InfoCatólica / Deo Omnis Gloria / Categoría: Sobre este blog y su autora

10.05.17

¡Más que un aniversario!

El que InfoCatólica esté de 8° aniversario es más que un aniversario, es una prueba más de la obra de la gracia que conviene destacar para gloria de Dios y bien de nuestras almas.

Cada uno conserva en su memoria la fecha en la que celebra acontecimientos que han marcado su historia personal, familiar o comunitaria; por ejemplo, en mi memoria estarán siempre vinculadas la fecha de renuncia de Benedicto XVI, la elección de Francisco y la muerte de mi padre ya que todo sucedió durante el mes en que papá enfermó gravemente y falleció.

Ninguno de esos acontecimientos es un recuerdo agradable pero siempre me he dicho que, si el Señor permitió que mi inteligencia y afectos se vieran tan profundamente marcados mi deber, para honrar su plan de salvación, sería hallarle sentido.

El sentido se le busca con ayuda de la gracia. La gracia, incluso, es la que nos mueve a buscarlo.

Y se lo he buscado ya que también me digo que no debe ser que nos quedemos rumiando recuerdos dolorosos y, por ello, sintiéndonos impotentes y rabiosos. Imposible. Eso no sería más que veneno para el alma. Nada de daría honra a Dios. 

Hallarle sentido, como en mi caso, podría tomar mucho tiempo; de hecho, mucho tiempo ha tomado y todavía no estoy segura de haberlo hallado por completo pero, lo seguro es que, finalmente, he llegado a estar en paz.

El caso es que el tiempo que tome no tiene mayor importancia sino aquello que la gracia te va revelando sobre ti mismo en relación a Dios y tus semejantes.

Si miras con atención, así es como han de haber procedido los autores de la Sagrada Escritura; de ahí que, por gracia, hoy tengamos conclusiones veraces sobre las acciones de Dios en la historia que es lo que, al fin y al cabo, han servido de guía a una generación tras otra.  

De ahí que afirme que el aniversario de InfoCatólica es más que un aniversario ya que para mí, por ejemplo, significa un año más que gozo de la certeza de estar pisando terreno firme en el ámbito de la fe; es también el aniversario en el que celebro la adopción filial de la que he sido objeto por parte del Consejo Editorial y de muchos de los blogueros, así como el hecho excepcional de que, a pesar de ser tan insignificante en todo aspecto, Dios me ha cedido un espacio en internet en el cual su hija pequeña comparte de aquello que su Padre cariñosamente le enseña.

Es un hecho que solo para eso sirve mi blog. No sirve para instruir en elevados conocimientos, no sirve para grandes debates, no sirve para informar acerca de lo último en las noticias… En fin, ya ustedes saben para lo que no sirve mi blog pero, a la vez, para mayor gloria Suya, también saben para lo que sirve.

Si, hace mucho tiempo que no escribo. Algunos se han puesto en contacto conmigo para saber si estoy bien o motivado para que no deje de escribir. Poco les he prestado atención, sinceramente, ya que –de un tiempo para acá- la turbulencia interior ha sido grande, profunda, prolongada, dolorosa…; sin embargo, aquí estoy de nuevo escribiendo alegre y con esperanza, firme en la fe y esmerándome en la caridad ya que es la forma en que deseo honrar a la gracia que, una vez más, ha sido espléndida conmigo a la hora de dar sentido a mi existencia con cada aniversario.

Un aniversario no es nunca solo un aniversario por más insignificante que parezca sino muchísimo más.

Con ayuda de la gracia podemos descubrirlo.

¡Deo omnis gloria!  

13.03.17

¿Podría haber mayor alegría?

¿Qué podría complacer más a Dios Padre que regresáramos a casa?

¿Qué clase de padre sería si no hubiera previsto nuestro regreso?

Y, si no fuera el propósito, ¿tendría sentido que nos hubiera heredado su capacidad para amar, su libertad, inteligencia y voluntad?

