La casera católica que ahora soy

Ya ven en lo que ha parado mi vida? Pasé de vivir holgadamente como cuidadora de mi anciano padre a, con limitados recursos, cuidar de extraños a los que les he abierto la puerta de mi casa y de mi corazón.

Hace días vengo muy ocupada atendiendo mi casa y con frenética actividad provida en redes sociales por lo que, embotada, no encuentro al final del día nada qué decir en el blog; sin embargo, tras haber leído a san Rafael Arnaiz en sus piruetas con los nabos y al padre Iraburu con lo de La alegría cristiana y sus cien motivos me dije que, quizá, un tema que me permitirá seguir en contacto con ustedes sería compartir algunas de las alegrías involucradas en mi vida reciente.

De primero, les contaré:

En los ocho meses que tengo de ser casera hemos llegado a ser cinco personas en esta casa: una joven paramédico de la Cruz Roja, un taxista, dos muy jóvenes estudiantes de provincia becados por el gobierno y yo.

Cualquiera hubiera apostado que el taxista sería el primero en salir despavorido de mí casa, sin embargo, es el único que se ha quedado y, no solo eso, se ha volcado en apoyarme de todas formas que le ha sido posible o que se le antoja ya que, definitivamente, no se deja mangonear. Qué va! En cuanto puede se escabulle de pequeños trabajos como, por ejemplo, limpiar ventanas o quitar alguna telaraña; sin embargo, ¡vaya que me ayuda en otro montón de tareas sin que se lo pida!. No tengo queja! En absoluto!

Aparte, es muy divertido ya que se la pasa bromeando o consigue, con astucia, hacerme ver lo ridículo de mis quejas cosa que, como aplicación de un correctivo inmediato, me hace mucho bien.

Michael fue mi primer inquilino y es taxista lo que en Costa Rica significa que pertenece a un gremio que, en mucho, es considerado problemático; por ese motivo lo entrevisté por largo rato tras lo que decidí apostar por él.

Mis hermanos quedaron preocupados por mi decisión ya que, de hecho, perdí un cliente cuando se enteró que aquí vivía un taxista (así de grave está la cosa), sin embargo, Michael ha probado estar hecho de buena madera y demostrado que, en mucho, es debido a que tiene una buena relación con Dios.

Es Bautista! Pueden imaginarlo? Y, claro, el pobre ha elegido vivir en una casa donde hay montones de imágenes de Jesús, María y varios crucifijos, una señora que va a misa, reza y ora, que tiene muchos libros sobre Dios, biblias por docenas muy poco semejantes a la suya pero que, además, es activista provida con agua bendita siempre a la mano; es decir, cualquier otro joven taxista-bautista hubiera cruzado la puerta de mi casa como alma que lleva, literalmente, el diablo; pero Michael no, al contrario, más tarde lo confesó, también apostó sobre su casera. Dichosamente, por gracia de Dios, ambos salimos ganando.

Porque les diré, convivir conmigo no es tan simple ya que en esta casa existen reglas y son estrictas; por ejemplo, no alquilo a parejas ni permito que nadie permanezca en la habitación con su novio o novia con la puerta cerrada o que se queden a dormir, que para eso existen otros lugares. Así de estricta soy por lo que siendo Michael un hombre joven era para que no estuviera perfectamente de acuerdo conmigo pero –afortunadamente- lo estuvo desde el primer momento.

En fin, que el taxista, contrario a la voz popular -en lugar de haber salido güero- resultó un angelote que no solo delira con cada uno de mis perros (literalmente los abraza y besa) y con Gato sino que me ayuda a cuidar de ellos e, incluso, lo hace mucho mejor que yo.  

Por otros motivos de mayor importancia estoy en deuda con él ya que, sin dudarlo y ni poner límite, me ha extendido la mano en más de una ocasión.

De tal manera, que ¡oh, bendito vuelco que ha dado a mi vida la Divina Providencia! ya que, no solo estoy en deuda con un taxista (con lo que eso implica) sino y, sobre todo, con mi padre Dios quien pone en mi camino las personas y acontecimientos que me moldean para ser la casera católica que ahora soy.  

Por supuesto, una casera con la cabecita un poco embotada pero alegre y en paz.

No es para menos ya que lo recé en la Liturgia de las Horas de hace unos días:

 “Yo, el Señor, soy el que te salva y el que te rescata. Aleluya”.

