InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Sacramentos

7.03.14

Magnífico vídeo para las vocaciones sacerdotales de la archidiócesis de Oviedo

Las cosas se pueden hacer bien, regular o mal. Pero si hay que hacerlas, convendrán ustedes que es mejor hacerlas bien. En la archidiócesis de Oviedo han tenido la feliz idea de editar un vídeo para la Campaña vocacional de este año. Y les ha salido una maravilla que merece la pena difundir por todo el mundo.

El guión del vídeo es muy bueno. El montaje de las imágenes acompaña perfectamente a la voz en off. Y la música de fondo está muy bien elegida.

Es evidente que un vídeo, por sí solo, no puede hacer el milagro de que aumenten las vocaciones. Pero todo lo que sea recordar a nuestros jóvenes -u hombres no tan jóvenes- que Dios les puede estar llamando al sacerdocio, es bueno y necesario. Estamos pues ante una herramienta útil, necesaria y yo diría que imprescindible en un momento en que plantearse ser sacerdote es visto por el mundo poco menos que como cosa de locos. Y sí, hay que estar muy loco por Cristo para querer servirle entregando la vida totalmente a su servicio y al servicio de los demás. Tal cosa se puede hacer también desde la condición de seglar, pero necesitamos como agua de mayo sacerdotes que actúen “in persona Christi”, canales de la gracia de Dios para su pueblo.

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24.01.14

El Obispo de Chur, la eucaristía y el pecado

Mons. Vitus Huonder, obispo de Chur (Suiza), ha tenido a bien escribir una carta pastoral en la que afirma que aquellos fieles que se encuentren en una situación irregular, sea porque se han vuelto a casar tras divorciarse, sea porque son homosexuales y viven con una persona de su mismo sexo, deben abstenerse de comulgar pero pueden acercarse al sacerdote con los brazos cruzados para que les dé una bendición. No es la primera vez que trata este asunto, pero sí la primera durante este papado.

Dada la secularización presente entre los católicos del país centroeuropeo, no muy diferente a la de otros países del entorno, un grupo de “fieles” lanzaron una alerta en internet para protestar contra las palabras del obispo. Lo que piden, como se pueden imaginar, no es que los que viven en pecado se abstengan de ponerse en la fila de los comulgantes para recibir una bendición sacerdotal, sino que se les permita cometer el sacrilegio de comulgar. Se alude al hecho -que debería de cambiarse, dicho sea de paso- de que no pocas personas que viven en esa situación desempeñan actividades eclesiales, tales como dar catequesis, ser parte del consejo parroquial, etc. Llevan ya recogidas varios miles de firmas.

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12.12.13

Ratzinger: "La Iglesia no puede aprobar prácticas pastorales que contradigan el claro mandamiento del Señor"

Para el próximo Sínodo de Obispos ha elegido el Papa Francisco un tema de máxima importancia, el matrimonio y la familia. Un “documento preparatorio", que incluía un Cuestionario cuidadosamente formulado, fue enviado a los Obispos para que, en cuanto les fuera posible, aportaran las observaciones que estimaran pertinentes. Como es sabido, algunos periodistas, teólogos e incluso importantes Pastores de la Iglesia, han suscitado con esta ocasión a través de escritos o entrevistas unas “expectativas de cambios radicales” que en modo alguno vienen sugeridas ni en el Documento ni el Cuestionario que incluye. Esta circunstancia ha creado alarmas en no pocos católicos, como si fuera posible que la Iglesia se contradijera a sí misma, quebrando su fidelidad a la Escritura, a la Tradición y a la disciplina católica actual y secularmente mantenida. Creo por eso conveniente recordar en esta gravísima cuestión algunos documentos e intervenciones importantes de la Iglesia.

Mucho tiempo ha pasado desde que San Ignacio de Antioquía, camino del martirio a Roma, escribió una carta a San Policarpo de Esmirna en la que afirmó lo siguiente: “Es apropiado que todos los hombres y mujeres, también, cuando se casan, se unan con el consentimiento del obispo, para que el matrimonio sea según el Señor y no según concupiscencia. Que todas las cosas se hagan en honor de Dios“.

