InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Biblia

4.08.07

La pobreza de los ricos

Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:
- «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.»
Él le contestó:
- «Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros? »
Y dijo a la gente:
- «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.»
Y les propuso una parábola: - «Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha."
Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mi mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida."
Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para si y no es rico ante Dios.»

Todas las riquezas del mundo no impiden al hombre enfrentarse a un destino seguro: la muerte. Esa señora de tan mala fama, aunque ya fue derrotada por Cristo, todavía iguala a todos, ricos y pobres. Es la frontera que separa esta vida de la venidera, de duración eterna. Y aunque no es una ecuación perfecta, por lo general la riqueza en esta vida suele redundar en pobreza en la siguiente. No porque la riqueza material en sí sea mala, sino porque no suele ir acompañada de un buen uso. Cuanto más rico se es, más responsabilidad se tiene en el uso de los bienes materiales, pues siempre habrá pobres a los que ayudar, enfermos a los que atender y misioneros a los que sostener.

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24.06.07

Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista

No es poca cosa lo que Cristo dijo de su precursor, de aquel que, en cumplimiento de las profecías, preparaba el camino delante de Yavé. Efectivamente, el Señor dijo de Juan el Bautista: "Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista" (Mt 11,11a). Impresionante, ¿no?

El caso es que la Escritura no recoge el dato de que el Bautista realizara ningún milagro. No parece que fuera un Elías ni un Eliseo, facedores o mediadores de sucesos asombrosos. Tanto que incluso los huesos de Eliseo provocaron que resucitara un muerto (2 Rey 13,21). Mas la grandeza del Bautista no estaba en las señales que le acompañaban sino en las palabras que decía y en Aquel a quien anunciaba. Siendo el más grande de los profetas habidos hasta entonces, San Juan el Bautista no era un hombre de discurso políticamente correcto. No se andaba por las ramas y llamaba al arrepentimiento de pecados. Y, oh misericordia divina y señal para el hombre moderno, hete aquí que el pueblo respondía a esa predicación dura, sin concesiones a la galería, con aristas que sin duda herían las almas orgullosas de quienes dándoselas de justos eran tan pecadores como el que más. Volvía a cumplirse lo ocurrido con Nínive y el profeta Jonás. Destinados a ser aniquilados, los ninivitas se salvaron cuando se les predicó su pecado y pudieron arrepentirse.

¿Y hoy? ¿pensamos que vivimos en una sociedad mejor que la de Nínive? ¿acaso somos mejores que los israelitas que oían la voz profética del Bautista? ¿quizás un pueblo que sacrifica diariamente ante el altar del aborto a cientos de inocentes, es mejor que aquellos pueblos que sacrificaban a sus hijos ya nacidos ante Moloc? ¿acaso en Sodoma y Gomorra aprobaron en un parlamento el matrimonio gay? ¿qué nos diferencia?

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16.06.07

La misericordia invitada (Lucas 7,36-8,3)

La misericordia invitada (Lucas 7,36-8,3)

Invitar a comer es uno de los signos de amistad más comunes en todas las culturas. El Evangelio de hoy nos narra un episodio de un fariseo que rogaba a Jesús que fuera a su casa porque le quería invitar a comer. Así fue. Pero se coló una mujer conocida en la ciudad por sus pecados, y discretamente comenzó a llorar a los pies de Jesús, a besárselos y enjugarlos con los cabellos, a perfumarlos con el frasco de perfume que había traído. El fariseo viendo aquello, se puso a murmurar contra el maestro. Es decir, invitó a Jesús a comer como quien invita a una persona famosa, acaso para pavonearse de haber sido anfitrión del afamado maestro que estaba en la boca de todos.

Es tremendo eso de esperar a Dios en los caminos que Él no frecuenta o empeñarse en enmendarle la plana cuando le vemos llegar por donde ni nos imaginamos. En esta entrañable escena, no obstante, lo más importante no era la desilusión defraudada del fariseo, sino la enseñanza de Jesús ante el comportamiento de aquella pobre mujer. Ella hizo lo que le faltó al fariseo en la más elemental cortesía oriental: acoger lavando los pies, secarlos y perfumarlos. Ella no lo hizo como gesto de educación refinada, pues no estaba en su casa y era ella quien había invitado a Jesús, sino como gesto de conversión, como petición de perdón y como espera de misericordia. Ciertamente el Señor respondería con creces: no banalizaría el pecado de la mujer, pero valoraría infinitamente más el perdón que con aquel gesto ella suplicaba. El fariseo sólo vio en ella el error, mientras que Jesús acertó a ver sobre todo el amor: a quien mucho ama, mucho se le perdona.

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18.03.07

La Alta Crítica, hija del liberalismo teológico

La Alta Crítica, hija del liberalismo teológico, aceptada acríticamente por el mundo erudito católico.

Para que nadie se llame a engaño aclaro desde ya que lo que vais a leer no es sólo cosecha mía. He usado el libro "Reseña Crítica de una Introducción al Antiguo Testamento" del protestante Gleason L. Archer (Edicciones Portavoz Evangélico). Concretamente la edición revisada de 1987. La razón de utilizar el texto de Archer es bien sencilla: hay autores católicos que tratan este asunto pero en inglés y claro, no es plan de que os copie un tocho de texto en ese idioma

Alta Crítica. Un poco de historia.

La paternidad literaria de Moisés sobre el Pentateuco (5 primeros libros de la Biblia) no fue discutida prácticamente por nadie en todo el mundo hasta el siglo XVIII con el surgimiento de la filosofía deísta. Anteriormente sólo un judío panteísta llamado Benedicto Spinoza había sugerido en 1670 que la redacción final de la Torah había sido realizada por Esdrás pero nadie le hizo caso. Esta unanimidad iba a ser transformada en un desmadre de teorías más o menos bien elaboradas que venían a coincidir en una cosa: el Pentateuco es la compilación de diversos textos que fueron elaborados por diferentes autores a lo largo de 5 siglos mucho tiempo después de Moisés.

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20.01.07

Leyendo y explicando el sentido de las Escrituras

"Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra. Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero:
- `Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis.´
Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley."

(Nehemías 8, 8-10)

El contexto histórico de ese suceso es cuando el pueblo de Dios había sido liberado de la cautividad babilónica, en la que había caído por sus pecados. Ya se habían levantado los muros y las puertas de la ciudad santa, Jerusalén, y era tiempo de reinstaurar el culto y las ordenanzas de la ley mosaica. Pero nada de ello podía hacerse sin acudir al texto bíblico, testigo fundamental de la revelación de Dios. Si había de reconstruirse la relación entre el Señor y su pueblo, era necesario que éste conociera su voluntad y su ley.

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