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26.07.17

Acercaos al Señor, que ha escuchado vuestras murmuraciones

Primera lectura del miércoles de la decimosexta semana del Tiempo Ordinario:

Toda la comunidad de Israel partió de Elín y llegó al desierto de Sin, entre Elín y Sinaí, el día quince del segundo mes después de salir de Egipto.
La comunidad de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo: «¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos alrededor de la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda la comunidad».
El Señor dijo a Moisés: «Mira, haré llover pan del cielo para vosotros: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba, a ver si guarda mi instrucción o no. El día sexto prepararán lo que hayan recogido y será el doble de lo que recogen a diario».

Moisés dijo a Aarón: «Di a la comunidad de los hijos de Israel: “Acercaos al Señor, que ha escuchado vuestras murmuraciones”». Mientras Aarón hablaba a la comunidad de los hijos de Israel, ellos se volvieron hacia el desierto y vieron la gloria del Señor que aparecía en una nube.
El Señor dijo a Moisés: «He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: “Al atardecer comeréis carne, por la mañana os hartaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor Dios vuestro”».
Por la tarde una bandada de codornices cubrió todo el campamento; y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, como escamas, parecido a la escarcha sobre la tierra. Al verlo, los hijos de Israel se dijeron: «¿Qué es esto?». Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: «Es el pan que el Señor os da de comer».
Ex 16,1-5;9-15

Habían visto las plagas con las que el Señor asoló Egipto. Habían visto abrirse el mar para que pudieran pasar y ponerse a salvo. Habían visto cerrarse el mar y tragarse el ejército del Faraón. Lo habían visto todo y aun así, se quejaron, protestaron, se volvieron contra los hombres que Dios había puesto para liderarles.

Mas Dios no les pagó conforme a lo que se merecían, sino que en su misericordia hizo bajar pan del cielo para que se alimentaran durante toda su peregrinación hacia la Tierra Prometida.

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