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19.05.13

Primaveral mensaje del Papa sobre la diversidad en la Iglesia

Desde que Jorge Mario Bergoglio llegó a la Sede Apostólica, sentándose en la Cátedra de San Pedro en Roma, su magisterio está siendo como una bocanada de aire fresco que ha puesto de actualidad determinadas doctrinas que no tenían precisamente buena fama en las últimas décadas de la Iglesia. Por ejemplo, no es que los papas anteriores a él no hablaran de Satanás y su “actuación” en este mundo o que no enseñaran acerca de la necesidad de acercarse a los sacramentos o que no impulsaran algo tan católico como es la adoración eucarística, o su advertencia contra la plaga del pelagianismo, pero en apenas dos meses el papa Francisco ha recalcado todos esos elementos propios de la fe de la Iglesia de una manera bastante acusada.

Hoy ha vuelto a dar una magistral lección sobre la diversidad de carismas en la Iglesia, que no atenta contra su unidad sino todo lo contrario. Pero esa diversidad tiene unos límites, o mejor dicho una guía, que el Santo Padre ha apuntado como fundamental. Quiero destacar este párrafo:

Si, por el contrario, nos dejamos guiar por el Espíritu, la riqueza, la variedad, la diversidad nunca provocan conflicto, porque Él nos impulsa a vivir la variedad en la comunión de la Iglesia. Caminar juntos en la Iglesia, guiados por los Pastores, que tienen un especial carisma y ministerio, es signo de la acción del Espíritu Santo; la eclesialidad es una característica fundamental para los cristianos, para cada comunidad, para todo movimiento. La Iglesia es quien me trae a Cristo y me lleva a Cristo; los caminos paralelos son peligrosos. Cuando nos aventuramos a ir más allá (proagon) de la doctrina y de la Comunidad eclesial, y no permanecemos en ellas, no estamos unidos al Dios de Jesucristo (cf. 2Jn 9). Así, pues, preguntémonos: ¿Estoy abierto a la armonía del Espíritu Santo, superando todo exclusivismo? ¿Me dejo guiar por Él viviendo en la Iglesia y con la Iglesia?

La cosa es clara. Una diversidad que no es guiada por los pastores y que va más allá de la doctrina y la comunidad eclesial es falsa. Quien anda en rebeldía contra los pastores y la doctrina de la Iglesia no está unido a Dios.

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19.03.13

Gestos y mensajes claros del Papa

Desde el mismo momento en que se presentó por primera vez ante los fieles de todo el mundo, el papa Francisco ha realizado una serie de gestos ciertamente significativos. La mayor parte de ellos ha gustado a la mayor parte de los católicos y, de paso, a los que no lo son. Ciertamente algunos han mostrado ya su preocupación por no haber usado algunas cosas que son propias de la vestimenta papal. Pero nada son, creo, si se las compara con la retirada del uso de la tiara papal, que era quizás uno de los símbolos más contundentes de la unión de los poderes espiritual y temporal del papado. A día de hoy, el poder temporal efectivo se reduce al pequeño territorio del Vaticano. Y no parece posible, ni desde luego deseable, que aumente en un futuro.

Hoy mismo, en el recorrido anterior a la Misa de inicio de su pontificado, el Papa nos ha dejado una de esas imágenes que llenarán periódicos, artículos y tertulias. Se ha parado para saludar y bendecir a un enfermo prostrado en una camilla. Y le ha dedicado más tiempo de lo habitual en estos casos. Es decir, no han sido unos breves segundos. La cara del enfermo y los que estaban con él denotaba una felicidad enorme. En él el Papa estaba mostrando su cercanía y cariño a todos los enfermos del mundo. Algo muy propio de quien es ya el Vicario de Cristo.

La homilía de hoy ha tenido un claro toque ecologista -constantes llamamientos a cuidar la creación- y de llamada a poner la caridad al frente de toda nuestra actividad humana. Incluido el servicio. Quien no ama, no sirve. Y no se puede servir de verdad sin amor.

Con todo, nada de esto que está diciendo el Papa Francisco es nuevo. Podemos encontrar palabras similares en los papas anteriores a él. La novedad del inicio de un pontificado no puede cegarnos ante el hecho de que la Iglesia lleva predicando veinte siglos lo mismo que San Pablo señaló en 1 Cor 13,13:

Ahora permanecen estas tres cosas: la fe, la esperanza, la caridad; pero la más excelente de ellas es la caridad.

Sí, sabemos que muchas veces esa predicación no fue acompañada de buenas obras. El pecado está siempre presente en los miembros de la Iglesia, y de eso no se libran sus pastores. Por eso cada Misa pedimos al Señor que no tenga en cuenta nuestros pecados sino la fe de su Iglesia.

