InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Publicado originalmente en Religión Digital

1.10.07

Preciosa homilía de Monseñor Francisco Pérez

La podéis leer entera en "Palabra de Obispo". A mí me ha encantado. Se ve un hombre que ama a Dios, que ama al pueblo de Dios y que está dispuesto a que ese amor sea la guía de su ministerio. Habla a todos, no se olvida de nadie. Se dirige a los niños y a los jóvenes, animándoles a amar y seguir a Jesús. Quiere que la adoración a Cristo sea el motor de una espiritualidad genuinamente cristiana, que a su vez sea instrumento de transformación de una sociedad necesitada, hoy más que nunca, de la luz de los hijos de Dios. Dice don Francisco:

Invito a esta profunda adoración tan necesaria hoy; como decía Madre Teresa de Calcuta: "Si supiéramos adorar más a Dios, las realidades humanas irían mejor". Si hubiera, en la Diócesis, un Templo, abierto día y noche para adorar simplemente a Cristo, ¡cuánto bien haría! Con San Pablo, lo hemos escuchado en la segunda lectura, también yo quiero gritar: "A Él honor e imperio eterno".

Amén y amén. Es absurdo que añada o comente algo más a las palabras del nuevo arzobispo de Pamplona. Nada bueno añadiría a lo dicho por él. Si acaso, señalaré que hacía tiempo que no encontraba una explicación tan lúcida y clara de lo que es la sucesión apostólica como la que Monseñor Pérez nos regala en esta homilía:

Estos días atrás se despedía D. Fernando de vosotros. Hoy me presento yo dispuesto a tomar el relevo. Una cosa quiero deciros desde el primer momento: aunque lo dicho sea verdad, más verdad es que ni D. Fernando cesa ni yo comienzo. Es Cristo quien, antes en él y a partir de ahora en mí, quiere seguir viviendo entre vosotros para llevar a cabo la obra maravillosa de la extensión de su Reino

Hale, ahí queda eso. Lo único que puedo hacer desde este blog es encomendarle al Señor para que le guíe, le aliente, le dé fuerzas, sabiduría y gracia para que pueda desempeñar fielmente el alto ministerio al que ha sido llamado.

Pax, bonum et veritas

Luis Fernando

30.09.07

Transcripción literal de las palabras de Martí

Antes de hablar y opinar sobre algo, conviene saber bien el cómo, el cuándo, el porqué y el qué. Así que creo que para hablar y opinar sobre las declaraciones del viernes del padre Martínez Camino, lo mejor es reproducirlas en su integridad. Esta es la transcripción que he hecho del audio que aparece en la web de la Conferencia Episcopal:

Pregunta de Daniel Serrano, de Noticias Cuatro:

….quería saber también si la Conferencia Episcopal tiene alguna opinión sobre estos cheques de ayuda que se está dando a las familias, a las madres -ayer se anunciaba, o antes de ayer, 3500 euros para las madres solteras- y ya desde… hay gente que dice que esos 3500 euros se podían dar también a familias tradicionales. No sé si tienen alguna opinión al respecto

Respuesta de Martínez Camino:

- La ayuda para la natalidad, para que haya hijos en un país en el que las tasas de natalidad están por debajo, muy por debajo de la media del mundo -son de los más bajos del mundo, si no el más bajo-, pues siempre serán bienvenidas. La ayuda a la natalidad justamente establecida, naturalmente. Y si… y las ayudas deben promover que la natalidad sea… que los hijos que vengan al mundo sean en un contexto en el que se respete sus derechos fundamentales a tener un padre y una madre y a nacer en un hogar donde puedan ser acogidos y educados conforme a su dignidad personal. Si hubiese, si se promoviese otro tipo de contextos en los que los hijos fuesen traídos al mundo quebrantando ya de partida sus derechos fundamentales, pues esto nadie lo va a ver bien.

Al final de la rueda de prensa se oye, malamente, a una periodista que vuelve sobre este tema. Aunque apenas se le entiende, creo que le pregunta a Martínez Camino si lo que quiere decir es que la Conferencia Episcopal no está a favor de que se dé esa ayuda a las madres solteras:

- No, yo no he dicho eso. He dicho que hay que promover , hay que promover, hay que promover la natalidad, en España ayudar a que las familias, a que los padres tengan hijos. Y promover especialmente el contexto en el que los niños nacen en un ambiente adecuado y que responde a sus derechos. Promover eso. Ayudar a que los niños que están en el mundo puedan ser atendidos… ¡eso a todos, claro! Porque es un derecho también de los niños, claro, nacidos como sea. Ahora, promover que los hijos vengan al mundo sin padre o sin madre, eso no se debe hacer. Promover eso. Ahora, ¿ayudar a los niños que están en el mundo?, a todos, ¡a todos! Sin distinción ninguna. Todos tienen.. los niños no importa…. ellos … no importa… para su dignidad personal no importa las condiciones en quelas hayan sido engendrados o traídos al mundo. Todos tienen la misma dignidad y por tanto hay que ayudarles a todos, a los niños. Pero no se puede promover que los niños vengan al mundo sin padre o sin madre. Eso no se puede promover. Hay que promover que vengan al mundo en las circunstancias óptimas para ellos, que es con un padre y una madre conocidos, que se aman, que quieren … que tienen un pacto de fidelidad estable, permanente, indisoluble. Ese es el que hay que promover. ¿Ayudar a los niños? A todos.