Es evidente que hoy no hace falta que los fieles pidan permiso a su obispo para contraer matrimonio, aunque se mantiene la necesidad de la aprobación episcopal en matrimonios donde hay disparidad de cultos entre los cónyuges.

Es también claro que en la época patrística la disciplina eclesiástica hacia los que caían en el pecado del adulterio no difiere gran cosa de la que se aplica hoy. Si acaso, era bastante más estricta. Así vemos que en el concilio de Elvira, principios del siglo I, al reincidente en materia de pecados contra la moral sexual se le prohibía volver a comulgar incluso en peligro de muerte. Y a quienes se volvían a casar tras haberse divorciado, solo se les admitía a la comunión -se sobrentiende que habiéndose arrepentido- en caso de enfermedad grave.

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24.07.13

Buenismo no, gracia sí

No puedo evitar estremecerme profundamente al leer estas palabras, pronunciadas por el Beato Juan XXIII hace más de 50 años durante la apertura del Concilio Vaticano II:

No es que falten doctrinas falaces, opiniones y conceptos peligrosos, que precisa prevenir y disipar; pero se hallan tan en evidente contradicción con la recta norma de la honestidad, y han dado frutos tan perniciosos, que ya los hombres, aun por sí solos, están propensos a condenarlos, singularmente aquellas costumbres de vida que desprecian a Dios y a su ley, la excesiva confianza en los progresos de la técnica, el bienestar fundado exclusivamente sobre las comodidades de la vida. Cada día se convencen más de que la dignidad de la persona humana, así como su perfección y las consiguientes obligaciones, es asunto de suma importancia. Lo que mayor importancia tiene es la experiencia, que les ha enseñado cómo la violencia causada a otros, el poder de las armas y el predominio político de nada sirven para una feliz solución de los graves problemas que les afligen.

Hace medio siglo yo no había nacido y por tanto no puedo decir si entonces las cosas eran como las describía el Papa. Supongo que el Santo Padre dijo lo que dijo porque eso era lo que parecía que estaba pasando. Aun así, me pregunto en qué parte del evangelio aparece la idea de que los hombres son capaces “por sí solos” de darse cuenta del mal y condenarlo.

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7.07.13

No le parece mal ser madre sin casarse

Una periodista y un portero de fútbol españoles están esperando su primer hijo. Bonita noticia, sin duda. Un nuevo ser está ya en este mundo, esperando a crecer cómodamente en el seno de su madre hasta que llegue el día en que pueda ver la luz. El caso es que tanto su madre como su padre llevan viviendo unos cuantos años juntos pero han decidido que eso de casarse no va, al menos por ahora, con ellos.

Según se puede leer en un periódico de difusión nacional en España, la periodista llevaba un tiempo comentando a su círculo más cercano que no le parecía mal la idea de ser madre sin estar casada: “Esta de moda en la sociedad de hoy en día tener hijos sin que las parejas estén previamente casadas“, afirma.

Y ciertamente, en esta sociedad paganizada y apóstata, que ha renunciado mayoritariamente a las raíces cristianas de sus antepasados -y no me refiero a los de hace varias generaciones sino incluso a los que todavía viven-, lo de tener hijos sin casarse es “lo más normal del mundo“.

Algunos, mayormente católicos, pensamos que es cosa buena que los niños nazcan en familias asentadas, con unos padres unidos con la sana intención de no separarse hasta que la muerte les separe. Lo creemos porque nuestro Señor Jesucristo reveló que esa, y no otra, es la voluntad de Dios. Y además, es evidente que la estabilidad es buena para la salud psicológica de los pequeños, que son siempre las únicas víctimas realmente inocentes en caso de separación de sus progenitores. Con esto no digo que dichos progenitores, sea uno o el otro, no lleguen a ser víctimas igual de inocentes. Al fin y al cabo, la ley de divorcio en España no es otra cosa que una ley de repudio, en la cual uno de los cónyuges puede decidir dejar al otro simplemente porque le da la gana.

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