Y, si a pesar de habernos hecho a su semejanza, ¿de qué nos valdría sufrir si no fuera porque es el camino de regreso?

Si así no fuera, ¿habría sido necesaria la encarnación y muerte del Hijo?

Ya que, ¿quién mejor que Jesús (y María, por llena de gracia) habría conocido el sentido de su existencia y previsto el desenlace?

Y, ¿qué sentido tendría sufrir si no fuera hacerlo con alegría, día tras día, hasta llegar al último?

¿Podría haber mayor alegría que poseer la certeza de estar camino a casa?

¿Podría haberla?

Vas de regreso por lo que, con el auxilio de la Gracia, rechaza con firmeza aquello que pretenda robarte la alegría.

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Mucho que antes no me había pasado ha sucedido para que pudiera expresar con un poco de sentido las anteriores líneas.

Mucho, pero finalmente aquí voy alegre, camino de regreso.

 

«Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti»

San Agustín

10.02.17

Sobre resguardar el territorio conquistado

Dado que el clima por estas latitudes se muestra instable, que la ambigüedad moral dentro y fuera de nuestra amada Iglesia es el pan de cada día y que, del mismo modo, para muchos sectores de la sociedad no es fácil encontrar equilibrio económico, he debido reconocer que, bajo estas condiciones, no habrá cuerpo que aguante.

Seguir los eventos que a diario, en lugar de aportar el necesarísimo balance provocan mayor zozobra, no parece ser la solución razonable; tampoco lo es meter la cabeza en el agujero como el avestruz, sin embargo, si hubiese que meterla para resguardar la salud de cuerpo y alma, habrá que hacerlo o, al menos, retirarse, detenerse, silenciarse por el tiempo que sea necesario pero, además, pedir a Dios la ayuda para descubrir nuevas maneras de intimidad con Él a fin de permanecer a su servicio.  

Sobrevivir a la alternancia del frío y calor, al estado financiero mundial y al dichoso Relativismo que por más ideológico que lo presenten es y será la mejor arma que contra Dios y por odio a los hombres, ha logrado desarrollar el demonio a quien, aunque vencido está, se le ha permitido mortificarnos por lo que, como Job hemos de reconocer, tendría que servir para mayor gloria de Dios y santificación nuestra.

Santidad es lo que resuena en mi cabeza. “Busca mi rostro”, escucho. “Tu rostro busco, Señor”, respondo. “No me escondas tu rostro”.

Unidos al coro celestial de los Apóstoles, a la multitud de los Profetas y al ejército de los Mártires, seremos el ejército de Resistencia que, ante todo, buscará su rostro en lo que pareciera ser tierra de nadie pero que no es otra cosa que territorio conquistado por la Sangre del Cordero.

El instructivo que nos servirá para resguardarlo lo tenemos  en los cuarenta días de Jesús en el desierto: ayuno, silencio, penitencia y oración ante las múltiples y diversas tentaciones. 

“Tu rostro buscaremos, Señor. Así se nos vaya la vida en ello. No permitiremos que arrebaten el territorio conquistado. Mantennos firmes en tu gracia. Que este amargo y oscuro pasaje de la historia sirva para que lleguemos a Ti habiéndote permitido colocar en nuestro pecho un corazón de carne. Uno que, como el tuyo, llora y muere por los pecados del mundo. Qué más quisiéramos, Señor, que llegar ante tu presencia con un corazón semejante al tuyo. ¡Qué más quisiéramos!”

Pues bien, todo lo anterior sirva para declarar que, debido a las penas que me somete este pontificado, ya no soy quién fui hasta el día en que fue electo papa Francisco; de tal modo que deberé descubrir con ayuda de Dios quién seré de aquí en más. 

Adelanto que se vislumbra alegre, bello e interesante ya que, para empezar, me he inscrito en un taller de oración, estoy asistiendo a misa casi a diario, yendo a la Hora Santa, rezando el rosario en comunidad, rezando la Liturgia de las Horas con mayor frecuencia, orando cuando noto movimiento en mí alma y, a la vez, procurándola; pensando en los demás antes que en mi misma, saliendo para encontrarme con mis semejantes. Sosteniendo, consolando a la vez que aceptando lo que se me ofrece y que, en su mayoría, es más de lo que esperaba o merecía.

