19.04.07

La religión en la escuela, por Monseñor Sanz Montes

Educar a los hijos no es cosa fácil. Son tantos los factores, personales y "ambientales", que intervienen en algunas de nuestras decisiones sobre ellos, que no siempre acertamos. Pero donde no cabe duda que acertaremos siempre es si proveemos para ellos una educación religiosa seria, profunda y asentada en el evangelio. Por tanto, mientras el poder siga haciendo como que respeta nuestro derecho constitucional a que elijamos para nuestros hijos una educación escolar conforme a nuestros valores, tenemos la obligación de pedir que cursen la asignatura de religión. Incluso aunque a veces el temario nos parezca flojo. Incluso aunque los críos te vengan un día a casa contándote que el maestro o la profesora de religión les ha soltado un rollo heterodoxo. Si vemos, no es mi caso hoy pero lo fue hace años, que esto último ocurre con frecuencia y que la cosa es grave, pues informamos a la Iglesia del asunto y ya se encargará el obispo de corrregir lo que tenga que ser corregido.

Hablando de obispos, el mío nos escribe este domingo una carta a los padres para que elijamos la opción de que nuestros hijos reciban la clase de religión. Aunque no sirva para el currículum académico, sí sirve para su formación como personas libres y responsables. Y es que, como dice don Jesús, los que no estudian religión tienen menos "posibilidades para ver la realidad con todos los factores que la componen".

LA RELIGIÓN EN LA ESCUELA
Queridos Hermanos y amigos: paz y bien.

¿En qué órgano de nuestro cuerpo se esconde la alegría? No lo supo decir, porque recordaba que tantas veces todo su cuerpo cantaba de gozo. ¿Y podrías decirme de qué color es el amor? Del todo ruborizado por tan insólita pregunta, tampoco supo responder. Entonces… no existen ni la alegría ni el amor, si no sabes dónde anidan, qué color tienen, ni quién les da cobijo o se atreve a dibujarlos. Y se quedó así, como mudo, sin respuesta, totalmente pensativo.

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18.04.07

Masacre en Virginia: el rostro del mal

"Me habéis obligado a hacerlo". De poco le habrá valido esa excusa a Cho Seung-Hui cuando haya tenido que rendir cuentas a su Creador, por la matanza que ha causado en la universidad de Virginia donde estudiaba. Este niñato surcoreano de 23 años dejó una nota en su dormitorio en la que atacaba a los "niños ricos", "libertinos" y "tramposos charlatanes" que había en el campus. Esta encarnación del mal ha querido añadir al dolor de la muerte la infamia de: "os lo merecíais".

Es muy típico en los asesinos eso de encontrar una excusa para justificar sus crímenes. El etarra, educado en un entorno social favorable al odio contra lo español, pretende aplacar lo poco que le queda de conciencia, poniendo su violencia al servicio de un ídolo sangriento construido sobre la falsedad histórica. El amante, marido o novio despechado y celoso, modelo "la maté porque era mía", pervierte el afecto convirtiéndolo en instrumento asesino, lo cual hace pensar que nunca amó, pues el amor es entrega al amado y no posesión enfermiza del mismo.

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17.04.07

De las Islas Canarias al Brasil, pasando por Coimbra

¿Conoce el lector a algún hombre de principios del siglo XXI que sea a la vez poeta, actor de teatro, dramaturgo, diplomático, maestro, filólogo, gramático, naturista, enfermero, promotor de hospitales, fundador de ciudades, asceta, misionero y profeta?

Charles Reding nos habla en Forum Libertas del Beato jesuita José de Anchieta, de origen canario, que contribuyó decisivamente a la evangelización del Brasil.

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16.04.07

Padre Fortea, permítame que le dé un consejo.

Estimado padre Fortea, exorcice más y hable menos en los medios. Sobre todo en aquellos que obviamente se toman a chufla todo lo relacionado con el mundo espiritual, las posesiones y sucedáneos de las mismas. Conozco en España a un exorcista con mucha más experiencia que usted y no me lo imagino cada dos por tres en la tele, en la radio o en los periódicos. Usted corre el riesgo de convertirse, si no lo es ya, en un personaje perjudicial para la credibilidad de los exorcistas que hacen su trabajo calladamente y sin bombo. No me gustaría que llegara a ser el "Apeles" del exorcismo y además me huelo que eso llevaría a su obispo a tener que tomar medidas que restringieran su ministerio.

Y no vaya a pensar que soy un incrédulo respecto a la existencia de actividad demoniaca. Aparte de que me bastaría leer los evangelios para constatar esa realidad, en mi vida he tenido oportunidad de comprobarla con mis propios ojos y oídos. Pero créame que no es algo de lo que me guste hablar o escribir. Sé que tan malo es mirar para otro lado y negar la existencia de Satanás y sus ángeles, como andar buscándolos debajo de cada piedra.

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