Robinson, el peregrino forzoso

                                             Robinson, óleo de N. C. Wyeth (1882-1945).

    

  

«Ningún hombre es una isla entera por sí mismo

John Doone

 

«¡Qué extraño encaje de la Providencia es la vida de un hombre!»

Daniel Defoe. Robinson Crusoe

  

«Esta es la excelencia de Defoe. Te conviertes en un hombre mientras lees.»

Samuel Taylor Coleridge

 

    

Decía Virginia Woolf que «de pequeños, a todos nosotros nos han leído en voz alta ‘Robinson Crusoe’ (…) y estábamos en la misma disposición anímica hacia Defoe y su historia que los griegos hacia Homero». Posiblemente sea cierto, aunque creo que mucho más en su caso que en el mío; pues, primero, yo leí la novela, no me la leyeron como le ocurrió a ella, y segundo, seguramente mi formación cultural y disposición anímica ––muy por debajo de la de la literata británica––, redujo el impacto en mí de la lectura. No obstante, eso fue hace mucho tiempo. Por el contrario, lo que sí es reciente es la lectura de la novela por parte de mi hija mayor L. (14 años). Quedó fascinada. Cierto es que lo de los naufragios y las islas desiertas no le era del todo desconocido (había leído ya bastante sobre el tema, desde La Isla del Tesoro de Stevenson hasta La Isla del Coral de Ballantynepasando por Dos años de vacaciones de Verne), pero, según ella, “Robinson es otra cosa”. Atrapada entre las tribulaciones y esperanzas del famoso náufrago, no se apartó del libro hasta terminarlo. “¡Vaya historia!”, fue su comentario final, mientras esbozaba una gran sonrisa de satisfacción. 

Ilustraciones para la novela de Elenore Plaisted Abbott (1875-1935) y de N. C. Wyeth (1882-1945).

Ciertamente, si lo comparamos con otras novelas de aventuras, Robinson Crusoe es “otra cosa”, porque, sin dejar de ser una apasionante y fascinadora historia, la novela es también mucho más que eso.

No me entretendré demasiado en un argumento conocido por todos y me limitaré a citar una vieja reseña anónima de una revista de principios del siglo pasado: «Robinson desobedece a sus padres y después de correr varias aventuras en sus viajes naufraga en una isla desierta, y durante veintisiete años tiene que valerse por sí mismo para poder vivir. Enseña el valor y la resignación ante la adversidad».    

La novela, realmente titulada Vida y extrañas y sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe, marinero de York, escritas por él mismo, fue publicada por Daniel Defoe en 1719 y, según se dice, su inspiración podría provenir de las la historias reales de los naufragios del marinero escocés Alexander Selkirk y del capitán español Pedro Serrano. Sobre su significado e implicaciones hay toneladas de páginas escritas por los más famosos y los más sabios. Por ejemplo, Ítalo Calvino en su Por qué leer a los clásicos (1997), nos dice: «Por su empeño y placer de referir las técnicas de Robinson, Defoe ha llegado hasta nosotros como el poeta de la paciente lucha del hombre con la materia, de la humildad, dificultad y grandeza del hacer, de la alegría de ver nacer las cosas de nuestras manos. Desde Rousseau hasta Hemingway, todos los que nos han señalado como prueba del valor humano la capacidad de medirse, de lograr, de fracasar al «hacer» una cosa, pequeña o grande, pueden reconocer en Defoe a su primer maestro». Por su parte Chesterton, que admiraba la obra, comentó: «Puedo expresar esa otra sensación de la confortable intimidad del cosmos, refiriéndome a otro libro siempre leído en la infancia, ‘Robinson Crusoe’, que he releído más o menos recientemente y que debe su eterna frescura al hecho de que celebra la poesía de las limitaciones, y por consiguiente, el silvestre romanticismo de la prudencia». De Virginia Woolf ya hemos hablado y muchos recordamos la historia de Defoe como libro de cabecera, remedio de remedios y consejo de consejos de Gabriel Betteredge, el memorable mayordomo de La Piedra Lunar (1868) de Wilkie Collins (en donde mi hija mayor acaba de reencontrarse, con regocijo, con Robinson). Finalmente, muchos otros intelectuales han sacado provecho de esta obra (Joyce, Poe o Coetzee), e incluso Carlos Marx escribió sobre ella.

