InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Anti-magisterio

24.08.09

He dicho que no, y es que no, que no y que no

“Non serviam” es la frase atribuida a Satanás y sus ángeles como muestra de su rebeldía ante Dios. No pocos hombres han seguido sus pasos. El “no” a Dios es un “no” a la vida y un “sí” a la muerte, pero los hay que han elegido pasar la eternidad separados de la vida a morir a sí mismos para vivir siempre en el Señor. La rebeldía está en la raíz de toda perdición. El aceptar que no tenemos la última palabra o, mejor dicho, que esa última palabra no depende de nuestros deseos sino de la autoridad de alguien por encima de nosotros, es lo que separa al hombre del abismo. Y si eso es cierto para todos, en mayor medida lo es para quienes han sido iluminados por el Espíritu de la verdad. Un pagano incrédulo tiene los ojos cerrados ante la luz que puede conducirle hacia la vida eterna, pero el cristiano tiene ojos para ver, oídos para oír y piernas para andar por el camino de la salvación. No hemos recibido una ley escrita en piedras y pergaminos sino al Espíritu Santo que nos conduce hacia la verdad completa, hacia Cristo nuestro Salvador. Por tanto, no tenemos excusa para rebelarnos contra la autoridad divina.

Cuando Cristo envió a sus apóstoles a predicar el evangelio les dio autoridad para hacer discípulos de entre todas las naciones. Pero esa autoridad no acaba en el mero anuncio de las buenas nuevas. Se extiende también al gobierno y pastoreo de los que por la fe y el bautismo pasan a pertenecer a la Iglesia. Por tanto, el cristiano que se opone a la autoridad que el Señor ha establecido para su Iglesia entra peligrosamente en la misma senda de los que dijeron aquel primer “non serviam". Ya lo dijo Cristo: “… y si a la Iglesia desoye, sea para ti como gentil o publicano” (Mt 18,7). Se equivocan quienes piensan que son Iglesia a la vez que desobedecen a sus legítimos pastores. Como los ángeles rebeldes son expulsados del cielo, así los cristianos rebeldes son expulsados de la Iglesia. Solo que lo de aquéllos no tiene remedio y lo de éstos sí, en caso de que se arrepientan.

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13.08.09

Masiá se mofa de sus superiores en la Compañía de Jesús y de toda la Iglesia

Lo del todavía jesuita Juan Masiá Clavel es de traca. Hace unos días aseguró en su blog que su superior en Japón le había pedido que acabara con sus actividades periodísticas en España. Decidió entonces dejar de escribir en su blog en Religión Digital, lo que le sirvió para llevarse el aplauso y el apoyo de todo ese sector de la Iglesia que tiene de católicismo auténtico lo que yo de cienciólogo. Pero como está claro que la cabra tira al monte, Masiá no ha podido resistir la tentación de aparecer en Santander para ejercer de estrella más fulgurante de la galaxia de los defensores de la cultura de la muerte en este país. El doctor Montes, que de eso sabe mucho, no dudó en invitarle a su curso de verano en la Universidad Internacional Menédez Pelayo. Y es que en relación a la defensa de la dignidad de la vida humana, Montes y Masiá son como Isabel y Fernando, tanto monta, monta tanto. El problema está en que a uno le retiraron de la dirección del servicio de urgencias en un hospital y el otro se sigue presentado como profesor de ética de una universidad católica y jesuita.

En realidad, lo que ha dicho Masiá hoy no debe de sorprender a nadie. Este jesuita se mofa de su orden, se cachondea de su Iglesia y se lanza cual vitorino recién picado contra los obispos españoles. Pero el problema no está en que Masiá sea lo que es. El problema es que la orden fundada por san Ignacio de Loyola no le haya puesto en la puñetera calle hace tiempo. Masiá, como he dicho en repetidas ocasiones, es el síntoma de la profunda corrupción que afecta a buena parte de la Iglesia en general y a la Compañía de Jesús en particular. En cualquier otro momento de la historia de la Iglesia Católica desde su fundación hace veinte siglos, este sujeto habría sido ya como mínimo suspendido a divinis y expulsado de su orden. Pero hoy no. Hoy todavía tenemos que soportar que los medios de comunicación de toda España titulen que un jesuita apoya la eutanasia. Y eso es un ESCÁNDALO y una VERGÜENZA intolerable no sólo para todos los jesuitas, que parecen empeñados en suicidarse desde hace 40 años. Eso no lo pueden aceptar ni los obispos, ni los cardenales, ni el mismísimo Papa Benedicto XVI. Cabe por tanto apelar a Roma para que intervenga de una vez y acabe con este asunto de una vez por todas. Con Masiá no valen medias palabras. Sólo entiende el lenguaje de la disciplina. Vuelvo a repetir que el ciudadano Juan Masiá Clavel es libre para opinar lo que le apetezca sobre el aborto, la eutanasia y el lucero del alba. El sacerdote y jesuita Masiá no es libre para hacer lo mismo.

