Corriendo hacia la meta

La vida cristiana es un camino. Da igual desde dónde haya empezado cada cual. Da igual las veces que caigamos, pues siempre tendremos la opción de ser levantados por Cristo en el sacramento del perdón. Todos los hijos de Dios estamos llamados a la santidad. Según la gracia recibida, unos llegarán más lejos en esta vida y otros menos, pero nadie está exento de transitar la senda que acaba, si el Señor nos concede el don de la perseverancia final, en el cielo, siquiera sea pasando antes por el purgatorio.

San Pablo nos da una magnfíca exhortación:

No es que ya lo haya conseguido o que ya sea perfecto: yo lo persigo, a ver si lo alcanzo como yo he sido alcanzado por Cristo. Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Solo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, hacia el premio, al cual me llama Dios desde arriba en Cristo Jesús.
Fil 3,12-14

Si un apóstol santo como él se reconocía todavía imperfecto, ¿qué no diremos nosotros? Y sin embargo, él corre y nosotros hemos de correr hacia esa meta.

Debemos tener anhelo de santidad. Anhelo de moldear nuestras vidas completamente por la voluntad de Dios. Anhelo que nos es concedido por Él (Fil 2,13). 

Pudiendo por gracia alcanzar lo más, ¿nos vamos a conformar con lo menos? Pudiendo vivir en el Espíritu, ¿seguiremos siendo cristianos mundanos? Mejor permanecer con la lámpara encendida del clamor a Dios para que nos limpie de iniquidad que con la lámpara apagada de la conformidad.

Y siempre con la mirada al frente. Si el Señor nos concede dejar nuestras Sodomas y Gomorras atrás, no cabe girar la cabeza hacia atrás para regodearnos en el pecado pasado. Solo debemos recordar, para estar agradecidos, lo mucho bueno que el Señor ha obrado en nosotros sacándonos de las tinieblas a su luz admirable.

Santidad o muerte.

Luis Fernando Pérez Bustamante

8 comentarios

  
Alonso Gracián
"La vida cristiana es un camino. Da igual desde dónde haya empezado cada cual. Da igual las veces que caigamos, pues siempre tendremos la opción de ser levantados por Cristo en el sacramento del perdón."

Eso conforta. Es una muestra de que ese camino es un camino de verdad, un camino que es real, y no un mero camino ideal para élites, sino un camino de cruz y perfección que vale para todo hijo de Dios.

"Debemos tener anhelo de santidad. Anhelo de moldear nuestras vidas completamente por la voluntad de Dios. Anhelo que nos es concedido por Él (Fil 2,13)"

Fil 2, 13, que es pasaje central en la doctrina de la gracia, confirma eso, que esa gracia tan grande, que es el anhelo de santidad, es la llave que abre la cerradura de la puerta. Una puerta que no da acceso a la casa de al lado, sino al camino de la perfección cristiana.

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LF:
Por eso el autor de Hebreos parece desesperarse ante la falta de crecimiento de muchos:
Pues, debiendo vosotros ser ya maestros, por razón del tiempo, seguís necesitando que alguien os vuelva a enseñar los primeros rudimentos de los oráculos divinos; y estáis necesitados de leche y no de alimento sólido. Quien vive de leche, desconoce la doctrina de la justicia, pues es todavía un niño. El alimento sólido es para perfectos, que con la práctica y el entrenamiento de los sentidos saben distinguir el bien del mal.
heb 5,12-14
23/04/18 10:30 PM
  
Juan Pablo Lizcano
Nuestro Señor Jesucristo nos da la gracia de creer en la gracia de la santidad .
24/04/18 1:16 AM
  
Claudio
En el cielo sólo hay Santos. Ni amigotes, ni coimeros, ni avivados, ni acomodados.... Sólo Santos.
24/04/18 12:04 PM
  
Ricardo de Argentina
"Solo debemos recordar, para estar agradecidos, lo mucho bueno que el Señor ha obrado en nosotros sacándonos de las tinieblas a su luz admirable."
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No tengo idea de cómo y porqué Dios me ha librado del subjetivismo que enceguece al mundo y me ha hecho estar hambriento de su gracia. Pero lo hizo y se lo agradezco de todo corazón. Aunque me aterra saberme capaz de arruinar lo que Él me ha ofrecido.