                              Robinson en su isla, obra de Zdenek Burian (1905-1981).

Por mi parte, poco aportaré más allá de ese “Robinson es otra cosa” de mi hija L.. Porque, efectivamente es una gran y entretenida novela, pero también es “otra cosa”. Quienes han leído la versión íntegra saben que Crusoe es más que una historia de aventuras; entre otras cosas ––y quizá sobre todo––, es el relato de una conversión religiosa (lo que por cierto casa con la vida privada de Defoe y con los escritos cautelares y sobre moral y costumbres que publicó); una historia que cuenta cómo un hombre aislado reconstruye la cristiandad a partir de los pocos restos que conserva de la civilización y de su corazón arrepentido. De esta manera, quizá la imagen de Robinson sea, para nuestro tiempo de desolación, un símbolo de aquello que hay que hacer: recoger los pedazos del naufragio y empezar de nuevo. 

En todo caso, esta no es una interpretación forzada del libro. El vocablo Dios aparece cientos de veces en la novela (160), teniendo también mucha relevancia las palabras Providencia (56) y Cristo (11), al menos en la edición integral (cuidado con las adaptaciones). Robinson aprende a ver en las calamidades que le asolan la “obra de la Providencia” y a discernir la mano de Dios en cada momento de su vida.

Pero sin duda hay otras lecturas del Robinson. La más accesible a los niños es la del escape, la libertad y la aventura en una isla desierta, recogida, limitada y manejable. Chesterton resalta este confortable escenario y esa mezcla de salvajismo y control tan deseado por los niños: 

«Sostengo, por paradójico que pueda parecer, que para el niño (…) cuando desea ir a otros lugares, lo deseado siguen siendo parajes en los que nadie haya estado nunca. (…). Pero está claro que el niño está enamorado de los límites. Utiliza su imaginación para inventar límites imaginarios (…). El encanto de ‘Robinson Crusoe’ no está en que logre encontrar el camino hasta una remota isla, sino en que no pueda encontrar el modo de salir de ella. Eso es lo que dota de interés y emoción a todas sus posesiones en la isla: el hacha, el loro, las armas y el pequeño almacén de grano (…). Este juego de ponerse límites es uno de los placeres secretos de la vida».

Y existe otro registro, también accesible a los chicos, el del joven que busca su identidad a través de un viaje iniciático, por medio de una peregrinación involuntaria y forzada. Robinson Crusoe es el hijo menor, el tercer hijo de los cuentos de hadas y cuentos populares, el Iván de los cuentos rusos, que huye de su casa y de sus padres para buscar fortuna, una fortuna que le llegará en forma de redención, como al hijo pródigo del Evangelio. 

Es un libro edificante e instructivo, amén de fascinante. Como diría mi hija mayor: “¡Vaya historia!”.

Edición íntegra de EDHASA y la de Valdemar con las fabulosas ilustraciones de N. C. Wyeth.

Y terminaré citando lo que decía Coleridge al respecto: «Compare el despectivo Swift con el despreciado Defoe, y cuán superior será este último (…). Me eleva hacia el hombre universal. Esta es la excelencia de Defoe. Te conviertes en un hombre mientras lees». Espero que así ocurra con sus hijos y que leer este clásico de la literatura universal les ayude, aunque sea solo un poco, a convertirse en hombres.