Sospecho que el clima recrudecerá, la ambigüedad moral alcanzará límites que no imaginamos y que, si mejora la situación económica, habrá que utilizar los recursos para el crecimiento del Reino de Dios en el servicio a los demás.

Cierto, nunca seré de quienes podrían ni remotamente rechazar la autoridad del papa; sin embargo, daré la cara por Cristo y por mis hermanos que podrían sufrir debido a su fidelidad, así fuera que me declararan excluida de la Iglesia.

 

“Al ver Jesús a las multitudes, subió al monte; se sentó y se le acercaron sus discípulos; y abriendo su boca les enseñaba diciendo:

Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el Cielo: de la misma manera persiguieron a los profetas que os precedieron”

 

5.02.17

Crónica de un zarandeo (III)

Esta será una crónica de lo que es la vida cotidiana de un católico común como yo en tiempos de fuerte zarandeo.

Doy por un hecho que el Señor sabrá sacar provecho para las almas que me lean. 

Sábado 03 de febrero de 2017

2pm Una vez tuve un párroco quien durante seis años, a la vez que favorecía a aquellos colaboradores que fortalecían su idea de una parroquia, desprotegía, expulsaba y hasta acosaba a aquellos de quienes no le interesaba su participación.

Cargaba sus homilías de reproches, descuidaba lo innombrable la liturgia, no daba informes económicos, corrían rumores de todo tipo… en fin, una joya de ser humano.  

Al principio me llené de espanto, más tarde le tuve miedo, luego llegué a odiarlo, después me alejé de la parroquia y no fue sino hasta mucho tiempo después que conseguí perdonarlo, amarlo y rezar por él.

Al día de hoy lo sigo haciendo y rezo también por mi comunidad ya que el daño que provocó no será fácil de remediar. Rezo también por quienes tienen autoridad sobre el y no hacen nada al respecto. 

Pues bien, esta experiencia la comparto porque tengo claro que es la experiencia de muchos católicos respecto a aquél sacerdote de quién este sábado amaneció Roma empapelada con carteles de protesta en su contra.  

Sepan, apreciados hermanos, que Dios permite el dolor que imprimen en nuestras vidas algunos sacerdotes para obtener la salud de nuestras almas, nuestra confianza en sus promesas y abrir espacio en nuestro corazón para llegar a ser todo lo nuestro.

Además, recuerden que no hay mal que dure cien años por lo que, mientras tanto, con san Columbano digamos:

“No pedimos que nos des cosa distinta de ti. Porque tú eres todo lo nuestro: nuestra vida, nuestra luz, nuestra salva­ción, nuestro alimento, nuestra bebida, nuestro Dios. In­funde en nuestros corazones, Jesús querido, el soplo de tu Espíritu e inflama nuestras almas en tu amor, de modo que cada uno de nosotros pueda decir con verdad: Mués­trame al amado de mi alma, porque estoy herido de amor”

 

NOTA: Si desconocen la noticia sobre el sacerdote de Roma en cuestión búsquenla en diarios italianos. No deseo añadir enlaces ni fotografías porque el hecho me resultó despreciable. Con lo que dijeron en los carteles no faltaron totalmente a la verdad pero lo hicieron en la medida en que faltaron a la caridad. 

4.02.17

Crónica de un zarandeo (II)

Esta será una crónica de lo que es la vida cotidiana de un católico común como yo en tiempos de fuerte zarandeo.

Doy por un hecho que el Señor sabrá sacar provecho para las almas que me lean. 

 “Os recomiendo que estéis alerta por los que promueven discordias y escándalos en contra de la doctrina que habéis recibido. Apartaos de ellos.” Del Oficio de Lectura del sábado del TO (Rm 16, 1-27)

Viernes 03 de febrero del 2017 

5:30am El amanecer promete un día soleado el que buena falta nos hace, máxime debido a que, se supone, estamos en verano.

