19.02.19

Bautizos individuales o en grupo

Qué quieren que les diga, pues que todo depende…

Durante años he mantanido días y horas fijos para los bautizos. La ventaja fundamental es la de poder organizarte sobre todo en caso de parroquias con un número muy abundante de niños. Cuando al año se tienen cientos y cientos no es posible adaptarse a las circunstancias y necesidades de cada familia. Es verdad que, en teoría, se subraya el aspecto comunitario del sacramento, pero solo en teoría. En la practica es un follón de niños, padres, padrinos, primitos y abuelos que difícilmente permite una celebración medio decente. 

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18.02.19

Las comparaciones las carga el diablo

Siempre decía a mis compañeros curas de la parroquia que uno, ante cualquier cuestión que se pudiera plantear, debía pensar criterios y no salir del paso con ocurrencias puntuales. Por ejemplo, el típico caso de los hermanitos que se llevan apenas un año y los padres quieren que hagan la primera comunión juntos. ¿Qué hacemos en esos casos? ¿Lo prohibimos, lo permitimos en qué condiciones, con que criterios? Y a partir de ahí todos iguales. Eso se llama tener un criterio para un asunto, criterio que se explica y se aplica a todos los casos iguales. Lo que nos deja desarmados y a los pies de los caballos es dar una solución a cada persona, a cada familia, porque eso puede sonar a pura arbitrariedad y favoritismo. Y no es bueno.

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14.02.19

Gracia y privilegio de ser cura de aldea

Hace unas semanas, preparando los ejercicios espirituales que dirigí a un grupo de sacerdotes de la diócesis de Lugo, pregunté al delegado de clero, D. Miguel Asorey, si estaba interesado en que planteara alguna cosa especial, algún tema que pudiera parecer interesante o necesario para los sacerdotes que pudieran acudir. D. Miguel solo me pidió una cosa: aquí, me dijo, prácticamente todos somos párrocos de pueblos y aldeas y a veces nos cansamos. Necesitamos que nos animes…

A raíz de esta sugerencia, ofrecí a los sacerdotes una meditación que, precisamente, llevaba este título y en la que quise compartir con ellos la gracia y el privilegio que supone ser cura de aldea. Siempre lo intuí, pero desde que me he convertido en cura más que de pueblo de aldea (de hecho, en el pueblo en el que vivo apenas llegamos a los cincuenta habitantes en invierno) cada día experimento con mayor abundancia la gracia y el privilegio que supone ser cura de aldea. Bendito sea Dios.

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12.02.19

Esto ya no hay quien lo aguante

Estamos llegando a un momento en que eso de desayunarnos cada día con una sorpresa se nos queda corto. Qué digo desayunar. Esto parece la medicación del crónico: sorpresa con desayuno, comida y cena, susto con el aperitivo y pasmo en la merienda. Lo de nuestra santa madre Iglesia es un sin vivir.

El sábado por la mañana, por ejemplo, una declaración del cardenal Müller recordando los puntos básicos de la fe católica. Perfecto. Muy bien. El problema es que ayer mismo otro cardenal, Kasper, dice que lo de Múller en fin, que es insostenible y que contiene afirmaciones que le dejan, literalmente, “horrorizado”.

Esto no hay quien lo aguante. Que entre sacerdotes tengamos discrepancias o alguno patine más o menos, qué se le va a hacer. Pero encontrarnos con cardenales que en temas de fe se cuestionan y descalifican unos a otros es demasiado. Ya está bien.

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10.02.19

La infalibilidad del señor Mariano y la cortedad de Rafaela

El señor Mariano, aunque jamás lo reconocerá, hace tiempo que dejó de ser católico. Es verdad que de niño aprendió el catecismo y hasta se planteó una posible vocación sacerdotal. Fue un hombre piadoso, de misa dominical, confesión alguna vez y sus rezos de siempre. Es decir, que era un hombre católico. Pecador, sí, pero católico.

Mariano es del grupo de Rafaela. Del pueblo, de formación pareja y costumbres similares. Rafaela permaneció en el pueblo aferrada a lo que le enseñó la señorita Juliana, maestra y catequista. Entre otras cosas, y bien lo tiene ella aprendido, amar, escuchar, obedecer y fiarse de la santa madre Iglesia. Por eso Rafaela nunca ha tenido especiales problemas de fe y ha sido capaz de sobrevivir a los don Jesús de turno. Tuvo su Astete y su Ripalda y ahora dice que le basta con el compendio del catecismo para no equivocarse.

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