18 comentarios

  
Alfonso
Algunas consideraciones sencillas:
1-El libro de Defoe es recomendable, y el personaje de Robinson Crusoe lo es fundamentalmente para un protestante y para un católico moderno protestantizado ;no para un catolicismo tradicional.
2-R.C. es el paradigma del individuo moderno y del ambiente mental en que empieza a moverse.(Sir Francis Bacon y su método inductivo el empirismo ingles, Locke, Newton;Hobbes)
3-Dios y solo Dios es el interlocutor y antagonista de R.C. es la única fuente de dialogo que le satisface y le colma.
4-La reforma protestante acabo con una parte muy importante de los elementos comunitarios de la religión cristiana.
5-El impulso reformista puso énfasis en la relación directa del ser humano con Dios .
6-El cristiano protestante debe leer la Biblia sin exegetas e interpretarla en la soledad de su corazón.
7-R.C se convierte en un hombre moderno condenado y empeñado en un difícil dialogo con Dios, que se caracteriza por ser personal sin oraciones rituales ni formulas heredadas ni Tradición.
8-R.C tiene un vocabulario y una sintaxis propia, igual que el hombre moderno.
9-R.C es también un perfecto símbolo del hombre económico resultado de la sociedad moderna. El dinero como la contabilidad se han convertido en cuestiones centrales.
10-Las relaciones con los demás se establecen individualmente y por escrito, en contra de una relación oral, tradicional y colectiva.
11- Es el símbolo del joven pre-capitalista, que no se da por satisfecho por cuanto posee y es, intenta poseer y ser siempre más.
12-Promotor del mercantilismo.
13-Sus intereses son principalmente de orden económico y tanto su valoración con los demás como su relación con ellos, se distinguen por ser rigurosamente utilitarias.
14-No añora a alguien a quien amar o quien comunicarse, es decir a una mujer o a un amigo, lo que verdaderamente desea es un esclavo ( sí señor ).
15-El gobierno de los dones divinos de orden material es no solo una obligación para el hombre sino una gran responsabilidad, que justifica espiritualmente la explotación material. Véase el Imperio Británico
16-R.C. representa un intento de consuelo y redención para el ser humano de su condición de inexorable soledad, a la que nadie puede escapar y que el individualismo pos-renacentista fomentó.
17-R.C es un himno a la libertad total cuya consecuencia es la soledad total.
18-Se olvida que todo desarrollo económico necesita de un entramado social para sobrevivir lo que imposibilita la libertad total.
19-Defender la soledad, descuida y contradice las consecuencias psicológicas de tal situación,que conduce al individuo a la desesperación y a la locura.
Una novela interesante, pero para ser leída en clave histórica y en lo que se ha convertido la religión cristiana.
12/07/19 2:45 PM
  
Anastasia
alfonso....ay ay ay... tu análisis más que "consideraciones sencillas" son consideraciones ridículas. En fin, me quedo con Chesterton. y demás gigantes respecto de este tema.
12/07/19 3:23 PM
  
Alfonso
anastasia, te puedes quedar con todos los gigantes que quieras. Crusoe no fue capaz de poner otro nombre que Viernes al "salvaje".El destino de Viernes es ser, si no esclavo, entonces algo meramente inferior a Robinson. Su tarea es aprender, servir, atender, trabajar para satisfacer a sus amos, estar agradecido. La misma actitud que USTED tiene conmigo, al tacharme de ridículo :muy moderna.
12/07/19 3:56 PM
  
Palas Atenea
Alfonso: Desde luego que sus consideraciones no son ridículas, pueden sacarse esas conclusiones de la lectura del libro, lo mismo que en la lectura de "La Odisea" otro también vio violencia y nada más que violencia. Sin embargo la lectura de "Robinson Crusoe", como la de "La Iliada", no lleva necesariamente a un católico a plantearse las cosas de esa forma, porque de lo contrario solo podríamos leer vidas de santos. Es una novela, no un libro de teología.
12/07/19 9:12 PM
  
Anastasia
Como bien dice Palas.... Es una novela, no un libro de teología. Y por eso digo e insisto en que las consideraciones de Alfonso me hacen reir, es decir, son ridículas.
12/07/19 11:00 PM
  
Anastasia
y por otro lado, no sé si Alfonso leyó el libro, pareciera que no. Lo deduzco por esta afirmación: 17-R.C es un himno a la libertad total cuya consecuencia es la soledad total.....Por lo menos me da la pauta de que no leyó el final.
12/07/19 11:04 PM
  
