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22.09.18

Levántate, oh Dios, defiende tu causa

Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los degollados por causa de la Palabra de Dios y del testimonio que mantenían. Y gritaban con voz potente: «¿Hasta cuándo, Dueño santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin vengar nuestra sangre de los habitantes de la tierra?».
Ap 6,9

Y gritó con fuerte voz: «Cayó, cayó la gran Babilonia. Y se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo, en guarida de todo pájaro inmundo y abominable; porque del vino del furor de su prostitución han bebido todas las naciones, los reyes de la tierra fornicaron con ella, y los mercaderes de la tierra se enriquecieron con el poder de su opulencia». Y oí otra voz del cielo que decía: «Pueblo mío, salid de ella, para que no os hagáis cómplices de sus pecados y para que no os alcancen sus plagas; porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus crímenes».
Ap 18,2-5

¡Ah! ¡Qué solitaria yace la Ciudad tan populosa! Quedó como una viuda, la grande entre las naciones. La princesa de las regiones ésta sometida a servidumbre. Llora y llora por la noche, lágrimas por sus mejillas.
Lam 1,1-2

Levántate, oh Dios, defiende tu causa.
Salm 74,22

¡Señor, sálvanos, que perecemos!
Mt 8,25

Luis Fernando Pérez Bustamante

19.07.18

Breves reflexiones (XII)

Sin cruz no hay santidad. Quien no es probado, no crece en la fe. La gracia nos capacita para llevar la cruz y soportar la prueba.

Bienaventurada es el alma que cuando reza, adora; que cuando implora, reconoce y acepta la soberanía divina.

Dichoso aquel que cuando reza es guiado por el Espíritu Santo para pedir lo que conviene.

El llanto de arrepentimiento del alma contrita es agua viva salvífica.

Anhela la santidad y llegarás a ser siervo de Dios.

Pide a María que te enseñe a amar a Cristo. Pide a Cristo que te enseñe a amar a María. Asienta tu corazón sobre el trono de sus Sagrados Corazones.

Descálzate de apetencias carnales cuando entres en oración. Estás en lugar santo.

Busca el bien que Dios quiere regalarte cuando el mal o el dolor parezcan rodearte por completo.

El alma llagada por el dolor que se ofrece a Dios es instrumento de redención.

Nada bueno tienes o haces que no sea don divino. La humillación y la gratitud te vacunan contra el orgullo.

Luis Fernando Pérez

Breves reflexiones (XI)
Breves reflexiones (X)
Breves reflexiones (IX)
Breves reflexiones (VIII)
Breves reflexiones (VII)
Breves reflexiones (VI)
Breves reflexiones (V)
Breves reflexiones (IV)
Breves reflexiones (III)
Breves reflexiones (II)
Breves reflexiones (I)

12.04.18

Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor

Palabra de Dios:

Cuando iban de camino entró en cierta aldea, y una mujer que se llamaba Marta le recibió en su casa.
Tenía ésta una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Pero Marta andaba afanada con numerosos quehaceres y poniéndose delante dijo:
-Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en las tareas de servir? Dile entonces que me ayude.
Pero el Señor le respondió:
-Marta, Marta, tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria: María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada.
Luc 10,38-42

El Señor es bueno para quien espera en Él, para el alma que lo busca. Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.
Lam 3,26

Santa Teresa de Jesús;

«Dice en la primera regla nuestra que oremos sin cesar. (Para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer Lc 18,1) Con que se haga esto con todo el cuidado que pudiéremos, que es lo más importante, no se dejarán de cumplir los ayunos y disciplinas y silencio que manda la Orden; porque ya sabéis que para ser la oración verdadera se ha de ayudar con esto, que regalo y oración no se compadece.» (Camino de Perfección 4,2)

«el silencio, que no nos ha de hacer mal» (Camino de Perfección 10, 6) 

«En este templo de Dios, en esta morada suya, sólo él y el alma se gozan con grandísimo silencio.» (VII Moradas 3,11)

