Lucas. En el capítulo 10 dice:

Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?». 
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: “Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver” ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?». 
«El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera».

Esta parábola está enmarcada por la pregunta del maestro de la ley (“¿Y quién es mi prójimo?”) y la respuesta que él mismo se da (“El que tuvo compasión de él”), luego de escuchar a Jesús. Por eso, su primer sentido naturalmente será que debemos ser compasivos con todos, sin importar lo lejanos que nos parezcan. Eso está muy bien, y todos lo sabemos.

Sin embargo hay ciertos detalles que nos invitan a profundizar en el texto. Por ejemplo ¿por qué Jesús se molesta en decir que “un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó”? ¿Acaso no bastaba con decir que iba por un camino? Después de todo, las parábolas están llenas de personajes genéricos: “un sembrador salió a sembrar”, “un hombre yéndose lejos, llamó a sus siervos”, “un hombre tenía dos hijos”. (puntos extra para el primero que identifique estas tres parábolas)

Leer más... »

22.06.15

El negocio de las interpolaciones (parte II)

En la entrada anterior considerábamos lo improbable que resultaba pensar que un falsario pudiera modificar sustancialmente los libros del Nuevo Testamento. Aquí continuamos examinando qué tendría que haber ocurrido para producir una interpolación que pasara totalmente desapercibida al registro histórico.

RollosA favor de la posibilidad de que se hubieran introducido interpolaciones en el texto del Nuevo Testamento, se sostiene que esta clase de alteraciones eran comunes en otros libros de la antigüedad. Para esos efectos, se cita el conocido Testimonio Flaviano[1], y otros documentos antiguos donde se advierte sobre interpolaciones en obras como la Ilíada. Además, se dice, las enseñanzas cristianas correctas no estaban definidas y los fieles se sentían con la libertad de alterar los documentos para reflejar sus propias opiniones, según las necesidades del momento.

Ninguna de estas explicaciones resulta convincente. Es cierto que existen interpolaciones en otros documentos de la antigüedad, pero el Nuevo Testamento tiene una historia diferente a todos ellos. En efecto, en la historia de los libros seculares, tarde o temprano se llega a un cuello de botella, donde existían una o dos copias de un mismo documento. Cualquier interpolación que hubiera llegado hasta ese punto se reproduciría en todas las versiones siguientes. En cambio, sobreviven miles de copias antiguas del Nuevo Testamento, y que provienen de diferentes lugares y comunidades del mundo antiguo. Esto permite comparar diferentes versiones, incluso en sus variaciones menores, y de esta forma determinar cuál es la más probable.

Respecto a la incertidumbre acerca de las doctrinas cristianas, es cierto que en los primeros siglos hubo muchas opiniones divergentes acerca de la naturaleza de Cristo y la divinidad. Sin embargo, a pesar de que la historia registra decenas de herejías, no hay evidencia concreta de que esas disputas hallan dado lugar a diferentes versiones de los textos del Nuevo Testamento. Por ejemplo, los arrianos enseñaban que Jesús era inferior a Dios, pero no recurrían a textos alterados, sino que citaban las mismas Escrituras que nosotros conocemos, aunque las interpretaban de forma diferente.

Leer más... »

13.06.15

El lucrativo negocio de las interpolaciones

InterpolacionesEs notable que, cuando se trata de emitir un juicio sobre la persona Jesús, nadie dice algo malo sobre él. Ateos y agnósticos, hinduistas, musulmanes y judíos, socialistas, comunistas y capitalistas, liberales y conservadores, todos lo consideran uno de los suyos o, en el peor de los casos uno de sus precursores. ¿Cómo es esto posible? Después de todo, no hay otro ejemplo en la historia de un sujeto que pueda ajustarse a las ideas de grupos tan diversos. La explicación a esta anomalía es bastante sencilla: basta con ignorar la información aquellas partes de la enseñanza de Jesús que no nos resultan conveniente o no coinciden con nuestras propias ideas.

Como sería muy burdo decirlo así, lo que se hace es hablar de las “interpolaciones”. Es una herramienta muy práctica y fácil de usar. Funciona así: cuando en el evangelio aparece una frase o enseñanza que contradice mi teoría, ideología o religión, yo digo que los expertos han demostrado que se trata de una interpolación. Luego, como no es cierto que Jesús haya enseñado esa doctrina que me incomoda, yo puedo ignorarla. Así de fácil.

A todos les conviene suponer que de alguna forma los libros del Nuevo Testamento han sufrido interpolaciones. Carreras académicas de gran prestigio se han construido sobre la base de que las técnicas modernas nos permiten distinguir en los evangelios qué es original, y qué fue insertado.

Leer más... »

24.02.15

Sobre la datación de los evangelios

EvangelistasEn ámbitos académicos, se da por sentado que los evangelios canónicos se escribieron entre 40 y 60 años después de la muerte de Jesús. Establecer esta datación tan tardía resulta particularmente útil para las teorías que predomina en los estudios bíblicos, pues permite decir que los evangelios no dan cuenta de relatos de testigos oculares o contemporáneos a los hechos.

A su vez eso habría dejado abierta la puerta para convertir al Jesús histórico en un verdadero árbol de navidad ideológico, donde cualquiera podía colgar sus ideas favoritas. Desde ese punto de vista, es claro que quienes viven de publicar libros sobre teorías novedosas en torno a la persona de Jesús tiene un interés en retrasar lo más posible la fecha en que se escribieron los evangelios, y así arrojar un manto de duda sobre todo lo que se relata en ellos.

Las teorías a este respecto comenzaron proponiendo todavía fechas más tardías. En el siglo XIX, cuando eran popular decir que Jesús no era más que un mito, se decía que los evangelios se habrían escrito alrededor del año 150 d.C. e incluso más tarde. Sin embargo, los descubrimientos arqueológicos recientes les han obligados a reducir ese lapso de tiempo, y hoy se admite que los evangelios sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) fueron escritos a fines del siglo primero, a partir del año 75, dejando a San Juan para las primeras décadas del segundo. Junto con ello, las teorías del Jesús mítico han perdido peso en la academia, y hoy se admite que hubo un predicador judío llamado Jesús y que murió crucificado por los romanos.

Pero ¿por qué poner el límite inferior en el año 75? ¿No podrían haber sido escritos antes

Leer más... »