Juan de Mariana y la monarquía en la Iglesia

El P. José de Mariana (Wikipedia)Ne quid nimis (μηδὲν ἄγαν): «nada en exceso». Estas palabras completaban las dos famosas sentencias esculpidas en el templo de Apolo en Delfos, de las cuales la primera («conócete a ti mismo») es mucho más conocida. La huida del exceso estaba tan presente en la cultura griega que cuando Aristóteles tiene que definir la virtud en el segundo libro de su Ética Nicomaquea, dará por supuesto que ella tiene que constituir un medio, porque tanto el exceso como el defecto destruyen necesariamente el bien. Esto no supone un elogio de la mediocridad, pues el mismo Aristóteles aclarará que «de acuerdo con su entidad y con la definición que establece su esencia, la virtud es un término medio, pero, con respecto a lo mejor y al bien, es un extremo». La falta de virtud, en cambio, se manifiesta en el desorden, en la falta de razón, que hará que la acción tienda al defecto o al exceso, apartándose del bien que está en el medio apropiado al sujeto prudente.

Aristóteles dice también que «el verdadero político se esfuerza en ocuparse, sobre todo, de la virtud». Aquí «político» ha de entenderse en el sentido de gobernante, lo que de alguna manera da por supuesto que la actividad de gobierno debe ser en sí misma también virtuosa. Aunque la virtud propia del político parece ser la prudencia, podemos hablar también de una moderación virtuosa en el ejercicio del propio gobierno, que lo haría equilibrado. Y este equilibrio, necesario para la vida social de la polis lo es también, quizá en mayor medida, para el gobierno de la Iglesia.

En la Iglesia conviven las tres formas buenas de gobierno: la monarquía, la aristocracia y la policía o timocracia. Pero la base de todas ellas es, sin duda, la primera, que es la más excelente y da una mayor unidad. El episcopado monárquico, de institución apostólica, es una realidad irrenunciable en la Iglesia. Y éste se hace especialmente visible en el Ministerio Petrino, que establece un Primado del Obispo de Roma, confiriéndole una potestad única y, por tanto, monárquica sobre toda la Iglesia.

En 1998, como conclusión de un empeño de estudio de la figura del Primado del Romano Pontífice, originado por la sugerencia de San Juan Pablo II en Ut unum sint, 95, la Congregación Para la Doctrina de la Fe emitía un documento con unas consideraciones tituladas El Primado del Sucesor de Pedro en el Misterio de la Iglesia. En este documento, junto con afirmaciones precisas y valiosas, se realiza una advertencia que, en mi opinión, es algo desafortunada. Pretendiendo aclarar la modalidad concreta del ejercicio del Primado se dice que éste no «puede concebirse como una monarquía de tipo político».

Es difícil precisar qué entienden los autores del documento por «una monarquía de tipo político». Efectivamente, si echamos un vistazo a las ideas actuales sobre la monarquía, parece claro que el Primado Petrino tiene muy poco que ver con una monarquía parlamentaria en la que el Rey reina, pero no gobierna, que es el sistema actual en países como España. La tradición hispana, de hecho, negaría el título de Rey a alguien con ese tipo de gobierno, puesto que, como recuerda San Isidoro en sus Etimologías: «los reyes toman su nombre de regir» (reges a regendo vocati). Por otro lado, la imagen de la monarquía que ha quedado tras la terrible Revolución Francesa ha sido la del rey absoluto, que tampoco merecería ser llamado rey, sino más bien tirano, pues se pone a sí mismo y a su voluntad como origen de la ley y del bien. Que el Papa no puede ser un monarca absoluto (tampoco puede serlo, cabalmente, ningún rey católico) ya lo dice el mismo documento de la CDF, y lo repitió, más recientemente, el Papa Benedicto XVI:

El Papa no es un soberano absoluto, cuyo pensamiento y voluntad son ley. Al contrario:  el ministerio del Papa es garantía de la obediencia a Cristo y a su Palabra (Homilía del papa Benedicto XVI en la Misa de toma de posesión de su cátedra, 7 de mayo de 2005)

Sin embargo, una vez purificada la monarquía política de las desviaciones históricas actuales, extrañas a la tradición católica, podría ayudar mucho a esclarecer cuál debería ser el ejercicio virtuoso del gobierno monárquico en la Iglesia, que podría ser una enorme fuente de reforma en el Espíritu de Cristo, como lo ha sido otras veces. Esta idea no es mía, sino que la tomo prestada del gran teórico hispano de la monarquía política, que es el P. Juan de Mariana, S.I. (Talavera de la Reina, 1536 - Toledo, 1624), que la utilizó no para hablar de un caso muy concreto de gobierno monárquico: el del General de la Compañía de Jesús.

