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28.07.17

"Los cristianos no pueden regresar a las catacumbas" Card. Müller

Sin temor a equivocarme puedo decir que, Papa emérito Benedicto XVI eligió al Card. Müller para sucederle como Prefecto en la Congregación para la Doctrina de la Fe, porque deseaba darnos a quien sabría adelantarse al espíritu de los tiempos; sin embargo, recientemente han prescindido del servicio del cardenal, tras lo que ha ofrecido una entrevista muy clarificadora sobre el papel de un obispo, un cardenal y de quien le suceda como prefecto y, con ello, el papel de todo fiel católico. Dicha entrevista la encontraràn en Infocatólica. De allí cito textualmente:

“Los cristianos no pueden regresar a las catacumbas. La dimensión misionera es fundamental para la Iglesia católica. No podemos evitar las batallas actuales. Cristo dijo que Él no había venido al mundo para obtener una paz superficial, sino para desafiarnos, para que los cristianos obtengan la gracia para vivir siguiendo el camino que Él indicó. Y tenemos que hacerlo cuando las condiciones, como las de hoy, no son favorables”.
Card. Müller, para Il Foglio, julio 2017

Por estas latitudes, antes el invierno era que, hacía sol en la mañana y en la tarde llovía; sin embargo, ahora es que, amanece lloviendo y llega la noche para seguir en lo mismo. 

Aquí donde vivo llevamos cerca de dos meses a ese ritmo y, parece mentira, pero ya el cuerpo sufre las consecuencias de la poca luz, el frío y la humedad. 

El clima marca como una especie de ausencia de vida que va minando el ánimo hasta la próxima vez que el sol se deja ver. Quienes salen a trabajar no lo notan tanto como los que trabajamos aquí mismo.

Este invierno atípico mucho me dice sobre el actual clima eclesial. 

Cuando no hay suficiente luz solar, como ahora, quienes estamos atentos a los cambios en la naturaleza notamos que las plantas crecen muy altas y rápidamente. Hay que ver lo rápido y alto que crecen!

A nosotros la gracia nos desafía a que, cuando no hay suficiente luz, crezcamos alto y rápidamente hasta encontrarLa.

Nosotros, como las plantas, la luz que buscamos está en lo alto, en el cielo, en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. No hay otra luz fuera de Él.

Unos, consideràndose luz, dicen que debemos seguirlos porque la luz está en lo que piensan y, otros, en lo que hacen, pero no, la Luz está de lo alto. Es allí donde hemos de volvernos para, como las plantas, crecer alto y rápido.

En todo caso, si siguiéramos a algunos, sigamos a quienes no muestren signos de luz artificial sino que, señalándonos la luz, nos hagan volvernos hacia ella; para lo cual hace falta la gracia del girasol. 

Pidamos ser como girasol que sabe de Quièn recibe la luz, la verdadera vida. Pidamos esa gracia. 

Somos como las plantas que necesitan la luz del sol. No luz artificial como la de que somos capaces sino la de Quien es el Sol por antonomasia.

A todo esto… y, si la Parusía fuera mañana? Podríamos decir como Simeón: - Señor, según tu promesa, ahora puedes dejar a tu siervo ir en paz porque mis ojos han visto a tu Salvador: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel?

“Los cristianos no deben regresar a las catacumbas” ha cicho el Card. Müller. Yo digo que no debemos hacerlo porque hasta allí no llega la luz del Sol. 

Hemos de salir a dar la batalla así la tierra se encuentre en penumbras.

Así, por gracia, creceremos alto y rápidamente.