Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar
Salmo del jueves de la decimoséptima semana del Tiempo Ordinario:
Mi alma se consume de deseos
por los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne claman ansiosos
por el Dios viviente.Hasta el gorrión encontró una casa,
y la golondrina tiene un nido
donde poner sus pichones,
junto a tus altares, Señor del universo,
mi Rey y mi Dios.¡Felices los que habitan en tu Casa
y te alaban sin cesar!
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti!
Ellos avanzan con vigor siempre creciente.Vale más un día en tus atrios
que mil en otra parte;
yo prefiero el umbral de la Casa de mi Dios
antes que vivir entre malvados.Salmo 84,3.4.5-6a.8a.11.
Vivimos en este mundo pero también, si en verdad amamos a Dios, anhelamos estar en el cielo con el Señor. Como dice san Pablo:
Me siento apremiado por los dos extremos: el deseo que tengo de morir para estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor, o permanecer en la carne, que es más necesario para vosotros.
Fil 1,23-24