Discurso sobre las cosas de la Compañía

Tumba del P. Mariana (Toledo)El Discurso de las enfermedades de la Compañía de Jesús o Discurso sobre las cosas de la Compañía es un texto escrito por el P. Mariana en torno a 1605 y que no fue publicado sino hasta 1768, en el contexto de la polémica antijesuítica en España y en Europa. Se publicó y difundió con la intención de atacar a la Compañía de Jesús, que acababa de ser expulsada del Imperio Español, y que sería disuelta por el Papa posteriormente. Sin embargo, la intención del autor es, como se puede adivinar, la de señalar los errores en el gobierno de su Congregación, tratando de buscar los medios para remediarlos. Esta tarea de crítica y autocrítica, tan típicamente española en aquella época, sólo puede llevarse a cabo cuando uno pone el bien común por encima del bien personal y no teme enfrentar las consecuencias que puede acarrear dejarse llevar por el amor a la Iglesia. De esto podrían hablar, sin duda, los miembros sobrevivientes de un notorio grupo de cuatro cardenales, dos de los cuales esperamos que gocen, por la Misericordia de Dios, de sus merecidas recompensas.

En el capítulo X de este tratadito, según la edición de la Biblioteca de Autores Españoles de 1854, Mariana llega a lo que él considera «la fuente de los desórdenes y de los disgustos que experimentamos». Gran defensor de la monarquía como más excelente forma de gobierno — así lo consideraba en su obra De rege et regis institutione —, ahora tiene que reconocer, refiriéndose al gobierno de la Compañía, que «esta monarquía nos atierra, no por ser monarquía, sino por no estar bien templada». Este «estar bien templado» hace clara referencia a la moderación virtuosa que debe acompañar al ejercicio de gobierno y que, al parecer, no estaba presente en el gobierno del General Aquaviva, cuyas particularidades no podemos entretenernos en comentar.

El mal gobierno en la Iglesia

Es evidente que no se puede comparar el gobierno de una congregación religiosa con el de una Diócesis o el de la Iglesia Universal. Sin embargo, cada vez que leo las líneas que Mariana dedica al gobierno de su General más me parece que, aplicadas analógicamente, podrían ser consejos valiosísimos para los que han de ejercer el gobierno pastoral en la Iglesia de cualquier forma, desde un párroco hasta el mismo Romano Pontífice.

Y cómo a mí me parece que las palabras de Mariana son bastante inteligibles y mensuradas, y cada uno tiene suficiente inteligencia como para sacar de ellas provecho, me limito a citarlas. Eso sí, recuerdo una vez más que han de aplicarse analógicamente al gobierno eclesial, que no es igual que el civil, porque creo que (a diferencia de lo que parece sugerir el documento de la CDF antes citado) pueden iluminarse mutuamente. Y con mucho provecho, como la historia ha mostrado. Además, aclaro que la aplicación que puede hacerse aquí es únicamente al gobierno ordinario de la Iglesia, no a la función magisterial solemne, que viene asistida por un carisma extraordinario que no depende de las virtudes del Papa.

Sin más, el P. Mariana:

Grandes disputas hay entre filósofos sobre qué género de gobierno es el mejor, si el de uno o el de muchos. Hay razones por la una parte y por la otra. Por el gobierno de uno, que llamamos monarquía, la paz, la fuerza, que es mayor cuando está más unida. Por el de muchos, la prudencia, que ven más cuatro que uno; menos pasión, que es más difícil sobornar a muchos que a uno, ni alterarse ellos con aficiones, que es la peste en todo gobierno. Concluyen que la monarquía es mejor gobierno, a tal que se ayude con el de muchos en lo que le hace ventaja. Así, que el consejo, la determinación ha de ser de muchos, pues sobrepujan en entereza y en prudencia; la ejecución de uno, porque tiene más fuerza y más unión.

Conforme a esto, si el monarca, sea quien fuere, que no saco ninguno, se resolviere por su cabeza, sin acudir a su consejo, o contra el parecer de sus consejeros, por lo que le dijere el que tiene a su lado o por lo que él mismo juzga, aunque acierte en su resolución, por exceder los términos del buen gobierno, sale del oficio de buen monarca y entra en los términos de tiranía, de que están llenas las historias, y se podrían traer muy claros ejemplos, que se dejan por ser la razón tan clara; de suerte que la monarquía para que no degenere no ha de ir tan suelta como va la nuestra al presente, sino atada, que es loco el poder y mando, y más de uno; lo primero con leyes en lo que se pudiere comprehender debajo de ley, y en las cosas particulares y temporales con consejo.

