Y, no es que todos estamos llamados a ser santos?

Desde este lado del charco y tan alejada de la amistad de curas como estoy en este momento de mi vida hallar noticias sobre sacerdotes que pagan abortos y otros que los justifican me resulta muy incómodo casi abrumador, tanto que muchas veces, ni siquiera leo el cuerpo de la noticia, pero no es razonable que lo haga porque hacerlo no hace desaparecer el hecho ni mi incomodidad.

Ustedes en España, como buenos españoles, no tienen pelos en la lengua para denunciar lo que se debe. No sucede igual en nuestros países. En el mío, concretamente, tendemos a hacer las del avestruz para evitar el dolor que nos provocan ciertas situaciones.

De este lado del océano, como yo, se que existen muchos católicos comprometidos que no solo de oídas conocen sino que son testigos de sacerdotes que presentan conductas inapropiadas no solo en el aspecto moral, sino doctrinal y quizá hasta legal ante las cuales nos tapamos los ojos cobardemente para evitar el dolor, la vergüenza, la decepción y, eso, no es razonable.

No es razonable porque no considerar de la realidad todos sus factores nos oculta la verdad y es la verdad la que nos hace libres, por tanto, nos hacemos esclavos de nuestra cobardía, del temor a sentir dolor, vergüenza y decepción.

Nos hacemos sobre todo esclavos del temor a sufrir dentro de la Iglesia la soledad que acarrearía denunciar; porque –si fuera mi caso- es un hecho que laicos y consagrados me dejarían sola, quizá hasta me vería obligada a abandonar mi grupo de CyL para evitar perjudicar su reputación.

En mi país, dejar al descubierto la verdad traería soledad pero también libertad y, entre soledad y libertad, lo razonable es ésta.

Lo siguiente sería, porque las opciones están muy claras y si fuera mi caso, que optara por ser razonable.

Teniendo esto en consideración me parece que la consecuencia más grave de nuestra inclinación al mal es en cuanto a que nos aleja de la opción de lo razonable y, alejados de lo razonable, no somos mejores que cualquier pecador.

Por lo mismo, un buen examen de conciencia lleva implícita la voluntad para desvelar la verdad sobre la realidad y sobre nosotros mismos para, tras el Sacramento de la Reconciliación y con la ayuda de la Gracia, descubrirnos más tarde siendo personas más razonables.

Porque está visto: un santo es siempre una persona razonable.

Y, no es que todos estamos llamados a ser santos?

8 comentarios

  
Gaby
De cualquier lado del charco que se viva (yo casi soy vecina tuya), uno tiene que entender que la Iglesia es santa aunque esté formada por pecadores. Y pecadores somos todos, unos son más públicos y otras somos más recatadas, pero eso no nos hace dejar de ser Iglesia.

La verdadera diferencia en realidad, es que cuando mi abuela era joven, se condenaba el pecado del escándalo. Hoy el escándalo es modo de vida de muchos, pero no por ello deja de ser pecado.

Sacar los trapitos al sol de tal o cual sacerdote, laico o vecino que ha cometido tal o cual pecado no debería considerarse virtud, sino más bien todo lo contrario.

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Gaby,

Esto lo escribí pensando no tanto en los pecados de unos u otros sino en lo que es o no es razonable y para mi nunca será razonable que, por temor a considerarlo contrario a la virtud, tapar los ojos de la fe y de la inteligencia para no verse en el berenjenal que sería el plantear una denuncia tal y como la plantean algunos bloggers en InfoCatólica, por ejemplo.

Una fe vivida en el temor es una fe reducida porque el temor como emoción se convierte en el centro de nuestro pensar y actuar cuando el centro lo tendría que ocupar la Verdad, que es Cristo que además es quien nos muestra lo que es o no es razonable.

