14.07.17

El ser de los entes y la generosidad de Dios en el cristianismo.

El cristianismo ha aportado mucho a la Filosofía porque gracias al cristianismo la Filosofía alcanza la plenitud en la comprensión de la relación entre los entes contingentes y el Ser necesario como su causa. El cristianismo es muy riguroso porque para que haya causalidad, en el sentido estricto del término, se requiere que haya dos seres, y que algo del ser de la causa pase al ser de lo que sufre el efecto.[1] Para el cristianismo no cualquier cosa puede causar porque en el cristianismo, antes del hacer está el ser; el ser es la raíz de la causalidad en cuanto nada puede dar más de lo que tiene.

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7.07.17

La gran aportación del cristianismo a la Filosofía griega

Entre las aportaciones más importantes que el cristianismo ha hecho a la Filosofía, está la identificación de Dios como el Ser Absoluto. Esa aportación no fue cualquier cosa, sino que trajo como consecuencia importantes ajustes en la visión del universo, porque bajo la perspectiva cristiana, en sentido estricto, sólo Dios es, puesto que todos los demás entes están sujetos al devenir. En el cristianismo, todos los entes que no son Dios no son perfectos e inmutables como lo es el Ser. De hecho, siguiendo a Aristóteles, el cristianismo sostiene que todo movimiento implica el ser e implica el no ser plenamente. Cambiar es adquirir o perder ser. Basta recordar que Aristóteles definió el movimiento como acto de lo que está en potencia en tanto que está en potencia. La potencialidad aristotélica va actualizándose progresivamente de suerte que manifiesta cierta falta de actualidad que va adquiriendo. Sin embargo, hay que observar que Aristóteles concebía un mundo eterno que dura fuera de Dios y sin Dios, y a esto la Filosofía cristiana aportó la distinción entre la esencia y el acto de ser que revolucionó el pensamiento aristotélico al afirmar que fuera de Dios, todo lo que es, podría no ser lo que es, o incluso podría simplemente no ser.[1] La contingencia del mundo es una novedad metafísica que proviene del cristianismo. Si Dios es el Ser: “Yo soy” tal y como lo presenta el Éxodo, todos los demás entes que no son Dios sólo pueden recibir su ser de Él.

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30.06.17

El monoteísmo cristiano frente al helenismo.

Aun con los invaluables elementos que la Filosofía griega aportó a la demostración racional de la existencia de Dios y la comprensión de la esencia divina, podemos afirmar con toda seguridad, que no existe sistema alguno en la Filosofía griega que promulgara un Dios único del que depende el universo entero. Es un hecho fácilmente observable, que la Teología natural griega nunca pensó eliminar el politeísmo. El pensamiento griego no superó el politeísmo ni siquiera en los colosos Platón y Aristóteles. Otra cosa es que los planteamientos de Platón y Aristóteles hayan aportado elementos muy importantes a la especulación cristiana. Sin embargo, el dios platónico[1], no elimina los dioses ni el carácter divino del mundo, es uno de tantos dioses y por lo mismo no puede decirse que sea el Dios cristiano.

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22.06.17

El auténtico filósofo cristiano.

No podemos negar que hay algo del cristianismo que llamó la atención de los filósofos aristócratas y de los judíos doctos de los inicios de la era cristiana. Al punto que podemos decir, que el cristianismo cambió la historia de la Filosofía, mostrando a la razón humana perspectivas que la sola razón no había descubierto. La Metafísica clásica se nutrió de la substancia de la revelación cristiana de modo que por la revelación se introdujeron ideas filosóficas en la Filosofía pura. Es innegable que la revelación cristiana ha ejercido una acción sobre el desarrollo de la metafísica. El cristianismo afectó seriamente el curso de la especulación filosófica al punto que hoy podemos hablar de una Filosofía cristiana.

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11.06.17

La naturaleza bajo la perspectiva medieval cristiana frente a la perspectiva griega.

Si queremos destacar el aspecto que caracteriza la filosofía medieval, hay que reconocer que ésta tiene como característica fundamental el hecho de que el orden natural se apoya en el orden sobrenatural. De hecho, en la filosofía medieval, el orden natural depende del orden sobrenatural tanto en su origen como en su fin. En la concepción medieval el hombre es imagen de Dios y su fin es la beatitud divina conforme a la naturaleza de su inteligencia y su voluntad abiertas a la trascendencia. Por eso, el hombre cristiano ha de obrar de cara a Dios ante quien tendrá que responder por sus obras. Pero además, bajo la perspectiva medieval cristiana, el mundo material, también fue creado por Dios y en él se encuentra su imagen. El mundo físico fue creado para gloria de Dios y lleva intrínsecamente el amor ciego hacia Él que le atrae. Cada ente, cada operación depende, en todo momento, en su ser y en su eficacia de la Voluntad divina amorosa que lo conserva.

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