Digo pues que la raíz, de donde proceden grandes yerros en el gobierno y tantos disgustos como quedan dichos, sospecho que es de no estar bien templada esta monarquía, porque dado que las leyes que tenemos son muchas en demasía, el general no se gobierna por leyes ni en dar los oficios, profesiones, fundar colegios, con otra infinidad de cosas; que si hay leyes, en todas o casi todas puede dispensar y dispensa. Lo que toca al consejo, es cosa miserable lo que se dice, que todo en cada provincia pasa por lo que el provincial y dos o tres confidentes escriben, sin hacer caso de los demás, aunque sean más aventajados en todo.

Roma está lejos, el general no conoce las personas ni los hechos, a lo menos con todas las circunstancias que tienen, de que depende el acierto. Los de acá dicen que gobiernan por aficiones, como no es maravilla. El gobierno es muy particular. Pues ¿cómo puede ir bien enderezado el gobierno particular sin noticia de todo y de todos? Forzoso es que se caiga en yerros muchos y graves y por ellos se disguste la gente y menosprecie gobierno tan ciego. Concluyo, que es forzoso templar y atar esta monarquía […]

Los males que vienen de este mal gobierno

Mariana, además, señala seis males que vienen de una monarquía mal templada, en el caso particular de la Compañía. Los presentamos aquí en forma resumida y general, porque creemos que justifica la aplicación de la tesis de nuestro autor a un ámbito más universal que el de su Congregación.

  1. El primer mal o daño sería que esta forma de gobierno no sólo afecta a la cabeza, sino que se extiende a las autoridades que derivan de la primera. De tal forma que todos tienden al actuar despótico, lo que lleva al descontento de la comunidad.
  2. El segundo, que el gobierno no es uniforme. Como cada uno gobierna según su parecer, lo que uno hace hoy, el otro lo deshace mañana.
  3. El tercero, que no se pone en los oficios a los más dignos, sino a la gente menuda. Esto no es necesariamente malo, si no fuera por la enfermiza necesidad de hacer que los más capaces se pierdan, fundamentalmente porque estorban al tirano.
  4. El cuarto daño, dice Mariana, es «el poco nervio en el gobierno». Un gobierno tal no puede reformar nada, porque se ve incapaz de combatir a los malos. Incluso cuando se pretende acentuar el poder de esta monarquía, al hacerlo en exceso y, por tanto, de modo no virtuoso, se le quitan las fuerzas.
  5. El quinto daño que hace esta forma desordenada de monarquía, y consecuencia del anterior, es la falta de castigo. Vamos, como dice D. Jorge, que aquí nunca pasa nada.
  6. El sexto, y éste lo entenderán muchos, es que los mismos se perpetúan en los oficios. Y no porque no los haya mejores, sino porque se tienen que ganar la confianza de la autoridad. Y aquí entra el vicio de la adulación, por el que prosperan muchos en este mal gobierno.

Creo que es indudable que estos seis daños se están produciendo en la Iglesia con bastante intensidad. Mariana opina, para el caso concreto de la Compañía a inicios del s. XVII, que vienen de un gobierno monárquico mal templado, es decir, poco virtuoso. Puede ser discutible si esta aplicación puede hacerse de manera general al gobierno de la Iglesia en todos sus niveles, pero lo que me parece seguro es que los cristianos tenemos la grave obligación de poner los medios sobrenaturales para que Dios conceda a los gobernantes de la Iglesia, que son los pastores, las virtudes necesarias para que realicen su misión.

Quien quiera leer el tratado completo del P. Mariana, puede descargarlo aquí.

 

20 comentarios

  
Daniel Lagos de Perú
Magnífico, y sí, hay muchos que tienen que leer esto DES PA CITO

Gracias Padre.
23/11/17 8:22 PM
  
Luis Enrique
Le doy las gracias por el pequeño artículo que ha escrito, directo a la "santabárbara" de la Iglesia; pero no va en la línea del Santo Padre "armar lío" sino clarificarlo.

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FJD: Aclaro que ni mis palabras ni las de Mariana van contra la Iglesia. Más bien, van a favor de la Iglesia. Y se dirigen a todos los que tienen y hemos tenido alguna función de gobierno. Se entiende lo que dices, pero por aclarar...
23/11/17 9:56 PM
  
Manoletina
Padre no me ha quedado claro lo de las formas buenas de gobierno que existen en la Iglesia. Por ejemplo, está usando " monarquia" en el sentido griego de " un solo principio o jefe"? En un sentido más actual? Lo de monarquia parlamentaria aplicado a la Iglesia, no lo he entendido en absoluto... Igualmente "aristocracia" y "timocracia" no he pillado el uso referido al ámbito eclesial.