30/03/11 4:18 PM
  
Felipe de la Cruz
Dicen por ahí que las cosas malas que suceden es porque los que se dicen buenos un a hacen nada. Finalmente cero que debemos denunciar a esos malos ejemplos en la Iglesia, esto ya como ultima medida, antes pues como todo pecador llamarlos hacia Cristo y que recapaciten en su vocación. Finalmente todos somos pecadores y también los sacerdotes por mas consagrados que estén también tienen errores, solo que los dejamos solos; los Leonor
Los problemas de la Iglesia son de todos los Católicos y es nuestro deber de corregir el camino apoyandonos todos como hermanos en Cristo que somos.
Saludos desde Tabasco, Mx.

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Claro, estos problemas son de todos y no se trata de "echarse al pico" a un cura o al otro, se trata de ser razonables y que no sea el temor el que nos controle, sino la razón, el sentido común.
30/03/11 6:41 PM
  
Gaby
Maricruz,

Reconocerse pecador no es taparse los ojos a la verdad, sino afrontarla. Todos en Misa, hasta el Papa, reconocemos públicamente cada semana que hemos "pecado mucho, de pensamiento, palabra, obra y omisión". Esas palabras no son vanas y no están puestas allí para repetirlas de memoria: están allí para reconocernos públicamente como pecadores.

Yo me imagino que desde la Iglesia primitiva habían escándalos: "Porque los de la familia de Cloe me han contado que hay discordias entre ustedes" 1Co 1,11. Los primeros padres fueron muy sabios al esconder esos escándalos poniéndolos la vista de todos con una declaración comunitaria que dice "Yo confieso...". Al igual que ellos, yo no veo beneficio en que cada sacerdote, además de hacer esta declaración pública, tenga que salir en los noticieros declarando cada una de sus imperfecciones. Y veo menos beneficio en que nosotros, los fieles, salgamos tirando la primera piedra.

En mi opinión, nosotros deberíamos aceptar primero NUESTRO pecado y luego aceptar que los sacerdotes son humanos, tanto o más pecadores que nosotros, pero que no por eso dejan de ser pastores de la Iglesia y buscadores de la santidad.

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Me parece que no he podido dejar claro mi punto, trataré de hacerlo con la siguiente pregunta:
Si usted llegara a ser testigo presencial de una falta grave de un sacerdote que consideraría más razonable?
a. Denunciarlo
b. Guardar silencio
Evito discutir sobre otra cosa que no sea la experiencia. Si usted tuviera esa experiencia, qué haría? Si la ha tenido, qué ha hecho?
Hace muchos años un sacerdote, sin que se lo preguntara, me confesó su más grave pecado. Qué hice? Guardé silencio y hasta el día de hoy me pregunto qué pasaba por mi cabeza para que ni siquiera consultara con otro sacerdote sobre aquello de lo que fui testigo?. En ese entonces yo, sencillamente, me rehusé a ser razonable. Ese es el punto.
El sacerdote pidió la dispensa de su sacerdocio tiempo después.
30/03/11 8:08 PM
  
Gaby
Maricruz,

La respuesta a la pregunta viene ya en Gálatas 6, 1-2: "si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes, los que están animados por el Espíritu, corríjanlo con dulzura. Piensa que también tú puedes ser tentado. Ayúdense mutuamente a llevar las cargas, y así cumplirán la Ley de Cristo."

Por lo tanto, si yo sorprendiera al sacerdote en falta, lo correcto sería corregirlo con dulzura, animada por el Espíritu Santo y ayudarle a llevar la carga. Ni guardar silencio ni denunciarlo. Y con seguridad no denunciarlo como primera medida. No es ese el camino que Cristo propone.

En Mateo 18, 15-18, el Señor mismo nos aconseja: "Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano."

Los sacerdotes SON nuestros hermanos. Lamentablemente hoy, y gracias a los medios, los tenemos como enemigos. Un sacerdote ya no puede acercarse a abrazar a un niño, porque se le considera pederasta. Todo es buscar defectos y denuncias y a ver quién grita más pronto y más alto.

