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19.09.16

Ocuparse del alma

A lo largo de la Escritura el Señor nos muestra que lo más importante es ocuparse del alma antes que del cuerpo, sin embargo, nos resulta muy difícil, para algunos es completamente imposible.

Ocuparse del alma empieza por adentrarse en uno mismo para observar la conciencia y los estados de ánimo con el propósito de reflexionar sobre ellos bajo el criterio que Dios ha venido ofreciéndonos desde la creación del mundo: estamos hechos para Él y no descansaremos hasta que le pertenezcamos por completo.

Quiénes son los que hallan paz, conservan el amor y se mantienen cimentados en su fe y en la esperanza sino aquellos que buscan a Dios y lo prefieren a todo lo demás?

Pues, eso! Los santos!

Ahora bien, el mal dormir me ha llevado a rezar el Oficio de Lectura, lo que ha sido una bendición ya que del mismo he aprendido que la noche es el momento perfecto para hacer las lecturas y salmos que la Iglesia a esa hora nos propone.

No es por casualidad que el Oficio menciona el pecado como sinónimo de noche, oscuridad, persecución y enfermedad así como la Misericordia vinculada a la luz del día, al arrepentimiento, al perdón de Dios y a la salud del alma.

El Oficio, además, me ha ayudado a comprender la importancia de ocuparme del alma y de unirme a Cristo en la Santa Misa ya que es la forma suprema de la Liturgia con la que el Señor ha elegido zambullirse dentro nuestro de modo que ya no pidamos nada distinto de el. 

“No pedimos que nos des cosa distinta de ti. Porque tú eres todo lo nuestro: nuestra vida, nuestra luz, nuestra salva­ción, nuestro alimento, nuestra bebida, nuestro Dios. In­funde en nuestros corazones, Jesús querido, el soplo de tu Espíritu e inflama nuestras almas en tu amor, de modo que cada uno de nosotros pueda decir con verdad: Mués­trame al amado de mi alma, porque estoy herido de amor” San Columbano, Instrucción 13, sobre Cristo, fuente de vida 2-3

Ninguna otra cosa llega a preferir el alma, ni una vida cómoda, ni la riqueza, ni la belleza, ni una salud envidiable, ni ser persona exitosa o carismática, querida o importante en la comunidad; al contrario, halla su paz en verse la última, pecadora y necesitada del auxilio divino.

De la Sagrada Liturgia se sirve Dios para hacernos comprender que nuestra alma es lo más importante.

Así lo entiendo del Oficio de Lectura como de la Santa Misa, particularmente en su forma extraordinaria debido a que para mí, a diferencia del novus ordo, ha constituido un radical “cara a cara” ante Dios debido a la conciencia que tengo de mi desvalimiento. 

Dicho de otra manera, en la misa según el novus ordo me percibo como la atrevida hemorroisa; en cambio, con el vetus ordo, soy el paralítico quien, colgando del techo, en todo depende de Dios y de sus semejantes.   

El Señor, conociendo sus motivos y necesidades les concede la salud pero de diferente modo; en dos de los tantos modos que posee por el mero hecho de ser Dios.

Quiera el Señor nos ocupemos de nuestra alma haciendo el camino de introspección al que nos mueve la Sagrada Liturgia en lo que tiene de inabarcable.  

Amen

12.08.16

Es glorioso tener un párroco amante de Cristo Eucaristía

Pues, bien, a lo que vine fue a narrarles lo sucedido ayer que hizo que me reconociera infinitamente bendecida.

Resulta que en medio de un fuerte dolor en mi pierna, al final de una tarde lluviosa, haciendo mucho frío y con amenaza del recurrente aguacero, salí a caminar con mi perrita más grande debido a que por el mal clima había estado todo el día encerrada. 

El caso es que de lejos observé el templo abierto e iluminado; en seguida recordé que era jueves y que estaría a punto de iniciar la Hora Santa. 

Salí soplada obligando a mi perrita a darse prisa en oler cuanta cosa huele por el camino no solo para resguardarnos sino para quedarnos un ratito en adoración en comunidad.  

Poquito después de que llegáramos, apareció el padre con el “reguero de maritates” [1]: sus libros, sus chuicas [2], micrófono y no sé qué más.

Ahí se le veía, yendo y viniendo hasta que, finalmente, apareció revestido y con su guitarra.

Si, su guitarra. No se crispen ni tampoco se quejen porque el padre conoce muchos más cantos litúrgicos que cualquiera, sabe cantar a “capella” [3] y, como si fuera poco, también en latín; de tal forma que, no se adelanten, porque el hombre pone gran esmero en lo suyo.

El caso es que, ahí estaba yo, desde atrás mirando y rabiando por el dolor aunque tranquila y solo aguardando; en eso, empezó a cantar.

No ha de haber sido por el canto ya que ni siquiera lo estaba entendiendo, fue a causa del embeleso del padre que mi alma quedó prendada mirando como sumergida en el corazón de a Quien tan lleno de amor mi párroco miraba.