No es comentario "puñetero", de verdad que no lo he entendido. Gracias.

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FJD: El único sentido recto que tiene monarquía es el gobierno de uno solo. En concreto, para distinguirlo de la tiranía, que es su contraparte, la monarquía es el gobierno de uno solo por el Bien Común. Aristocracia la hay en la Iglesia en cuanto subordinada a la monarquía. Así, por ejemplo, los cardenales, obispos en cuanto colegio y demás autoridades intermedias. La timocracia o policía se da en las sociedades igualitarias, como en los cofradías y asociaciones. También esta forma de gobierno común es subordinada.
Como dice Mariana, lo más excelente es que, siendo la monarquía la forma principal de gobierno, tanto en la Iglesia como en la sociedad civil todas se complementen. Así lo debería ser, al menos, en un buen gobierno.
24/11/17 10:03 AM
  
gringo
¿Pero el Papa no como líder de la Iglesia sino como jefe de Estado del Vaticano, no es un monarca absoluto?.

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FJD: No. Monarca absoluto es aquel cuya voluntad se convierte en ley. El Papa, como gobernante civil, al igual que cualquier Rey católico, debe obedecer la ley.
24/11/17 1:19 PM
  
gringo
Ya, pero es el Papa el que dicta la ley.
Esto dice la Constitución del Vaticano :
Ley Fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano :
Art 1: El Sumo Pontífice, Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano tiene la plenitud de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial .
Firmado por Juan Pablo II 26 de noviembre de 2000.
El Vaticano es pues una monarquía absolutista.

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FJD: Que los poderes estén reunidos en una persona es la definición de monarquía, no de monarquía absoluta.
25/11/17 12:25 AM
  
Ricardo de Argentina
Excelente artículo Padre, muchas gracias.
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"....una monarquía parlamentaria en la que el Rey reina, pero no gobierna, que es el sistema actual en países como España. La tradición hispana, de hecho, negaría el título de Rey a alguien con ese tipo de gobierno, ..."
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Es tal cual, de lo que fácilmente puede deducirse que la gran mayoría de españoles actuales no son hispanos.
LA Democracia, es es mentirosa por antonomasia, mentirosa cabal y visceral, nos quiere hacer creer que monarquía es, o bien esta caricatura insulsa de notario figurón y acartonado, o bien los tiranos tipo Enrique VIII, déspota inmoral que fue el paradigma de los sucesivos monarcas absolutistas liberales que fueron finalmente abatidos por la Francesada (con lo cual salimos de la sartén para caer en el fuego).
Pues va a ser que no, Reyes Católicos los hubo y a mucha honra: San Luis, San Fernando, Isabel, Carlos I,Juan Sobieski y multitud más. Reyes católicos que supieron ganarse en cielo y que supieron ganarse el corazón de sus gobernados. Reyes que fueron la encarnadura de su nación y que ataban su vida al destino de la patria.
25/11/17 12:54 PM
  
gringo
No estoy de acuerdo, pues entonces sólo serían monarquías actualmente el Vaticano, las árabes y alguna del África negra como Suazilandia, pues tanto en Japón como en Europa los reyes , príncipes y emperadores tienen un papel testimonial y no reúnen en sus personas los tres poderes.
En el Vaticano el Papa es jefe de Estado, de gobierno, legisla sin una cámara y es la máxima instancia judicial.
Si no lo quiere llamar monarquía absoluta no lo haga, pero si tiene dos ruedas, un sillín, un manillar y se mueve a pedales, es una bicicleta aunque le llame de otra forma.

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FJD: Se ponga usted como se ponga, un monarca absoluto es el que es independiente de cualquier ley, porque él mismo es la fuente de la ley. Un monarca cristiano, en cambio, obedece a la ley natural y a la ley evangélica, además de a las tradiciones que haya jurado guardar, como era costumbre, por ejemplo, en los reyes hispanos.
El tema de las cámaras es ridículo en el Estado vaticano, que no tiene apenas habitantes, pero la tradición hispana fue una de las primeras que tuvo cámaras parlamentarias, que son una manera muy eficaz de "atar" la monarquía para que no se absolutice, como dice Mariana.
25/11/17 2:01 PM
  