Palas Atenea
Disiento de eso. Una cosa son consideraciones bien fundamentadas, y las de Alfonso son de esa clase, y otras consideraciones ridículas. Se podría decir de él que se pasa haciendo una enmienda a la totalidad, pero a mi en absoluto me han provocado hilaridad, para eso se necesita ser absurdo y lo que dice no lo es. Hay que saber leer la novela y, a su vez, saber leer los comentarios. El personaje de John Silver el Largo de la novela "La isla del tesoro" tampoco es fácil de analizar, no deja de ser intrigante que un canalla despierte cierta simpatía pero ese personaje está trazado según ese esquema: "La propia ambivalencia de Jim hacia Silver se refleja en el último capítulo, cuando él especula que el viejo pirata debe haberse instalado en un cómodo retiro: "Y ojalá así sea, porque sus posibilidades de gozo en el otro mundo son harto escasas".
Por un lado le desea lo mejor, por el otro duda de que alguien así consiga nunca alcanzar el Cielo, el carácter del pirata impide que se le llegue a odiar a pesar de todo. Que los niños averigüen que hay canallas simpáticos no es mala lección, que averigüen que hay solitarios autárquicos tampoco lo es. Es muy importante suscitar tertulias en casa sobre ese tipo de personajes que, precisamente, por su complejidad se prestan a ello.
13/07/19 12:18 PM
  
Palas Atenea
Es más, en nuestras conversaciones familiares sobre "La isla del tesoro" mi padre y yo teníamos por John Silver dos sentimientos opuestos: a él le caía bien la astucia del personaje y su ambigüedad, a mi me causaba repulsión. Con personajes en blanco y negro hay poco que discutir, pero este tipo de literatura enseña mucho.
13/07/19 12:38 PM
  
Anastasia
Palas... el punto 17 de Alfonso no tiene fundamento. Es totalmente desacertado.
13/07/19 7:12 PM
  
Anastasia
En definitiva.... Qué tontos Hugo Wast y Chesterton en recomendar este libro, no?
13/07/19 7:16 PM
  
Palas Atenea
Anastasia: A mi todo el mundo, tanto Hugo Wast como Chesterton, me sirve de referente pero tengo por costumbre pensar por mi misma. Sé la razón por la que a mi padre, que es querido, respetado y cercano, le hacía gracia la ambigüedad de John Silver el Largo, pero en ese punto nunca estuve de acuerdo con él, aunque "La Isla del Tesoro" sea altamente recomendable para los adolescentes. Madame Bovary puede ser mirada como una réproba o como una desgraciada y, probablemente, sea ambas cosas, así que si alguien me hace una lista de por qué la considera réproba no le voy a decir que no. El punto 17 es una interpretación de Alfonso con la que puedo no estar de acuerdo, pero si lo hilo con la idea pedagógica que tenía Rousseau para educar a Emilio puede tener su consistencia. Daniel Defoe es anterior a Rousseau, aunque por pocos años, pero la influencia que pudiera tener en él la desconozco, pero es poco probable que no tuviera ninguna y también es difícil suponer que en aquel tiempo no estuviera de moda oponer el individuo como bueno e independiente ante una sociedad que lo coartaba.
13/07/19 7:48 PM
  
Palas Atenea
El mito del Buen Salvaje proviene de aquellos años y todavía colea.
13/07/19 7:50 PM
  
Anastasia
Palas... Lo suyo ya es diletancia .
14/07/19 2:55 AM
  
Palas Atenea
No, Anastasia, la cultura es un puzzle cuyas piezas no se pueden lanzar en un saco sino colocarlas en un entramado y, más tarde o más temprano encontrarás la que encaja. Cuando leí "Robinson Crusoe" era una niña y lo leí como un libro de aventuras, pero luego vino el conocimiento de la Ilustración y de Rousseau, en concreto, y la pequeña pieza, que años antes había quedado solitaria, empezó a encajar con una época y un enfoque propio de ella. Naturalmente para eso necesitas memoria y capacidad de relacionar. No es la primera vez que una pieza solitaria ha encajado con otra veinte años después.

14/07/19 8:38 AM
  
Anastasia
Lo que es yo, sigo coincidiendo con el autor de este post: ...Ciertamente, si lo comparamos con otras novelas de aventuras, Robinson Crusoe es “otra cosa”, porque, sin dejar de ser una apasionante y fascinadora historia, la novela es también mucho más que eso....."Robinson aprende a ver en las calamidades que le asolan la “obra de la Providencia” y a discernir la mano de Dios en cada momento de su vida."
15/07/19 12:19 AM
  
Leticia
Cada uno puede dar su opinión y debe ser respetado de eso se trata están opinando en una página católica deben dar ejemplo, ninguno es ridículo ni ningún otro adjetivo peyorativo , respeto deben aprender


15/07/19 3:20 AM
  
estéfano sobrino
Justo el año pasado leí la versión íntegra del libro, y mi sensación fue de asombro total: ¡vaya joya! La lectura de versiones reducidas en mi infancia me habían hecho perder los muchos matices de esa obra.