Dios (y la Iglesia) pide algo muy distinto: Ser como Simón Cireneo y llevar la cruz un par de pasos, que ya bastante pesada es sin añadirle periódicos y televisores encima.


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Gaby,
Bien, creo que no conseguí que comprendiera mi punto, sin embargo, gracias.
30/03/11 9:34 PM
  
Gaby
Maricruz,

Creo que yo tampoco logré explicarme. Haré otro intento:

"Ni la denuncia ni el silencio son razonables"

El único camino válido es la confesión sacramental, el arrepentimiento y la enmienda. No hay otro.

Y como el champú: aplique, enjuague y repita. Cuantas veces sea necesario. La denuncia, tan de moda en nuestros días, sólo causa más daño. ¿Serviría de algo que el cura, desde el ambón, gritara mis pecados a los cuatro vientos? ¿Me haría eso ser menos pecadora? ¿Por qué suponemos que la Iglesia será más santa si ventilamos los pecados de los sacerdotes en los noticieros? Si Cristo hubiera creído en ese camino, en vez de cruz habría puesto una televisión y en vez de confesión habría hecho un blog. A cambio de eso tenemos cuaresma, penitencia y ayuno. Eso es lo "razonable". Lo demás no.

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De lo que deduzco que si a usted un sacerdote le confiesa, por ejemplo, que abusó de un menor usted lo que haría es ir a confesarse?
30/03/11 10:19 PM
  
Gaby
Maricruz,

Yo no soy sacerdote, nadie tendría que confesarse conmigo. Pero si lo hiciera, estoy sujeta al mismo secreto de confesión que sujeta a un sacerdote.

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Código Derecho Canónico, numeral 983: El sigilo sacramental es inviolable; por lo cual está terminantemente prohibido al confesor descubrir al penitente, de palabra o de cualquier otro modo, y por ningún motivo.
También están obligados a guardar secreto el intérprete, si lo hay, y todos aquellos que, de cualquier manera, hubieran tenido conocimiento de los pecados por la confesión.
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Estas normas no están allí por gusto. La Iglesia las ha puesto porque ha considerado que son útiles para mayor gloria de Dios y para salvaguarda de las almas.

Si un sacerdote me confesara ese o cualquier otro pecado, debo suponer que lo hace para aliviar el peso de su alma, no para vanagloriarse. Y es mi obligación aconsejarle, ayudarle a llevar ese peso y apremiarlo a que haga una confesión sacramental.

No siendo mío el pecado, no sería lógico que yo lo confesara. Pediría consejo, tal vez, bajo el mismo sigilo sacramental, a alguien más preparado que yo, pero de ninguna manera podría revelar quién me lo dijo ni bajo qué circunstancias, mucho menos ir a los periódicos a publicarlo.

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Gaby,
Por qué dices que estás sujeta al mismo secreto de confesión? Explícamelo, por favor.
31/03/11 2:19 AM
  
Gaby
Es más: Los pecados contra el sexto mandamiento son tan dados a este tipo de situaciones, que el mismo código de derecho canónico, en el numeral 982 expresa:

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Quien se acuse de haber denunciado falsamente ante la autoridad eclesiástica a un confesor inocente del delito de solicitación a pecado contra el sexto mandamiento del Decálogo, no debe ser absuelto mientras no retracte formalmente la denuncia falsa, y esté dispuesto a reparar los daños que quizá se hayan ocasionado.
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Eso de denunciar a un sacerdote por pecados contra el sexto no es cosa de risa. Hoy día se hace todos los días como si fuera gracia, pero es algo muy grave que no debe tomarse a la ligera.

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Gaby,
Te parece que has respondido a mi pregunta? A ver, trata de responderla bajo esta nueva circunstancia:
Qué harías si tu sobrina de 12 años te dice en confidencia que un adulto cualquiera abusó de ella?
Aplicaría todo lo que has dicho anteriormente?