Ricardo de Argentina
Otra de las grandes mentiras de la democracia es que las Españas de Ultramar eran "colonias". De ningunísima de las maneras, fuimos Virreinatos, o sea reinos subordinados a la metrópoli que eran regidos por medio de un delegado del rey, o Virrey. Los verdaderos reyes católicos jamás pensaron en las tierras que colonizaban y evangelizaban como colonias a explotar. En cambio los reyes absolutistas, los déspotas "ilustrados", sí lo hicieron.
El ejemplo más patético de colonia es Haití, que fue llenado de esclavos africanos a fin de sacarle el máximo provecho económico, y cuando ya no les convino, Napoleón lo abandonó a su suerte.
25/11/17 2:23 PM
  
gringo
El Papa es un monarca absoluto porque las leyes seculares emanan de él.
Evidentemente no emanan de él la ley natural ni la ley evangélica, de la misma forma que el rey de Arabia Saudita tampoco es la fuente de la ley natural ni de la coránica, pero sí de las leyes seculares de su país, y por eso es también un monarca absoluto.

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FJD: Por definición, un monarca absoluto es aquél que no se somete a ninguna ley superior. Es la aplicación del nominalismo de Ockham al gobierno. Algún día escribiré algo sobre ello.
En cualquier caso es muy distinto el que la voluntad del monarca sea ley, cual es el caso del monarca absoluto, a que el monarca elija dentro de las posibilidades que le ofrece la ley de acuerdo al bien común, como haría un monarca católico.
25/11/17 11:48 PM
  
gringo
Y ya que Ricardo de la Argentina sacó el tema, le recuerdo que los monarcas católicos e hispanos concedían el "asiento de negros", un contrato que autorizaba el comercio de esclavos en la América española y por el cual la corona recibía cuantiosas sumas de dinero.
Es decir que monarcas como Felipe II y sus sucesores eran los mayores traficantes de esclavos de su época, pues llegaron también a ser reyes de Portugal y controlaron igualmente la trata de negros hacia Brasil.
En la isla de Haití, también llamada La Española y Santo Domingo, antes de que llegaran los franceses los españoles ya teníamos esclavos desde el s.XVI, como también en Puerto Rico, Cuba y por todo el continente.

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FJD: El uso de esclavos en la América hispana se vio siempre como un mal menor y, aunque nunca lo reconocerás, la situación de los esclavos de españoles era totalmente distinta a los de los británicos o los de franceses. El gran promotor del uso de esclavos africanos para cumplir la ley que prohibía esclavizar americanos españoles fue un tal Bartolomé de las Casas.
26/11/17 12:16 AM
  
gringo
1)¿Ud cree que Luis XIV era un monarca católico?

2 )Estoy dispuesto a reconocer que la situación de los esclavos en las colonias españolas era "totalmente" distinta a la de los esclavos en las colonias francesas o británicas, siempre y cuando me den argumentos.
Aunque me parece que la palabra "totalmente" igual es un pelín exagerada ¿no?.
Que yo sepa a un esclavo en Cuba se le podía azotar, vender, separar de su familias, etc como a cualquier esclavo de Jamaica o Martinica.
Y siendo España una nación católica y que para unas cosas hemos sido más papistas que el Papa, lo cierto es que a pesar de que Gregorio XVI condenó tajantemente la esclavitud en 1836, los españoles mantuvimos como esclavos de manera legal a 200.000 negros cubanos hasta 1886, cuarenta años después de que Francia y Gran Bretaña abolieran la esclavitud en sus colonias.
Fuimos la última nación "civilizada" en hacerlo.

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FJD: 1) No. 2) Este post no tiene absolutamente nada que ver con la esclavitud. Yo no estoy dispuesto a caer en discusiones absurdas con usted cuando, por ejemplo, cita el ejemplo de Cuba donde, efectivamente, era el único lugar de España en el que quedaban esclavos, porque en el resto la esclavitud había sido abolida muchos años antes. Tiene muchos lugares donde informarse al respecto. A otro perro con ese hueso.
26/11/17 5:48 PM
  
Ricardo de Argentina
"FJD: Por definición, un monarca absoluto es aquél que no se somete a ninguna ley superior. Es la aplicación del nominalismo de Ockham al gobierno. Algún día escribiré algo sobre ello"
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Y yo se lo agradeceré, más aún si lo hace pronto, porque tema de las consecuencias prácticas del nominalismo me interesa muchísimo.
27/11/17 12:33 AM
  
gringo
1)
No creo que esté justificado un debate agrio o en términos como los que ud está usando.
No pretendo lanzar ningún hueso a ningún perro. Ni digo cosas absurdas ni estoy cerrado a reconocer nada o dar la razón a otro.
El tema de la esclavitud lo sacó Ricardo de la Argentina, sin que ud le reprochase nada y yo le he respondido a él.
Luego ud me replicó y yo también le he respondido.
Ahora parece que se ha cansado de hablar de la esclavitud. Pues muy bien. Es su blog, faltaría más.
Ciertamente no es el tema concreto del post y puede llevarnos a desviarnos. Así que lo dejamos.