«También se pueden imitar los santos en procurar soledad y silencio y otras muchas virtudes, que no nos matarán» (Libro Vida 13,7) 

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4.03.18

La campaña contra el obispo de Cádiz

Vaya por delante que el hecho de que escriba sobre lo que está sucediendo en la diócesis donde vivo, Cádiz-Ceuta, no afecta a la esencia de los argumentos que presento. Ahora vivo aquí como antes viví en Madrid, luego en Aragón y mañana donde Dios disponga. En los casi tres años que llevo aquí me he encontrado con don Rafael Zornoza una docena de veces. En algunas, las menos, hemos hablado cierto tiempo, mayormente de temas de la Iglesia en general y no de la diocesana, y en otras solo se dieron los saludos habituales. 

Desde hace unas semanas, Religión Digital decidió hacer público el descontento de una serie de sacerdotes -aquí todos saben quién es su líder- y seglares sobre las formas y el fondo del gobierno pastoral de Mons. Rafael Zornoza. Se informa de que se han hecho llegar cartas a la Nunciatura e incluso a Roma, para que el Papa tenga conocimiento de dicho descontento.

Entre las acusaciones contra el obispo hay de todo. Se quejan de su forma de ser -se le ha llegado a llamar “señorito"- y de su forma de pastorear la diócesis, que no es la misma que la de su antecesor, Mons.Ceballos, de quien se supone que fue más dialogante, “colegial", etc. Pero no se nos olvide que a veces, tras ese supuesto espíritu de apertura al diálogo se esconde una incapacidad personal de ejercer la autoridad. Este ejercicio se puede llevar a cabo mal o bien, de forma autoritaria o más conciliar, pero en todo caso debe de existir, porque una diócesis sin obispo con mando efectivo en plaza, queda en manos de grupos de presión que saben como manipular todo de cara a sus intereses.

Como en toda campaña de este tipo que se precie, en la de Mons. Zornoza se mezclan mentiras palmarias, medias verdades y  verdades reales, pero a las que se da una interpretación concreta que, como poco, es tan legítima o ilegítima como la intepretación opuesta.

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19.11.17

Cristo traicionado, Iglesia traicionada. Salvador e instrumento de salvación

Siendo consciente de la advertencia de San Pedro sobre la enseñanzas de San Pablo en 2ª P 3,15-16, y rogando al Señor que me ayude, me atrevo a escribir estas líneas:

Vosotros, en otro tiempo, estabais también alejados y erais enemigos por vuestros pensamientos y malas acciones; ahora en cambio, por la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo de carne, habéis sido reconciliados para ser admitidos a su presencia santos, sin mancha y sin reproche, a condición de que permanezcáis cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que habéis escuchado: el mismo que se proclama en la creación entera bajo el cielo, del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.
Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros: así completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, en favor de su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado servidor, conforme al encargo que me ha sido encomendado en orden a vosotros: llevar a plenitud la palabra de Dios.
Col 1,22-25

Gran misterio el que apunta San Pablo. No el de que éramos enemigos de Dios por nuestros pecados y el Señor sufrió para que fuéramos reconciliados, siempre que nos mantengamos firmes en la fe. No, el misterio está en lo que añade a continuación. Sus sufrimientos completan lo que falta a los padecimientos de Cristo, para llevar a la plenitud la palabra de Dios.

Mas, ¿qué es la Iglesia sino la plenitud de Cristo?

Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos.
Efesios 1,23

Siendo que Cristo padeció, la Iglesia ha de padecer. Y no solo de parte del mundo, sino incluso por la traición desde dentro. Si hubo un Judas que vendió a Cristo por treinta monedas de plata, hoy hay muchos Judas que venden a la Iglesia para obtener el beneplácito y el aplauso del mundo. Ignoran ellos, necios, que el mundo no les amará sino que les tratará con el mismo desprecio que trataron a Judas cuando se dio cuenta del alcance de su traición. 

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