Te hago estas preguntas tratando de comprender tu forma de razonar que es sobre lo que, al fin y al cabo, trata este post. Gracias,
31/03/11 2:24 AM
  
Gaby
Maricruz:

Sobre el secreto de confesión, está plenamente explicado en el código de Derecho Canónico que es de cumplimiento obligatorio para todos los fieles católicos del rito latino. Y allí dice claramente que quien escuchare algo de confesión debe guardar secreto. Punto. No hay discusión a ese respecto.

Sobre la confidencia de una niña, el caso es radicalmente distinto. Primero, ella no está confesando pecado, por lo tanto, esa confidencia no está sujeta a secreto. Circunstancias distintas, acciones distintas. Cualquier otra cosa es locura.

En ese caso hay muchas circunstancias que evaluar. En MI OPINIÓN (pero eso es sólo mi opinión) hay que optar por el mal menor. ¿Hay padres responsables? ¿Se les puede confiar que tomarán la acción correcta? Son los primeros que deberían saberlo y son ellos los encargados de tomar medidas (insisto, no la prensa). Si no hubieran padres, ¿hay forma de reducir el daño? En un caso similar (dije similar, no igual), llevé inmediatamente a la víctima a consulta sicológica. Inmediatamente. Se previnieron males mayores.

Si no se pudiera reducir el daño, ¿se puede minimizar el peligro? ¿Es el abusador un pariente cercano, alguien que le cuida? ¿Se tiene certeza del daño? ¿Hay peligro inminente? Separar a la víctima del abusador debería ser prioritario.

DESPUÉS de dados esos pasos... ¿existe posibilidad de arrepentimiento y reforma para el abusador? ¿Hay peligro para otros? ¿Se puede advertir del peligro sin causar mayores daños? ¿Es necesaria la denuncia a la autoridad para detener el mal? ¿Se puede tener certeza de la acción legal?

Si te das cuenta, el paso de acudir a la prensa a decir "ahí viene le lobo" es la última de las posibilidades. Y en muchos casos, innecesaria e inútil. A la niña no le beneficia en nada salir en la portada de la prensa al día siguiente señalada como víctima de abuso (y en nuestros países, etiquetada de por vida como prostituta), cuando se pueden hacer muchísimas cosas antes de llegar a ese extremo.

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Gaby, gracias.

En principio observo un par de cosas en las que no he conseguido expresarme bien y por lo que te has desviado del tema:

Una es que este post no trata sobre las denuncias a sacerdotes.

Otra es que, como no se trata de denuncias, tampoco mencioné que correspondiera hacerlas a la prensa ni siquiera sin haberlo considerado antes.

Sencillamente, y que creo que lo hemos probado en nuestra discusión, es que todavía y -a pesar de todo lo que ha sucedido y hablado el Santo Padre- tenemos dificultades para discernir claramente lo correcto.

El impedimiento consiste, hasta donde puedo darme cuenta, en que -por ajustarnos a la letra de la ley- olvidamos a las personas, tanto al que comete el crimen como a la víctima en el caso de abuso sexual, pero lo mismo podríamos decir de otro tipo de infracciones.

Observo que cuando se trata de sacerdotes, no así de padres de familia, parientes, maestros, etc. la conciencia está muchísimo más clara para saber cómo se debe proceder. Eso lo noto y además me interesa conocer las razones por las que los escrúpulos pueden más sobre nuestra conciencia que el sentido común.

Como dije, este post no trata sobre las denuncias a sacerdotes sino para demostrar la forma en que razonamos ante un situación de índole y consecuencias morales por lo que -insisto- mi punto es que la razón tendría que simplificarnos el juicio moral no complicárnoslo como hasta aquí parece que sucede.

Cierro los comentarios, si algo más quisiera usted decirme con toda confianza escríbame por privado, aquí mismo encontrará mi dirección electrónica.

Gracias.

31/03/11 7:50 AM

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