2)
Como soberano de los Estados Pontificios y como jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano, en lo que se refiere a las leyes seculares y el gobierno temporal, la figura del Papa es la de un monarca absoluto pues de él emanan las leyes, imparte justicia y no tiene control ni contrapeso.

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FJD: El problema no es sólo el tema de discusión, sino la poca honradez al discutir. Usted habla del s. XIX y dice que España era "más papista que el papa", en un momento en el que los sucesivos gobiernos masónicos y la monarquía borbónica habían roto totalmente con la tradición hispana. Por no hablar de todo el desarrollo del derecho realizado en el s. XVI en torno a la conquista de América, inexistente en cualquiera de los países que cita.
La monarquía absoluta, repito, no tiene nada que ver con el control de la monarquía en cuanto a su definición, sino que ésta viene dada por el sometimiento del monarca a una ley superior (es la definición del diccionario). En ese sentido, la voluntad del monarca no es ley, sino que el monarca debe elegir dentro de la Ley. En la monarquía absoluta, en cambio, la ley emana de la voluntad del monarca, lo que hace que no exista una ley que la limite. De ahí que la ley puede ser contradictoria en función de quién gobierne.
En esencia el papado no es monarquía absoluta ni en lo eclesiástico ni en lo civil. Distinto es que un papa pueda comportarse como monarca absoluto. Un ejemplo sería si se pretendiese que porque un papa así lo deseara, el adulterio dejaría de ser pecado.
La base de esta distinción está, como anticipaba e intentaré desarrollar, en la controversia entre el tomismo y el nominalismo sobre la primacía del intelecto o la voluntad en Dios. ¿De dónde viene la ley divina? ¿Se convierte en ley aquello que Dios elige o Dios elige dentro de una ley lógicamente anterior a su elección?
27/11/17 11:16 AM
  
Ricardo de Argentina
"FJD: El problema no es sólo el tema de discusión, sino la poca honradez al discutir."
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Usted lo ha dicho Padre, es tal cual, por eso no le contesté a Gringo. Alguien que se atreve a decir lo más fresco que "monarcas como Felipe II y sus sucesores eran los mayores (¡sic!) traficantes de esclavos de su época,...", o es muy deshonesto, o es muy ignorante. O ambas cosas, me temo sea el caso.

Sobre lo que afirma en la última frase de su contestación a Gringo, ya voy viendo por dónde irá su argumentación: el nominalismo es un voluntarismo. Nunca lo había asociado a esa tiranía tan extendida y tan poco combatida que fue el absolutismo monárquico de la Edad Moderna, pero pareciera que tiene mucho que ver.


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FJD: Me imagino a algunos criticando en el s. XVI que los escrupulosos reyes hispanos dejaran el lucrativo negocio del tráfico de esclavos a Francia e Inglaterra, como se hizo mediante tratados. Pero es mejor dejar esa discusión para el foro adecuado. Éste no lo es.
27/11/17 6:12 PM
  
gringo
De poca honradez, nada.
Todo lo que he escrito está respaldado por libros y artículos.
No voy a reabrir el debate, pero deje al menos que me defienda de su acusación y demostrarle lo que quería decir con "más papistas que el Papa":
Escribe Manuel Pablo Maza Miquel,s. j. en su artículo "Gregorio XVI y la esclavitud de los africanos", en el periódico LISTÍN DIARIO (25-11-2014), que cuando el Papa Gregorio XVI condenó la esclavitud en 1839 mediante la encíclica "In Supremu Apostolatus", en Cuba tanto las autoridades civiles como las eclesiásticas hicieron lo posible para que los documentos papales no fueran conocidos. Incluso el gobernador eclesiástico de la archidiócesis de Santiago de Cuba el presbítero Juan Gómez Pacheco denunció la encíclica como "apócrifa".
Esto se debía a los grandes intereses económicos que tenían muchos en el tráfico negrero.
Por eso digo que los españoles para algunas cosas somos más papistas que el Papa, pero cuando nos tocan el bolsillo los hay que desobedecen al Papa aunque sean religiosos.
Respecto a lo demás hay mucha literatura, está la conocida obra de Hugh Thomas "La trata de esclavos " y en español "La corona española y el tráfico de negros" de Reyes Fernández Durán.
Pero como us dice es debate para otra página.


