InfoCatólica / De profesión, cura / Archivos para: Febrero 2014

27.02.14

El respetable

Los toreros, y en general lo que se llama la gente del toro, tienen la muy buena costumbre de referirse a la gente que asiste al espectáculo como público con el adjetivo de “respetable”, hasta el punto de que en muchas ocasiones “respetable” se convierte en substantivo de forma que la gente que está en los tendidos es directamente, el respetable.

No está nada mal estar convencidos de que la gente que acude a la corrida de toros es digna de respeto y que con ella no se juega. Podrán salir las cosas mejor o peor, pero faltar al respeto jamás. Que se le ocurra a un torero hacer el paseíllo de forma incorrecta, permitirse la más mínima licencia frente al reglamento o no digamos un gesto de desprecio al público. Le puede caer una que le cueste no volver a parecer por esa plaza en los días de su vida.

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25.02.14

Memos con balcones a la calle

Dentro de los católicos, como en cualquier colectivo, hay de todo, como debe ser. Un católico malo, un sacerdote malo, un religioso malo, es un peligro. Un católico bobo, un religioso bobo, un sacerdote cantamañanas acaban, si Dios no lo remedia, en un tsunami de proporciones inimaginables.

Dentro del colectivo de religiosos, religiosas y curas del común abunda el espécimen, sobre todo porque nos han enseñado a ser buenos pero hubo gente que faltó a la clase donde se explicaba el arte de colocar el listón en el sitio ese justo donde acaba la bondad y comienza el hacer el canelo.

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24.02.14

Orar por quien te destrozó la vida

El evangelio de ayer domingo es uno de esos textos que se prestan a la casuística. ¿Aún lo recuerdan? Si hombre: “Sabéis que está mandado: ‘Ojo por ojo, diente por diente’. Pues yo os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, al que te pide prestado, no lo rehúyas”.

Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo’. Yo en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian…”

La casuística, infinita. El cumplimiento literal, imposible.

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22.02.14

Misa tradicional. Los peores enemigos están dentro

Para empezar, vamos a ponernos de acuerdo en que es la Iglesia quien ha recibido del Señor el encargo de anunciar el evangelio y de administrar los dones de la salvación. Vamos a confesar que es la Iglesia quien tiene potestad para determinar cómo celebrar los sacramentos en modo y tiempo. Es la Iglesia quien regula cómo celebrar correctamente la Eucaristía, los posibles ritos, tiempo y lugar y demás circunstancias.

Hoy en la Iglesia subsisten diferentes ritos aprobados por ella para celebrar la Eucaristía. El más conocido y generalizado, el que tiene como referencia el misal de Pablo VI, con el que celebramos en la inmensa mayoría del orbe católico. Junto a él subsisten otros como podría ser el ambrosiano, el siro malabar, el mozárabe o el maronita. También, cómo no, el que sigue el misal de San Pío V, llamado hoy “rito tradicional”.

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21.02.14

Yo soy Valdeluz

En estos últimos días, desde que saltó a toda la prensa la palabra “Valdeluz”, son ya unas cuantas las personas que me preguntan por el asunto, muy posiblemente con la vana pretensión de obtener de mí alguna revelación secreta o al menos palabras de reproche contra lo que ha sido mi vida durante años. Insisto: vana pretensión.

He sido religioso agustino veintitrés años de mi vida. De ellos, nueve como conventual de Valdeluz, profesor de religión y responsable de pastoral en el colegio, y vicario parroquial de Santa María de la Esperanza, la parroquia “del colegio”. Dejé la orden hace casi veinte años. La razón fundamental es que mi vida ha sido siempre la parroquia y se me hacía difícil compatibilizar la vida de comunidad con la misión parroquial. Que nadie pretenda sacar otra conclusión. Quiero a los agustinos y me sigo refiriendo a ellos siempre como “mis frailes”. Más aún, mantengo una excelente amistad con muchos de ellos.

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