InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Sacramentos

9.01.16

La puerta hacia la salvación sigue siendo estrecha

Si Cristo ha enseñado algo, ya puede pararse el mundo, ya se le puede dar todas las vueltas que se quiera, ya puede quien sea intentar contradecirle, que la palabra del Señor permanece para siempre.

Y Cristo enseñó esto:

Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.
Mt 7,13-14

Y:

Uno le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». Él les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán.
Luc 13,23-24

Eso no lo dice quien tiene interés en que la gente se condene, sino Aquél que dio su vida en la cruz para que todos puedan salvarse

La puerta a la salvación tiene como jambas la conversión, la confesión y la penitencia. Nadie les equivoque con otra idea. Quien no se convierte de sus pecados, quien no hace propósito de enmienda, quien no se confiesa, quien no cumple la penitencia que le sea impuesta, está atrevesando la puerta ancha. Y lo peor de todo, puede creer que es la estrecha bajo la que está pasando. De hecho, en el evangelio de Mateo, justo después de decir lo de las puertas, Cristo nos advierte:

Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
Mt 7,15

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13.12.15

Morir al pecado para vivir en Cristo

Demos los primeros pasos en este Año de la Misericordia para que el Señor nos conceda tomar en nuestras vidas la victoria que Él nos consiguió en la Cruz.

¿En qué consiste esa victoria? Lo explica el apóstol San Pablo en la epístola a los Romanos:

Los que hemos muerto al pecado ¿cómo vamos a vivir todavía en él? ¿No sabéis que cuantos hemos sido bautizados en Cristo Jesús hemos sido bautizados para unirnos a su muerte? Pues fuimos sepultados juntamente con él mediante el bautismo para unirnos a su muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros caminemos en una vida nueva.

Rom 6,2.4

Dado que todos -especialmente los más santos- somos conscientes de nuestra condición pecadora, nos parece utópica la idea de que ya hemos muerto al pecado. El mismo sigue presente, en mayor o menor medida, en nuestras vidas. Pero nadie dude que si el Padre resucitó a Cristo de la muerte, Él nos resucitará para dejar atrás toda esclavitud pecaminosa y andar en nueva vida. Y aunque eso solo ocurrirá de forma perfecta en la vida eterna, posterior a este peregrinaje temporal, puede y debe ser ya una realidad

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8.09.15

Que el injusto siga siendo injusto y el justo siga siendo justo

Casi al final del libro del Apocalipsis hay un pasaje que llama la atención pero, en el fondo, indica una realidad que viene ocurriendo desde la caída del hombre y que al final de los tiempos será aún más evidente:

Que el injusto siga cometiendo injusticias y el manchado siga manchándose; que el justo siga practicando la justicia y el santo siga santificándose. 
Mira, yo vengo pronto y traeré mi recompensa conmigo para dar a cada uno según sus obras.

Ap 22,11-12

La gracia de Dios está al alcance de todo aquel que quiera servirse de ella para andar en santidad. Y también hay quien pretende utilizarla como ocasión para pecar. 

En el Calvario donde Cristo se dejó crucificar para pagar el precio que merecen nuestros pecados, había otras dos cruces ocupadas por sendos ladrones. Uno, conmovido ante la suerte el Inocente que estaba a su lado, reconoció su condición pecadora, imploró al Señor que se acordara de Él y se salvó. El otro, teniendo delante de sus mismas narices al Autor de nuestra salvación, prefirió seguir maldiciendo y largarse al infierno.

La Iglesia tiene como principal misión ser instrumento para que las almas se salven. Y para ello ha recibido de Cristo autoridad para perdonar pecados.Ha recibido todos los sacramentos, que son fuente de gracia. Los sacramentos son algo demasiado serio como para andar jugando con ellos. Por ejemplo, la Eucaristía debe administrarse solo a quienes están en estado de gracia, o se convierte en mayor motivo de condenación. La Confesión debe darse solo a quien manifiesta arrepentimiento y propósito de enmieda, o se convierte en una farsa por la que el pecador no hace nada para dejar su pecado. El Matrimonio es tan importante, tan esencial, tan crucial, que San Pablo lo compara a la unión entre Cristo y su Iglesia. Etc.

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1.09.15

Don Rafael ha hecho lo correcto

En lo que cada vez está más claro que ha sido una jugada urdida para torcer el brazo de la Iglesia en relación a la cuestión de los transexuales, que es uno de los puntales de la ideología de género, Mons. Rafael Zornoza, obispo de Cádiz, ha actuado con la prudencia y sabiduría necesaria para solucionar lo que llevaba camino de ser un escándalo para muchos fieles católicos y un triunfo del “lobby” LGTB de España… y no solo de España.

Efectivamente, un transexual de San Fernando (Cádiz) solicitó ser padrino del bautismo de su sobrino. En una primera instancia, el párroco donde se iba a celebrar el sacramento, le dijo que no podía atender a esa petición. La diócesis andaluza publicó una nota explicando las razones de la negativa. Y entonces, la izquierda y el lobby gay salieron en tromba a atacar a Mons. Rafael Zornoza, y de paso a la Iglesia. Montaron manifestaciones, sacaron comunicados, amenazaron con denuncias, etc. O sea, lo habitual. El totalitarismo laicista e izquierdista pretende que la Iglesia acepte que sus sacramentos se celebren según las reglas de la ingeniería social que el PSOE impuso y el PP mantiene. Pero no, la Iglesia tiene su propia ley, su propia moral, su propia manera de administrar los sacramentos que el Señor dispuso para nuestra salvación. 