El interés del Papa Francisco por los pobres es evidente. Son ya los protagonistas de su pontificado. Y seguramente le acompañarán durante todo su ministerio, que ojalá el Señor quiera que sea largo y fructífero. Estoy convencido de que no se tratará de un protagonismo meramente verbal. Posiblemente asistamos a decisiones papales que hagan más visible ese compromiso con los más necesitados. Para que la predicación del evangelio sea exitosa, ha de ir acompañada de esas obras que llaman la atención al mundo. Como dijo el Señor:

Así ha de lucir vuestra luz ante los hombres, para que, viendo vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos.
Mat 5,16

Y San Pedro:

y observéis entre los gentiles una conducta ejemplar, a fin de que, en lo mismo por que os afrentan como malhechores, considerando vuestras buenas obras, glorifiquen a Dios en el día de la visitación.
1ª Ped 2,12

No vayamos nunca a olvidar la clara enseñanza de las Escrituras:

“Si el hermano o la hermana están desnudos y carecen de alimento cotidiano, y alguno de vosotros les dijere: Id en paz, que podáis calentaros y hartaros, pero no les diereis con qué satisfacer la necesidad de su cuerpo, ¿qué provecho les vendría? Así también la fe, si no tiene obras, es de suyo muerta. Mas dirá alguno: Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame sin las obras tu fe, que yo por mis obras te mostraré la fe".
Stg 2,15-18

Hagamos, pues, lo que el Señor nos conceda hacer. No se trata de caer en un pelagianismo humanista por el cual pensemos que podemos obrar el bien aparte de la gracia de Dios. Como bien ha recordado hoy el Papa Francisco “en todas las épocas de la historia existen «Herodes» que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer“. Sin la gracia de Dios, nada somos. Sin la misericordia de Dios, no podemos recibir el perdón y ejercerlo. Sin la asistencia del Espíritu Santo, la imagen divina en la que hemos sido creados se desfigura y queda cual una careta fea y despreciable. Fue Cristo quien mostró en la Cruz -otra constante referencia de nuestro Papa en estos días- el verdadero rostro del Siervo de Dios, que da su vida por los demás. “Hágase tu voluntad y no la mía“. “Hágase en mí según tu palabra“. Ese es el verdadero programa de la Iglesia para estos inicios del tercer milenio. Que el Señor nos ayude a llevarlo a cabo.

Luis Fernando Pérez Bustamante

13.03.13

Totus tuus, Francisco

La Iglesia está hoy de fiesta. Tenemos nuevo Papa. El hasta ahora cardenal Jorge Mario Bergoglio, ha sido elegido Sumo Pontífice, Sucesor de San Pedro, tomando el nombre de Francisco I.

La elección se ha producido en la quinta votación de los cardenales electores que han asistido al cónclave. Es decir, parece claro que el consenso se ha alcanzado rápidamente.

Mucho habrá que hablar y escribir sobre el nuevo Papa. Muchos analizarán su actuación como cardenal y arzobispo de Buenos Aires para buscar posibles claves sobre cómo será su pontificado. Lo cierto es que desde hoy es el Sucesor de Pedro, y como tal le debemos lealtad, cariño y obediencia. Y sobre todo, debemos hacer lo primero que ha pedido a los fieles desde el balcón del Vaticano: pedir a Dios que le bendiga. Pidamos al Señor que le bendiga, le ilumine, le guíe, le fortalezca, le lleve de su mano y derrame sobre él todas las gracias necesarias para guiar su Iglesia.

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27.02.13

Benedicto XVI se va pero se queda

El Papa se ha despedido hoy del rebaño que Cristo le encomendó hace 8 años. La despedida ha sido emocionante, con un halo de tristeza que en ningún caso ha ensombrecido lo que, según mi parecer, ha sido lo más destacado de su última audiencia: el enorme cariño del pueblo de Dios a su persona.

Él mismo lo ha dicho:

Siempre, quien asume el ministerio petrino ya no tiene ninguna privacidad. Pertenece siempre y totalmente a todos, a toda la Iglesia. A su vida le viene, por así decir, totalmente quitada la esfera privada.

He podido experimentar, y lo experimento precisamente ahora, que uno recibe la vida propiamente cuando la da. Dije antes que una gran cantidad de gente que ama el Señor, aman también al Sucesor de san Pedro y tienen un alto aprecio por él; y que el Papa tiene verdaderamente hermanos y hermanas, hijos e hijas de todo el mundo, y que se siente seguro en el abrazo de su comunión; porque él no se pertenece más a sí mismo, pertenece a todos y todos le pertenecen.

Nos ha dado igualmente un testimonio de lo que significa ser Papa:

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20.12.09

Grandioso Benedicto XVI

A veces pienso que tenemos un Papa que no nos lo merecemos. Lo que hizo ayer, firmando el decreto referente a “las virtudes heroicas del Siervo de Dios Pío XII (Eugenio Pacelli), Sumo Pontífice” a la vez que un decreto similar respecto a Juan Pablo II es una de las genialidades de este pontificado. Y es que era una cuestión de justicia que la Iglesia reconociera los méritos del Papa Pacelli. Por más que un sector importante de la comunidad judía actual se oponga a la medida, la Iglesia no puede ni debe de poner las deseables buenas relaciones con esa comunidad por encima de la obligación de dar honra a quien honra merece entre sus hijos. Y más si uno de esos hijos ha sido objeto de campañas difamatorias y repelentes por parte de esa comunidad, que se separa claramente de lo que judíos muy relevantes escribieron sobre Pío XII tras su muerte.

No hace falta que repita las citas de Golda Meier y otros rabinos que alabaron al último Papa Pío y que reproducimos hoy en la noticia sobre el tema que hemos dado en InfoCatólica. No olvidemos que Pío XII consiguió del Señor la gracia de la conversión a Cristo y la fe católica del por entonces Rabino Jefe de Roma, Eugenio Zolli. Eso todavía “duele” en la comunidad judía italiana. Pero, tanto si les gusta como si no, ese es el camino que deben seguir todos los judíos si quieren ser salvos: Aceptar a Jesucristo como Mesías y entrar en comunión con su Iglesia.

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