Estaba dudando el orden varios artículos. Pero la actualidad manda. Mañana es 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Sigue siendo escándalo y necedad, pero ahora no de modo tan marcadamente disyuntivo como en la época de San Pablo.
Será el cuarto aniversario de la Carta Apostólica Summorum Pontificum. Y, casualidades de la vida, fecha del trascendental encuentro entre los lefebvrianos con Mons. Fellay a la cabeza y el Card. Levada. Por las informaciones disponibles «pintan bastos». Ojalá podamos celebrar buenas noticias. Mucho me temo que quieran seguir «debatiendo sobre temas doctrinales desde fuera», porque allá se quedarán: fuera. Probablemente no todos y haya cisma, aún así no deja de ser una desgracia.
Pero también mañana será beatificada Sor Elena Aiello en Cosenza, y ahora en serio, espero que no sea fruto de ‘casualidades de la vida‘.
Sor Elena es poco conocida en España, fundadora, mística, portadora de estigmas y numerosas revelaciones privadas. Murió en 1961. Benedicto XVI firmó el 2 de abril de 2011 el decreto relativo al milagro atribuido a su intercesión.
Supongo que no estoy en los circuitos adecuados, pero me llama la atención la ‘densidad’ de santos y de personas con fama de santidad en esa época que tuvieron revelaciones y que hoy no aparecen.
En marzo de 1922 mientras practicaba en privado la devoción de los «trece viernes» de San Francisco de Paula, recibió los estigmas al tiempo que su rostro sudaba sangre. Desde entonces la efusión de sangre en su cara es un fenómeno que se repetirá cada viernes de marzo y especialmente en Viernes Santo; al fenómeno físico del sangrado se unía el dolor, la privación de los sentidos, el hablar proféticamente en nombre de Jesús, de María o de San Francisco de Paula. En 1928 con Gina Mazza dan inicio en Cosenza a las Mínimas de la Pasión (Suore Minime della Passione di Nostro Signore Gesù Cristo), con el objetivo de honrar la Pasión del Señor y socorrer espiritual y materialmente a los pobres, especialmente a la infancia necesitada.
De ella se cuentan muchas profecías y avisos. Los más llamativos fueron los dirigidos a Mussolini, primero advirtiéndole de lo bien que le iría si no participaba en la Guerra Mundial y lo mal que lo pasaría Italia si lo hacía, y después el trágico fin del propio Duce:
Leer más... »
Últimos comentarios