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30.07.09

Montes y Masiá, tanto monta, monta tanto

Si hay un nombre en España al que se identifique automáticamente con la eutanasia, ese es el del doctor Montes. No ya sólo por su actuación como jefe de la unidad de Urgencias en el hospital Severo Ochoa de Leganés, que fue a todas luces irregular -aunque según la justicia no se pudo probar que incurriera en delito, los peritos médicos fueron unánimes en señalar sus irregularidades-, sino porque no pierde ocasión de manifestarse a favor de la eutanasia y el suicido asistido.

De igual manera, si hay un nombre en la Iglesia Católica que, al menos también en España, se identifique automáticamente como la oposición pública y tenaz a la doctrina católica sobre la eutanasia, ese es el del jesuita Juan Masiá Clavel. Masiá fue entusiasta defensor del doctor Montes, al que felicitó efusivamente desde su blog cuando se vio libre de la posibilidad de ir a la cárcel.

No es por tanto ninguna casualidad ni mala jugada del destino que el doctor Montes haya elegido a Masiá como uno de sus corifeos en el congreso “Eutanasia y suicidio asistido. Un derecho del siglo XXI” que se celebrará en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander, del próximo 10 al 14 de agosto. Se cumple aquello de “Dios los cría y ellos se juntan". Montes y Masiá, Masiá y Montes, tanto monta, monta tanto el uno como el otro a la hora de ser paladines de la cultura de la muerte en su sección “muerte dulce y derivados”.

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28.07.09

Masiá como síntoma del verdadero cisma en el seno de la Iglesia

Han sido muchos los que me han escrito y llamado para comentar el nuevo capítulo del “caso Masiá". Hay quien incluso me ha felicitado como si yo fuera el causante de que su superior en la Compañía de Jesús le haya “aconsejado” reducir sus “actividades periodísticas a Japón". Pero yo tan solo he sido una más entre las varias voces que han pedido a la Iglesia que interviniera ante el espectáculo continuo que este jesuita daba desde su blog. Por cierto, alguna de esas voces, quizás la más destacada, ha partido desde el mismo medio donde estaba alojado dicho blog.

De cualquier forma, surgen algunas preguntas ante lo que se nos ha contado hasta ahora. Por ejemplo, ¿debemos entender que por “actividades periodísticas” se refiere a la publicación de artículos en periódicos, posts en blogs, entrevistas en diversos medios, etc? Es que el propio Masiá se ha encargado de anunciar que va a seguir escribiendo desde su nueva web. Para ese viaje no hacían falta esas alforjas. Desde luego no es fácil que sus futuros artículos o posts tengan la misma repercusión si son publicados en esa web personal que la que han tenido por aparecer en el portal de información y opinión sociorreligiosa más leído en España. Pero aunque la difusión de sus disidencias doctrinales (por usar un término “suave") es un factor a tener en cuenta, el problema real está en que pueda seguir siendo sacerdote y jesuita quien se aparta de forma tan evidente de la fe de la Iglesia en temas de gran importancia. A menos, claro, que los equivocados seamos aquellos que opinamos que Masiá se ha desviado del magisterio. Nuestra opinión no deja de ser el juicio más o menos cualificado de un grupo de seglares.

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30.06.09

E.O no exageraba lo más mínimo en su viñeta sobre Torres Queiruga

Cuando nuestro insigne y nunca bien ponderado E.O publicó en su blog de humor una viñeta titulada “Santo súbito” dedicada a Torres Queiruga, poco imaginé que el tiempo le acabaría dando la razón tan pronto. Y es que ya me dirán ustedes qué es lo que le falta al teólogo gallego para que le abran un proceso de beatificación y canonización express una vez que pase a mejor vida -cosa que espero ocurra dentro de muchos años-, si en verdad él es “coherente, austero, orante, sencillo, cercano y trabajador incansable desde las primeras horas de la mañana", “un ejemplo como cura, como teólogo, como cristiano” y alguien que llega “a millares de personas", siendo que en realidad no es él, sino Jesús, quien llega.

Las muestras de afecto y fervor popular de un buen grupo de sacerdotes, religiosos y teólogos gallegos hacia esta figura excelsa de la Iglesia Católica dejan en mantillas a las de aquellos gálatas que recibieron a San Pablo poco más o menos como si fuera un ángel de Dios o el mismísimo Jesucristo (Gal 4,14). Tal pareciera que desde que el apóstol Santiago tuvo a bien llegar por esos pagos, nadie más ha hecho tanto y tan bien por la fe cristiana.

Todo este revuelo filoqueirugano viene motivado por el anuncio de una posible nota de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe acerca de la obra del teólogo paisano de Rosalía de Castro. La nota de los obispos podría anunciar a los fieles de la Iglesia, y a los infieles también, que algunas doctrinas de don Andrés no son conformes a la fe de la Iglesia. Si tal cosa ocurriera, y apuesto a que -con un 90% de posibilidades- va a ocurrir antes o después, cabrá hacerse unas preguntas cuyas respuestas deberían de acarrear graves consecuencias: ¿En qué lugar quedarán aquellos que le dicen a Queiruga “nos ayudaste a crecer en la fe"? ¿de qué fe hablan? Porque si los obispos dicen que la fe que enseña el teólogo gallego no es la fe católica, ¿qué hacemos con los que ahora le proponen como modelo de sacerdote y de transmisor cualificado de la fe?

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