Lo que dice Alfonso tiene un claro fundamento en el libro, aunque no comparto sus conclusiones.

- Robinsón en la isla desierta: lo que todo el mundo conoce, ¡ocupa menos del 20% del texto! La mayor parte del tiempo la isla está ocupada con toda clase de inquilinos. Y la mayor parte del libro sucede fuera de la isla. Incluso pasa por una Pamplona invernal, poco antes de que en los Pirineos tenga que enfrentarse con lobos y osos...
- En mi opinión, es principalmente una "utopía", un relato literario en el que el autor describe lo que él piensa que podría una sociedad ideal. Principalmente en su ordenación social (recordemos que en la isla termina viviendo mucha gente), pero también religiosa: hay un largo diálogo con un sacerdote católico francés en el que se fijan más en lo que les une que en lo que les separa.
- El autor describe su visión del orden social, del matrimonio, del trabajo, de la religión, etc.
- Defoe muestra un un gran aprecio por la religión, eso es innegable. Desde un punto de vista protestante, evidentemente, con sus carencias, pero también con sus aciertos. Y creo que tiene aciertos aprovechables por todos los cristianos.
- También sirve para ver los puntos débiles de esa mentalidad. Por ejemplo, Robinsón muestra un total despego hacia sus hijos: en cuanto los tiene medianamente colocados, vuelve a sus aventuras; creo recordar que ni siquiera cita sus nombres. Parece que valora más las familias de los demás que la suya propia.
- Tiene un punto de vista mercantilista-burgués muy típico de ciertos protestantes. Parece que el éxito de su vida consiste en lograr una posición suficientemente acomodada. No me parece un aspecto ejemplar, pero sí útil para conocer esos modos de enfocar la vida.
- Aunque muestra las manías al catolicismo (y a la Inquisición) típicas de la Leyenda Negra, en general juzga positivamente a la mayor parte de las personas y países. No es una novela de buenos y malos. Que recuerde ahora, los únicos malos son los caníbales, y uno de ellos termina haciéndose su mejor amigo (y cristiano, por supuesto).

De la estancia solitaria en la isla también se pueden sacar otras consecuencias, pero me parecen secundarias respecto a lo dicho.

En cualquier caso, el que piense que el libro es un elogio de la vida en soledad se equivoca totalmente.
17/07/19 4:35 PM
  
gringo
Robinson es capturado por piratas turcos y vendido como esclavo, pudiendo escapar con la ayuda de un mozo morisco llamado Xury al cual Crusoe le hace grandes promesas, pero siendo encontrados por un capitán portugués, Crusoe traiciona a Xury y se lo vende al luso, el cual los lleva a Brasil donde el inglés se interesa por el negocio negrero.
La esclavitud no era un asunto de protestantes materialistas, sino de todas las culturas de la época.
Si bien es de justicia señalar que fue Gran Bretaña la primera potencia europea en prohibir el tráfico de esclavos en 1807, y luego la posesión de esclavos en todas sus colonias en 1833.
Mientras que en Brasil la esclavitud fue legal hasta 1888, y en los países musulmanes de facto existió hasta el s.XX.
En España la esclavitud existió legalmente hasta 1886.
De todas formas y aun en su contexto histórico el comportamiento de Robinson con Xury me parece bastante ruin.
Aunque Viernes nunca es esclavo de Robinson sino un sirviente.
Por cierto que Robinson libera en la isla a un español llamado don Pedro, el cual pudiendo volver a Europa con el inglés prefiere quedarse en la isla y la transforma en una próspera colonia. No es tan mala la imagen que da la novela de los españoles, al menos a nivel de personas aunque crítica con España (supongo que en el fondo con un punto de envidia).
22/07/19 12:20 AM

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