A partir de este momento no escuché otra cosa que a mi párroco que alternaba canto y oración y, a pesar de que entendía muy poco ya que el sonido es pésimo y sorda como una tapia la hija de mi madre, el resto de mi ser todo lo entendía. Todo.

Es glorioso tener un párroco amante de Cristo Eucaristía.

Definitivamente, lo es.

Y no es que otros párrocos no amen es solo que mi párroco lo expresa muy bien. 

¡Deo omnis gloria!

 

Una sola cosa basta para colocar en el lugar que le corresponde el dolor, las preocupaciones acerca del mundo, de la Iglesia y de la propia vida.

- Una sola basta. María eligió la mejor parte.

- Cuál María?

- Pues, quién va’ser? Pues, yo, María de la Cruz. 

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[1] Muchos artículos de uso personal.

[2] Artículos de vestir

[3] Del italiano y significa “Como en la capilla” 

8.08.16

"No temas, pequeño Rebaño"

“No temas, pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino” Lucas 12, 32

Una señora respondió espantada que es imposible que Dios permita que lleguemos a experimentar con híbridos de seres humanos y animales tal como anunció que haría la administración de Obama.

Pues no, no es imposible; es realista juzgar que sucederá tal como ante nuestras narices suceden tantos hechos espeluznantes: el aborto, la eutanasia, el divorcio, la adicción a las drogas y a la tecnología, la persecución y el martirio de los cristianos, etc.

Es un hecho, Dios lo permite; pero, para qué permite Dios que el género humano llegue, una vez más, a un tan alto nivel de depravación?

Pues, para lo mismo por lo que siempre lo ha permitido: para apretarnos en cintura y ¡ver si acaso! aprendemos a elegir entre el Bien y el Mal ya que, de todos modos es la elección a la que se ve enfrentado cada ser humano llegado a la existencia; es lo que, entre rabietas y pataleos, nos hemos estado negando hacer desde la creación del mundo; de tal manera que nada nos espante sino perder la gracia ya que únicamente ella nos capacita para decir a Dios como directamente le ha dicho Fray Nelson Medina: “Dios: me niego a vivir como si Tú no existieras”.

Negarse a vivir sin Dios es lo que, al fin y al cabo, ha hecho Abrahám, Sara, Isaac, Jacob así como cada co-heredero que ha muerto “sin alcanzar las promesas: las vieron y las saludaron de lejos, reconociendo que eran extranjeros y peregrinos en la tierra.

Los que hablan así demuestran claramente que buscan una patria; y si hubieran pensado en aquella de la que habían salido [su patria terrena] habrían tenido oportunidad de regresar. Pero aspiraban a una patria mejor, nada menos que la celestial. Por eso, Dios no se avergüenza de llamarse «su Dios» y, de hecho, les ha preparado una Ciudad” Hebreos 11, 13-16

Que por gracia el sentido de tu peregrino viaje por esta tierra sea servir de ejemplo, servir de mártir e interceder por las almas al modo de Cristo; no solo para que recuerdes a la presente generación cómo vivieron nuestros antepasados sino para que en ello descubran sentido al dolor y al sufrimiento que provoca el nivel de depravación al que ha llegado el género humano.

6.08.16

Sobre duelos bien elaborados

Hoy, de pura casualidad, llegué hasta mi blog ubicado en Blogger el cual hace muchísimo tiempo no visito solo para terminar leyéndome y dándome cuenta que me he dejado amedrentar.

Como lo habrán notado, ya  no soy lo prolífica que fui por lo que, hasta le he dicho a un amigo del Consejo Editorial, que ya no le encuentro sentido a ser blogero.

Así ha andado la procesión por dentro.  

Ahora bien, qué fue lo que sucedió? Sucedió la muerte de papá y encontrarme, de la noche a la mañana sin trabajo, viéndome forzada a inventarme uno, cuidando de la casa, de mis inquilinos; sin poder desentenderme del  bienestar de mis hermanos y sobrinos quienes, por diferentes motivos, han pasado por drásticos cambios.

En fin, que –aunque suene ridículo- hacerme cargo de mi vida me ha dejado temerosa, en estado de shock; tal como un auto al que se le rompe el embrague, es decir, que para nada sirve ya que no va ni para atrás ni para delante.

Aunque, claro, el acicate ha sido no haber dejado de escuchar dentro de mi cabeza el que, si uno tomó la decisión de ser blogero fue porque tuvo la idea de donarse, cierto? Cierto. O, es que acaso se trata de desechar definitivamente la idea como quien desecha unos zapatos viejos? Pues, no.

El caso es que, dentro del proceso, amedrentada por la realidad, como quien barre la basura bajo la alfombra, la idea de donarme fue quedando sepultada con tareas y preocupaciones, muy al estilo de Marta; cosa que se ha visto no solo reflejada en mi blog sino en mi vida de oración ya que, por ejemplo, cuando cuido el templo los miércoles, en lugar de estar sosegada en silencio, me la paso laborando ruidosamente ya que me da, locura mía, por colocar en línea las bancas.