Ant. I, Vísperas, Viernes III, tiempo pascual

 

9 comentarios

  
Pepito
Seguro que en la permanencia del taxista en la casa tendrá algo que ver la excelencia culinaria de la señora casera y de vez en cuando algún que otro traguito de rampope sin abusar.

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Pepito,
Sería una gozada si así fuera pero el taxista come fuera de casa y el rompope no lo comparte. Ya quisiera! Sin embargo, es muy buen conversador. Buenos ratos hemos pasado platicando sobre mil temas, principalmente, sobre tu taxi. jeje
01/05/15 11:49 AM
  
 
Si, se nota que no encuentras “nada qué decir en el blog”.

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Viste?
:)
01/05/15 7:14 PM
  
Tony de New York
Interesante.
01/05/15 9:41 PM
  
Anónimo...
¿Interesante?

Perdone, pero después de leer y releer el artículo, comentario, aportación, crónica o gacetilla de la Señorita MariCruz... me pregunto dónde insertar el titular: 'La Católica Que Ahora Soy'.

¿Será en el alquiler de la habitación? ¿Tal vez en la colaboración que le presta a la hora de cuidar sus perros y gatos (cristianismo o catolicismo de él, no de ella)? ¿Quizás en las manos que le ha extendido en más de una ocasión y que ella no especifica (nuevamente, cristianismo o catolicismo de él, no de la Señorita MariCruz)? ¿En los mil temas que han compartido (fundamentalmente referidos a su taxi, y no a temas religiosos o católicos)?

Perdone que insista, pero no entiendo el titular con respecto a lo que se escribe después. Tal vez hubiera sido mejor que lo hubiera titulado: 'La Casera Que Ahora Soy'.

: )

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Anónimo:
jeje, ha de ser porque no leyó la historia de los nabos de san Rafael Arnaiz.
Léala y entenderá.
02/05/15 6:01 PM
  
Carlos Gómez Aviña
Maricruz, gracias por compartir sus alegrías y por hacernos reflexionar sobre ese ser casera por amor a Jesucristo, como el monje que pela nabos, y por recordarnos que hay que poner toda nuestra confianza en el Señor que nos salva y nos rescata Aleluya!
Soco y Carlos Gómez.

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Gracias a ustedes, Familia Gómez.
03/05/15 10:50 AM
  
Anonimo...
Pues no. No leí la historia de los nabos. Entré en su blog para leerla a usted y sus argumentos en pro de la cristiandad o catolicidad.

Ambos inexistentes.

En cualquier caso, y como bien enseñó JESÚS... no es el lugar quien santifica a la persona, sino la persona al lugar. Que razón tenía... (y aún tiene).

Lamento que esta vez no haya sido así.

: )
03/05/15 2:54 PM
  
gambino
Anónimo:

Las imágenes, los crucifijos, las Biblias, va a misa, reza y ora, reglas estrictas (nada de puertas cerradas, ejem), ...

A ver, sí que hay cosas en el texto... Otra persona, a lo mejor por el negocio y para que permanecieran en la casa, quizás no haría esas cosas.

Hay veces que hay gente que oculta su condición de católico para que otros no se "enojen" (léase ateos militantes, comunistas, etc). Maricruz no lo ha ocultado.

Otros, quizás para traer dos alquileres, permitirían las parejas. Etc, etc...

Anónimo, lo que tiene usted son ganas de discutir.
04/05/15 8:22 PM
  
Anónimo...
Lamento no haber santificado el lugar. Ya me disculpé.

: )
04/05/15 8:48 PM
  
Pepito
No seamos ansiosos y dejemos a nuestra hermana Maricruz que primero nos relate cómo es su nueva situación después de las adversas circunstancias que le han acaecido.

Nos tiene demasiado bien acostumbrados y desde ya queremos que nos eleve el espíritu con platicas y consideraciones piadosas, y nos hemos vuelto muy exigentones.

Simplemente nos ha descrito por encima cual es su nueva situación, y seguro que proximamente tendrá a bien relatarnos alguno de los sabrosos coloquios y platicas espirituales que tenga con su huesped y pupilo el señor taxista, pues también entre los taxis como entre los pucheros anda el Señor.
05/05/15 12:30 PM

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