Cataluña se muere
César Vidal ha dicho en repetidas ocasiones que Cataluña es hoy el laboratorio donde el socialismo gobernante ensaya todo tipo de males antes de implantarlos en el resto de España. Yo tengo muy pocas dudas de que una de las razones de ese hecho tan “peculiar” reside en la realidad inobjetable de que es la región española más descristianizada, más paganizada, más aburguesada, más mediática y socialmente secuestrada por el imperio de lo políticamente correcto.
Sólo así se explica que un gobierno se atreva a proponer una legislación que quita a los padres la patria potestad sobre sus hijos, en este caso hijas, en un asunto de importancia capital. El nazionalsocialismo -lo de nazi es hoy más literal que nunca- que gobierna en Cataluña por obra y gracia de la mayoría de los catalanes que les votan -y votarán-, ha decidido que si una muchacha de 16 o 17 años se queda embarazada y quiere abortar, podrá hacerlo aunque sus padres se opongan a que cometa semejante atentado contra la vida inocente que está en su seno. Será un juez quien decida si la cría está o no capacitada para tomar dicha decisión. Es decir, será el Estado a través de uno de sus poderes, y no los padres, quien tenga la última palabra en un asunto que puede dejar marcadas de por vida a miles de jóvenes.