Bien, y ahora, por si a alguno le quedan dudas, léase esta nota:

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No harán caso ni aunque resucite un muerto

Me pregunto cuántas de las homilías que hoy serán pronunciadas a costa de la lectura del evangelio que corresponde a este domingo harán referencia, siquiera brevemente, a la parte final de las palabras de Cristo, quien pone en boca de Abrahán lo siguiente: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto."

Ciertamente todo lo que precede a esta parte final de la charla entre el rico Epulón y Abrahán ha de ser material para dar una enseñanza clara sobre la maldad intrínseca que existe en los que ignoran la condición de los pobres -recordemos que somos ricos en comparación con la inmensa mayoría de la población de este planeta-, así como sobre la realidad del castigo para los injustos, cuya condición tras la muerte es ya irreversible.

Pero no deberíamos dejar pasar la oportunidad de meditar en lo que el Señor nos quiere decir en la última frase de nuestro padre en la fe. La enseñanza es clara: el que se niega a escuchar, creer y obedecer a la palabra de Dios, no creerá aunque vea algo tan insólito como la resurrección de un muerto. Y su condición será, de no mediar arrepentimiento sincero, la misma que la del rico condenado para toda la eternidad.

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29.09.07

Como decía Gila: aquí alguien ha matado a alguien

Prácticamente todos los españoles hemos oído alguna vez al ya fallecido Gila relatar el método con el que consiguió que Jack el destripador se entregara a las autoridades. Cada vez que se cruzaba con él en el hotel, le decía disimulando y mirando hacia otro lado: "¡Alguien ha matado a alguien…! ¡Aquí alguien es un asesinoooo…!". Y claro, el otro no pudo soportar semejante tortura psicológica y confesó sus crímenes. Pues bien, los obispos españoles están emulando a Gila en relación a la editorial SM. Ayer sacaron una nota en la que, entre otros temas, se decía lo siguiente:

La Comisión Permanente ha tenido conocimiento de la publicación por la Editorial SM de un manual escolar para la enseñanza de la religión musulmana. Con el deseo de evitar que se confunda el verdadero y deseado diálogo interreligioso con el relativismo o indiferentismo religioso, y ante las dudas suscitadas a este respecto, se notifica que dicha publicación no ha sido realizada con el conocimiento ni el consentimiento de la Conferencia Episcopal. La responsabilidad de la edición de ese libro y de los demás proyectados en la misma serie corresponde a la Editorial.

La diferencia entre Gila y los obispos es que éstos sí ponen el nombre del aludido. Pero viene a ser lo mismo: "¡Aquí alguien ha hecho algo….! ¡Aquí alguien hace las cosas sin decirnos nada….!

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28.09.07

Homilía de Mons. Demetrio Fernández González en la apertura d

Es obvio que en Tarazona están de suerte. Tienen un obispo de esos que dejan huella por donde pasan. Y lo bueno es que lo que él está plantando en esa pequeña diócesis no dejará de dar buen fruto a su debido tiempo. Quizás no sea el quien lo coseche, pero beneficiará a todos los fieles.

Homilía de Mons. Demetrio Fernández González en la apertura de curso del Seminario Diocesano de La Inmaculada de Tarazona.
Tarazona, 24 de septiembre de 2007

Saludos: Sacerdotes, seminaristas, autoridades locales, comarcales.
Saludos al vicedecano de San Dámaso.

Ven Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestros corazones con el fuego de tu amor.
Ven, Espíritu de sabiduría, de entendimiento, de ciencia y de consejo.
Ven Espíritu de fortaleza, de piedad y de temor de Dios.
Ven, dulce huésped del alma, y riega nuestras vidas con el suave rocío de tu venida.

Al comenzar el nuevo curso académico en nuestro Seminario Diocesano de La Inmaculada, invocamos al Espíritu Santo, para que realice en nosotros un nuevo Pentecostés. Estamos aquí reunidos con María, la madre de Jesús, nuestra madre del cielo. Con esa preciosa imagen que preside nuestro retablo y que da nombre a esta casa. Estamos unidos a los apóstoles y a sus sucesores, en comunión con el Papa Benedicto XVI, que nos preside en la caridad. Somos la Iglesia católica, la Iglesia universal que camina en Tarazona. Queremos vivir en este clima de comunión que brota de la fe.

Pedimos que venga el Espíritu Santo para que sea Él quien mueva los corazones de todos en el año que comienza, no sólo en el Seminario sino en toda la diócesis. En primer lugar y sobre todo, los corazones de quienes han sentido la llamada de Dios para entregar su vida en el sacerdocio ministerial al servicio de los hermanos. Esta docena de seminaristas, a los que se añadirán en breve algunos más, son la esperanza de la Iglesia, también de nuestra iglesia diocesana que les acompaña en su camino de formación.

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