Hasta sería gracioso si no fuera porque es claro que algo trato de ocultar. 

Es cierto, un duelo es un proceso que no debe forzarse; es decir, no existe obligación para dejar de ser Marta para esforzarse en ser María; sin embargo, de lo que existe obligación es para “elegir la mejor parte”.Todos tenemos obligación de tomar buenas decisiones, ya seas Marta o María, Paco o Chespirito; de ahí que, de a poco, voy hallando nuevas razones para ser blogero.

Claro, razones encuentro y sin duda hallaré muchas más, sin embargo, existen cosas que trataré de evitar como sería criticar con el hígado ciertas situaciones dentro de la Iglesia o del ambiente político en mi país ya que, me he dado cuenta que, si para alguna cosa buena el Señor me capacita es para transmitir cómo su gracia me ayuda a “echarle el cuerpo a la vida”: con fuerza, con alegría, con esperanza pese a tantísimo peso y obstáculo que existe.

Sí, es lo que me gustaría. Eso haré, se lo pediré al Señor, le pediré que nada me amedrente. Ni siquiera la muerte.

El otro día Saulo Medina Ferrer, psicólogo católico colombiano, decía que “Encontrar alegría en ayudar a que este mundo sea mejor, ahora sin tener a quien hayas perdido, es el último paso de un duelo bien elaborado”; pues bien, querido amigo Saulo (que no de gratis tu nombre es el mismo del apóstol), con esta sencilla frase me has hecho ver que, gracias a Dios, parece que, finalmente, he elaborado bien todos mis duelos.

A Dios sea la gloria!

29.07.16

El paisaje que a diario ven mis ojos

Una cosa es cierta: este paisaje en el que, por más de cuarenta años he habitado por gracia de Dios, favorece para tener una mirada atenta que me permite estar dispuesta a los cambios, así sean drásticos o sutiles, tal como los que el paisaje presenta a lo largo del día.

La forma en que los sentidos se amoldan durante el invierno, por ejemplo, al frío y oscuridad de la mañana, al resplandor del sol y el  bochorno del mediodía, a la luz tenue que sigue al aguacero de la tarde y de nuevo al frío y oscuridad de la noche, constituye un verdadero ejercicio para los sentidos y, podría asegurar que también para las emociones ya que, no es lo mismo la tensión que provoca al ánimo la baja temperatura que la relajación que suscita una temperatura cálida acompañada de suave brisa.

Pensando en este tipo de cosas es que he llegado a pensar que, probablemente, por esa razón me he llegado a familiarizar con mi propio paisaje, sus habitantes y sus cambios; porque –sin duda- cada alma es un paisaje habitado que cuenta una historia.

Como las historias que de sus caminatas cuenta Paco mediante fotografías que comparte con sus contactos en Facebook; de hecho, he conocido lugares maravillosos de España gracias a sus caminatas.

Y es que Paco, no solo nos da a conocer el paisaje sino un poco de sí mismo cuando elige uno u otro sendero;  a la manera en que nos vamos descubriendo al elegir este o aquél camino solo para descubrir que nuestra alma está habitada no solo por diferentes especies de mariposas y pajaritos, bestias y todo tipo de alimañas con las que convivimos sin apenas darnos cuenta, sino por amigos y enemigos, seres queridos, parientes y todos aquellos con los que nos encontramos.

El alma pose una historia pintada con recuerdos, como el recuerdo de  aquél arroyo en el que tanto te divertiste con tus hermanos, el de un grave disgusto, de una gran alegría, de un enorme esfuerzo, de una profunda amargura o desoladora tristeza.

Sí, yo digo que nuestra alma es un vivido paisaje que no puede ser cambiado pero que puede ser corregido tal como quien corrige una pintura al óleo o como quien con sierra en mano corta un árbol peligroso o con el machete retira unas ramas que le impiden el paso o, simplemente, como quien coloca ungüento y una bendita para que, mientras aprendes arrepentimiento, mientras aprendes humildad, mientras aprendes a comprender y recibir la Misericordia de Dios, tu alma vaya sanando; así que, para cuando tiras de la bendita, ¡puf!, tal como si fuera magia, la piel queda sana, sano queda el paisaje de tu alma tal como fue originalmente pensado.

Todo por obra de la gracia de Dios.

En fin, lo que digo es que el paisaje que a diario ven mis ojos ha ejercitado la mirada que la conciencia echa sobre mi historia guiada por la gracia de Dios.

Mirada que les deseo a todos ya que, no debe haber cosa más tremenda que darse cuenta un día de la existencia del alma pero que, además, la misma se presente amenazadora, oscura y tenebrosa, algo así como aquella cueva habitada por dragones y orcos, por la que debieron transitar los hobbits en su camino a Mordor.