8am Olvídense! No fui a misa! Hoy es viernes y es el único día de la semana en que puedo trabajar junto a Gabriela en la limpieza de la casa; de tal forma que para las 5:30pm espero llegar a la Hora Santa.

9am a 12md Labores del hogar. Recibo la noticia que mi hermana llegará de visita.

1:30pm en adelante. Mientras espero a mi hermana me entero de la noticia acerca del cardenal Burke y quedo consternada. No tengo tiempo para reflexionar sobre el suceso; lo haré más tarde, en silencio.

Mi hermana y yo hemos pasado una tarde como pocas. Partidas de risa porque, tratando de enhebrar una aguja, ninguna podía ni con los anteojos puestos. Con la boca llena de carcajadas recordamos que nos escabullíamos de mamá cuando, para lo mismo, reclamaba nuestra ayuda.  

5pm Salgo en auto a dejar a mi hermana a su casa ya que se va cargada de bolsas. Es mi intención regresar para la Hora Santa.

6pm  Sola y en silencio recordé que durante la tarde estuve pensando en el cardenal Burke a quien he venido siguiendo desde hace años debido a su aprecio por la misa tridentina; cosa que, una y otra vez, me remitía a los obispos alemanes y a tanto suceso que tiene a muchos de nosotros con los nervios crispados. Cosa que me hizo recordar lo que dijo mi párroco: “los obispos alemanes han dado siempre mucha lata” y, como son también alemanes quienes están detrás de la Soberana Orden de Malta, no debería de extrañarnos el que, entre ellos, sigan existiendo algunos necios, malos y tontos.

Es cierto! Por arte de magia no desparecerán así hagamos el mayor berrinche. Dios los permite y aunque su propósito lo desconocemos, al menos ahora tenemos claro que algo muy pero muy importante debe existir tras el enorme esfuerzo que vienen realizando por mantener vigente Amoris laetitia al punto que les demandara acciones para desacreditar a uno de los hombres que con mayor fidelidad ha servido a la Iglesia.

Cierto, enterarse ha sido alucinante, pero luchas internas existen y, aunque no se espera que sean de esa magnitud, sin embargo, es con lo que contamos por lo que, escuchen muy bien, uno debe pensarlo dos veces antes de permitir que el mal tenga ventaja sobre sus pensamientos y sentimientos ya que, permitirlo, es haber dado la batalla por perdida, sobre todo, cuando la batalla está ganada. ¡La ha ganado Cristo!

Lo que nos corresponde es, como buenos guerreros, permanecer bajo el delicado mandato de la Gracia; lo que supone el rechazo de discordias, resentimientos, ira, indignación, desolación, sentido de impotencia y demás frutos del corazón humano que en un cristiano nada demuestran a Quién le pertenece. Cosa que tendríamos que recordar ya que, el sentido de pertenencia es de lo primero que el mal querrá arrebatarnos. Querrá hacernos pensar que no existe asidero ni tenemos defensor.

Qué gran tontería! Basta! Acaso no nos fueron proclamadas las Bienaventuranzas?

Pues nada, saltemos de alegría por el cardenal Burke (quien, dicho sea de paso, ya lo debe estar haciendo) y entonemos cantos de gratitud y de alabanza a Dios Padre debido a que nos ha traído a un momento de la historia sobre el que Dios Hijo ha vencido.  

10pm Rezo de Completas. Como era de esperar, una hora más tarde, desperté con el libro en mi regazo.

R. Quiero que seais sabios para el bien y limpios de todo mal. El Dios de la paz aplastará pronto a Satanás bajo vuestros pies.

V. Revestíos de la armadura de Dios, para poder resistir a las asechanzas del demonio.

R. El Dios de la paz aplastará pronto a Satanás bajo vuestros pies.

Responsorio del sábado IV del TO (Rm 16, 19-20; Ef 6, 11)