No te bautizo
Imaginémonos que un musulmán, llamado Yusuf, recibe la gracia de la conversión a la fe cristiana. Supongamos que decide superar todo el miedo de saber que, desde ese momento, está en la lista de los que puede ser ejecutado por abandonar el Islam camino de otra religión. Y visualicemos la siguiente escena:
-Hola padre, quiero pedirle algo.
- Dime Yusuf, ¿qué quieres?
-Mire, creo que ha llegado el momento de bautizarme. He estado rezando mucho al Señor y ya no tengo ninguna duda. Quiero ser cristiano.
- Pues lo siento Yusuf, pero no puede ser.
- ¿Qué me dice, padre? ¿Por qué no puedo bautizarme?
- Porque lo más probable es que acabes como mártir. Sabes muy bien que nuestros hermanos musulmanes no aceptan la conversión a otra fe, y que si abandonas oficialmente el Islam sufrirás persecución e incluso la muerte.
- Pero padre, ya he pensado en eso y quiero correr el riesgo. El Señor dio su vida por mí en la cruz y yo estoy dispuesto a darla por Él si es necesario. No busco el martirio imprudentemente pero quiero ser cristiano y nada hay que me lo pueda impedir.
-Pues lo siento pero nosotros no queremos líos. Bastante es que nos permitan vivir entre ellos como para que ahora nos crees un problema bautizándote. Piensa que no sólo te perseguirán a ti sino también a mí, que soy el que te tengo que bautizar. Si tú estás dispuesto a ser un mártir, yo no. Así que no hay más que hablar.
-Pero…
- No hay más que hablar, Yusuf. Cuando vengan mejores tiempos, hablaremos. Ahora, déjame que tengo que celebrar misa.
-Misa a la que no puedo asistir como un fiel más….
-¡Basta ya, Yusuf!
Cualquier parecido de lo que habéis leído con la realidad, no es mera coincidencia. Todo lo contrario, es lo que el jesuita Samir Khalil ha denunciado que pasa en los países de mayoría musulmana.