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LF:
Por eso nos advierte San Pablo: "El que sea crea firme, mire que no caiga".

Dependemos absolutamente de la gracia de Dios operando en nosotros.
24/04/18 2:27 PM
  
Ana Maria
"Y siempre con la mirada al frente. Si el Señor nos concede dejar nuestras Sodomas y Gomorras atrás, no cabe girar la cabeza hacia atrás para regodearnos en el pecado pasado. Solo debemos recordar, para estar agradecidos, lo mucho bueno que el Señor ha obrado en nosotros sacándonos de las tinieblas a su luz admirable."


No te puedes imaginar Luis Fernando lo que significan estas palabras hoy para mi, gracias de todo corazón por haber sido el instrumento que el Señor ha usado para transmitirme este mensaje que tanta falta me hacia .
Que El te bendiga y te proteja siempre y la Santísima Virgen te cubra con Su manto.
Santidad o muerte.

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LF:
Me alegro que esas palabras te hayan sido de bendición. Loado sea el Señor.
24/04/18 4:08 PM
  
Octavio
Magnífico artículo
24/04/18 5:17 PM
  
Luis López
La vida del hombre -dice el Libro de Job- es una milicia sobre la tierra. Una verdadera guerra, fundamentalmente contra nosotros mismos (con grandes -pero parciales- victorias, y grandes -pero parciales- derrotas). Pero el camino -el campo de batalla- está trazado para el cristiano y sabe que ahí debe perseverar en la lucha. Desde luego no huir:"He combatido el buen combate", nos dice el Apóstol poco antes de ser sacrificado.

La victoria total es una meta a la que debemos aspirar siempre, aunque tengamos la convicción de que nunca la alcanzaremos. Es cierto que el Señor nos pide "ser perfectos", también nos dice que "el que persevere hasta el final se salvará". Ser perfectos como meta, perseverar como camino.

Si perseveramos hasta el final de nuestra vida -aunque tengamos la meta aún alejada-, el empujón final hacia ella nos lo dará el mismo Cristo. Y cuando lleguemos, nos daremos cuenta de que también Él -aunque no nos diéramos cuenta- nos dio las principales fuerzas durante todo el camino de nuestra vida.
25/04/18 9:54 AM
  
Fuenteovejuna
Sin duda, conseguir la salvación eterna no es tarea nada fácil.
¿La salvación habrá sido siempre igual de difícil para todos, o tal vez hoy es más difícil salvarse que en épocas pasadas?
Si antes las vocaciones florecían por doquier y hoy las almas parecen estar secas de espiritualidad, ¿será que el pecado atrae más que la virtud?
Si en el siglo XIII la Iglesia brilló como nunca porque antes de hacer o dejar de hacer algo los hombres primero pensaban si sería o no del agrado de Dios y en este siglo desgraciado la Iglesia es puesta en el banquillo de los acusados, ¿será más difícil salvarse hoy que en el siglo XIII?
Una cosa parece segura, de la mañana a la noche, hoy el mundo es una vidriera de tentaciones e invitaciones para pecar como nunca antes había existido.
Dicho de otro modo, corriendo hacia la meta -como decía el Apóstol- ¿hoy el cristiano encuentra más obstáculos a vencer que en los gloriosos tiempos de la Cristiandad?
¿Se puede deducir de eso que si hoy los obstáculos son mayores es más difícil alcanzar el premio...?



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LF:
Ciertamente vivir en una época donde el reinado de Cristo era más evidente en todos los ámbitos facilitaba las cosas, pero finalmente la tendencia al pecado fruto de la caída es siempre la misma.
26/04/18 12:50 AM

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