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FJD: No quiero insultar su inteligencia pretendiendo que no ha leído que le he dicho que los gobiernos españoles del s. XIX eran masónicos y en general antihispanos. Gran parte de la Iglesia española, lamentablemente, también. Como sé que lo ha leído y que no es tonto, me reafirmo en su falta de honradez.
27/11/17 10:32 PM
  
gringo
¿Y ud puede demostrar que todos los españoles que apoyaron, consistieron o se beneficiaron de la esclavitud, clérigos incluidos eran masones? .
Oiga perdone que insista pero me sigue atacando. No me dice que esté equivocado sino que hago trampas.
¿En serio todos los primeros ministros del s.XIX eran masones, los de Fernando VII, Isabel II, Amadeo de Saboya, la primera República, Alfonso XII, y la Reina regente?.
¿Es algo que ud sabe y puede demostrar o es un prejuicio y una forma de resolver un debate?.


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FJD: Le contesto a la gallega: ¿puede demostrar que esos gobernantes españoles del s. XIX eran más papistas que el papa? Sé que va a decir que usted ha dicho "para algunas cosas", así que le preciso ¿puede demostrar que esos gobernantes españoles que expoliaron repetidas veces a la Iglesia e hicieron propias políticas anticatólicas y anticlericales eran "más papistas que el papa" para algunas cosas? ¿Es algo que puede usted demostrar o es un prejuicio y una forma de resolver un debate?
Digo, porque cuando usted ha dicho que "monarcas como Felipe II y sus sucesores eran los mayores traficantes de esclavos de su época" ha dicho una mentira tan miserable que justificaría que fuera expulsado de cualquier facultad de historia del mundo civilizado. Así que ahora no venga a hablar de prejuicios.
28/11/17 9:15 AM
  
gringo
1)Sobre Felipe II, el asiento de negros es algo que existió realmente. Viene en cualquier libro de Historia que trate el tema de la esclavitud.
La Corona española firmaba un contrato con los mercaderes permitiendo la venta legal de esclavos en las colonias españolas.
Como Felipe II llegó a ser además rey de Portugal, no solamente controlaba el comercio hacia las colonias españolas, sino hacia Brasil y además los puestos de las costas africanas desde donde salían los esclavos, que eran todos portugueses: Cabo Verde, Guinea, Angola, Mozambique.
Por eso era el mayor traficante de esclavos de su época. También lo fueron en su momento el rey Luis XIV de Francia o la reina Ana de Inglaterra, que poseian la mayor parte de las acciones de las compañías negreras de sus países.

2)"Y siendo España una nación católica y para algunas cosas más papistas que el Papa".
Esas fueron mis palabras exactas. No he dicho que en concreto los políticos españoles fueran todos más papistas que el Papa, me he referido al pueblo español.
Y desde luego es una obviedad que si hubieran sido buenos católicos en el s.XIX al margen de que el poner ministro de turno fuera o no masón, ningún español ni mucho menos ningún cura, se habría dedicado a comprar o vender esclavos o defender la esclavitud aunque fuera legal.
En cualquier caso dudo mucho que todos los primeros ministros españoles decimonónicos fueran masones, y si lo fueran ¿no se supone que también lo eran los británicos y franceses y sin embargo abolieron la esclavitud cuarenta años antes que en España?.
¿La única explicación a que la esclavitud durara tanto en España es la masonería? .

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FJD: Me reafirmo. Lo de que Felipe II fuera el mayor traficante de esclavos es una mentira miserable de la que tendrá que dar cuenta ante el tribunal de Dios, a la vista de su falta de contrición. Es tan absurdo como decir que porque el ministro de hacienda pone un impuesto a la venta de alcohol y da licencias para su producción, Cristóbal Montoro es el mayor traficante de alcohol de España actualmente.
Y también insiste en la mentira. España abolió la esclavitud en sus dominios más o menos a la vez que ingleses y franceses. La diferencia, que olvida usted mencionar, intencionadamente por supuesto, es que fue la primera en rechazar el "derecho" de esclavizar los pueblos conquistados del que sí hicieron uso las otras naciones.
Después de 1836, la esclavitud únicamente se mantuvo en Cuba y en cierto sentido en Puerto Rico. Y si a usted le parece lo mismo Haití que República Dominicana, entonces no tenemos nada que discutir: simplemente ha perdido el juicio.
Por cierto: ese ha sido su último comentario en este post. Y, sí, me quedo yo con la última palabra.
28/11/17 9:53 AM
  
Ricardo de Argentina
Padre, me disculpará que insista: quería pedirle si en su proyectado artículo sobre la influencia del nominalismo en os gobiernos post-renacentistas pudiera hacer alguna referencia a Maquiavello, cuya obra "El Príncipe" ha tenido tanta influencia en el despotismo ilustrado y en los totalitarismos que le sucedieron. Especialmente me interesa saber si en esa obra hay rastros de nominalismo. Gracias desde ya.

