InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Archivos para: Agosto 2015

31.08.15

Breves reflexiones (VII)

No se trata de que el cumplimiento de los preceptos de Dios nos cambie el corazón. Es más bien Dios quien nos cambia el corazón y, por tanto, nos capacita para cumplir sus preceptos, que pasan a ser nuestro deleite.

Si, como dice san Pablo, Cristo no consideró ser igual a Dios como cosa a la cual aferrarse, no oses apelar a tu presunta santidad como algo de lo cual presumir.

No tiene temor de Dios quienes desprecian el más pequeño de sus mandamientos. No aman a la Iglesia quienes la presentan como madastra por guiar a sus hijos por caminos de santidad.

Para quienes niegan la gravedad de los pecados, la ley divina es un estorbo a evitar, superar, transformar o enterrar. Para quienes viven en la gracia, la ley divina es inscrita a fuego, el del Espíritu Santo, en sus corazones.

La misericordia falsa que deja al alma esclavizada a los deseos de la carne es la música de los nuevos flautistas de Hamelín, que secuestran las almas de los niños y débiles en la fe.

Si ves en tu alma el más mínimo rastro de soberbia, implora a Dios que te la arranque, antes de que te consuma y te haga un despojo de cristiano.

No envidies la santidad del hermano. Da gloria a Dios por ella e implora que se te conceda la gracia suficiente para ser tú mismo santo.

Si Dios te concede ser maestro de otros es porque va a regalarte el don de ser su mejor discípulo, lo cual implica que seas humilde, paciente, sabio y piadoso.

La inmensidad redentora del sacrifico de Cristo en la Cruz da testimonio de la medida del poder de la gracia de Dios para transformar a los pecadores en santos.

Leer más... »

29.08.15

Cristo mismo sanará a los débiles en la fe que están siendo dañados

Consciente de su autoridad apostólica y de la necesidad de marcar pautas de comportamiento para el bien espiritual de los redimidos, el apóstol San Pablo dio en sus epístolas una serie de consejos destinados a todos los fieles, pero especialmente a los pastores que reciben el encargo de cuidar del rebaño de Cristo.

Leamos uno de esos consejos:

Os exhortamos, hermanos, a que amonestéis a los indisciplinados, animéis a los apocados, sostengáis a los débiles y seáis pacientes con todos.
1 Tes 5,14

Existe un tipo de debilidad que no es física sino espiritual. Es decir, fieles que, por las circunstancias que sean, sufren con cierta facilidad dudas, confusiones en torno a la fe. Tal cosa puede ocurrir por inmadurez, que se corrige creciendo en gracia, por culpa propia o por causas ajenas.

Hoy estamos siendo testigos directos de como algo externo a los fieles está siendo causa, y grave, de confusión. Lo peor de todo, es que San Juan Pablo II, ya advirtió, siquiera indirectamente, de ello, en la exhortación apostólica Familiaris consortio:

Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.

FC 84

Ciertamente no se ha admitido a los divorciados vueltos a casar a la Eucaristía. Pero el mero hecho de que se esté debatiendo sobre ese asunto, y además de la forma en que se está haciendo, con cardenales y obispos proponiendo tesis que se dan de tortas con las enseñanzas de la Iglesia en esa materia, está induciendo al error a muchos fieles de forma clara, notable y muy grave.

Leer más... »

28.08.15

Del Ku Klux Klan a Planned Parenthood

Estados Unidos ha sido siempre un país de luces y sombras. Los que son considerados como padres fundadores, los peregrinos del Mayflower, tuvieron el “privilegio” de usar por primera vez en la historia un arma biológica. La cosa consintió en regalar a los nativos mantas infectadas de viruela.

Y según escribe un famoso autor protestante español: 

Para multitud de etnias aquellos primeros pasos de los conquistadores anglosajones en el continente fueron el final. Sin embargo, vistos desde una perspectiva histórica, se trataban sólo del principio. En los siglos siguientes, las tribus indígenas de América del norte - con las que jamás se produjo un mestizaje - desaparecieron por docenas o fueron diezmadas y recluidas en reservas. No debería extrañar que, según su propia confesión, Hitler inspirara parte de la política nazi seguida contra los judíos en el ejemplo de la mantenida por los norteamericanos contra los indios. En ambos casos se perseguía el exterminio de una raza con fines de expansión territorial y económica y en ambos casos se tenía la convicción de obedecer a un destino providencial y racialmente superior.

Textos que cambiaron la historia (C. Vidal)

Al mismo tiempo, los cuáqueros de esa nación fueron los ”creadores del primer ente político dotado de tolerancia hacia todas las creencias, fueron los únicos colonos blancos que insistieron, pese a la concesión regia, en pagar a los indios las tierras que ocupaban y también resultaron los firmantes del único tratado con los pieles rojas que jamás fue violado” (ibidem). 

Leer más... »

26.08.15

Qué gusto da oír a los pastores hablar claro

Según se acerca el sínodo, aumenta mediáticamente el número voces asegurando que la Iglesia debe cambiar su doctrina para adaptarla al mundo, en nombre de una supuesta misericordia divina que consiste en que Dios perdona a todos hagan lo que hagan, sobre todo si es en material de moral matrimonial y sexual.

