El lobby gay argentino no es muy "optimista" ante lo dicho por el Papa

Cuando un porcentaje importante de los medios de comunicación de todo el mundo (*) están informando de la entrevista del Papa de tal manera que parece que la semana que viene se va a abrir una clínica abortista en pleno Vaticano y al mes próximo el Santo Padre va a ser padrino de una boda entre lesbianas oficiada por la primera sacerdotisa católica, algunos miembros destacados del lobby gay en Argentina no lo ven tan claro. Y si no, lean, lean:

“Aboga por una mayor apertura hacia las mujeres, pero no habilita el sacerdocio. Aboga por una mirada “misericordiosa” o “piadosa” hacia homosexuales pero recuerda que la posición de la iglesia no cambiará y es la contenida en el catecismo (castidad y encuentro en Dios). Dice que no hay que interferir con las vidas de los gays, pero en los países donde se debaten leyes de igualdad la Jerarquía católica hace un lobby feroz para que estas leyes no avancen (él mismo ha sido protagonista de esto en Argentina)”

Quien así se manifiesta es el presidente de la Federación Argentina de lesbianas, gays, bisexuales y trans (LGBT), Esteban Paulón. Por su parte, el presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), César Cigliutti, también se refirió a las palabras del Papa y al uso del término “misericordia". Según dijo, resulta al menos extraña esta recomendación ya que la misericordia es un sentimiento que todo cristiano debe tener para todas las personas. “Desde la CHA reiteramos el pedido al Vaticano del cambio de la definición de la homosexualidad como una “perversión” y como “una desviación de la naturaleza” que está en el catecismo y en todos los textos vaticanos“.

No queda ahí la cosa. Martín Boy, doctor en Ciencias Sociales e Investigador del Conicet y miembro del Grupo de Estudios sobre Sexualidades (GES) de la UBA recuerda que “el Papa Francisco fue el principal opositor a la aprobación del matrimonio igualitario en la Argentina en 2010 y su actual acercamiento misericordioso hacia los homosexuales no parece entrar en contradicción con aquellos días en los que sostenía que el diablo estaba metiendo la cola en pos de destruir a la familia, base de nuestra sociedad“. Y añade:

“Bergoglio no ve en los homosexuales sujetos de derechos, los piensa (y siente, quizás) a partir de compadecerse por el otro. Qué decir de las mujeres que abortan, casi la misma cantidad de mujeres que paren por año en la Argentina. Sólo un arrepentimiento profundo y sincero las acercaría a la Iglesia. Nuevamente, no estamos hablando de sujetos de derechos.
Las dos preguntas que subyacen son: ¿Bergoglio es el hombre de los cambios o es más de lo mismo? Si los fieles católicos emulan la misericordia de Francisco hacia los homosexuales y las mujeres que abortan y lo lamentan sinceramente, ¿estimularía la composición de un nuevo tejido social donde las diferencias y las decisiones personales sean reconocidas como derechos o se fortalecerían los estigmas que tanto conocemos? A las definiciones me remito”

En otras palabras, el lobby gay sabe que la petición del Papa de dar un trato pastoral misericordioso a los homosexuales no implica cambio alguno respecto a la postura de la Iglesia acerca de sus reivindicaciones. A lo cual yo añado que lo que ha dicho el Papa sobre esta cuestión no difiere esencialmente en nada de lo que sus antecesores afirmaron. ¿O acaso Juan Pablo II y Benedicto XVI pidieron que la Iglesia tratara a los gays y lesbianas cual si fueran los leprosos de nuestra era?

Francisco no hace otra cosa que explicar a su manera aquello de “amar al pecador pero aborrecer el pecado”. Y quien se queda solo con uno de esos dos verbos se aleja de la voluntad de Dios. Es más, precisamente porque Dios, y por tanto la Iglesia, ama al pecador, no puede hacer otra cosa que aborrecer el pecado, que es lo que aleja a dicho pecador del Señor.

El Papa habló también esta semana del papel maternal de la Iglesia de Cristo. Una buena madre amará siempre a sus hijos aunque estos sean rebeldes o conflictivos. Buscará siempre lo mejor para ellos. ¿Se imaginan ustedes una madre que fuera indiferente ante aquello que es un peligro para la vida de sus retoños? No, ¿verdad? Pues los homosexuales no son menos hijos que el resto. Y las mujeres que abortan, tampoco, dicho sea de paso.

Luis Fernando Pérez Bustamante

(*) La Iglesia entera, lo cual incluye al propio Papa, debe de plantearse de una vez por todas el mejorar la política informativa para evitar que determinadas declaraciones no sean ocasión para crear confusión entre fieles y no fieles. Sabemos que los medios de comunicación “mundanos” buscan dar titulares espectaculares. Si se lo ponemos difícil, tanto mejor para todos.

1 comentario

  
Luis Fernando
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21/09/13 10:29 AM

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