En esas estábamos cuando a don Rafael le empezaron a llegar consejos que le invitaban a reconsiderar su postura y admitir al transexual como padrino del bautismo. Entre ellos, el consejo de algunos de sus colegas del episcopado. No creo necesario contar en detalle lo que, en todo caso, corresponde al obispo de Cádiz relatar públicamente, si es que lo considera apropiado. Pero sí puedo decir que, a pesar de lo que los medios dijeron, -sobre todo un medio que vuelve a tener fuentes majestuosas en Añastro-, Mons. Mario Iceta, obispo de Bilbao y presidente de la subcomisión episcopal para la familia y la vida de la CEE, no estuvo en ningún momento detrás de un posible cambio de decisión en este asunto.

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23.08.15

Religión en la que los que están en grave pecado pueden comulgar

¿Saben ustedes qué religión es aquella en la que el que peca gravemente puede comulgar porque le basta con creer para estar en gracia de Dios?

Luteranismo.

No me lo invento:

“Si eres un predicador de la gracia, no prediques una gracia imaginaria sino la verdadera gracia. Si la gracia es verdadera, debes entonces cargar con un pecado verdadero, no con uno imaginario. Dios no salva a esos que son sólo pecadores imaginarios. Sé un pecador y que tus pecados sean fuertes, pero deja que tu confianza en Cristo sea más fuerte y regocíjate en Cristo quien es el vencedor sobre el pecado, la muerte y el mundo. Cometeremos pecados mientras estemos aquí, porque esta vida no es un lugar donde reside la justicia. Estamos, sin embargo, como dice Pedro (2 Pedro 3, 13), buscando en lo venidero un nuevo cielo y una nueva tierra donde reine la justicia. Es suficiente que a través de la Gloria de Dios hayamos reconocido al Cordero que quita el pecado del mundo. Ningún pecado puede separarnos de él, aun cuando asesináramos y cometiéramos adulterio miles de veces al día. ¿Crees que tan exaltado Cordero pagó meramente un pequeño precio con un escaso sacrificio por nuestros pecados? Ora fuertemente porque eres todo un pecador.”
(Martín Lutero, Carta a Melanchthon, 1521)

La cosa es bien simple. El ex-monje agustino alemán había llegado a la conclusión de que el hombre no podía, de ninguna manera, llevar una vida de santidad, ni siquiera asistido por la gracia. Por tanto, su salvación habría de ser un acto legal por el que el pecador, sin dejar de serlo y sin capacidad alguna de abandonar su pecado, es declarado justo. Basta con que crea en Dios, en Jesucristo.

¿Saben ustedes qué religión es esa en la que una vez que has creído en Jesucristo ya no te vas a condenar de ninguna de las maneras?

Calvinismo.

Tampoco me lo invento. Cito varios autores calvinistas:

La doctrina de la perseverancia de los santos no sostiene que todos quienes profesan la fe cristiana tienen certidumbre del cielo. Son los santos – aquellos que son separados por el Espíritu – quienes perseveran hasta el fin. Son los creyentes – aquellos a quienes les es dada verdadera fe viva en Cristo – quienes están seguros e idemnes en Él. Muchos que profesan creer caen, pero no caen de la gracia pues nunca estuvieron en la gracia. Los verdaderos creyentes caen en tentaciones, y cometen pecados graves, pero estos pecados no les hacen perder su salvación ni los separan de Cristo.
David N. Steele and Curtis C. Thomas, The Five Points of Calvinism

Quienquiera que una vez cree verdaderamente que Jesús fue resucitado de entre los muertos, y confiesa que Jesús es Señor, irá al cielo cuando muera. “Una vez salvo, siempre salvo” significa que tal persona no puede perder su salvación. Se sigue, entonces, que irá al cielo cuando muera. Es una promesa absoluta exigible [sic]. No estamos diciendo una vez salvo, siempre obediente. No estamos diciendo una vez salvo, siempre perfecto. No estamos diciendo una vez salvo, siempre piadoso. Es una vez salvo, siempre salvo.
R. T. Kendall, Once Saved, Always Saved

Permanecer en la gracia tiene que ver con la seguridad eterna. La seguridad eterna, entonces, es la inquebrantable relación con la integridad de Dios. Ni Dios, ni un hombre ni un ángel puede destruir la relación que comienza en la salvación. No hay pecado que podamos cometer. No hay actividad de nuestra parte que pueda neutralizarla o destruirla. Es algo que tenemos permanente y perfectamente tanto ahora como para siempre.
R. B. Thieme, Doctrines of Eternal Security, Current Positional Truth

No hace falta que les diga que si se cree que se puede ser un pecador compulsivo y aún así ser salvo, tanto más se podrá comulgar. Pues bien, eso es exactamente lo que proponen aquellos cardenales, obispos y teólogos que pretenden que la Iglesia Católica acepte que los que viven en adulterio puedan comulgar sin manifestar intención alguna de dejar dicho pecado.

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