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FJD: Esa es la tesis que yo defiendo. Para ver la contradicción que existe entre el concepto de gobierno que propone Mariana con el que propone Maquiavelo, me permito citar un párrafo de El Príncipe:
"No es preciso que un príncipe posea todas las virtudes citadas, pero es indispensable que aparente poseerlas. Y hasta me atreveré a decir esto: que el tenerlas y practicarlas siempre es perjudicial, y el aparentar tenerlas, útil. Está bien mostrarse piadoso, fiel, humano, recto y religioso, y asimismo serlo efectivamente; pero se debe estar dispuesto a irse al otro extremo si ello fuera necesario. Y ha de tenerse presente que un príncipe, y sobre todo un príncipe nuevo, no puede observar todas las cosas gracias a las cuales los hombres son considerados buenos, porque, a menudo, para conservarse en el poder, se ve arrastrado a obrar contra la fe, la caridad, la humanidad y la religión. Es preciso, pues, que tenga una inteligencia capaz de adaptarse a todas las circunstancias, y que, como he dicho antes, no se aparte del bien mientras pueda, pero que, en caso de necesidad, no titubee en entrar en el mal."
29/11/17 12:39 PM
  
Ricardo de Argentina
Bueno, si por mucho no me equivoco, esa es la "filosofía" de la DERECHA del sistema liberal democrático.
Asqueante por cierto. Hipocresía químicamente pura.
Luego vino la IZQUIERDA, Marx y sus muchachos, clamando:"¡Esto es una gran hipocresía, qué chanchos son los burgueses!". Y tenían razón, claro. ¿Qué hicieron entonces ellos, tan "auténticos"? Pues exactamente lo mismo que los burgueses pero abiertamente, sin simular ni virtud ni piedad.
Quienes les siguieron entusiastas, salieron de la sartén para caer en el fuego.

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FJD: Yo no hablaría de izquierda y derecha antes de Hegel (y después también lo evitaría, si se puede). Lo mismo pasa con el término "liberal". Los antecedentes del liberalismo político, como Grotio o Locke estaban evidentemente basados en ideas de los jesuitas y teóricos políticos hispanos. Ideas muy buenas y contrarias al absolutismo monárquico. Tienen poco que ver con los liberales de mitad del s. XIX. Los verdaderos liberales hispanos de las dos primeras décadas del s. XIX también son algo muy distinto.
Yo creo, y de eso trataré en el post que estoy escribiendo, que urge encontrar una teoría política y económica católica y, por tanto, realista. Es un trabajo enormemente difícil y me temo que, a pesar de que tenemos luces muy importantes en algunos autores católicos modernos y contemporáneos, la cosa está aún en pañales.
Ojo, no digo que la Iglesia no haya hecho nada en este sentido, sino que la práctica política y económica de la Iglesia se ha vivido pero no se ha teorizado adecuadamente. Explicaré mi opinión en el próximo post.
01/12/17 1:54 PM
  
Ricardo de Argentina
Interesantísimo Padre, espero ansioso su trabajo y encomiendo a Dios tenga éxito en ese noble empeño.
Por cierto, "liberal" en español castizo tenía una acepción muy diferente a la actual. Pero creo que no es el caso hacer arqueología semántica, ahora "liberal" significa otra cosa.
Cuando usted dice que falta una teoría política y económica católica, ¿no cree que la DSI intentó justamente ser eso?
Y corriendo el riesgo de ponerme pesado, le planteo: ¿no será que los desarrollos teóricos legítimos fueron avasallados por teorías contaminadas de mundanismo, como por ejemplo el Personalismo (tan bien abordado en el blog de Alonso Gracián), que al ser consumidas sin resistencia por amplios estamentos eclesiales, hicieron que quedaran ninguneadas las propuestas veramente católicas?

Sospecho que leyendo su artículo se me despejarán estas dudas.

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FJD: Al final he postpuesto mi artículo. Sólo adelanto que cuando me refiero al liberalismo hispano hablo de los liberales dd 1812, que de hecho acuñaron la palabra "liberal" en su uso político. Estos liberales, que eran rabiosamente antiabsolutistas, contrarios a la Francia y católicos, no tienen nada que ver con lo que vendría después, en mi opinión.
01/12/17 4:04 PM

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