Aunque son mayoritariamente de teólogos disidentes, algunas de esas voces llevan impronta episcopal e incluso cardenalicia, aunque es cierto que tras la reunión “discreta” del consejo en la sombra acontencida en la Gregoriana, parece que las huestes heterodoxas del episcopado mundial están agazapados a la espera de que llegue el encuentro sinodal.

Por otra parte, la mayor parte del sector ortodoxo de la Iglesia mantiene una actitud de aparente indiferencia, de silencio, de espera a los acontecimientos. O sea, algo así como “voy a esperar a ver por dónde va el cauce del río para lanzarme a sus aguas".

Sin embargo, existen algunos pastores que se han tomado en serio su deber de velar por la fe. Y no solo la fe de los fieles que están a su cargo, sino la de toda la Iglesia. Ellos cumplen verdaderamente el mandato del Concilio Vaticano II:

Cada uno de los Obispos que es puesto al frente de una Iglesia particular, ejerce su poder pastoral sobre la porción del Pueblo de Dios a él encomendada, no sobre las otras Iglesias ni sobre la Iglesia universal. Pero en cuanto miembros del Colegio episcopal y como legítimos sucesores de los Apóstoles, todos y cada uno, en virtud de la institución y precepto de Cristo, están obligados a tener por la Iglesia universal aquella solicitud que, aunque no se ejerza por acto de jurisdicción, contribuye, sin embargo, en gran manera al desarrollo de la Iglesia universal. Deben, pues, todos los Obispos promover y defender la unidad de la fe y la disciplina común de toda la Iglesia…

Lumen Gentium 23

Entre los no muchos pastores que, ante el ataque que está recibiendo el sacramento del matrimonio, el de la Eucaristía y, siquiera indirectamente, el de la confesión, no callan públicamente, figuran los que son protagonistas de la portada de hoy en InfoCatólica. A saber:

Leer más... »

24.08.15

El Papa da la clave que toca aplicar en el sínodo

El papa Francisco aseguró ayer que las palabras de Jesús siempre «nos ponen en crisis; en crisis, por ejemplo, ante el espíritu del mundo, ante la mundanidad».

Y dio tres claves para comprender dicha situación y saber cómo actuar ante cualquier situación o dificiultad.

  • Primero, su origen divino : Él ha bajado del cielo y subirá allí donde estaba antes.
  • Segundo, sus palabras se pueden comprender solo a través de la acción del Espíritu Santo, Aquel que «da la vida». Y es precisamente el Espíritu Santo el que nos hace comprender bien a Jesús.
  • Tercero: la verdadera causa de la incomprensión de sus palabras es la falta de fe: «hay entre ustedes algunos que no creen», dice Jesús. En efecto, desde ese momento, dice el Evangelio, «muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo». Ante estas defecciones, Jesús no hace descuentos y no atenúa sus palabras, aún más obliga a realizar una opción precisa: o estar con Él o separarse de Él, y dice a los Doce: «¿También ustedes quieren irse?».

Analicemos esos tres puntos que pueden iluminar las discusiones en el próximo sínodo de octubre, especialmente en aquellos temas que son altamente polémicos. A saber, la comunión de los divorciados vueltos a casar, las relaciones prematrimoniales, las homosexuales, etc.

Primero. Origen divino de Cristo. Si Cristo es Dios, su palabra es divina y sus mandatos son de obligado cumplimiento. Y precisamente Él fue quien anuló el permiso para divorciarse que estaba presente en la ley mosaica.

Segundo. Solo el Espíritu Santo nos hace comprender las palabras de Cristo. Por tanto, intentar interpretarle conforme a la opinión del mundo o de los que, desde dentro de la Iglesia, buscan llevar a cabo una pastoral mundana que choca de frente con el mandato del Señor, es camino seguro al fracaso.

Tercero. La causa incomprensión de las palabras de Cristo es la falta de fe. Este es un aspecto fundamental. Lo que está en juego en el sínodo es ni más ni menos que la fe católica. Y Cristo no va a aparecer por Roma a decir a los padres sinodales: “no os preocupéis, que a partir de ahora los adúlteros dejan de serlo y vosotros podéis aceptar que los que se divorcian y se casan de nuevo vivan como si tal cosa fuera aceptable para mí, el Padre y el Espíritu Santo“.

No, Cristo no cambia su mensaje para que sea más aceptable a sus discípulos o el mundo. Ni lo cambia cuando les dice que tienen que comer su carne y beber su sangre, cosa que era un escándalo a los oídos de muchos, ni lo cambió cuando, al prohibir el divorcio, sus discípulos le dijeron que entonces era mejor no casarse.

Y si Cristo no cambia su mensaje, la Iglesia tampoco. Porque si la Iglesia lo pretendiera cambiar, entonces sí es posible que Cristo se haga presente de alguna manera, no precisamente amable, para impedir semejante traición. Y es que con una traición, la de Judas, ya fue suficiente.

Luis Fernando Pérez Bustamante