Las fronteras cerradas de monseñor Agrelo
Creo que uno de los varios encontronazos que en alguna ocasión tuve con monseñor Agrelo fue cuando en una de sus infinitas llamadas a derribar todo tipo de fronteras le pregunté que si tenía llave en su casa, porque uno entiende que la puerta y la cerradura son la frontera de cada cual, y que cada cual abre y cierra su casa a quien le parece oportuno, y que si eso hacemos en casa, con más razón en las fronteras de las naciones.
Qué quieren que les diga, que eso de “abre la muralla” y “cierra la muralla” se me queda como lejos. Además, monseñor Agrelo lo tiene perfectamente superado. La muralla se abre siempre y punto, y no como ese malvado de Trump que, por cierto, de qué hablábamos hace un par de meses.